PANORÁMICA DEL CÓMIC ESLOVENO
0. Introducción[1]
La República de Eslovenia se independizó de la antigua República Socialista Federativa de Yugoslavia (RFSY) en 1991. El país limita con Italia, Croacia, Austria, Hungría y con el mar Adriático. El país, cuya capital es Ljubljana (Liubliana, en español), tiene unos dos millones de habitantes. Superficie del país: 20.253 km²; para hacernos una idea, poco menos que la Comunidad Valenciana (23.255 km²). Eslovenia también recibe el nombre de "pulmón verde de Europa central". La República de Eslovenia pertenece a la Unión Europea desde 2004. En su refranero, los eslovenos tienen una expresión muy curiosa para indicar que algo es lejano, desconocido o extraño: "Esto es un pueblo español" ("To je zame španska vas", en esloveno), cuyo equivalente sería nuestro "Esto es chino para mí". El presente trabajo pretende que el cómic esloveno contemporáneo no sea ni "chino" ni "español", sino simplemente "esloveno". Se lo merece... Eslovenia, país poco conocido.
1. Primera etapa
Según el dibujante y escritor esloveno Iztok Sitar (Ljubljana 1962), en su extenso libro Zgodovina slovenskega strip (1927-2007) (Historia del cómic esloveno entre 1927 y 2007)[2], de 2007, se podría afirmar, a modo de especulación, que sin la ola de migración rusa a Occidente que se produjo a principios del siglo XX, el mundo del cómic esloveno contemporáneo habría sido completamente distinto. Es sabido que tras la Revolución de Octubre en 1917, también conocida como la "Revolución Bolchevique", muchos rusos abandonaron su país en busca de una vida mejor. Artistas de la talla de Sergej Mironovic Golovcenko (1898- 1937) y Konstatin Kuznjecov (1895-1980) se instalaron en ciudades grandes como Belgrado y Zagreb y pronto empezaron a dibujar para periódicos y revistas de la época. Pioneros en tierras ajenas labrándose un futuro. El libro de Iztok Sitar.
Milko Bambic (1905-1991), hombre que nació y murió en Trieste (Italia), se considera el fundador del cómic esloveno. Recordando un poco de historia: Trieste -puerto estratégico del imperio austrohúngaro- albergaba a principios del siglo XX un alto porcentaje de ciudadanos eslovenos (la cuarta parte de la población) y la ciudad formaba parte de "Eslovenia" hasta la caída del imperio austrohúngaro en el año 1918. A Bambic -inspirado por la vanguardia italiana de Luigi Spazzapan (1889-1958)- se le conoce sobre todo por sus historietas de corte político y satírico, para la revista Našem glas (Nuestra voz), en 1927, con el personaje de Zamorek Bu-ci-bu, de 1927 (Bu-ci-Bu, el suicida), sobre un rey arrogante y déspota proclive al suicidio. El gobierno italiano fascista del momento, conocido por su carácter paranoico y desconfiado, pensaba que se trababa de una parodia de Benito Mussolini, Il Duce, y prohibió la obra de Bambic.
A la izquierda, Milko Bambic, autorretrato. A la derecha, una de sus clásicas tiras de historieta.
El dibujante Hinka Smrekar (1883-1942), una de las muchas víctimas del régimen fascista, también ha sido reconocido como uno de los iniciadores del cómic esloveno. Aparte de su trabajo político y social, siempre crítico contra el gobierno, en revistas y periódicos comprometidos de la época, también hacía ilustración. Sus trabajos de dibujo de la famosa leyenda eslovena, sobre el contrabandista de sal Martín Krpan, del autor Fran Levstik (1831-1887), son un punto de referencia entre críticos y artistas aún hoy.
Siguiendo el libro de Iztok Sitar hay otros nombres relevantes que pertenecen a la primera generación pionera de dibujantes de cómic eslovenos: Saša Dobrila (1922-1992), Miki Muster (1925), Dušan Brešan (1923) y Marjan Amalietti (1923-1988), con raíces en Friuli, nadador y jugador de waterpolo además de arquitecto, ilustrador y caricaturista. Amalietti recibió póstumamente el conocido premio yugoslavo / esloveno de cómic Polet por la obra, también publicada después de su muerte, Pet oceva Neninog deteta (Cinco padres para el hijo de Nena). Miki Muster.
Dentro del panorama esloveno, Dušan Brešan (1923) es un caso excepcional por el mero hecho de haber publicado con seudónimos la mayor parte de su obra en el extranjero. Bajo el nombre Andreo Bresciani creó personajes como Poldo, Seattla, Tony, Falco y Geky Dor después de la II Guerra Mundial. En los años cincuenta se marchó a Australia y allí, como Andrew, trabajó como ilustrador para la editorial Atlas Publication. Con el profesor de física de la Universidad de Sidney, Stuart Butler, y el guionista y cineasta Robert Raymond hizo una tira para un periódico titulada Frontiers of Science en la que, a partir de 1961, explicaba de forma sencilla y divertida varios temas científicos ("¿Hay vida en Marte?", "La teoría de la Relatividad", "Radiación"...). En los años setenta trabajó en España para la editorial Bruguera. Más tarde, como Dušan alias Andreo alias Andrew trabajó para los estudios de Hanna-Barbera e hizo adaptaciones de cómics de Flash Gordon, Mandrake the Magician, The Fanthom o héroes literarios tipo Robin Hood.
Una tira de "Frontiers of Science", obra de Raymond, Butler y Brešan. |
Otra figura clave de la época fue Bozo Kos (1931-2009) -físico, dibujante y editor- con su obra Kavboj Pipec in Rdeca pesa (El vaquero Pipec y el golfillo rojo), un trabajo divertido para un público joven sobre las aventuras de dos niños traviesos (piensen en las aventuras de Zipi y Zape del historietista español José Escobar) sumergidos en su propio mundo de fantasía. En mi opinión, los personajes de Kos también tienen además un parecido con los polacos Bolek y Lolek de la famosa serie de animación.
De la llamada "Generación Pionera", término acuñado por Iztok Sitar, el hombre más importante e influyente fue por supuesto Miki Muster (1925) que no sólo era dibujante, también escultor, director de cine y nadador profesional. Varias generaciones de niños eslovenos crecieron con las aventuras del zorro Zvitorepec: Las aventuras de Zvitorepec, Trdonja y Lakotnik. Se trataba de las aventuras de un zorro (Zvitorepec), una tortuga (Trdonja) y un lobo (Lakotnik). La serie apareció entre 1952 y 1973 en el semanario Tedenska Tribuna (Tribuna semanal) y luego en forma de libro. Sin duda Miki Muster es un orgullo nacional, comparable con Maarten Toonder (1912-2005) en Holanda, Hergé (1907-1983) en Bélgica, Albert Uderzo (1927) en Francia o Francisco Ibáñez (1936) en España.
Para la edición eslovena de la revista Playboy, Miki Muster, en 2006, dio una entrevista y habló, entre otras cosas, sobre el (sin)sentido de los tebeos:
En la Secundaria sólo teníamos a nuestra disposición cómics de Croacia y Serbia. Eran muy queridos. Recuerdo que de niño tenía que esperar horas y horas en la cola delante del quiosco para poder comprarme un ejemplar. Estaban escritos en cirílico pero eso, para nosotros, lectores ávidos de tebeos, ¡no era ningún problema! Merecía la pena aprender cirílico para leer. Por eso creo que el cómic es un medio estupendo para aprender a leer.
Alexander Buch, propietario de la única tienda de cómics en Eslovenia, que se halla situada en un barrio burgués de Ljubljana donde residen muchos diplomáticos, afirmó en una entrevista con el periódico DELO (del 13 de enero de 2011) que "los jóvenes de hoy en día, menores de 25 años, no se esfuerzan en leer tebeos de la antigua república de Yugoslavia. Antaño leíamos muchas obras en serbio y croata, práctica que hoy lamentablemente ha desaparecido". Los clásicos "disneyanos" eslovenos: el zorro Zvitorepec y la tortuga Trdonja.
El cómic italiano también era muy leído en Eslovenia: Alan Ford, Patrick Wilding alias Zagor y Tex Willer... De hecho, hoy todavía se pueden comprar estas obras en los quioscos eslovenos.
A mediados de los años cincuenta del siglo XX, el régimen socialista del mariscal Josip Broz Tito (1892-1980) -jefe de Estado de la llamada Federación Socialista de Yugoslavia desde finales de la II Guerra Mundial hasta su fallecimiento a los 87 años- intentó prohibir la obra de Miki Muster porque según las autoridades "no tenía suficiente contenido socialista". Los lectores protestaron y Zvitorepec y compañía fueron rehabilitados enseguida. El destino siempre es caprichoso: así como todos los grandes héroes del cómic, Zvitorepec nació por casualidad. Cuentan que la revista para la cual trabajaba Miki Muster había adquirido un cómic de la factoría Walt Disney, pero la obra de Disney tardaba en llegar. Por lo visto se había "perdido" por el camino o estaba "retenido" en la frontera. La revista tenía que salir y no había tira. Reinaba el pánico. La redacción entonces le pidió a Miki Muster: "Invéntate un cómic parecido al de Walt Disney". Una leyenda había nacido.
2. Segunda etapa
En los años sesenta, el cómic empezaba a ser visto con otros ojos. Todos los periódicos eslovenos querían tener una tira en el colofón. Fue la gran época para un grupo de dibujantes e ilustradores nacidos poco después de la II Guerra Mundial: Iztok Šušteršic, Kostja Gatnik (1945), Marjan Mancek (1948) o Matjaz Schmidt (1948-2010), éste con una inmensa obra como ilustrador de libros de autores eslovenos consagrados como Zarko Petan, Niko Grafenauer y Svetlana Makarovic. Schmidt, en una entrevista con el diario DELO en 2010, dijo que "veía el mundo a través de imágenes, pues tienen el mismo valor que las palabras. Mi trabajo no es otra cosa que transformar las palabras en imágenes".
Hay que decir, no obstante, que autores como Mancek, Schmidt y el joven Gorazd Vahen no son dibujantes de tebeo pur sang, sino más bien ilustradores. En el caso de Gorazd Vahen, por ejemplo, sólo hizo cómics para la revista Jeben't (que se traduce ¡No te jode!) durante su paso por la Academia de Bellas Artes en Ljubljana. Hoy en día, Gorazd Vahen (Ljubljana, 1969) es uno de los ilustradores más productivos y más queridos de Eslovenia. Schmidt, curiosamente, se dedicó más a la historieta durante los últimos años de su vida: "el cómic es un medio estupendo para enseñar a leer y a pensar a los niños". Marjan Mancek. Kostja Gatnik. Matjaz Schmidt.
No obstante, durante la década de los sesenta el cómic esloveno perdió su interés por la política y el ámbito social para buscar refugio en otros géneros como la ciencia ficción, oeste, detectivesco, pero sobre todo en el género de la aventura. El dibujante Iztok Šušteršic triunfaba en la prensa eslovena con dos series: Kavboj Joe in zloglasna tolpa (El pistolero Joe y la pandilla de jaleo) y Skrivnost potopljene ladje (El secreto de los submarinos). Gorazd Vahen y una de sus ilustraciones. Debajo: fragmento de "Magna Purga".
Kostja Gatnik (1945) es una verdadera leyenda. Debutó en 1965 con el seudónimo de Janez Marin con una parodia sobre el Oeste: Silver Kid. Si lo recordamos bien, los años sesenta fueron tiempos revoltosos (el anarquismo de ‘Che’ Guevara, revueltas estudiantiles por Europa, la interminable guerra de Vietnam) y el artista esloveno debía comprometerse con el cambio histórico. El pueblo esloveno siempre ha sido un pueblo comprometido con la Historia. Entonces, Kostja Gatnik se convirtió en punto de referencia con su obra Counterstream y sus caricaturas políticas publicadas en revistas como Tribuna y Pavliha (El gracioso). El álbum Magna Purga es una recopilación de su arte comiquero de los años 1969-1973 en varios medios de comunicación. Además, Magna Purga contribuyó al desarrollo crítico de la consciencia política y social eslovena. El álbum fue muestra de un ambiente excepcional y de "que pueden equipararse el mundo del cómic europeo y el estadounidense", según Iztok Sitar.
El mismo año en el que Gatnik publicó su primer cómic, 1966, vio la luz la primera revista semanal de historietas en Eslovenia: Zvitorepec (La zorra astuta). El nombre es familiar, pues no es otra cosa que el zorro de Miki Muster. La revista salió entre 1966 y 1973. Al principio tenía dieciséis páginas y una tirada de 20.000 ejemplares. Con el tiempo llegó a tener 24 páginas en color y una tirada de 60.000 ejemplares. En la revista salían obras extranjeras como el cómic de corte melodramático Dr. Roman; el detective Paul Temple, la modelo Tiffany Jones y trabajos humorísticos como Popeye y, naturalmente, Zvitorepec. También el propio Gatnik aportaba su granito de arena con Janez Blond (Juan Rubio; parodia de James Bond). Por vez primera en la antigua República de Yugoslavia era posible disfrutar de obras maestras del cómic internacional: Blake y Mortimer, Johnny Jaguar, Capitán Marvel, Asterix, Lucky Luke, Zorry Kid, Spirou y Fantasio.
Sin duda, después de Miki Muster, el dibujante más internacional de Eslovenia ha sido Tomaz Lavric (Ljubljana, 1963). Es un dibujante que pertenece a una generación que empezó a publicar a mediados de los años ochenta en la conocida revista Mladina bajo la batuta del periodista Ivo Štandeker (1961-1992)[3]. En palabras del dibujante Jakob Klemencic, Lavric es el "camaleón del cómic esloveno" por su diversidad de estilos y extenso uso de seudónimos: Lovro Matic, TBC, Ton-Ton, Toto, Josip Visarjonovic... Empezó su carrera en 1998, dibujando para la revista Mladina (revista de orientación política y social). Para ello se inventó un personaje llamado Diareja, que estaba entre el Mago de Id de Brant Parker y Peanuts de Charles M. Schulz, a través del cual hablaba de la situación política eslovena e internacional. Es uno de los cómics más leídos y apreciados en Eslovenia. Lavric firmando. Debajo: página de su obra "Diareja".
Milan Kucan (1941), el primer presidente de la nueva República de Eslovenia fundada en 1991, cuyo mandato fue de 1992 a 2002, dijo una vez que Lavric era el "mejor satírico de todos los tiempos". Para Miki Muster, TBC era "el Padrino del cómic esloveno": "Si Kostja Gatnik era culto; Lavric, una leyenda". Lavric también ha hecho graphic novels, de las cuales hay que alabar Rdca Alarm (Alerta roja), testimonio casi autobiográfico sobre la escena punk en Ljubljana de la década de los ochenta. "La primera obra moderna del cómic esloveno", según el periodista Igor Vidmar. Otra obra es Fábulas de Bosnia, historias sobre la guerra en Bosnia y Herzegovina, por la cual recibió dos premios en 1997: Swiss Grand Prix Sierres y Prix de Lyon. Lavric también ha dibujado la obra El juramento, uno de los diez tomos de la saga El decálogo del guionista e historiador Frank Giroud (Toulouse, 1956). Para Lavric, el oficio de dibujar tebeos "es propio de un puñado de fanáticos. Un oficio -continúa el Padrino del cómic esloveno- que debería mantenerse apartado de intereses capitalistas y mediáticos. Es una lástima porque, por ejemplo, algunas editoriales del mercado franco-belga actúan como una especie de miniHollywood".
Páginas del camaleónico Lavric, de izquierda a derecha: "AlarmA Roja", "Appoline" y "El Juramento".
Dušan Kastelic (Trbovljah, 1964) fue uno de los primeros dibujantes que se interesó por el coloreado digital, siempre según Iztok Sitar. Kastelic publicó su primera obra en 1982 en la revista Mladina: Kralj Matjaz (El rey Matjaz), obra basada en un cuento popular esloveno. Kastelic también alcanzó fama con series como The Stupidians (Los estúpidos), KulturCnike (Los culturitas) y Mat & fotr & mulc (Padre, Madre y Niño), cómic este último que alcanzó una tirada de 12.000 ejemplares.
Marko Kociper empezó no sólo en la conocida revista comiquera Stripburger, sino también en la revista Mladina. Cuenta la leyenda que Lavric estaba muy ocupado con sus proyectos internacionales y por eso Kociper empezó a trabajar en Mladina. A Kociper no se le ocurrió otra cosa que hacer una parodia sobre el parlamento esloveno: Parlamentaritis. En la actualidad, Kociper trabaja para distintos medios de comunicación eslovenos (DELO, Dnevnik...). En la obra de Kociper, es omnipresente el tema del sexo y sus distintas expresiones (sodomía, pedofilia, gerontofilia, incesto...)
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3. Tercera etapa: La revista Stripburger
Si en la década de los ochenta la revista semanal Mladina fue la más influyente y representativa de la oferta de cómic esloveno, a partir de 1992 tomó el relevo la revista de cómics Stripburger. Ljubljana era el lugar idóneo para un fenómeno "tan urbano" como era Stripburger. La gente que tomó la iniciativa de hacer la revista fueron Boris Bacic, Jakob Klemencic y Katerina Mirovic. En Eslovenia, todo el mundo sabía que la revista Stripburger era el lugar indicado para comiqueros noveles. Lo que empezó como una broma de fanzine con cómics, fotografía y graffiti, se fue desarrollando como una auténtica revista con múltiples proyectos y contribuciones, tanto nacionales como internacionales.
En 1987, el conocido periodista Ivo Štandeker escribió que la prensa eslovena se dividía en cuatro poderes: Mladina, las revistas infantiles y juveniles como Ciciban, Pil y Antena, diarios grandes (DELO, Dvevnik, Vecer) y Stripburger. Desde el principio, Stripburger optó por una filosofía underground. En 1995, en colaboración con AWA (Anti War Action), la revista preparó una exposición de cómic antibélico. En años posteriores aparecieron números temáticos como EkoBurger (sobre el medio ambiente), HandyBurger (sobre los discapacitados), XXXBurger (sobre sexo), MadBurger (sobre la locura) y WarBurger (sobre la guerra). En una entrevista, el dibujante y animador Matej Kocjan alias Koco hablaba de su relación con Stripburger: Obra de Koco, uno de los habituales de Stripburger. Debajo, portada del especial Warburger.
Llegar a Stripburger fue una revelación para mí. Yo sólo conocía obras de Bonelli, Mickey Mouse y Miki Muster. En Stripburger descubrí trabajos underground. En aquel tiempo, la historia del cómic era como terra incognita para mí. Tardé unos dos años en asimilar qué autores eran una referencia en la biblioteca de Stripburger. Me encantó trabajar con el equipo de la redacción. Con el tiempo entré en la plantilla de la redacción y empecé a organizar especiales, exhibiciones y demás cosas. Gente como Lavric y Kastelic han contribuido a mi desarrollo personal del cómic.
En el circuito del cómic esloveno ya se hablaba mucho de la profesión. Todos estaban de acuerdo en que dibujar cómics era tarea ardua en Eslovenia. Además, parece que el pueblo esloveno estaba algo traumatizado -injustamente, según mi opinión-, pues "no tiene su propio The Yellow Kid". Estaban orgullosos de Miki Muster, es obvio, "pero no es lo mismo", como se puede apreciar entre líneas en el libro Slovenski strip in animirani film (2006) (Cómic esloveno y animación), de Jakob Klemencic. El mercado esloveno era pequeño y muy cerrado, según la editora Irena Cercnik había muy pocas editoriales que se atreviesen a editar cómic esloveno. Por eso, el mercado estaba condenado a circular sólo en el circuito de la prensa y las revistas. Koco, en otra parte de la entrevista arriba citada, decía:
No sé cuál es el problema de nuestra generación. Tal vez el hecho de que no leímos mucho cuando éramos jóvenes. Bueno, tal vez sí leímos, pero no supimos aplicar estos conocimientos debidamente. Y ahora estamos todos en una fase de aprendizaje.
Si bien Kociper tenía una entrega semanal en el periódico DELO, a título personal no deja de ser curioso que a un diario tan grande e importante como DELO le interese más tener una tira diaria de Garfield de Jim Davis que una tira de un dibujante esloveno. O sea, ese lugar podría ser ocupado perfectamente por uno o varios jóvenes dibujantes eslovenos. Así también la prestigiosa revista juvenil Ciciban, donde figuran grandes nombres de ilustradores como Marjan Mancek y Gorazd Vahen, invierte poco en el "arte del cómic".
Como suele ocurrir, uno nunca es profeta en su propia tierra. La revista Stripburger fue reconocida antes en el extranjero (Angulema, Francia, 2001) que en Eslovenia. Desde 2002, Stripburger tiene también su propia editorial, Strip Republika, donde han publicado hasta la fecha nombres como Izar Lunacek, Marko Kociper, Ciril Horjak, Gašper Rus, Tomaz Lavric, Matej Kocjan, Matej Lavrencic, Iztok Sitar. Pero también nombres internacionales: Max Andersson, Art Spiegelman, Joe Sacco, Marcel Ruijters, Edmond Baudoin, José Muñoz... Muestras de Izar Lunacek (en blanco y negro) y Matej Lavrencic (en color).
En 2004, annus mirabilis para el cómic esloveno, apareció la primera y única tienda de cómics de Ljubljana: Strip.art.nica bajo el mando de Alexander Buch, amante del cómic. Buch tenía seis años cuando su madre le compró por vez primera un tebeo. A través de una entrevista con Buch, de hace unos años, sabemos algo más sobre la venta y la clientela de Strip.art.nica:
En cuanto a las ventas, en realidad no puedo quejarme pero la tienda tampoco me da para vivir. Esto se debe, por una parte, a la ubicación, pues la tienda está un poco apartada del centro urbano, y, por otra parte, la propia mercancía. ¿A quién le interesa hoy en día el cómic? Mi clientela siempre tiene una profesión muy interesante. Es curioso, por ejemplo, que haya muchos policías entre los aficionados al cómic. También hay músicos y filósofos y hasta el responsable de un centro de acogida de "sin techo", defensores de derechos gay, arquitectos, directores de cine, profesores de facultad, actores... O sea, casi siempre tienen algo interesante que contarme...
Lo que más se vende por razones nostálgicas, siguiendo a Alexander Buch, son las obras de Zagor y Dylan Dog: "Las huellas más fuertes de nuestra infancia". Pero la crisis (internacional) también ha repercutido en las ventas: "La gente ya no tiene ni tiempo ni dinero de comprar y leer en paz y tranquilidad".
En 2004 se inauguró el sitio web esloveno de cómics www.striparna.com, con varios apartados como cómics, reseñas, noticias, agenda. Presumen de ser el primer foro de cómics en Internet. En el foro hay varios temas principales (cómic estadounidense, tebeo franco-belga, compra y venta de ediciones....), subdivido a su vez en varios foros. Hay moderadores con nombres como Tornado, Corto, Mioke, Asterixxxiv y los participantes tienen apodos tipo Risar-69 (Dibujante-69), Bob Rock, Sigismundus, Fenki Beleven, Xarabas. Tanto moderadores como participantes tienen un perfil con sus datos personales como el correo electrónico, sexo, edad, ocio, profesión...
En el mismo año salió también el fanzine mainstream titulado Stripbumerang, con contribuciones de Spaghetti Brothers y Dylan Dog y páginas del argentino Eduardo Risso, trabajos de Yves Swolfs (Leyenda) y el español Alfonso Font Carrera (Historias negras) pero también trabajos locales como el antihéroe Ratman de Tomaz Lavric. En la tienda y en el quiosco la revista Stripbumerang cuesta cinco euros y tiene una tirada de 800 ejemplares, número extenso para Eslovenia, teniendo en cuenta que el país no llega a los dos millones de habitantes. Para hacernos una idea, la traducción de un tomo de la trilogía Fiebre y Lanza del escritor español Javier Marías (Madrid, 1951) sólo tiene una tirada de 500 ejemplares. Portada de Strip Bumerang, 25, con un recuerdo de Tito. Debajo, foto de Katerina Mirovic y muestras de Jakob Klemencic.
No es tarea fácil dibujar y publicar tebeos en Eslovenia. Organizaciones como Stripburger (con gente emprendedora como Katerina Mirovic al frente) y revistas mensuales tipo Stripbumerang han tomado la iniciativa y parece que ahora hay más oferta de cómic en las librerías, pero naturalmente sigue siendo un fenómeno minoritario. A cuentagotas aparecen traducciones, como la de Blankets (Craig Thompson) en 2006 por la editorial Mladinska Knjiga de Ljubljana. También merece mención especial el proyecto de la editorial Risar del editor Vojko Volavšek, especializada en cómics y que ha traducido al esloveno obras de Yves Swolfs (El príncipe de la noche) y Hermann (Jeremiah, Bernard Prince). La editorial Ucila empezó hace unos años a editar con entusiasmo las aventuras de Tintín. Hasta la fecha se han publicado veinte álbumes del personaje de Hergé en esloveno. La editorial Didakta, situada en Radovljica, ha hecho once traducciones de Asterix y Obelix hasta hoy, y de Lucky Luke cuatro títulos. El sello liubiano Graffit ha editado cuatro aventuras de Iznogud, la magistral creación de Goscinny y Tabary, y esa misma editorial publica una revista mensual con antiguas aventuras de Lucky Luke, Iznogud y el pequeño Spirou. En 2006, Katerina Mirovic afirmaba en una entrevista:
Curiosamente, la ilustración para libros y revistas infantiles es muy querida en Eslovenia, desde siempre, pero a nadie le interesa realmente el cómic; es más, ¡nadie lo conoce bien! Recientemente se ha publicado aquí la obra Maus de Art Spiegelman. Fue un choque para muchos porque no la conocían...
Desde el comienzo de su andadura, uno de los principales objetivos de Stripburger fue "no sólo publicar una revista de cómics, sino además organizar exposiciones, mesas redondas y otras actividades relacionadas con el mundo del cómic", según Mirovic. Años más tarde, el diario Dvenik (de 22 de septiembre de 2010) escribiría que nadie había esperado que el fanzine de ayer iba a convertirse en la revista de hoy: Stripburger. En la entrevista, Mirovic opinaba que admiraba el trabajo de Marcel Ruijter, Matthias Lehmann y Wodstok. Sobre la política de la revista fue al grano: "Nos gusta un cómic que no le gusta a la mayoría de la gente". Personalmente pienso que tal opinión puede llevarte a la marginación. El cómic en Eslovenia está siendo reconocido. Alexander Buch, por ejemplo, logró que la obra de Miki Muster pudiera estar presente en la lista de literatura de la escuela primaria. En 2011 hubo una producción de ochenta cómics (obras nacionales e internacionales). Hace unos años, un empresario tuvo el valor de lanzar Mortadelo y Filemón en esloveno (con el título Mortadelc pa File). Marjeta Drobnic (Ljubljana, 1966), una de las traductoras más prestigiosas de literatura española al esloveno, fue la persona idónea para traducir aventuras como El señor de los ladrillos, Prohibido fumar, ¡El carnet al punto!, Mundial 2006, Mortadelo de la Mancha, El candidato y El caso del Sr. Probeta. Fueron publicadas por la editorial de la empresa ChargoNet, situada en la ciudad de Brezice, y fueron alabadas en distintos foros eslovenos.
Dos ediciones de obras extranjeras en Eslovenia, la de Lucky Luke, de Morris y Goscinny, y la de Mortadelo y Filemón, obra de Francisco Ibáñez traducida por Marjeta Drobnic con éxito. |
El futuro es incierto por definición pero personalmente creo que hay mucho por hacer en el campo del cómic esloveno. Sólo se pide más compromiso con el llamado noveno arte por parte de la prensa y el mundo editorial. Entonces, sólo así, será un reto interesante lleno de sorpresas para editores, dibujantes y lectores.
[1] El presente artículo apareció -si bien de otra forma y además escrito en neerlandés- por vez primera en la página de cómics neerlandesa www.stripster.eu. Todas las citas han sido traducidas del esloveno al español por el autor del presente texto.
[2] Nada más salir, en 2007, el libro de Iztok Sitar fue tildado por la prensa de “imprescindible” para conocer la escena del cómic esloveno contemporáneo. El libro contiene más de 160 páginas con más de 200 ilustraciones y muchos nombres y títulos.
[3] Ivo Štandeker fue víctima de una granada en Sarajevo el 16 de junio de 1992. El dibujante belga Hermann Huppen (Bévercé, 1938), autor de Bernard Prince y Jeremiah, le dedicó Sarajevo Tango (1995) a Štandeker, periodista y tebeófilo. Es, en mi opinión, uno de los mejores trabajos de Hermann por su compromiso y carácter humanitario. ¡Es un brindis a la amistad! Sarajevo Tango contiene además una espléndida introducción de Ervin Rustemagic, editor de cómics bosnio y amigo de Hermann.