EL IDIOMA ESPAÑOL EN LOS CÓMICS PUERTORRIQUEÑOS: ¿ALIADO O VILLANO? |
El siguiente artículo es el resultado de las investigaciones y gestiones realizadas a través del portal Funny Fish Fountain Comics (www.f3comics.com), creado hace año y medio con el fin de promover la importancia y relevancia del cómic recopilando la historia olvidada de la historieta en Puerto Rico, incursionando por primera vez la crítica de cómics en la Isla utilizando como base las últimas teorías sobre el lenguaje del cómic, e iniciando un proyecto innovador que introduce libros de historietas en las bibliotecas del país.
Introducción
Este artículo no pretende ser un estudio filológico sobre el idioma español en Puerto Rico, mucho menos una discusión definitiva del tema. Sin embargo, el uso del idioma en los cómics, al igual que en cualquier otro medio artístico narrativo, se cultiva en un terreno que hereda una larga trayectoria de discusiones y conflictos sobre el uso del idioma español e inglés en Puerto Rico.
Puerto Rico es oficialmente un Estado Libre Asociado. Esto significa que es un territorio de los Estados Unidos de América pero posee libertad de autogobernarse (aunque el último dictamen lo tiene el Congreso de los Estados Unidos). Desde que Estados Unidos toma el poder del país en 1898 se revelan las intenciones de incluir el idioma inglés en la enseñanza del sistema público. Desde entonces, la Academia se encargó de discutir sobre los efectos del idioma inglés en un país que heredó por siglos la lengua del antiguo país dominante, España. Los estudiosos retomaron de buenas a primeras una visión casticista, a propósito de textos como “En torno al casticismo”, de Miguel de Unamuno, y algunos trabajos de José Ortega y Gasset.
Entre los años treinta y cuarenta del siglo XX veremos posturas de defensa hacia el idioma español en trabajos como “Insularismo”, de Antonio S. Pedreira (discurso castizo), Pedro Juan Soto, José Luis González, René Marqués (postura hispanófila), Pedro Salinas (1944), en contra de la postura en los ensayos del filólogo, lingüista y profesor Rubén del Rosario, la cual contrapone la visión alarmista de la Academia, que defendía el español castellano de la RAE, hablando sobre el inglés en el vernáculo local como un efecto inevitable y enriquecedor, sin perder de perspectiva lo nocivo de la visión invasiva del inglés a manos del gobierno[1].
En los setenta destacó más el uso del idioma vernáculo, visión que veremos en la introducción del libro Literatura y paternalismo en Puerto Rico, de Juan Gelpí, y en el ensayo “La Generación ‘O sea’”, de Luis Rafael Sánchez, donde defiende el derecho de cada joven estudiante de aprender bien el idioma natal: derecho que, según su experiencia, se le ha privado a la generación de jóvenes del momento.
Las discusiones sobre el idioma han permeado hasta el día de hoy, y más cuando en junio de 2012 el secretario del Departamento de Educación, Edward Moreno, anunció un plan apoyado por el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, de sustituir el español con el inglés de forma progresiva a partir de agosto del mismo año, convirtiendo el inglés en idioma principal en la enseñanza del sistema educativo público del país (Toro Ortiz, 2012).
El sector literario y académico no tardó en reaccionar ante este hecho. Wilda Rodríguez (agosto 2012), en el artículo “¿Enséñame tu lengua para maldecirte?”, argumentó lo siguiente:
«Tenemos que romper de una vez por todas con el mito de que para ser puertorriqueños hay que ser hispanófilos. Yo no lo soy. Me encanta el español, pero no le guardo pleitesía ni al idioma ni a la Madre Patria. Lo admiro profundamente y me siento orgullosa de que sea mi lengua materna. Es hermosa, profunda, completa. Pero no pierdo de vista que es el idioma del primer invasor. Ahora hablamos del segundo idioma invasor, que también es hermoso, profundo, completo. Y ése también lo domino. Lo único que hago exclusivamente en español es el amor. Hablo, escribo y hasta sueño en inglés sin ningún sentido de culpa».
La literatura será también terreno de discusión y recreación del tema del idioma en el país, pero para propósitos de este artículo nos mantendremos al margen de mencionar los ejemplos más importantes, aunque no se debe dejar de mencionar cuentos de Abelardo Díaz Alfaro como “Terrazo” y “Santa Claus va a la cuchilla”, y los cuentos de Emilio S. Velaval.
El idioma en la historia de los cómics puertorriqueños
El uso del idioma español en los cómics en Puerto Rico es constante desde sus primeras apariciones en los periódicos en formato de tiras como en sus posteriores formatos (cuadernos y libros) en los últimos años.
Hay evidencia que desde 1924 se publicaron tiras de cómic locales e internacionales, ambas en lenguaje español, en el periódico El Mundo. No obstante, desde mediados de los años noventa en adelante el uso del idioma inglés ha aumentado significativamente en las tiras de los periódicos, llamadas tirillas en Puerto Rico, en el resto de cómics publicados aquí y en el vocabulario usado en esas historietas.
Detrás del uso del inglés como una tendencia, se detecta una ideología y un gran mito que se ha repetido por más de veinte años y que, al parecer, se convierte en una tradición inconsciente y sin sentido. Adentrémonos en detalle al desarrollo del idioma en los cómics puertorriqueños.
A. Las tirillas y la identificación cultural
En 1924, el periódico El Mundo inició su edición dominical junto con un suplemento de “muñequitos” a colores (cuatro páginas), que incluía las tirillas “Educando a Papá” (Bringing Up Father a.k.a. “Pancho y Ramona”, de George McManus, 1913), “Vida y Milagros de Tomás Sawyer y Hugo Finn” (de dibujante desconocido, basado en el libro Tom Sawyer, de Mark Twain), “La familia del Lío” (Bungle Family, de H. J. Tuthill; McClure Syndicate y McNaught Syndicate), “Las Aventuras del Tío Orejotas” (de Howard R. Cans y Lans Cambell) y “Tinterillo y Pocoseso” (de Oscar Hitt). La tirilla estrella fue la de McManus, la cual ya era famosa internacionalmente.
Según Arturo Yépez (2004), artista que ha publicado varios artículos y un libro sobre el humor gráfico en Puerto Rico, en la década de los años cuarenta surgieron los primeros historietistas puertorriqueños, cuyos temas principales eran el humor familiar y la sátira social y política. Yépez recuerda títulos como “Polito, un Militar Boricua”, del pintor Augusto Marín; “El Jeque”, de Enver Azizi; “Diplo”, de Julio Torregrosa; “Cleto y Canuto”, de Eolo; “Cayito”, de Luis Cañizares, aunque duraron poco tiempo. A esta lista de nombres destacados se pueden añadir a Carmelo Filardi (caricatura política), Reynaldo Rey, R. Torregrosa (autor de “Crispé”), Víctor, Edwin (caricaturas deportivas), Luis Nieves (“Gente que nos agria la vida”), Miche Medina y Manuel Morán, quien dibujó por muchísimo tiempo al famoso y aclamado “Cheo”, creado originalmente en 1944.
A la izquierda, “Diplo” (1950), de Julio Torregrosa. A la derecha, “El Jeque” (El Universal, 13 de diciembre de 1947, de Enver Azizi. |
La presencia de artistas locales continuaría al menos hasta la década de los años sesenta, con publicaciones de caricaturas en la década siguiente como las de Miche Medina y Enver Azizi, y no surgirán de forma consistente hasta los ochenta. A pesar de los trabajos locales, en el periodo que va desde los cuarenta a los ochenta era común ver gran abundancia de tirillas estadounidenses distribuidas por King Features Syndicate, entre otras del artista argentino Dante Quinterno y tirillas mexicanas, en los principales rotativos del país: El Nuevo Día (antes El Día, periódico regional de Ponce), El Vocero, Diario de Puerto Rico (donde se publicaron muchísimas tirillas), El Imparcial y el citado El Mundo.
Los títulos originales de las tiras estadounidenses al igual que los nombres de los personajes eran traducidos no sólo idiomáticamente, sino culturalmente. Estas traducciones al español iban desde lo más obvio y natural (Plaza Sésamo era la traducción en español de Sesame Street) hasta lo más creativo y absurdo (Roldán el Temerario era la traducción al español de Flash Gordon).
A partir de los años ochenta vimos una merma significativa de la presencia de las tirillas en general en los periódicos. El único periódico que publicaba tirillas puertorriqueñas (entre 1984 y 2006), junto con alguna que otra extranjera, fue El Nuevo Día, con series de larga duración como “Turey el Taíno” (Ricardo Álvarez-Rivón, 1989-2006), “Tuta y Tita” (Nadia Martín, 1984-1999), y “El Profe” (Vicente Avilés, 1984-1999), entre otras más de menos duración.
Al tratarse de periódicos locales, no vemos la presencia del inglés en las tirillas hechas por artistas locales como sí lo vemos en los cómics de formato grapa, aunque sí se hacía uso en los guiones del vernáculo boricua, en el que se incorporan anglicismos y términos en inglés adoptados al hablar diario y común. El mejor ejemplo del uso del vernáculo con propósitos humorísticos y no incidentales es la serie Lolipops (2006-2007), de Rangely García.
“Tuta y Tita” (El Nuevo Día, 1995), de Nadia Martín. A la derecha, portada de Lolipops Scrapbük (2006), de Rangely García. |
B. Los cómics locales de 1960 hasta 1995
¡Un paso importante! (1960), de Ismael Rodríguez Báez. Se publica para orientar a los emigrantes puertorriqueños que en la época se mudaban a los Estados Unidos. |
El panorama de los comic books, llamados “paquines” hasta principios de los años noventa en Puerto Rico, es más desolador. Las publicaciones anteriores al año 1959 eran extremadamente raras y muy difíciles de conseguir hoy pues se trataba de cómics publicados en pocas cantidades y con un corto alcance de distribución. No obstante, sí se ha podido documentar la presencia de los primeros cómics propagandísticos y educativos hechos completamente en color y en español, del artista Ismael Rodríguez Báez (1932- )[2]. Según relató Don Ismael en una entrevista realizada en 2012, éste llegó a publicar entre 65 a 150 cómics en color, de entre cuatro a ocho páginas de extensión y distribuidos por diferentes agencias gubernamentales y compañías privadas.
De la década de los años ochenta podemos destacar dos trabajos que serían los últimos intentos criollos de iniciar una producción local constante. En primer lugar, el primer cómic de superhéroes, Ventana (1985, José “Pepe” Vázquez), el cual publicó sólo dos números al encontrarse con varias dificultades de producción y publicación. En segundo lugar, Mundo Cómics (1986, Pedro Cortés y Javier Martínez) y la serie Info Cómics #1-12 (1989-1990), del artista Pedro Cortés: una revista que publicaba historietas cortas de artistas puertorriqueños e incluía artículos informativos y noticias.
Todos los ejemplos descritos en este panorama de publicaciones se regía entre otras cosas por el uso del idioma español como un elemento integrante y hasta cierto punto obvio. No obstante, surgieron unos factores que iniciaron una transformación del idioma.
Según entrevista con el artista Pedro Cortés, quien también es historiador aficionado, la publicación de cómics independientes en los Estados Unidos tuvo un efecto directo y significativo en los lectores puertorriqueños, hecho que los motivaría a crear este tipo de publicaciones por su cuenta. Desde la aparición de Cerebus the Aardvark (1978, Dave Sim), hasta el catalítico de los cómics independientes, Teenage Mutant Ninja Turtles (1984), el mercado alternativo a las dos grandes compañías de cómics (Marvel Comics y DC Comics) se popularizó por estas publicaciones caracterizadas por un arte crudo y una libertad editorial absoluta. Es a partir de los años noventa, periodo para el cual habrá un auge de las prácticas sociales y mercantiles del cómic en Estados Unidos y Puerto Rico, que veremos lo que Cortés le llama el “primer boom del cómic puertorriqueño”.
Durante este periodo, el cual dura aproximadamente hasta 1999, vemos publicaciones con gran influencia de las series de superhéroes de Marvel y DC, pero sobre todo con tendencias a imitar el tipo de publicación de Image Comics que posteriormente llevaría a la saturación del mercado.
Esos primeros años de los noventa se caracterizaban por el acceso a cómics locales en las farmacias, supermercados, y cualquier lugar donde hubiera un estante de revistas. Era un momento ideal para publicar localmente y darse a conocer, a pesar de las inconsistencias en los tamaños de publicación, que aún se batallaban entre el formato magacín y el formato comic book.
Según su apreciación, de las primeras publicaciones que mostraron la influencia de los autores de Image Comics y otros artistas estadounidenses fue El Rayo Mágico #1: La furia de Volkanco (1994, Carlos “Willie” Santiago y José Antonio Martínez). La influencia del estilo gráfico de esta compañía sobre los jóvenes dibujantes también la confirma Rikky Carrión, coordinador del Puerto Rico Comic Con, quien en una reciente entrevista informal admite haber presenciado el auge como espectador y como artista, ya que en 1995 llegó a publicar su propio cómic, Vazzago.
No se puede dejar de lado que fue durante estos primeros años noventa cuando se popularizó la adquisición y consumo de mayor cantidad de televisores por hogar y de la televisión por cable, la cual permitió el acceso constante de programación estadounidense y anglosajona en la Isla. La mayoría de los artistas locales que han publicado desde entonces admiten haber encontrado parte de sus grandes influencias artísticas en la programación televisiva estadounidense en inglés y/o traducida al español.
A partir del año 1992 vimos por primera vez publicaciones en español con títulos en inglés, y publicaciones completamente en inglés, sumando un total de entre 34 y 40 títulos aproximadamente, lo cual representaba una minoría ante las publicaciones en español para el momento. No obstante, como las publicaciones de cómics en Puerto Rico eran escasas, la presencia de los cómics en inglés fue más acentuada que cuantificándola por década. Los periodos de mayor publicación en inglés han sido 2010-2012, 1996-1999, y en tercer lugar 2007-2009.
A partir del año 2000, los artistas de cómics contaron con nuevos panoramas y herramientas que les rodearon e influyeron en sus enfoques artísticos tales como el boom del manga y anime en el occidente (1998-2008), en especial en Latinoamérica, el mercado multimedia, el DVD como acceso óptimo a productos culturales y artísticos, la proliferación de las megalibrerías y la venta de libros por la Red, y el auge del uso de los programas de computadora para hacer arte digital. Dentro de este marco surgieron los primeros estudios o colectivos de cómics que crearon sus productos completamente en inglés, tales como: DreamGraphix (luego DG Comics, 2000-2012, coordinado por Juan Lapaix), Soda Pop Cómics (2006-2013, Rosa Colón y Carla Rodríguez), Razor Blade Apple Studios (2009-2010, Ángel Fuentes, Rikky Carrión, ac_Osorio, Ivonne Falcón, Denise Soto, Ozzy Fernández), X-Pin Off Creative Group (2009-2012, Jay Jason, Julienn Ayala, Will Cabrera, Ronnie Lee, Henok Pérez, Carla M. Vélez), y Da’MaRojo Studios (2010, Maribel Texidor, Roberto Cruz, Richely Ortiz, Jorge Sánchez, Félix F. Rivera, David Castro).
Logotipos de dos de los colectivos mencionados: RBA Studios y Soda Pop Cómics. |
Ante este panorama, surgen preguntas importantes: ¿por qué los artistas puertorriqueños, cuya lengua materna es el español, hacen cómics en inglés? ¿Para quiénes se hacen estos cómics y qué percepción de los artistas obtienen sus lectores? ¿Los historietistas manejan bien el inglés?
Razones principales de los usos
Sobre la base de conversaciones con los artistas que forman parte de los principales estudios y colectivos creativos en Puerto Rico, se llega a la conclusión de que utilizan el inglés principalmente para abrir posibilidades de venta y distribución en los Estados Unidos. El problema radica en que de los cinco estudios puertorriqueños que trabajan cómics en inglés en la Isla, sólo dos han hecho esfuerzos verdaderamente eficientes para distribuir al extranjero: Soda Pop Cómics y RBA Studios.
La segunda razón —y no menos importante— para publicar los cómics en inglés, según lo que argumentan los mismos artistas, es que los lectores de cómics prefieren leer en inglés.
A continuación exploramos estas dos razones principales a la luz de lo que el lector se encuentra al leer los cómics puertorriqueños que utilizan el inglés.
El uso del inglés en los cómics locales muestra unas deficiencias que apenas pueden compararse con la calidad de los cómics que podrían mercadearse en Estados Unidos y otros países.
Cuando se usa el idioma español suele haber una presencia significativa de problemas ortográficos y gramaticales como la falta de tildes (en especial cuando todas las letras son mayúsculas), y el uso de onomatopeyas de origen anglosajón.
Cuando nuestros autores utilizan el idioma inglés suelen hacer uso del spanglish, tanto de forma intencional como no intencional en los diálogos (Ej: terminar un cómic en español con la palabra “END”), títulos en inglés (tanto para cómics en español como en inglés), uso de ortografía inglesa en el español (Ej: uso único del segundo signo de interrogación y exclamación), anglicismos intencionales y no intencionales, inglés fonético y variantes.
El idioma inglés se vuelve una práctica inconsciente, un discurso que se repite sin sentido pero por costumbre. Esto lo veremos en artistas con cuarenta años de edad o menos, que forman parte de unas generaciones que encontraban los cómics estadounidenses en cualquier establecimiento: farmacias, supermercados, tiendas especializadas.
Estas características no sólo muestran el conflicto entre idiomas, sino la acuciante necesidad de buenos editores implicados en la producción de cómics en Puerto Rico.
¿Por qué a las nuevas generaciones les gusta leer en inglés más que en español? ¿Es esto un mito o realidad? Para tratar de contestar estas preguntas se realizó un sondeo en línea entre los días 20 y 25 de octubre de 2011, enfocado a lectores de cómics, a través de la página f3comics.com.
Tears from Heaven (2009-2012, Da’MaRojo Studios: Roberto Cruz y David Castro). |
Fueron entrevistadas 50 personas en total: 33 hombres (entre 17 y 63), 17 mujeres (entre 21 y 66). En su mayoría hicieron sus estudios en escuela elemental y superior privada, y la frecuencia con la que leen cómics es de entre una vez al mes y tres veces al año. El idioma con el que se sienten más cómodos es el inglés (35 votantes versus 15), y los leen en inglés porque lo más que se consigue en Puerto Rico disponible para la venta está en idioma inglés y les gusta leer las cosas en su idioma original ya que en la traducción se pierde parte del contexto; otra razón apoyada fue porque las obras que se traducen al español usan palabras que no entienden completamente, les parecen extrañas y/o no les agradan.
La mayoría de los participantes del sondeo dijeron estar más acostumbrados al inglés que al español porque crecieron viendo televisión por cable en inglés, porque los libros en la escuela eran en inglés y porque los cómics que leían cuando jóvenes eran en inglés.
En cuanto a su percepción sobre la lengua inglesa, la mayoría piensa que es un idioma universal porque la mayoría de la gente lo habla, que es vital y necesario para conseguir un buen trabajo tanto en Puerto Rico como en otro país, y que es un idioma como cualquier otro. De los 50 encuestados, 43 leen cómics puertorriqueños porque los encuentran buenos.
Nociones y discursos que desfavorecen el español
Durante las búsquedas, consultas y entrevistas informales, se pudo trazar un mapa de nociones y creencias que supuestamente justifican el uso del idioma inglés sobre el idioma español. Algunas de estas nociones son más probables que otras, pero se mencionarán para presentar el panorama al que se me enfrentó durante la investigación y se debe seguir estudiando durante los próximos años:
A manera de conclusión
En la palabra, según refleja Salinas (1944), está depositada nuestra identidad, la cual se lanza a interaccionar con el mundo con ansias de ser recibida, de conectar con otros. Pero, como toda identidad, su consistencia y composición se arma de factores tan diversos y complejos que sería casi imposible trazar un mapa, aunque sí reconocer las tendencias de su origen. La palabra es un arma de poder también, la cual se impone y de la cual otros se apropian para pelear sus propias luchas. El individuo y su lenguaje acuden a diferentes funciones: reconocimiento, posicionamiento, distinción, posesión, defensa y ordenamiento del mundo que le rodea. (P. 1-8)
En el cómic puertorriqueño, a través de la imagen y la palabra, hay un deseo de posicionarse ante el panorama de cómics mundiales, de distinguirse de entre todos, y de poseer un pedazo de la audiencia lectora. No podríamos decir que hay una defensa u ordenamiento, a la luz de las funciones que explica Salinas (1944), pero a base de los datos recopilados hasta el momento, podemos afirmar con certeza que el cómic puertorriqueño es reaccionario en todos los sentidos: es atrevido en el intento de publicarse, quizás ilusorio en el modelo de mercadeo deficiente, pero muy agresivo en su expresión textual y visual. Detrás de un cómic puertorriqueño se encuentra el artista preguntándose no “¿cómo podría lograr hacer esto”, sino “¿por qué no hacer esto?”, y detrás de esa pregunta hay un profundo —y quizás inconsciente en algunos casos— reconocimiento del potencial artístico y comunicativo del medio cómic.
No obstante, las intenciones no son suficientes cuando se trata de comunicación y arte. A manera de conclusión retomo las palabras de Salinas (1944) cuando parte de las visiones del psicólogo francés Henri Delacroix:
«Así el hombre frente al lenguaje: todos lo usamos, sí, todos tenemos un cierto saber de este prodigioso teclado verbal. Pero sentiremos mejor lo que sentimos, pensaremos mejor lo que pensamos, cuanto más profundo y delicadamente conozcamos sus fuerzas, sus primores, sus infinitas aptitudes para expresarnos. […]». (P. 9-10)
Ya sea en inglés, ya sea en español, de utilizarse el idioma escrito en los cómics puertorriqueños debe haber un uso consciente, adecuado, pero, sobre todo, creativo. Al igual que el uso de la imagen, debe tener una función para con la historia que se desea contar, porque contar una historia es lo que se quiere lograr. Los cómics que no se mantienen dentro de estos parámetros son altamente ilegibles, proyectan el ego del artista sobre la historia misma que intenta llegar a la mente del lector.
Ante este panorama, una editorial de cómics suena como excelente idea, mas en lo que la economía y la gestión cultural lo permitan, queda en las manos de cada artista procurar el bien de su arte, pues en esa preocupación, en esa ocupación, recae el destino de su trabajo en las manos del mundo.
Libros
Salinas, P. (1944). Aprecio y defensa del lenguaje. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
Torres González, R. (2002). “Idioma, Bilingüismo Y Nacionalidad: La Presencia Del Inglés en Puerto Rico”. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
Berríos, Nelson Gabriel. (1987). “68 años tomando en serio la risa”. Periódico El Mundo, P. 80-81.
Toro Ortiz, Ana Teresa. (2012). “Un debate que vuelve como la marea”. Periódico El Nuevo Día. Recuperado el 13 de junio de 2012 en http://www.elnuevodia.com/undebatequevuelvecomolamarea-1277689.html.
Wilda Rodríguez, Wilda. (2012). “¿Enséñame tu lengua para maldecirte?”. Periódico 80grados.net. Recuperado el 24 de agosto de 2012 en http://www.80grados.net/ensename-tu-lengua-para-maldecirte/.
Yépez, Arturo. (2004). “Cumple 60 años”. Periódico El Mundo, P.24.