LOS TEBEOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. NIÑOS Y PROPAGANDA
1.
El alzamiento militar de los días 17, 18 y 19 de julio de 1936 contra el Gobierno de la República fracasó pese a su amplitud, respecto a su intención prioritaria: ocupar el Poder en pocas horas, si acaso en días o en semanas como límite, gracias a la conquista de Madrid y de las principales ciudades españolas. Y ello, pese a que los generales más famosos del ejército español, Sanjurjo, Mola, Franco y Queipo de Llano, dirigían la sublevación y contaban con las fuerzas armadas más preparadas. Además de con la ayuda de los grupos políticos más radicales de la derecha, que contaban con sus propias milicias.
El Golpe de Estado era una clásica asonada militar al estilo del siglo XIX, y para imponerse sobre el sistema parlamentario los militares sublevados decretaron el Estado de Guerra, que dejaba en suspenso la legalidad jurídica civil y ponía todo el poder en sus manos. Pese a ello el golpe fracasó en las principales ciudades industriales españolas, y muy especialmente en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, cuando las fuerzas leales a la legalidad republicana y la resistencia popular lo impidieron, pero las vacilaciones del Gobierno en armar a las organizaciones obreras hizo que se perdieran horas preciosas para aplastar la sublevación en sus orígenes. Así, el inicial Golpe de Estado se convirtió en una larga guerra.
Se originó entonces una situación ambivalente, ya que ninguna de las dos partes disponía de la fuerza necesaria para imponerse de manera total. Como los historiadores han demostrado, ni los militares sublevados ni el gobierno de la República contaban con cartuchería y munición suficiente para más allá de unas pocas semanas de enfrentamientos militares; por otra parte, unos y otros carecían de armamento moderno. Por ello, la lucha podría haberse consumido en sí misma en poco tiempo, lo que quizá hubiese llevado a la necesidad de pactar un gobierno de concentración nacional, que diese satisfacción a derechas e izquierdas llegando a compromisos.
Pero esto cambió cuando primero el general Mola y después Franco solicitaron aviones, armas, municiones, ayuda económica y más tarde hombres a la Italia fascista y a la Alemania nazi. La ayuda recibida cambió radicalmente la situación y la fuerzas combinadas de Mola y de Franco convergieron desde el Norte y el Sur sobre Madrid. A su vez, el Gobierno de la República, consciente de su inferioridad armamentística compró armas a Francia, México y en todos los mercados a los que tuvo acceso, hasta que el pacto de No Intervención decidido por Inglaterra y seguido por Francia, impidió estas compras. A partir de ese momento el principal suministrador de armas de la República fue Rusia.
El fracaso del golpe de estado militar llevo a la guerra que enfrentó a los españoles durante casi tres años y provocó la división en dos Españas irreconciliables, la de los militares sublevados, a los que apoyaban todas las fuerzas de derechas y especialmente las más radicales: La Falange de José Antonio Primo de Rivera y la Comunión tradicionalista de los carlistas. Y, frente a ella, la de la República frentepopulista, apoyada por el proletariado obrero y en algunos casos por los campesinos que luchaban porque se cumpliese la Reforma Agraria que la República había prometido. Ambas Españas, separadas tanto por las líneas del frente de batalla como por los posicionamientos ideológicos y políticos de uno y otro lado, se enfrentaron en una lucha sin cuartel.
2.
El golpe de estado militar y la guerra provocaron una inmediata radicalización política que tuvo su inmediato reflejo en los hechos de armas y en la trágica y asesina represión llevada a cabo en las retaguardias de ambas Españas. Por otro lado, la sublevación militar originó un proceso revolucionario que antes del 18 de julio no existía y cuya represión se encontraba entre los enunciados de los sublevados, que así, paradójicamente, dieron lugar a algo que no existía y que sin el clima de guerra no hubiese podido nunca llegar a existir.
Todo ello se reflejó rapidísimamente en un amplio despliegue propagandístico, que pronto se convertiría en una auténtica guerra de papel, paralela a los hechos de armas. Del lado republicano tuvo su mayor intensidad y calidad en el cartel y en la prensa de partidos y de trincheras, mientras que del lado franquista se cifró sobre todo en la multiplicación de revistas, diarios y folletos, incluidos los tebeos, que jugaron un papel de gran y especial importancia en esta guerra de papel de la propaganda.
Durante la guerra, la principal y más importante edición de tebeos, con un contenido de historietas, se produjo vinculada al público infantil. Hubo también historietas dirigidas a los lectores adultos, con una relativa abundancia en la prensa republicana, sobre todo en los periódicos políticos y sindicales y muy frecuente y significativa en lo que hemos dado en llamar la prensa de trincheras, y en la revistas de humor satírico. Pero, ahora y en esta Exposición, nuestro interés se centra en la prensa de tebeos dirigida a los niños.
La razón es que la guerra civil española la sufrieron todos los españoles, pero muy especialmente los niños, ya que por su desamparo físico recibieron con especial dureza el impacto que la guerra implicaba: abandono, hambre, frío, bombardeos y todo tipo de carencias materiales. Mientras que sicológicamente, fueron las principales víctimas al soportar el miedo, el trauma del desamparo y la pérdida de valores. Por otra parte, fueron los niños quienes más directamente padecieron los intentos de adoctrinamiento ideológico y encuadramiento paramilitar que algunos grupos políticos llevaron a cabo sobre la infancia, sobre todo en la España azul, en una auténtica guerra de papel.
Es así como en la España de Franco los carlistas y los falangistas se aplicaron desde fecha muy temprana a catequizar políticamente a los niños, y para ello utilizaron entre otros medios los tebeos y las revistas, con historietas e ilustraciones contundentes, de baja calidad pero muy eficaces y altamente perversas como armas de aquella mortal guerra de papel de la propaganda. Por el contrario, los tebeos de la España de la República mantuvieron su función recreativa, sin contenidos políticos y sin desempeñar ninguna función de propaganda, a salvo de los casos aislados de algunas cubiertas de tebeos e historietas bufas de milicianos y alusivas a la guerra, sin trascendencia. Mientras que los escasísimos tebeos editados por partidos políticos de izquierda no lograron continuidad al no interesar a los niños.
3.
Hasta la fecha, estas publicaciones han sido ignoradas absolutamente por los historiadores profesionales que han estudiado la guerra civil española. También estos tebeos son desconocidos para la inmensa mayoría de los investigadores específicos de la historieta y los cómics españoles, pese a la significación que tienen, especialmente por estar dirigidos a los lectores infantiles y juveniles, y por mostrar numerosos aspectos de la vida diaria en las dos Españas en guerra. Si el tema es importante objetivamente y merecedor de investigación académica, también lo es en los niveles de información y difusión ante el gran público.
Más aún en los años 2006-2009, que son el setenta aniversario de los tres de la guerra civil española, y teniendo en cuenta que el Congreso de los Diputados fijó el año 2006 como el de la recuperación de la memoria histórica.
Ahora, estos tebeos se exponen en Salamanca para su conocimiento público, siguiendo un hilo cronológico en el que los títulos de cada bando se alternan, por lo que esta Exposición permite comparar cómo un mismo momento histórico era interpretado de forma muy distinta según los planteamientos ideológicos de distinto signo. Por tanto, para una mejor visita de la Exposición y una mejor lectura de las obras expuestas, hay que situar estos documentos gráficos en relación con la cronología y con los principales momentos de la guerra civil española.
Los tebeos de la guerra civil española expresaban y comunicaban el clima de guerra a la sociedad civil a través de los niños lectores, muchas veces como agentes activos de la guerra de papel de la propaganda, mostrando las consignas, arquetipos políticos, campañas de opinión, el reflejo de los hechos de armas, la manipulación de la opinión... y, sobre todo, el lavado de cerebro que para muchos niños supuso el adoctrinamiento al que se les sometía desde las páginas de aquellos tebeos, especialmente desde los editados en la España de Franco.
Es sobre estos tebeos, sobre la Guerra de España, y sobre las gentes que la hicieron, pero, más aún, sobre los niños que vivieron y padecieron la guerra, donde se centra esta Exposición, con la que se quiere mostrar los textos y las historietas de aquellos tebeos, y cómo muchas imágenes publicadas en aquellos tebeos eran frecuentemente parte de la propaganda de guerra y por ello daban una interpretación sesgada de los hechos bélicos y de la política, según que el grupo editor perteneciera a uno u otro lado, a una u otra España.
En el bien entendido de que no existe ningún tebeo, ninguna historieta de tema bélico, y mucho menos si se trata de una guerra civil, que por su contenido pueda ser total y absolutamente inocente. La historieta, el cómic, es un medio de comunicación y por sí mismo y como medio no tiene intención. Es la obra que un autor narra mediante el lenguaje de la historieta la que adquiere una intención, una carga moral y un contenido ideológico determinados, y ello se produce a través del autor y del editor, e incluso más aún, en un país en guerra, a causa de las fuerzas políticas y militares en presencia.
Por ello, cuando vemos los tebeos que recibieron los niños durante los tres años de la guerra civil española, hay que tener siempre presente que en aquella circunstancia no hubo, no podía haber, ninguna historieta ni ningún tebeo que quedase al margen de aquella guerra. Algunos tebeos podían ser, como de hecho ocurrió, más o menos triviales, apartidistas, puramente industriales o comerciales, pero incluso esto marca un sentido y da un significado a tales publicaciones, en momentos en los que la norma era la politización a ultranza.
4.
La Exposición Los Tebeos de la Guerra Civil Española. Niños y Propaganda, patrocinada por el Ministerio de Cultura, a través del Centro Documental de la Memoria Histórica, y con la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca y de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, ofrece una muestra altamente representativa de las revistas y tebeos dirigidos a los niños y publicados en los tres años de la Guerra de España. La importancia de esta Exposición se refuerza con la reflexión del profesor José Álvarez Junco, de la Universidad Complutense, cuando nos recuerda las enormes dificultades existentes en general para reunir fondos de prensa, ya que los historiadores han debido superar en estos años “muchos obstáculos, a veces por mala voluntad o falta de interés por parte de quienes tienen a su cargo esos fondos y otras simplemente por la mala organización de los archivos”, a lo que yo añado la práctica inexistencia de fondos documentales oficiales completos de los tebeos españoles, lo que empeora gravemente respecto a los tebeos de la guerra civil.
Dada la enorme importancia de estos tebeos de la prensa infantil de los años de guerra, no puedo sino alegrarme por la realización de esta Exposición. La cual es fundamental, tanto por la importancia objetiva que tiene el rescate de aquellos tebeos, que forman parte de la cultura española de los años treinta, como por su valor documental e informativo en el conjunto de la historia de la prensa española y su capacidad significativa para mostrarnos las diferencias existente entre las dos Españas en guerra.
Estos tebeos, editados en ambas retaguardias de la España en guerra civil, aportan una nueva visión de aquel tiempo histórico. Son documentos que muestran los modelos de lecturas y de propuestas estéticas, pero también muestran y son ejemplo perfecto del uso de la prensa y de la utilización partidista y muchas veces panfletaria del lenguaje de la historieta.
Por otra parte, esta Exposición podría quizá significar un paso hacia la normalidad de los estudios e investigaciones sobre la guerra, ya que hasta ahora, tal y como afirma el profesor Octavio Ruiz Manjon, también catedrático de la Complutense,
“Los historiadores llevamos tiempo soportando las injerencias de políticos que pretenden determinar el sentido de nuestras reflexiones por el pasado, tratando de fijar unos contenidos que son, por su propia naturaleza, permanentemente cambiantes, por la misma razón de que tampoco dejan de cambiar las preguntas que nos suscita ese pasado”
Es por esta razón por lo que a comienzos del año 2006, veinte reconocidos historiadores franceses firmaron el manifiesto “Libertad para la Historia”, que afirma que la Historia no es ni una religión, ni una moral, ni es esclava de la actualidad, ni se puede reducir a la memoria. Y por ello, la Historia no es un objeto judicial y no le corresponde a ningún Ente ni a la clase política ni a la autoridad judicial el determinar la verdad histórica.
Hay, pues, que tomar esta Exposición, que hoy se inaugura en Salamanca, como un ejercicio de libertad, más allá de pactos transitivos y de cualquier intento de canalizar la Historia y la Memoria. Es desde este ejercicio como hay que mirar y ver esta Exposición, para mejor comprender a los niños españoles de la guerra, sometidos al miedo físico y al adoctrinamiento sicológico.
En conjunto, ya sea desde el radicalismo político y el terrorismo verbal y gráfico de los nacionales, ya sea desde la pretensión de lograr mantener una precaria normalidad civil por parte de los republicanos, los tebeos editados entre 1936 y 1939 son un perfecto ejemplo de la guerra de papel de la propaganda, que se desarrolló, eficaz y paralela, a compás de los acontecimientos, las batallas, la muerte y las profundas alteraciones de la sociedad española, causadas por la guerra civil.
Unos y otros tebeos, todos los editados en aquellos tres años de lucha fratricida, son de una total importancia para la recuperación de la memoria de nuestro pasado y sobre todo, para el mejor conocimiento de los hechos que configuran la verdad histórica, más allá de banderías de cualquier confesión política. En las páginas de estos tebeos, en sus historietas, sus colores y sus palabras, se encuentra la memoria de la Guerra de España, en lo peor y en lo mejor.
Y recordemos que no hay una sola Memoria, sino que las memorias son múltiples y diversas, tantas como individuos.
TEBEOAFINES: