EL CÒMIC EN CATALÁN. DE LA POSTGUERRA A LA TRANSICIÓN |
Este artículo pretende ser una aproximación a lo que fue la edición del cómic en lengua catalana desde 1939 hasta 1979. Son cuatro décadas que arrancan con el fin de la guerra civil y finalizan con la aprobación en referéndum de l’Estatut d’Autonomia de Catalunya. Son cuarenta años de cambios progresivamente más rápidos que desembocarán al marco autonómico y democrático actual. Durante estos años, hubo renuncias económicas y enfrentamientos con la administración por parte de autores y editores, en aras del compromiso con la lengua y la cultura catalanas.
En 1939 se acaba la guerra civil y los vencedores proscriben totalmente la presencia del catalán en la vida pública. Se prohíbe la utilización del idioma en la escuela, en la administración, en la empresa e incluso en toda conversación pública. Revistas infantiles como En Patufet (1904-1938), que habían llegado a tirar 65.000 ejemplares, desaparecen poco antes de la entrada de las tropas de Franco en Barcelona. Los años que siguen desde el final de la guerra hasta llegar al periodo de la transición a la democracia son un proceso de lento renacer de la vida editorial en catalán.
Uno de los primeros intentos de publicar historietas en catalán tuvo lugar en los años cincuenta, con Història i Llegenda o Infants (1956) de Hispano Americana de Ediciones. Según escribe el historiador Enric Larreula, estos tebeos pudieron empezar a publicarse por la amistad del editor con el ministro de Información y Turismo de entonces, Gabriel Arias Salgado (1904-1962). La promesa era que estas publicaciones tendrían un contenido totalmente inocuo desde el punto de vista político y un número limitado de ejemplares publicados. El gobernador civil de Barcelona, el militar Felipe Acedo (1896-1965) se mostró totalmente en contra e incluso luchó para que prohibieran su publicación. Logró que en un consejo de ministros se hablará de estos tebeos que iban en contra de la “unidad de la Patria” y la causa de “la cruzada”. Arias Salgado le pidió al editor Jorge Parendi que abandonara su publicación y a éste, que no quería quedar mal con el ministro pero tampoco con sus suscriptores, se le ocurrió la idea de que los números que quedaban pendientes aparecieran como edición andorrana. Logró que una pequeña imprenta de Andorra cediera su nombre para tal empeño. Este pequeño país era, y es, el único estado independiente cuyo único idioma oficial es el catalán.
En Catalunya una buena parte del clero no compartía los presupuestos ideológicos del franquismo contra la lengua y la cultura catalana. Gracias a su amparo, en los años sesenta pudieron nacer nuevas revistas como Cavall Fort que todavía hoy se sigue publicando. La revista nació en 1961 bajo la dirección de Josep Tremoleda (1932-1999), y diversos colaboradores, con el aval de los Secretariados de Catequesis de Girona, Vic y Solsona. Esta revista, que en 1966 declaraba la venta de unos 30.000 ejemplares, con unos 21.000 suscriptores, no pretendía ser un “tebeo” al uso sino que propugnaba un espíritu de servicio a la cultura del país y una pretensión de formar en unos determinados valores pedagógicos y cristianos a su público objetivo (10-14 años). La voluntad que animaba a los promotores de la revista la podemos encajar en la consigna “de fer País” (hacer País) que lanzó en esos años Jordi Pujol. Era una actitud transversal en la sociedad catalana que englobaba a una gran parte de lo que se llama sociedad civil: desde personas conservadoras (no reaccionarias), a liberales o a marxistas que podían pertenecer a diferentes estratos sociales. De todas maneras se puede resaltar el papel de la burguesía y la clase media como fundamental en ese movimiento. El objetivo era obviar hasta donde fuera posible el peso de la dictadura militar y dotar a la comunidad catalana de empresas, asociaciones que pensaran en la propia idiosincrasia y en la lengua propia como si fuera un país normalizado. En esa mentalidad Cavall Fort organizó a partir de 1967 ciclos de teatro infantil en catalán en el teatro Romea de Barcelona. En 1977 junto con Drac Màgic y Moviment Rialles de Catalunya inició el doblaje de películas infantiles extranjeras al catalán. Como curiosidad, cabe comentar que la revista editó un vinilo en 1965 llamado M’agrada Cavall Fort (Me gusta Cavall Fort) cantado por la coral L'Esquitx. A este disco se sumarían otros más de temática infantil con el nombre de la revista de las editoras Concèntric y Vergara.
En Cavall Fort, la historieta representaba un 45% del total durante los años sesenta, el resto eran relatos y pequeños reportajes. Tras casi 50 años de publicación han sido muchos los autores que han colaborado en la revista, pero podemos resaltar nombres como Josep Maria Madorell (1923-2004), Xots, Picanyol, Manel, Jordi Bulbena, Bosch Penalba, Pere Joan, Francesc Infante,... Como portadistas de excepción a Andreu Alfaro, Frederic Amat, Francesc Artigau, Ramon Calsina (1901-1999), Antoni Clavé, Maria Girona, Josep Guinovart (1927-2007), Joan Miró (1893-1985), Josep Obiols (1894-1967), Albert Ràfols Casamada, Josep Maria Subirachs, Antoni Tàpies, J. J. Tharrats (1918-2001), Joan Pere Viladecans, ...
Es interesante resaltar que, salvo algún pequeño periodo, Cavall Fort sólo se ha vendido por suscripción y la decisión de compra correspondía más a los padres u otros miembros de la familia que a los hijos. Best world collection Hentai games https://pornova.org Download Hentai Games, Porn Games for PC También es llamativa la alta calidad de papel y de compaginación de la revista en comparación con los tebeos de la época.
Otra publicación en catalán importante fue L’Infantil. Esta era una revista interna editada por el Seminario Conciliar de Solsona. En 1963 los hermanos Sayrach se hicieron cargo de ella con un equipo de colaboradores tomando como modelo las revistas francobelgas de la época (Spirou, Tintin, Pilote) e intentando llegar a un público algo más joven que el de Cavall Fort. En este tebeo se procuraba que los cuentos e historietas transmitieran conceptos basados en el catolicismo que poco a poco se iba abriendo a los nuevos tiempos marcados por el Concilio Vaticano II. Los acuciantes problemas económicos de la revista provocaron que en 1969 pasara a editarla Publicacions de l'Abadia de Montserrat. A partir de 1973 cambia el nombre a Tretzevents, con el que subsiste todavía en el mercado. Como colaboradores gráficos debemos resaltar los nombres de Josep Coll (1924-1984), Josep Maria Alberdi, Joan Rafart “ Raf” (1928-1997), Jaume Perich (1941-1995), Picanyol, Miquel Àngel Sayrach, Albert Rué, Ramon Tosas “Ivà” (1941-1993),...
Oriflama fue una revista con artículos para jóvenes nacida en 1961 bajo la protección del Obispado de Vic. En 1967 publicó uno de los pocos cómics adultos en catalán: Lavínia 2016 o la guerra dels poetes dibujado por Enric Sió (1942-1998) con guión de Emili Teixidor. Una historieta plenamente moderna, comparable a las que se hacían entonces en Italia y Francia. En esos años y en la década siguiente, Enric Sió sería considerado como uno de los mejores dibujantes catalanes.
En el año 1968 salía al mercado Patufet, editado por Josep M. Baguñà tras años de lucha por lograr la autorización administrativa para poder publicarla. La revista buscaba sus raíces en la popular En Patufet de la preguerra. Tuvo una acogida fantástica en su primer número, llegando a vender 125.000 ejemplares en tres ediciones. Pero el tebeo nacía desde el principio con una dicotomía problemática: una parte de la revista seguía el estilo de En Patufet de los años treinta y, otra parte, el nuevo estilo que imponían los años sesenta. Era imposible contentar a sus diferentes grupos de lectores. La generación que la recordaba de antes de la guerra no podía comulgar con la nueva visión de los autores jóvenes, y los lectores jóvenes no podían apreciar las historias costumbristas y el humor bienintencionado que tanto éxito tenían treinta años atrás. La revista cerró en 1973 por el continuado descenso de ventas. Autores como Jaume Perich, Rius, Alberdi, Serra Llimona, Muntañola (Joaquim Muntanyola), Orteu, Olivé, Coquard, Abat,... colaboraron en Patufet.
Con la llegada de la transición y la posibilidad de editar en catalán sin trabas, la editorial Buigas y posteriormente la editorial Bruguera intentarán publicar en ese segmento de mercado. A diferencia de las revistas precedentes que intentaban compaginar la supervivencia económica con la voluntad de recuperar la cultura del país o de formar a la juventud, tanto TBO como Jordi saldrán con la filosofía propia de las editoriales que las lanzan: entretener y obtener beneficios económicos.
El TBO en catalán salió el día del libro (Sant Jordi) de 1976. Llegarían a aparecer tres números extraordinarios más. Se trataba en este caso de la traducción al catalán de historietas ya publicadas anteriormente en TBO en castellano. Sin una promoción adecuada, sin una periodicidad clara y con un modelo calcado de la versión castellana que entonces ya empezaba a estar fuera de época, la revista fracasó. En TBO firmaron historietas autores como: Coll, Benejam (1890-1975), Urda (1888-1974), Muntañola, Ayné...
Jordi salió al mercado el 23 de abril de 1978 con una tirada de 100.000 ejemplares y volvió con un segundo y último número al cabo de un año. Fue un producto ambicioso, con buenas historietas que seguían la estética Bruguera. Por desgracia no estaba estudiado darle una continuidad adecuada, tenía un precio desorbitado comparado con otras revistas parecidas y no se le dedicó la mas mínima promoción. Las ventas no fueron las previstas y no volvió a salir al mercado. En Jordi colaboraron Josep Escobar (1908-1994), Jordi Rovira, Alfons Figueras, Manuel Vázquez (1930-95), Carles Freixas (1923-2003)...
Contraportada de TBO, extra de Nadal 1976. La Família Ulisses. Autor: Marí Benejam (1890-1975). Editado por: Buigas, Estivill i Viña |
Intriga a Venècia. Historieta de 8 páginas publicada en la revista Jordi, Bruguera. 1979. Guión: Montserrat Vives. Dibujos: Adolfo Usero |
Hubo otros intentos de publicación de tebeos en catalán durante estas décadas que no llegaron a cuajar y desaparecieron rápidamente. No hablaremos de ellos debido a su poca incidencia. En el capítulo de álbumes y libros de comics podríamos resaltar:
Astérix, un gran éxito comercial, saldría al mercado con traducción de Víctor Mora al catalán a partir de 1969 en editorial Bruguera y a partir de 1976 en Mars-Ivars (este sello valenciano lanzó entonces: Asterix i els normands, Asterix í Cleopatra, Asterix legionari y El combat de caps, con traducción de Montserrat Albó Corrons y con distribución por Hogar del Libro, en Barcelona, según aclaraba La Vanguardia del 13-V-1976). En total Mars-Ivars publicó ocho títulos hasta que en 1979 la responsabilidad de editar Astérix pasaría al grupo Grijalbo.
Una colección interesante publicada a finales de los setenta fue El bè negre. Los dos títulos publicados fueron: Dona, doneta, donota, con guión de Maria Aurèlia Capmany (1918-1991) y dibujos de Avel·li Artis-Gener, Tisner (1912-2000), e Història de l'Onze de Setembre de 1714 con guión de Jaume Vidal i Alcover (1923 -1991) y dibujos de Joan Aliu i Pou.
Por su parte el Grup Nono/Art inició en 1979 una serie sobre la historia de Catalunya que tendría éxito en la década siguiente, De l'onze de Setembre fins ara, con dibujos de Leopoldo Sánchez Ortiz.
En los setenta también se inició la relación de los éxitos de series de dibujos animados con su consiguiente publicación en cómic, que irá a más con los años. Ejemplos muy populares en la época serían: Marco, no t'en vagis mare en Editorial Bruguera (1977), L'Abella Maia en Publicacions de l'Abadia de Montserrat (1978), o Una vegada hi havia... l'home en Ediciones Junior (1979). Estas ediciones podían tener tiradas espectaculares si eran escogidas o promovidas por las cajas de ahorros para su regalo de Sant Jordi. Era tradición que cada 23 de abril las cajas catalanas dejaran escoger a sus impositores un libro de regalo. Entre ellos solía haber también un álbum de historietas.
En resumen, en dos décadas, el cómic en catalán pasó de las prohibiciones (Història i Llegenda o Infants) y el resistencialismo (los principios de Cavall Fort y l’Infantil / Tretzevents) a la plena libertad para publicar y encontrar su público. Esa libertad estaba matizada por el hecho de no tener una administración pública o unos medios de comunicación masivos que lo apoyaran. También por el hecho de que la población catalanohablante, por mucho que se sumen a ella las personas de Valencia y las Baleares, es muy inferior en número a la castellanohablante. Por esa razón es mucho más difícil que una edición en catalán llegue a la rentabilidad económica.
El hecho de que los niños nacidos en los años cincuenta y sesenta no hubieran aprendido el catalán en la escuela suponía un esfuerzo adicional. Una contribución esencial de los títulos que aparecen citados aquí fue ayudar a muchas personas a contactar por primera vez con su propia lengua escrita o con su propia cultura.
Desde los años sesenta se ha venido constatando la tendencia de que el cómic en catalán siempre ha tenido mucha más fuerza en el mercado infantil / juvenil que en el adulto. En el kiosco, por diversos factores, no logró ningún éxito en competencia directa con los tebeos en castellano, lo que si consiguió fue una porción del espacio de las librerías con los álbumes.
Bibliografía:
- Dolça Catalunya 59, Els còmics. Terenci Moix. 1968. Editorial Mateu
- Cavall Fort, una experiència concreta. J. Tremoleda, A. Jané,... 1967. Editorial Nova Terra
- Les revistes infantils catalanes de 1939 ençà. Enric Larreula.1985. Edicions 62
- Guerrers, corsaris, soldats i detectius. Antoni Marimon. 2005. Edicions Documenta Balear
- ComiCat: Crítica, Articles i Guia del Còmic en Català 2008. VV AA. 2009. Marc Pastor ed.