Libro de 104 páginas en blanco y negro más cubiertas en cartoné. Volumen único.
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1611, algún sitio entre Aragón y Navarra. El pánico a las brujas enloquece al campesinado. Hay ojos que miran al bosque nocturno. Allí, en lo profundo, se cuenta que Satanás invoca a sus concubinas. Predican con la obscenidad e invocan al granizo para llevar el hambre al pueblo. Sin embargo, don Alonso Salazar y Frías, inquisidor que participó en el tribunal de las brujas de Zugarramurdi y se opuso a la superstición, intuye que la realidad es más humana y perversa. Bajo un edicto de gracia que amnistía a los endemoniados, cabalga junto a su discípulo por zonas infestadas de brujomanía para entrevistarse con ellos. Sin saberlo se dirige al final del camino. Una bruja de las tempestades espera su sentencia en el calabozo.