JOAN BOIX. UN EROTISMO CLÁSICO
Joan Boix es uno de nuestro autores “todoterreno”, nació en la historieta más clásica (tebeos de guerra, historietas para niñas), ha hecho "cómic de autor" (inolvidable su Robny) y sin dejar de ejercitar su plumilla en el ámbito de la aventura (El Capitán Trueno, The Phantom), pero ha pasado por todos los géneros, incluido el erótico. Le hemos querido entrevistar.
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Historieta de corte romántico de Joan Boix, realizada para el mercado escandinavo. Abajo, ilustración con varias poses de Barbie. Ambas muestran la estética desplegada por el autor con el género romántico. | |
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TEBEOSFERA: Tú que siempre has dibujado bellas mujeres, en todo tipo de historietas... ¿qué diferencia estimas que hay entre lo “picante”, lo erótico y lo pornográfico?JOAN BOIX: En esto parece que nadie se pone de acuerdo. A mi entender, lo erótico y lo porno son divergentes. En el erotismo no está visible el coito, es más bien provocador por insinuaciones picarescas o atrevidas. En la pornografía sí que hay penetración, aparte de otras provocaciones hacia el lector, como felaciones y otros numeritos que no hace falta contar. Por eso opto por una diferenciación.
T: ¿Caricaturizar a la mujer en un cómic implica su sexualización o su cosificación?
JB: Su sexualización, diría. Caricaturizar una chica desnuda, con la exageración de sus curvas, tiene como propósito provocar que un hombre se excite con tal visión, pues a la vez se la imagina más sexual de lo que verdaderamente sería en realidad.
T: ¿Qué cánones de representación de belleza tomaste como referencia tú como dibujante?
JB: La de los sesenta y setenta, o sea, la mujer de mi tiempo por aquel entonces. Me ayudé de fotografías de desnudos más bien estilizados buscando la belleza de las chicas, y también de ilustraciones de autores americanos.
T: Comenzaste tu carrera dibujando chicas, en Sissi, en 1962. ¿Te dieron indicaciones los editores sobre cómo había que dibujar a las mujeres?
JB: La revista Sissi me trae muchos recuerdos, porque fue en ella donde se publicó mi primer trabajo, y nadie de Editorial Bruguera me impuso condición alguna de cómo debía dibujar a las chicas. Esa primera historia de mi carrera la dibujé en 1961, con 16 años, aunque se publicó en 1962.
T: Aquel mismo año combinabas la edulcorada Heidi con los rudos Relatos de Guerra de Toray. ¿Qué recuerdas de los editores de Toray?
JB: El director o editor de Hazañas Bélicas era Eugenio Sotillos, que además escribía guiones para la serie. Recuerdo que era un hombre serio, trajeado, y siempre le vi con un grueso habano. Un día, después de haber realizado varias historias ininterrumpidamente para la revista (tanto serie azul como roja), me hizo entrar en su despacho y me dijo: “Usted dibujaba mejor antes que ahora” (me llamaba de usted), y me echó de la colección. Lo que en realidad ocurrió, y después de yo haber aprendido bastante, es que había ido apartándome de la línea encomendada –imitar los tramados y estilo del memorable Boixcar–, con tal de conseguir un estilo propio. Y eso le cabreó.
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| Boix participó en Hazañas Bélicas, y en esta historieta del número 155 de los álbumes azules introdujo su prototipo de mujer bella. |
T: Todavía hay quien te confunde con el que firmaba “J. Boix” en Hazañas Bélicas.
JB: Creo que decidí firmar con mi nombre, Juan Boix, cuando “descubrí” que en dicha publicación había un dibujante que firmaba J. Boix. Ni sabía que se trataba del hermano de Boixcar. Piensa que empecé a mis 17 años con las Hazañas Bélicas, pero no conocía a los demás artistas personalmente.
T: Otras colecciones románticas de Bruguera en las que dibujaste fueron Celia o Capricho. ¿Eran gazmoñerías aquellos tebeos o ya presentaban a una mujer moderna para los españoles?
JB: Te seré sincero: yo disfrutaba dibujando lo que fuese y, siendo tan joven, no le daba ninguna importancia a los guiones. No caía en que todos podían llevar una intención feminista o de interés en el ámbito social.
T: Lily y Salomé eran tebeos también para “nuevas chicas”, más independientes, liberadas. ¿Lo crees así?
JB: Yo inauguré la revista Lily, y se me pidió que dibujara a las chicas “más mujeres” y más sexys que lo habitual (menos “niñas”). El número 1 llevó por titulo “La maniquí viviente”, y abogaba por la liberación de la mujer, era claro.
T: Dibujaste varias de las Batallas Decisivas de la Humanidad que publicó Galaor. Alguna de ellas, como la Batalla de Guadalete, hoy resultaría políticamente incorrecta. ¿No?
JB: El editor, Manuel de los Ríos Aznar, era un hombre culto y afable; era abogado y un apasionado por la historia. Yo lo he tenido siembre en gran estima. Él hacía los guiones de lo que publicaba, y tenía especial interés en contar los acontecimientos históricos lo más fidedignamente posible. Pienso que supo decir las cosas por su nombre, especialmente en sus “Batallas”.
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Historieta de J. Boix publicada en Terror Gráfico número 3. | |
T: También con Galaor hiciste tus primeros guiones, en La Tierra del Futuro. ¿Cómo lo conseguiste?
JB: Yo tuve la idea y se la propuse. Le gustó. Confió en mí y me dio carta blanca para llevar la colección adelante. Se publicaron ocho números de 48 páginas y quedó un guión por dibujar por cese editorial. Yo realicé guión, dibujos, portadas y todo el rotulado. Considero a La Tierra del Futuro mi primer trabajo de autor, aunque a decir verdad debía madurar mucho todavía.
T: Comenzaste a destacar con un estilo más formado en Ben-Hur. ¿Pagaba Galaor mejor que Toray?
JB: Debo aclarar que yo no dibujé al completo Ben-Hur. Intervenimos tres dibujantes: el primero fue Julián Ribero (páginas 1 a 20), a quien no conocía entonces, pero por cosas del destino muchos años después llegamos a ser buenos amigos. Lamentablemente, ya no está con nosotros. Del segundo dibujante nunca averigüé su nombre (págs. 21 a 50), y yo finalicé este tebeo desde la página 51 a la 65. También terminé El Cid (páginas 41 a 50). Sobre lo que me pagaba el editor, diré que más o menos como Toray.
T: En los setenta seguiste haciendo bélico (la serie roja de Hazañas Bélicas), pero también horror, en Dossier Negro, S.O.S., Terror Gráfico, Vampus. Dinos qué recuerdas de estos editores, desde el que mejor pagaba al que peor.
JB:El que mejor pagaba era Arman, de IMDE, buen editor y buen amigo mío que siempre aprecié.Dossier Negro y Vampus fueron muy buenas publicaciones en aquella época. El que pagaba menos era tal vez Pineda, en Terror Gráfico.
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| Robny fue la primera gran obra de Joan Boix. |
T: Tu primer encuentro con el cómic erótico tiene lugar en la segunda época de Muchas Gracias.
JB: Fue Arman, que me pidió historietas humorísticas para esa revista, y yo pensé en hacer algo erótico, sin verme obligado a ello.
T: ¿Cómo viste tú la lenta eclosión del erotismo en España en los años sesenta?
JB: Pienso que los años sesenta supusieron una liberación con el cómic underground, destacando el autor Robert Crumb en ese género. Tal liberación abriría nuevas posibilidades para la creación de historietas eróticas: Barbarella y Little Annie Fanny (1962) –esa última para Playboy–, Valentina (1965) y Vampirella (1969). Pero, ojo, no podemos olvidar que la censura estaba haciendo estragos todavía.
T: ¿El cómic erótico de entonces contribuyó a la madurez del medio o sólo a satisfacer la lujuria masculina?
JB: Ambas cosas. Recuerdo, siguiendo con los sesenta, que la gente estaba harta de tanta represión sexual en España, y quien podía se hacía con alguna de dichas publicaciones extranjeras; incluso se vendían a escondidas revistas de contenido pornográfico (en fotos) de diversos países. ¿Y quién no fue al país vecino en 1972 para ver El último tango en París, de Bertolucci?
T: ¿Crees que las viñetas de humor con chicas desnudas contribuyeron a elevar la importancia de la mujer en la cultura y su participación en sociedad?
JB: El humor gráfico revelaba la compleja condición femenina con ironía y a veces crítica hacia la mujer, siempre considerada inferior por el hombre y tratada por éste como un objeto sexual. Después de la transición a la democracia en España (1975-77), la emancipación femenina parecía haber dado su fruto: la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los ámbitos. Aun así, opino que antes, después, incluso hoy, son muchos los que siguen viéndola como un objeto sexual, sin apreciar sus valores, cultura y condición.
T: ¿Qué te pedía el editor cuando comenzaste a producir obras de carácter erótico o pornográfico?
JB: Me inicié en cómic erótico en la revista Muchas Gracias (1976), con historietas de humor. Luego, en los años ochenta, comencé con porno y otra vez erótico para las publicaciones El Cuervo, La Judía Verde, Hara Kiri y El Puro “G”, todas ellas de Iru Ediciones. Y claro, lo que te pedía el editor era que dibujaras tías buenas, con muchas tetas y buenos culos… y mucha jodienda.
T: Aquel mismo año, 1976, creaste Robny. ¿Ésa fue tu “obra de autor”?
JB: Robny, evidentemente, fue mi más destacada obra de autor, creada en 1976. Pero también lo son mis historias de terror, que fueron dibujadas antes, también con guiones y dibujos míos. Estoy satisfecho de este trabajo.
T: Cuéntanos algo sobre tu trabajo para El Drall.
JB: Fue un caso curioso: Conocí al guionista, Joaquín Auladell, de modo casual, y fue quien me propuso dibujar historietas para El Drall, publicación en catalán. En cambio, no conocía personalmente al editor. Le vi una sola vez: cuando cerró la revista y tuve que plantarme en su despacho para cobrar las páginas pendientes. En principio se negaba, pero le persuadí, y aquel mismo día cobré.
Anterior imagen, página de una historieta de Boix publicada en La Judía Verde nº 16. Bajo estas líneas, dos páginas del autor para Comikaze Erótico, número 3 y 6. |
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T: Otro que te dejó a deber fue el editor de Concorde…
JB: Cierto. Con el editor de la editorial Concorde, Joaquín Marcos Lozano, de Madrid, publiqué la colección Comikaze Erótico, de seis números, aunque se quedó un séptimo por publicar ya que el editor no pagaba, e incluso el banco me devolvió un cheque “confirmado”. A ese hombre se le perdió la pista, no lo pudo localizar mi abogado tras la demanda. Ya ves que todas las portadas las hice yo, y el interior se componía con trabajos de algún profesional (como Tomás Marco, Miquel Bultó, Javier López y yo mismo). El resto, todo, eran trabajos de los alumnos de mi Escuela de Cómics de Badalona, que, muy ilusionados, vieron sus primeros trabajos publicados. Muchas historietas las rotulaba yo, además de hacer algún que otro guión para ellos.
T: Nos hemos adelantado a los acontecimientos, porque el título Comikaze salió antes, en 1985. ¿Podrías hablarnos algo de la editorial Astri?
JB: Es verdad, Comikaze fue una marca que yo registré con el ánimo de ir publicando cosas bajo este sello. El álbum número 1, Homenaje: Grandes de lo macabro, lo edité yo. El número 2, Ensayos de ficción, y el número 3, Sombrío, los editó Astri. Llegué a un acuerdo con el editor, Joaquín Miñarro, persona nada ética, ya que pactamos el cincuenta por ciento a repartir por ejemplar vendido (yo puse el material y él se ocupó de la imprenta), y a día de hoy aún estoy esperando conocer el estado de ventas y las liquidaciones correspondientes. Para decirlo más claro: no he cobrado un duro de los álbumes número 2 ni número 3. Una estafa más en mi carrera profesional.
T: En 1991 te relacionaste con la “nueva” Dólar, en Mentalman.
JB: Los de Dólar me pidieron crear el personaje y dibujar las historias. Eran 32 páginas al mes, en color, y yo no podía con tanto trabajo, pues aparte estaba liado con otros editores. Entonces les propuse que ficharan a Martín Salvador, Quesada o Redondo. Todos ellos colaboraron en Mentalman. Lo de “nueva Dólar” era porque si este cómic funcionaba, su intención era la de publicar más.
| A la izquierda, extraño tebeo publicado en la colección de Iru El Cuervo, consistente en álbumes con historietas porno festivas. La portada no representa lo que se ofrecía en el interior: todo historietas de horror y escaso erotismo. A la derecha, portada para Hara Kiri, 84, firmada como Segal, seudónimo utilizado por Boix en ocasiones para firmar obras de esta índole. | |
T: Otro sello con el que trabajaste por entonces fue Iru. Nos sorprendió encontrar Brumas, un tebeo de horror, entre los álbumes de la colección El Cuervo. ¿Cómo lo colaste allí?
JB: Hablé de ello con el editor del sello Iru, el Sr. Carlos Navarro. Le pareció bien, pero puso una condición: que le hiciera una historia porno para completar las páginas necesarias para la publicación del álbum. Yo hice lo que quise, porque lo porno no encajaba con las historias de Brumas.
T: ¿Cómo era el editor de Iru?
JB: El Sr. Navarro era el editor de varias revistas de género erótico/porno. Hombre serio, pero nada malo puedo decir de él. En mi Escuela de Cómics de Badalona contaba con algunos alumnos aventajados. Entonces contacté con Navarro y le propuse un trato: si me aceptaba trabajos supervisados por mí de dichos alumnos, yo le haría una historieta erótica cada mes. Le pareció una idea interesante y aceptó. Así empezó mi colaboración con Iru.
T: ¿Por qué dejaste de colaborar con él?
JB: El editor cesó en sus publicaciones. Decidió jubilarse.
T: En 1997 publicas otro álbum con toque erótico, Cuentos lascivos, pero ahora tú fuiste tu propio editor.
JB: El álbum Cuentos lascivos contenía algunas historias eróticas que dibujé en su día para Toutain, más las que realicé para Iru. Así que decidí agruparlas en un volumen de 64 páginas.
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| Portada de Fantomen 17, de 1999, que incluyó una historieta dibujada por Boix y que fue firmada por Joan e Iván Boix. Bajo estas líneas, ilustración con chica sexy de Boix. |
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T: Jonathan Struppy, El Capitán Trueno, The Phantom… dime qué tienen en común, aparte de que los dibujaste a caballo de dos siglos, el XX y el XXI.
JB: Yo añadiría Robny y, junto a Jonathan Struppy, los diferenciaría de los demás que citas. Son obras de autor en las que procuré esforzarme al máximo. The Phantom, el mítico Hombre Enmascarado, me encanta dibujarlo, pero yo no soy el autor completo, no hago los guiones y, aunque cuide este trabajo, a pesar de las prisas en las fechas de entrega, no deja de ser un trabajo de encargo. Igual digo con El Capitán Trueno: otro encargo. Ahora bien, debo añadir que lo pasé bien dibujándolo.
T: ¿Crees que para modernizar a Trueno era necesario ponerle al alcance de la mano las tetas de Sigrid?
JB: No tengo nada que objetar sobre las tetas de Sigrid. Yo dibujé a Diana, la esposa de The Phantom, en una gran viñeta, totalmente desnuda mostrando también sus tetas y culo. El editor no me dijo nada… y ningún otro dibujante había hecho algo así. Ahora bien, por respeto a toda la obra sobre el Capitán Trueno, y lo que representa para sus fans –entre los que me cuento–, pienso que Sigrid no debería haberse visto desnuda por más que se quisiera actualizar a los personajes, con el fin de captar nuevos lectores de todas las edades… no sé, cuesta pronunciarse en eso.
T: ¿Consideras que el uso que se hace hoy del cuerpo de la mujer en los medios de comunicación difiere delque se hacía antaño?
JB: Sí, cómo no. Hoy en día vemos modelos, famosas, actrices, etc. (y también lo observamos en la calle en mujeres corrientes), que usan y abusan de la silicona para conseguir un cuerpo voluptuoso y muestran un rostro casi irreconocible cubierto de cremas y potingues… todo por salir “guapas” en los medios de comunicación, en especial esos programas “del corazón” con que la tele nos bombardea sin piedad… La cosa ha cambiado; antes eso no ocurría.
T: ¿Qué tema o relato erótico hubieras querido dibujar?
JB: La verdad, no me lo he planteado. Tal vez escogería los años veinte, y es que esa época me encanta.
T: ¿Qué problemas tuviste con la censura, si los hubo alguna vez?
JB: Una historia erótica a color, “La elección”, que se publicó en Totem, número 13 (de 1987). Toutain me hizo cambiar dos viñetas en las que había penetración, por otras más suaves. Sólo fue con la intención de venderla en Francia, no con ánimo de censurar porque sí.
T: ¿Por qué tenía el pene tan poco predicamento en estos cómics?
JB: Posiblemente, porque era el hombre quien compraba esas publicaciones y no hacía falta ver lo que ya se tiene. Se buscaba la excitación mediante los desnudos femeninos y admirar sus bien dotados cuerpos.
T: ¿Qué límites te impusiste tú en la representación de la genitalidad, las parafilias, los temas tabú...?
JB: En erótico, evitar la visión del miembro masculino, pero es que la intención no era otra que poder vender las historietas en el extranjero, y allí el pene lo evitaban (no sé bien por qué). En cuanto a las chicas, se podían dibujar completamente desnudas. Y hablando de “tabúes”, pues hombre, en 2005 creé para Penthouse Comix la serie “Sex Circus”, con un contenido gráfico muy duro, demasiado, que nunca había hecho con estilo realista. Tuve que pensármelo antes de coger los lápices… pero me lancé, y te acostumbras.
T: El modelo de mujer que dibujas en Penthouse Comix no es muy distinto del que usabas antes. ¿En lo porno ha sido necesario reformular la mujer “por dentro”?
JB: Yo pienso que sí son distintas las mujeres que dibujé para Penthouse Comix. Son chicas muy voluptuosas, exageradas, con grandes pechos y culos. Auténticas féminas macizas, con una ideología dominante sobre los hombres en “Sex Circus”. Son mujeres realmente liberadas.
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Dos páginas del autor para Penthouse Comix número 94. |
T: Penthouse Comix terminó por cerrar. ¿Crees que la venta de este tipo de revistas se ha resentido por causa del porno en internet?
JB: Los consumidores de DVD y usuarios de internet, asiduos o no, prefieren la pornografía visualizada “en movimiento”. Eso repercute en las ventas de las publicaciones porno, pues los dibujos, al ser estáticos, no pueden competir, por ejemplo, con el realismo de los filmes de este género. Pero, por otro lado, a quienes les gustan los cómics, quieren palparlos, oler el papel (ese embrujo tan peculiar) y guardarlos celosamente en su biblioteca… Para acabar: pienso, y deseo, que la pornografía gráfica, sí, esa de los cómics, no dejará de venderse.