LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA REVISTA ALEGRÍA
El libro Alegría. Una revista per combatre en Patufet publicado en 2007[1] fue un primer intento de análisis de esta publicación infantil surgida en Terrassa en 1925 por iniciativa de los sectores afines a la Dictadura de Primo de Rivera[2], con el objetivo de difundir entre los pequeños lectores los principios de “Patria, Religión y Monarquía” que inspiraban el régimen. Editada inicialmente por la maestra nacional Magdalena Rossell[3], la redacción de Alegría se trasladó a Barcelona en 1928 y, finalmente, a Tortosa en 1932. Portada del libro de Jordi Manzanares sobre Alegría.
Si bien en ese trabajo ya pudo establecerse que dicha publicación no finalizó en 1930 –en contra de lo que se indicaba en diversas fuentes escritas- y que siguió apareciendo durante un período considerable de tiempo tras la proclamación de la Segunda República, su última etapa, la que se editó en Tortosa, no había podido ser estudiada en profundidad ante la imposibilidad de tener acceso a ejemplares publicados en esos años. La reciente localización de un volumen que contiene los números 400 al 464, correspondientes a los años VIII y IX de la revista, arroja nueva luz sobre esa etapa final, aunque no permite determinar claramente qué persona o entidad asumió su edición en esos años o si el número 464 fue el último que se publicó.
Recordemos que, según diversos textos aparecidos en la propia revista, Alegría nació con la pretensión de ayudar a la “educación espiritual” de los lectores evitando los “caminos equivocados” que otras publicaciones habían emprendido. Pero en 1925 no había revistas infantiles de inspiración republicana, socialista, comunista ni anarquista; sí las había catalanistas –como En Patufet- y, también, meramente comerciales –como las editadas por El Gato Negro o TBO-, por lo que resulta fácil deducir a qué “caminos equivocados” se oponía esta iniciativa. Por si quedase alguna duda al respecto, María López de Sagredo[4], en su autobiografía[5], contraponía Alegría a En Patufet y consideraba que los contenidos de esta última carecían de “fondo educador”; ese texto fue citado por José Manuel Salillas en un artículo aparecido en la prensa local[6], lo que motivó una carta de protesta[7] publicada en el mismo rotativo al cabo de unos días. Alegría nº 400 (sobre estas líneas) y 464, último localizado hasta la fecha.
Aun así, lo cierto es que Alegría –que muy probablemente recibía ayudas económicas más o menos encubiertas del Gobierno- consiguió reunir un grupo de colaboradores de renombre –algunos de ellos, muy alejados desde el punto de vista ideológico de los planteamientos políticos de la publicación- que propiciaron que, en algunos momentos, se alcanzasen niveles cualitativos más que notables, tanto desde el punto de vista gráfico como literario. Entre ellos figuraban el pintor uruguayo Rafael Barradas[8], el cartelista Martínez Surroca[9] o los dibujantes Urda[10], Rapsomanikis[11], Farell[12] y Boix[13], además de Llaverias[14] y Serra Massana[15], que en aquellos años colaboraban también con En Patufet. Hay, además, algunas historietas e ilustraciones realizadas por el filólogo Francesc de Borja Moll[16], en su poco conocida faceta de dibujante. En el apartado literario, destacan el poeta Juan Gutiérrez Gili[17], los periodistas Luis G. Manegat[18] y José María Huertas Ventosa[19], el escritor José Zahonero[20] y la activista Ángela Graupera[21], más conocida por sus colaboraciones en la publicación anarquista La Revista Blanca.
La proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 no pudo dejar de repercutir en Alegría, una revista íntimamente ligada al régimen anterior. Su publicación se interrumpió entre mayo y julio de 1931 con la excusa de reorganizar el semanario y mejorar sus contenidos. Pero esas supuestas “mejoras” se tradujeron en una reducción de la paginación y en la sustitución de la cuatricromía por la impresión a dos tintas. Dejaron de aparecer, además, los halagos incondicionales a Alfonso XIII y las felicitaciones aduladoras a la Familia Real, hasta entonces habituales, pero que resultaban claramente inconvenientes en la nueva situación. Los contenidos de carácter religioso y catequístico se mantuvieron, pero a menudo de forma más sutil, como telón de fondo o inspiración de buena parte de los relatos.
Como ya se ha dicho, el volumen localizado ahora[22] incluye los números 400 y 401 (año VIII) y del 402 al 464 (año IX). Evidentemente, no pueden salir 62 números de una publicación semanal en un año, porque los años solo tienen 52 semanas; parece que, a pesar de lo que figura sobre la cabecera, los diez últimos números encuadernados en ese volumen deberían de corresponder en realidad al año X, es decir, a 1934. Es más, la inclusión en la portada del número 448 de una ilustración que representa la escena de la Anunciación a los pastores sugiere que debió de aparecer en fechas próximas a la Navidad y al cambio de año. No he hallado referencia alguna que pueda confirmar la existencia de ningún número posterior al 464, pero en el mismo se anuncia para el siguiente la publicación de un relato remitido por el lector Miguel María Rasquín, de Cervera.
En la página 6 del número 400 aparece un texto en el que se dice que está a la venta “desde el día 22 del presente mes” –es de suponer que se refiere a diciembre- un almanaque da la revista que consta de 68 páginas a tres tintas y que se vende al precio de 0,35 céntimos, que pueden remitirse en sellos de correos a la sede de la Editorial Católica en Tortosa. La portada de ese Almanaque Alegría para 1933, con una ilustración firmada por Tomás, se reproduce a color en la contraportada (o página 8) del número 402. Nunca, hasta este momento, se habían publicado extraordinarios ni almanaques de Alegría fuera de numeración; lo más parecido a eso fue el cuaderno Mis vacaciones, aparecido en 1928, vinculado de algún modo a la revista pero con una cabecera distinta.
No he sido capaz de identificar a ese dibujante que firma Tomás, ni he encontrado más datos sobre A. Fernández Ribas, el otro autor que con más frecuencia aparece en las páginas de Alegría en esta época. Los colaboradores habituales en las etapas anteriores de la revista han desaparecido por completo, a excepción de Urda, que firma unas pocas historietas en los primeros números encuadernados en ese volumen. Pero hay una incorporación importante, aunque sea solo por una vez: el número 412 incluye el relato “El hombre que se jugó la cabeza” –que finaliza en el número siguiente-, de Fernando Luque, ilustrado nada menos que por Junceda[23]. El único almanaque conocido de la revista (con portada de Jaime Tomás) y página 2 de Alegría nº 412, en la que comienza el relato ilustrado por Junceda.
La intencionalidad didáctica y formativa de los promotores de Alegría comportó una evidente reticencia a aceptar los recursos más característicos del lenguaje del cómic. Los largos textos explicativos al pie de las viñetas se prefirieron siempre a los breves y directos bocadillos. La primera historieta que incorpora los diálogos mediante este procedimiento apareció en el número 403. Este recurso solo volvió a utilizarse en unas pocas ocasiones más, como en la portada del número 430.
Desde sus inicios, Alegría recurrió a cómics de procedencia extranjera para complementar sus contenidos. Recordemos que, en etapas anteriores, incluyó historietas de los franceses Théophile Barn[24], Henri Iselin[25], Maurice Cuvillier[26] o Louis Forton[27], sin olvidar algunos materiales protagonizados por Harold Lloyd o Buster Keaton tomados de la revista británica Film Fun, o los de la serie “Pip, Squeak and Wildfred”, que Austin Bowen Payne[28] publicaba en el periódico londinense Daily Mirror. En esta etapa final, la revista incluyó algunas tiras o adaptaciones de tiras –en los números 401, 406 y 459, por ejemplo- de la exitosa serie sueca “Adamson” –a la que se respetaba el nombre original-, de Oscar Jacobsson[29]. Además, encontramos adaptaciones –con textos al pie- de algunos cómics clásicos estadounidenses. Así, en el número 419 aparece la historieta “D. Atanasio, sorprendido”, correspondiente a una entrega de Bringing Up Father, de George McManus[30]; en el número 443 volvió a utilizarse material de esta serie norteamericana, en este caso sin título. Y en el número 420 apareció una historieta titulada “Salto mortal”, que adaptaba un original de Barney Google and Spark Plug, de Billy DeBeck[31].
Asimismo, desde el 404 la última página estaba ocupada por un relato ilustrado con viñetas dispuesto en horizontal. En el del número 412 se indicaba que ese material procedía de la publicación francesa La Jeunesse Illustrée.
En el aspecto publicitario, los anunciantes más frecuentes en esta etapa final fueron los Almacenes Jorba, que contaban con establecimientos en Barcelona y Manresa; los Chocolates Juncosa, de Barcelona; los Almacenes El Águila, con sede en Barcelona y sucursales en Madrid, Alicante, Almería, Bilbao, Cádiz, Cartagena, Gijón, Granada, Málaga, Palma de Mallorca, Santander, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza, o las hierbas estomacales Marguerite, de Barcelona.
El diseño de cabecera que se estrenó en el número 374 de Alegría fue sustituido por uno nuevo a partir del número 402, aunque entre los números 415 y 420 se recuperó el que Martínez Surroca había presentado en el número 83 y que fue el que en más ocasiones se utilizó en la historia de la publicación.
Aunque en la revista continuaron apareciendo contenidos de carácter religioso de vez en cuando, no deja de llamar la atención el número 415, de solo cuatro páginas e impreso a dos tintas, roja y morada. En la portada se reproduce el “Cristo crucificado”, de Velázquez, con la leyenda: “La Revista Infantil Alegría a Cristo Redentor, el más amante de los niños, en el 19º centenario de su Pasión”. El texto titulado “El Año Santo”, incluido en la página 2, explica los motivos: Alegría nº 415. La portada del nº 455 (bajo estas líneas), así como otros de ese periodo, insisten en las imágenes religiosas.
«No os sorprenda, queridos niños, que el número de hoy deje de publicar los cuentos, chistes y grabados que os han solazado durante todo un año. Hay para ello un motivo muy especial. Y es que este año 1933 se cumplen diecinueve siglos de la muerte de vuestro mejor amigo, Jesús. Si vivió Jesucristo, treinta y tres años, el año en curso, 1933, es el que completa los diecinueve siglos transcurridos desde que en el Calvario, y clavado en cruz, expiró para salvarnos, nuestro adorable Redentor. Justo es, pues, que a Él consagremos por entero nuestro número de hoy, y al propio tiempo os exhortemos a que durante el Año Santo que comenzó el día 2 de este mes de abril, procuréis obsequiar a Jesús crucificado, siendo cada día cristianos más fervorosos, hijos más amantes de vuestros padres, niños más aplicados en vuestros estudios y, en una palabra, los más perfectos en todos los actos de vuestra vida. De esta manera corresponderéis e imitaréis el modelo que se os ofrece en todas las páginas de este número, consagrado a Cristo Redentor en el XIX centenario de su Pasión».
De acuerdo con este planteamiento, el número incluye un extracto del Evangelio de San Juan, el poema de Lope de Vega “A la despedida de Cristo nuestro Rey y de su Santísima Madre” y reproducciones de cuadros de tema religioso. El número 455 –probablemente aparecido en la Semana Santa del año siguiente- dedicaba seis de sus ocho páginas a repasar los últimos días de la vida de Jesús a través de imágenes acompañadas de textos extraídos de los Evangelios.
En consecuencia, puede concluirse que, en esta última etapa, al margen de los cambios en aspectos formales, la revista Alegría optó por abandonar los contenidos abiertamente políticos y se decantó por la confesionalidad. La caída de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República pueden explicar esa ligera variación en el rumbo de la publicación, aunque tampoco puede descartarse un probable cambio de editor.
[1] MANZANARES OLIVER, Jordi, Alegría. Una revista per combatre En Patufet, Lleida, Pagès Editors, 2007 (Premi Rovelló de ensayo sobre literatura infantil y juvenil del Ayuntamiento de Mollerussa). Su contenido aparece resumido en el artículo “Alegría. Una revista infantil al servei de la Dictadura de Primo de Rivera”, aparecido en el número 58 de la revista Faristol, aunque con un error en la trascripción del apellido del autor.
[2] Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (Cádiz, 1870-París, 1930).
[3] Magdalena Rossell Matlleu (Olot, 1879-Terrassa, 1968).
[4] María López de Sagredo y Andreo (1881-1953), primera mujer que asumió el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, concretamente en 1926, en plena Dictadura. Alegría convocó en 1930 un concurso para poner música a su texto “La Fiesta del Libro”, que tuvo que suspenderse al interrumpirse la publicación de la revista entre mayo y julio de 1931.
[5] LÓPEZ DE SAGREDO Y ANDREO, María, Así ha sido mi vida. 1881-1951, Barcelona, Graf. Marina, 1960.
[6] SALILLAS GARCÍA, José Manuel, “En Tarrasa nació la auténtica prensa infantil”, en Tarrasa Información, 18 de febrero de 1964.
[7] VIROLET, “En Patufet, publicación formativa”, en Tarrasa Información, 22 de febrero de 1964.
[8] Rafael Pérez Jiménez (Montevideo, 1890-1929), que utilizaba el segundo apellido de su madre, Barradas, como nombre artístico.
[9] Fulgencio Martínez Surroca (Cieza, 1902-Barcelona, 1965).
[10] Manuel Urda Marín (Barcelona, 1888-1974).
[11] Jean Rapsomanikis (Corfú, 1885-San Sebastián, 1937).
[12] Marc Farell i Jorba (Sabadell, 1902-1982).
[13] Emili Boix Pagès (Barcelona, 1908-Caracas, 1976).
[14] Joan Llaverias i Labró (Vilanova i la Geltrú, 1865-Lloret de Mar, 1938).
[15] Josep Serra Massana (Igualada, 1896-Barcelona, 1980).
[16] Francesc de Borja Moll i Casasnovas (Ciutadella, 1903-Palma, 1991).
[17] Juan Gutiérrez Gili (Irún, 1894-El Brull, 1939).
[18] Luis Gonzaga Manegat Giménez (Barcelona, 1888-1971).
[19] José María Huertas Ventosa (Barcelona, 1907-1968). En ocasiones se le confunde con su hijo, el también periodista Josep Maria Huertas Clavería (Barcelona, 1939-2007).
[20] José Zahonero Díaz (Ávila, 1853-Madrid, 1931). Muchas fuentes lo confunden con el sacerdote valenciano José Zahonero Vivó, que publicó también varios libros.
[21] No hay demasiadas referencias biográficas de Ángela Graupera. Hasta el momento, la más completa se encuentra en el Diccionari Biogràfic de Dones, aunque no ha podido determinar exactamente las fechas de nacimiento y defunción.
[22] Es posible que dicho volumen formase parte en su día de la biblioteca del Asilo Hospital de San Juan de Dios de Valencia, ya que incluye, además de los números de Alegría mencionados, la memoria correspondiente al año 1933 de esa institución. Al iniciarse la Guerra Civil, ese asilo infantil –que inspiró a Sorolla su cuadro Triste herencia- fue asaltado e incendiado, y su biblioteca desmantelada (información facilitada por Ricardo Guillamón Tormo).
[23] Joan-Enric Garcia-Junceda i Supervia (Barcelona, 1881-Blanes, 1948).
[24] Théophile Barn (1882-1939).
[25] Henri Iselin (1898-1998).
[27] Louis Forton (Sées, Orne, 1879-Saint Germain-en-Laye, 1934).
[28] Austin Bowen Payne (Cardiff, 1876-1959).
[29] Oscar Jacobsson (Göteborg, 1889-1945)
[30] George McManus (St. Louis, Missouri, 1884- Santa Mónica, California, 1954).
[31] William Morgan DeBeck (1890-1942), que firmaba como Billy DeBeck.