ENTREVISTA A MANFRED SOMMER
Manfred Sommer, un hombre sencillo, afable, de gran humor y amabilidad, amante de su trabajo, resulta, también, ser un estupendo narrador de su rica trayectoria personal y profesional
Nacido en San Sebastián, de padre alemán y madre andaluza. A los 14 años escondía su cartera debajo de cualquier mueble de su casa y marchaba a Ed. Molino en busca de trabajo pensando que dibujaba mejor que los que allí lo hacían. Para su sorpresa, nada más llegar, le encargan las ilustraciones de algunos cuentos de la colección Marujita (cuentos de pequeño formato con dibujos a pluma) y con su primer sueldo se compra una pluma estilográfica.
Por aquel entonces y desde los 9 años solía ir a casa de Jesús Blasco donde aprendía a crear mejor con el apoyo del maestro. Sommer desde esa tierna edad había estado deseoso e insistido mucho a su madre para conocer a Jesús Blasco y que le diera clase. En aquel momento sólo había, para Sommer, dos dibujantes en España que valieran la pena: Emilio Freixas y Blasco. Este último era un joven muy simpático pero no daba clases, no obstante, le dejó ir a su casa siempre que quisiera para verlo dibujar y aprender de esa forma. Se lo tomó tal al pie de la letra que iba todos los días convirtiéndose en uno más de la casa y, por consiguiente, haciendo novillos en la escuela ya que iba mañana y tarde.
Con Blasco estuvo perfeccionándose hasta los 16 años, dibujando cientos de páginas sueltas de diversos temas sin llegar a terminar ninguna.
El trabajo en Ed. Molino fue bastante circunstancial pues su dedicación era básicamente la historieta, además tenía que ir al colegio y a casa de Blasco lo que le impedía tener tiempo para nada más.
En 1950, comienza a realizar dibujos animados, en Producciones Balet y Blay, aprendiendo animación durante unos meses (Diseña los personajes del film Sueños de Tay-Pi, película de excelente animación y horrible guión).
"El dibujo animado es un veneno como el cómic, al hacer dibujos y dibujos y luego, de repente, verlos en la moviola, con vida y oyéndoles decir cosas, es una impresión muy fuerte, y a esa edad me interesaba enormemente. A mi es que me interesa todo lo gráfico. Ahora pinto."
Pero como su gusanillo era el cómic allí conoce a uno que le pone en contacto con la Ed. De Haro donde trabajaba Antonio Parras y Puigmiquel entre otros. Aquí su trabajo era algo más estable.
Mientras trabajaba con esta editorial, presenta muestras de color (portadas) a Bruguera, que, aunque interesados en el autor, aún le veían algo "verde". Tras varios intentos, le encargan unas ilustraciones a pluma para unos bolsilibros de oeste de la colección "Buffalo" [sic]. Esta colaboración seguiría con historietas, simultaneando ambas editoriales.
Un día Bruguera le encarga a Sommer y a Parras la creación de una historieta de 8 páginas en aguada de tema histórico (una biografía de la reina Cristina de Suecia) con destino al mercado extranjero, concretamente Francia. Como por aquel tiempo las cosas en España en este campo no estaban muy bien y, algunos compañeros como Batet y Ribera había hecho las maletas y se habían instalado en el país vecino desde donde contaban mil maravillas, ambos deciden marchar también.
En 1955, Sommer entra con un visado de turista y una declaración jurada en el consulado de no ir a trabajar. Su estancia duró año y medio y, por ese motivo, fue perseguido por la policía. Nada mas llegar se entera de los trucos para poder trabajar. Se inscribe en una escuela de arte y, al ser estudiante, consigue el derecho a una renovación de su estancia, así podía pedir la tarjeta de residencia. Mientras tanto, la policía solía sacarlo de la cama de la pensión durante la madrugada, detenerlo y conducirle a la Surete para ficharlo y controlarlo como a otros emigrantes de diversos países.
Durante este periodo trabajó para muchas editoriales, de las que no recuerda el nombre y cuya obra permanece inédita en castellano.
A pesar de que podía firmar sus obras, y como anécdota, nos cuenta que pasó mucha hambre, porque al no estar legal no le podían pagar. "Comía una vez a la semana en casa de Ribera, me invitaba los domingos, entonces, me hinchaba de ensaladilla rusa, de arroz y de todo esto, pero pasaba un hambre de muerte."
Más tarde consigue la residencia y regresa a Barcelona. Se casa y vuelve a París. Por aquel entonces su trabajo consistía, especialmente, en aguadas de temas románticos. Tras este año y medio, un agente de la empresa belga A.L.I. le firma un contrato. Al ser esta una agencia internacional, Sommer regresa a Barcelona y desde allí realiza su trabajo que envía periódicamente a Bruselas.
Al poco tiempo, el agente le convence para trasladarse a Bélgica alegando razones de conveniencia al tener mas porvenir allí con su introducción en el campo de la publicidad, mejor remunerado, que era muy difícil desempeñarlo desde el extranjero. Así, marcha a Bruselas, junto a su esposa, durante otro año y medio, trabajando en publicidad, historieta, prensa, etc.
En 1958, a pesar de tener vivienda y estar avalado por la agencia, la policía le conmina a abandonar el país, poco antes de que le concedieran el permiso de trabajo "de lo cual me alegré mucho". Malvendió los muebles a un trapero, pero con ganas de volver a España y trabajar desde allí haciendo historietas, aunque no volviera a hacer publicidad y otras cosas.
Mas tarde, la empresa de animación Buck Sanjuan le contrata como director artístico, pero aquello resulta una "engañifa". Estudios Moro le había hecho una oferta anteriormente, pero Buck, que había sido compañero de equipo en Balet y Blay, al enterarse le propuso su oferta. "Yo tenía que haber sospechado porque el director artístico era él. Entonces, me encerraron en un despacho y no hacía nada. Me dieron unos guaches y unos colorines para entretenerme como a un niño, para que me cansara, pero ya le había dicho a Moro que no, que era lo que ellos pretendían".
Esta empresa se hunde poco después, 1963, y varios de sus componentes se reúnen montando un estudio modesto donde realizaban publicidad de imagen real y de animación. Pero luchar contra las fuertes compañías del medio hace que la empresa no aguante y se disuelve. Esto fue su último contacto con los dibujos animados.
Durante todo el tiempo, Sommer, seguía realizando historietas siempre para el mercado extranjero y a través de A.L.I., tebeos de 64 páginas para Inglaterra de tema romántico y bélico, así como, ilustraciones en color para Holanda y Dinamarca.
En sus primeros momentos su estilo estaba muy influenciado por Milton Caniff, Frank Robbins y Will Eisner, pero para hacer historieta romántica tuvo que asimilar otros estilos como el de Stan Drake o Alex Raymond.
Sommer se sentía cansado de los guionistas ingleses que no eran tal, sino ex militares que habían combatido y no habían realizado un guión en su vida. Estos creaban guiones introduciendo en cada viñeta personajes, acciones y elementos para cuatro páginas "y el dibujante allí se las compusiera". También estaba hastiado de los redactores. Una vez le devolvieron las 64 páginas de una historieta porque estas iban algo sucias al dorso, cosa que no era problema para la reproducción, y que Sommer tuvo que borrar y limpiar para que las aceptaran. Por estos motivos, abandona el cómic y se dedica en exclusiva a la publicidad para España e ilustraciones a color para A.L.I.
Más tarde, se desliga de esta agencia y pasa a colaborar con Toutain, donde realiza ilustraciones y portadas para EE UU, mientras se dedica a la pintura. Por aquel entonces, estaba pensando en dejarlo todo para dedicarse en exclusiva a la pintura, como así hizo durante bastantes años.
A Sommer siempre le gustó escribir y durante los años 80 se pone de moda el cómic de autor, lo que a nuestro autor le parece muy interesante. Hizo un guión y se lo enseñó a Toutain que no estuvo interesado. Posteriormente, se lo mostró a Rafael Martínez de Norma Editorial que acabó publicándolo en Hunter, esa historia era “El Lobo Solitario”. Después crearía a Frank Cappa (también rechazado por Toutain), personaje carismático de gran éxito nacional e internacional, que consolidó a Sommer como uno de los más grandes autores de esa época en concreto y del cómic español por excelencia.
"Yo gozaba mucho haciendo el guión, también sufría, por eso lo he dejado, sufría porque me metía mucho en la piel de lo que ocurría, tanto en Nicaragua como en lo de África, pensé que eso ya me sobrepasaba".
"Un día le dije a Hugo Pratt: me encanta la síntesis de tu estilo. El me dijo: es lo que me sale, mi verdadero afán fue siempre imitar a Milton Caniff, pero no me sale, me sale esto. A mí, durante las primeras páginas de Cappa se nota la influencia de Pratt, es donde más se nota. Yo tuve una formación, a parte de que me gustaba mucho Robbins y Caniff, con Blasco y este era dibujo puro. Así como Pratt puede pasar omitiendo una arruga, para mi es una tentativa que no puedo remediar y meto muchos detalles".
"La fisonomía de Frank Cappa fue cambiando, se fue afirmando. Al principio, lo hice muy bruto, porque la idea principal era que hubiera sido un mercenario, pero llegué a la conclusión, leyendo algunos libros autobiográficos de mercenarios que no me caían nada simpáticos. Yo prefería un personaje crítico y, entonces, pensé en un reportero. Admiraba más la figura del reportero que arriesga su vida y es más noble y, además, sirve para denunciar".
Sommer, colabora esporádicamente con Rambla y Toutain con trabajos muy contados y, especialmente, por amistad. Posteriormente, se asocia con un grupo de profesionales liderados por Leopoldo Sánchez y crean Metropol con la revista Metropol como bandera de la casa, así como, Mocambo y K.O. Comics.
"Metropol no era una idea muy viable porque todo está muy constreñido. A Cappa lo metí en KO Comics porque pedía ser un personaje independiente y era una idea más agradable".
"Polux era un personaje de familia rica y había dilapidado el dinero. Había ido cayendo a lo más bajo, hasta la degradación total. Solo así se puede aceptar el suicidio o ser rico al precio que sea. Acepta una misión suicida al precio que sea, porque solo aprecia la vida a base de vivirla muy bien".
Actualmente, se encuentra en la paz de su casa de Galifa, pintando, llevando a cabo una academia de pintura en la ciudad y respirando esa brisa suave y melosa que llega desde el mar por El Portús.
"Soy Géminis, tengo doble personalidad. Resulta que, también, me gusta mucho la pintura. Me apasiona. Paralelamente a todo lo que he hecho, yo he pintado desde siempre, desde niño. Ahora estoy bastante metido en esto, incluso figuro en la Enciclopedia de Pintores Catalanes Vivos, a pesar de no ser catalán. Y en eso estoy, aunque nunca se puede decir de este agua no beberé".
