EDMOND BAUDOIN Y TROUB´S EN CIUDAD JUÁREZ:
DEL MITO A LA VIDA COTIDIANA
Entre 2008 y 2011, Ciudad Juárez se convirtió en un extraño lugar de peregrinación. Ante los ojos de la opinión pública internacional, estamos hablando de la capital mundial de la violación y asesinato de mujeres. La malemérita de las Américas. Una ciudad sin ley, en la más vieja concepción de la mitología del Far West. La realidad era todavía peor: ni siquiera el Salvaje Oeste fue tan salvaje como la triste realidad cotidiana de Ciudad Juárez en aquellos años. Juárez era, sencillamente, un territorio que se encontraba mucho más allá del Salvaje Oeste. Incluso en el Salvaje Oeste existía un equilibrio de fuerzas que en Ciudad Juárez, sencillamente, no existía: Ciudad Juárez era una especie de Disneylandia para psicópatas.
Portada de la edición mexicana de Viva la vida. |
En el título he mencionado la palabra “mito”. Una definición académica (la única que debe interesarnos) de María Moliner, en la acepción segunda de su Diccionario, nos explica que es «Representación deformada o idealizada de alguien o algo que se forja en la conciencia colectiva», y cita el mito de la Atlántida o el mito de Eva Perón, y en la tercera acepción especifica que es «Cosa inventada por alguien, que intenta hacerla pasar por verdad, o cosa que no existe más que en la fantasía de alguien». Estas definiciones guardan mucha relación con las que hoy proporciona la Real Academia en su Diccionario, aunque, como casi siempre, la finura de María Moliner alcanza una profundidad mayor[1]. Está claro que la representación de Ciudad Juárez en la mente de la comunidad internacional concuerda con las acepciones segunda y tercera de Moliner (que se corresponderían con las acepciones 2, 3 y 4 de la RAE) en su vertiente más negativa. Las definiciones de Moliner sirven más para nuestros fines.
Ya he estudiado en otra parte[2] la construcción de Ciudad Juárez como un mito del siglo XXI, por lo que no quiero volver a incidir en idénticas cuestiones y parto del hecho innegable de que Juárez ha pasado a ser un espacio mítico en el imaginario colectivo internacional. Un espacio mítico, como es bien sabido, es una construcción imaginaria a partir de realidades que, al ser sobredimensionadas, adquieren una serie de connotaciones que en principio no tenían. En el caso de Juárez, todas estas connotaciones son la miseria, la explotación laboral, la ignorancia, la corrupción política, los feminicidios y, más recientemente, los altos grados de violencia cotidiana que hacen correr la sangre sin que las autoridades resuelvan nunca los crímenes ni detengan culpables.
Portada de 2666 (Anagrama). |
Roberto Bolaño no fue el primero en levantar los pilares del mito, pero sí resultó ser el más trascendente con su novela 2666. A partir de entonces, Juárez ha dejado de ser Juárez para ser más bien Santa Teresa, como Bolaño nombró a Ciudad Juárez. Servía esta mutación para justificar que, en definitiva, Bolaño no conocía Juárez aunque fuera buen conocedor del norte de México y del desierto de Sonora. De haber conocido Juárez, nunca hubiera iniciado su novela con cierto epígrafe tomado de Baudelaire: “Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento”. Como filólogo de formación que soy, suelo tener la arrogancia de querer inventar vocablos por el puro placer de jugar con las palabras. Por eso quiero distinguir ahora entre literatura juarense y literatura “juárica”. Juárico es un adjetivo cuyo sufijo, -icus, designaba en latín una relación de pertenencia o referencia al nombre del que deriva[3]. Así, bellicus se refiere a bellum, que significa guerra. Por tanto, la literatura juarense es la que habla de Ciudad Juárez y se escribe en Ciudad Juárez; la literatura juárica es la que se escribe fuera de Juárez sobre Ciudad Juárez como espacio mítico, no como locación real, y con natural desconocimiento de la vida y la muerte cotidianas en Ciudad Juárez. 2666 es la obra maestra de la literatura juárica.
Edmond Baudoin y Troub´s llegaron a Juárez invitados por la obra de Roberto Bolaño. Digo invitados porque fue la lectura de 2666 lo que impactó a Edmond Baudoin. Un artista como él, con más de cincuenta álbumes publicados y cuya obra gira en torno a ciertos temas, entre los cuales no son menos destacados los del deseo, la memoria y el culto a la mujer, sintió la imperiosa necesidad de visitar un lugar conocido por ser la ciudad donde se asesinaban mujeres sistemáticamente. Para ello invitó a otro artista francés, Jean-Marc Troubet, conocido como Troub´s, para venir a Juárez a escribir y dibujar un álbum de cómic sobre la vida en Ciudad Juárez. Pero Baudoin no quería centrarse en la nota roja. Quería saber cómo era la vida cotidiana en Ciudad Juárez y, sobre todo, hablar con sus habitantes. Baudoin quería saber cuáles eran los sueños de sus habitantes, y con ellos estableció un pacto: intercambiar un retrato por un sueño: «A las personas que quieran les haré un retrato, y como intercambio (cuando así lo deseen) les pediré que me hablen de sus sueños, sus aspiraciones, su proyecto de vida. Me gustaría con mi viaje a Ciudad Juárez poder hablar y mostrar la vida en esta ciudad donde se muere tan seguido por la violencia»[4]. Los afortunados que se toparan en su camino con Baudoin compartirían su sueño con él, y este les dejaría su retrato.
Un retrato por un sueño |
Edmond Baudoin es una leyenda viva del cómic en Francia, donde el cómic goza de las características y la reputación de la alta cultura. Nacido en Niza en 1942, decide abandonar su empleo a los treinta años y se dedica solo a la historieta. Conocerá entonces la libertad, pero también el hambre. Sin embargo, como en los mejores cuentos de superación personal, al volver de los años se convertirá en una referencia fundamental en Europa del nuevo cómic y la novela gráfica. Superviviente de revistas míticas como Pilote, (À Suivre) o L´echo des Savanes, a Baudoin le tocó vivir el fin de la edad dorada de las revistas y la transición del mercado de la revista mensual al nuevo concepto de novela gráfica. Pronto Baudoin se convirtió en la referencia fundamental de los artistas más jóvenes que querían hacer algo nuevo con la historieta en Francia y que se arremolinaron en torno a la editorial L´Association. En sus propias palabras: «A mí no me interesaban las viñetas de héroes ni cosas así. Yo era un lector de literatura al que le gustaba ilustrar y quería hacer libros infantiles. Como no tenía cultura de cómic, resultó que inventé una nueva tendencia, pero realmente hice lo que ya se hacía en literatura: hablar de lo cotidiano. Al hacerlo descubrí que me encantaba contar historias y que lo podía hacer muy bien en este formato, porque la relación entre el texto y la imagen es apasionante». Para estos artistas el cómic tiene una dimensión que lo parangona con la novela en la relación que la novela tiene con la vida: la de ser un testimonio totalizador y profundo del alma humana que vaga perdida en las modernas sociedades. Entre la obra de Baudoin destacan, para mi gusto, Arlerí o los álbumes escritos por Fred Vargas, importante autora francesa de novela negra y excompañera sentimental de Baudoin. El historietista francés André Juillard expresó que «cuando Edmond Baudoin dibuja es como si escribiera, y cuando escribe es como si estuviera dibujando. Este ir y venir sin transición entre la palabra y la imagen define la esencia narrativa de un autor cuya obra ha reflejado continuamente el mestizaje social y la crisis generacional de la Francia contemporánea»[5].
En cuanto a Troub´s, el más joven del tándem que llegó a Juárez, comparte con Baudoin la filosofía de un cómic de marcado carácter autobiográfico (quiero hacer notar que algunos personajes de Baudoin son él mismo, o trasuntos de él mismo, como el retrato de Adamsberg en Los cuatro ríos), pero también de un cómic itinerante, pues hasta ahora la mayor parte de la producción de Troub´s se basa en los viajes que este ha hecho por el extranjero, como Troub´s en China (2006), y ahora, Viva la vida: los sueños de Ciudad Juárez. En 2013 Baudoin y Troub´s repitieron la experiencia en Colombia y dieron a la imprenta El sabor de la tierra (editado en España por Astiberri en 2013).
Y un día, Baudoin y Troub´s aparecieron frente a la verja de nuestra casa. Nos puso en contacto la periodista española Judith Torrea, amiga común que les habló de unos departamentos adosados a nuestro hogar en un barrio relativamente tranquilo de Juárez. A partir de entonces fuimos vecinos y amigos, y en la medida de lo posible les introdujimos también en nuestra vida cotidiana y en nuestros círculos de amistad. Por eso podemos hablar de que en Viva la vida no existe un retrato del mito, sino de la vida cotidiana. Es importante precisar que Baudoin y Troub´s nunca omitieron la dura realidad, pero también pudieron asomarse a cómo transcurre el día a día de los juarenses entre tanto horror[6].
Una mañana de trabajo. |
El mito quedaba planteado desde los orígenes que inspiraron el álbum: la lectura de 2666 que convierte a Juárez en espacio mítico, la inevitable referencia a la cultura del western a la que siempre ha estado adscrita la región Juárez/El Paso y que en cierto modo ya establecía su adscripción a un territorio mítico bien conocido de todos. En la página 12 Baudoin le explica a Troub´s en Angulema: «Ciudad Juárez… completamente al norte de México. Es el sitio más frecuentado de la frontera. El Río Bravo parte en dos la ciudad, y del lado norteamericano está El Paso». Y Troub´s comenta: “Suena como un western”. Concluye Baudoin: «Sí, pero no es una película de vaqueros. Es real». Una vez en Juárez, la constatación de que el mito se sustenta sobre unas bases reales, aunque ya para entonces habían cambiado las premisas básicas del mito: Juárez ya no era sólo la capital mundial de la violación y asesinato de mujeres, sino la capital mundial del asesinato. Desde los tiempos en que Bolaño se documentaba para 2666 y escribía la novela, Juárez había democratizado el crimen, que ahora abarcaba a todos los ciudadanos y representaba a todas las clases sociales. Había pasado del feminicidio al genocidio; de la democracia a (perdonen de nuevo mi feo vicio de filólogo) la “deimo-cracia”[7], el gobierno del terror institucionalizado a través de un entramado de narcotraficantes, asesinos, aficionados, policías federales y soldados del ejército que tomaron la ciudad como botín.
Durante el mes que Baudoin y Troub’s vivieron en Ciudad Juárez conocieron a toda clase de ciudadanos de la ciudad más violenta del mundo: vendedores ambulantes, meseros, periodistas, profesores, fotógrafos, activistas sociales, obreros de maquiladora… Quizá hubo una salvedad: los gobernantes. Dos espíritus ciertamente ácratas como ellos no quisieron en ningún momento dirigirse a los políticos, quienes probablemente tampoco los hubieran recibido. No desconocieron, sin embargo, el discurso oficial, que está por todas partes, y del cual frecuentemente se hacen eco los medios de comunicación.
Baudoin y Troub´s se sumergieron en la existencia concreta, y en su camino reflejaron en rostro de la ciudad con sus rincones y escenarios más representativos. Siguiendo el modelo del cómic itinerante, casi periodístico en la línea de un Joe Sacco, ellos fueron los catalizadores de un tropel de juarenses que se expresaron a través de su palabra y sus pinceles.
Dos personas recorren y unifican Viva la vida. Ambos, convertidos gracias a los pinceles en personajes, le otorgan humanidad y hasta sentido del humor a esta obra. Me refiero al periodista Miguel Ángel Chávez y a la trabajadora de maquila Elpidia García. Miguel Ángel se convirtió en uno de sus guías y les introdujo en los restos de la vida nocturna de Ciudad Juárez, antaño tan famosa y característica de la urbe, y de aquellas andanzas nocturnas (pero también diurnas) queda constancia en Viva la vida. Miguel Ángel Chávez, periodista del diario vespertino PM, es una de las personas que mejor conocen la ciudad. Superviviente de una embolia en 2005 y ganador del Premio Nacional de Periodismo por un artículo sobre su experiencia, era el más adecuado para internarles en los lugares más peligrosos, ya que las secuelas le convertían en prácticamente invulnerable y pasaporte seguro para los antros.
Miguel Angel Chávez. |
En cuanto a Elpidia García, trabajadora de maquila desde los quince años de edad y escritora de cuentos sobre este mundo laboral, representa en Viva la vida la conciencia más lúcida sobre el sentido de esta industria y sus aparentes bondades. Tanto Miguel Angel Chávez como Elpidia se convirtieron en paradigmas de cuanto Baudoin y Troub’s querían conocer: la vida cotidiana consciente. Ya no hablamos de esa vida cotidiana que se vive en la inopia de conocimientos sobre lo que sucede día a día en la ciudad, sino de la vida cotidiana de miles de héroes anónimos que luchan por hacer de la ciudad un lugar mejor, o, cuanto menos, no envileciéndola más.
Hoy Juárez es paradigma del basurero capitalista en que los gobernantes de los últimos veinticinco años han sumergido al planeta. Quienes sigan los titulares de los periódicos internacionales sabrán que no solo vivimos inmersos en una crisis, sino que nos aproximamos a otra crisis mucho más profunda que ya viene cantada desde hace meses por otros economistas. Para Baudoin, Juárez es una ciudad «que inventa la mitología del mañana» (p. 52), ya que no existe desconexión entre lo que sucede en Juárez y los latidos del corazón de un mundo enfermo. En su presentación del libro en Ciudad Juárez afirmó: «La confrontación entre vida y muerte está próxima en Juárez, y en todas partes del mundo es conocida como ciudad de muerte. Pero nosotros buscamos la vida en Juárez. Juárez es el futuro y el laboratorio del mundo. Todos miran hacia Juárez. Sarkozy mira a Juárez. Aquí se ensaya el futuro del mundo. Esta frontera es la frontera del mundo». Para Baudoin, Juárez es un experimento aterrador producto de políticas macroeconómicas abusivas y políticas sociales inexistentes. Sorprende el abandono cultural y de infraestructuras en que se encuentra la ciudad reina de las maquiladoras. Pero Juárez no es una excepción ni un accidente, ya que dentro de la mentalidad recelosa siempre de los políticos, forma parte de un diseño que poco a poco está alcanzando a otros países y poniendo en entredicho las democracias occidentales por culpa de eso que ha dado en llamarse “dictadura de los mercados”. Para Baudoin no hay diferencia entre un narcotraficante y un jefe de maquiladora, ya que ambos siguen las mismas reglas que propicia la llamada dictadura de los mercados: «Escribí que Ciudad Juárez es un laboratorio y lo sigo pensando. No es la única ciudad del mundo que es un laboratorio, un terreno de ensayo para nuestros pensadores del mundo por venir. Ciudad Juárez es la imagen del liberalismo empujado al extremo. Un narco es un campeón liberal, los jefes extranjeros de las maquiladoras también; sus formas de trabajar son muy parecidas. Me parece que Ciudad Juárez está simplemente dos escalones más arriba que nosotros, basta subir un poco (un poquito), y muchas ciudades del mundo estarán igual que Ciudad Juárez, es tal vez nuestro porvenir»[8].
Elpidia. |
Sin negar las razones que apuntalan el mito, Baudoin y Troub´s ahondaron en la que resulta ser una realidad más compleja y menos novelesca. En su visión de Juárez no hay narcotraficantes ni tiroteos espectaculares. No hay narco-satanismo ni vampiros. No hay héroes de la cultura popular que concluyan afortunadamente, al menos, una sola misión de salvamento, paz o redención. Hay, eso sí, decenas de pequeños seres humanos que hacen de Juárez una ciudad en la que todavía es posible la vida. Héroes de la vida real sin capa ni espada. Héroes que se permiten seguir soñando a gritos, un sueño a gritos que Baudoin y Troub´s recogieron por sus andanzas en la famosa capital del crimen universal y pandemónium de las Américas. En el arrojo y valentía de estos encontraremos el silencio de la humildad y del tesón, nunca el silencio de los corderos. La conclusión de Viva la vida es la de que mientras existan los sueños de los individuos, existe la esperanza individual, pero mientras los gobernantes no atiendan a esos sueños con un verdadero sueño colectivo, Juárez como sociedad no tiene esperanza alguna.
Baudoin, Edmond, y Troubet, Jean-Marc, Viva la vida, París: L´Association, 2011; México: Sexto Piso, 2011; Bilbao: Astiberri, 2011.
Baudoin, Edmond. “Retrato de los sueños en Ciudad Juárez”. Entrevista. Por Castro, Esteban. ReporteIndigo. 8 de junio de 2011:
Bolaño, Roberto, 2666. Barcelona: Anagrama, 2006 (7ª ed.).
Echave Sustaeta, J., Lengua latina. Vocabulario básico. Barcelona: Cefiso, 1961.
Juillard, André, citado en Kosmópolis: http://www.cccb.org/kosmopolis/es/activitat-edmond_baudoin-25720.
Moliner, María, Diccionario de uso del español. Madrid: Gredos, 2ª ed., 1ª ri., 1998 (2 vols.).
Vigueras-Fernández, Ricardo, “La construcción de un mito del siglo XXI: La representación de Ciudad Juárez en Luchadoras, de P. Adam, y 30 Days of Night: Ciudad Juárez, de Fraction y Templesmith”. Tebeosfera 8, 24 de junio de 2011: http://www.tebeosfera.com/documentos/textos/la_representacion_de_ciudad_juarez_en_luchadoras_y_ 30_days_of_night.html
[1] El DRAE proporciona estas definiciones: 1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad. 2. m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal. 3. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima. 4. m. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.
[2] Cf. mi artículo “La construcción de un mito del siglo XXI: La representación de Ciudad Juárez en Luchadoras, de P. Adam, y 30 Days of Night: Ciudad Juárez, de Fraction y Templesmith”, en Tebeosfera número 8: http://www.tebeosfera.com/documentos/textos/la_representacion_de_ciudad_juarez_en_luchadoras_y_ 30_days_of_night.html.
[3] Echave-Sustaeta, p. 15.
[4] Extraído de un correo electrónico que me remitió Baudoin el 14 de septiembre de 2010.
[5] Citado en Kosmópolis: http://www.cccb.org/kosmopolis/es/activitat-edmond_baudoin-25720.
[6] Un relato pormenorizado de cómo se escribió y dibujó Viva la vida puede leerse en mi blog Tras las turquesas cortinas: “¡Viva la vida y muera la muerte! Crónica de vecindario sobre Edmond Baudoin y Troub´s en Ciudad Juárez”, consultable en: http://ricardovigueras.blogspot.com.es/2011/02/viva-la-vida-y-muera-la-muerte-una.html
[7] El juego de palabras consiste en mutar “demos” (pueblo) por Deimos, hijo del dios de la guerra, Ares, que es el Terror personificado.
[8] Declaraciones de Edmond Baudoin a Esteban Castro, de la revista digital ReporteIndigo: