CATALOGANDO TEBEOS
El improbable catálogo de los tebeos
Hacer un catálogo de los tebeos al dictado de la bibliofilia, es decir, utilizando las herramientas de la bibliografía, es tarea ardua. Las normas de catalogación de uso extensivo y universal que se implementaron durante el siglo XX, y que se han revisado en profundidad durante el XXI, siguen sin ser de todo útiles para construir un buen catálogo de los tebeos por una sencilla razón: la aplicación de las normas que sirven para un medio no necesariamente son útiles para otro, y por más que la historieta haya estado supeditada en su difusión a los mismos soportes que la prensa, el ensayo o la literatura, las obras ofrecidas al público eran de naturaleza distinta. Por otra parte, debido al desconocimiento (en general) de la historieta y de los tebeos, los propios catalogadores han sido incapaces de discernir, y así lo han plasmado en sus registros, si una publicación ofrecía una obra singular —fuese o no completa— o un surtido de series, algo connatural durante muchos años a las fórmulas de difusión del cómic. El refugio reciente de la industria editorial del cómic en el formato libro, en gran medida potenciado por la crisis global del sector editorial, ha venido a solventar este problema, pero sigue sin solucionar la correcta catalogación de todos los tebeos distribuidos en el pasado, una colosal cantidad de impresos que han terminado formando una masa amorfa de “publicaciones seriadas” sin personalidad y sin contenido.
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Portada del primer catálogo de Delhom. |
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Hoy en día, los procedimientos de catalogación de prensa y libros han unificado criterios más allá de las diferencias idiomáticas (gracias a la ISBD), se han amoldado a las nuevas tecnologías (como con IBERMARC), han facilitado el acceso público a los registros (las bibliotecas nacionales, el REBIUN, etc.) y están incrementando de manera notable los proyectos de digitalización a fondos que, en bastantes casos, ya se retiraban del préstamo debido a su mal estado de conservación. Muchas discrepancias existentes en el pasado han quedado resueltas en la actualidad al ajustarse la mayoría de las bibliotecas a las normas estándar de catalogación (Anglo-American Cataloguing Rules), y ya se están dando pasos en el registro de nuevos soportes de difusión de contenidos, como las grabaciones digitales y las publicaciones hipermedia. Con todo, ciertas bases de datos siguen apegadas a modelos de catalogación difusos, siguiendo una sistemática que en ocasiones acude a cuestiones modales para generar etiquetas. Es el caso de nuestra base del ISBN, que en enero de 2012 sustituyó la etiqueta “Historietas, tebeos, cómics” por “Novelas gráficas y cómics”, pero mantuvo la aplicación de este concepto sin definir —pues carece de definición consensuada— sobre obras como antologías satíricas, revistas humorísticas o tebeos de toda índole, para desagrado de detractores y defensores del fenómeno por igual. En el ISBN han surgido otras categorías similares posteriormente, como “Novela gráfica y manga como obra de arte”, que invitan a la mofa antes que a la identificación del producto.
La bibliografía y la hemerografía españolas nos han dejado claro que los tebeos no han existido en nuestra cultura, o bien que su valoración cultural ha sido nimia. Su presencia en catálogos y ensayos bibliológicos ha sido por lo común testimonial o anecdótica: identificados con el tecnicismo “folletos” como si no contuviesen más que documentación informativa, calificados como ephémera por su endeble apariencia o su pobre encuadernación, tachados de “infantiles” aunque sus mensajes fuesen más allá de ese público, contenidos en volúmenes de edición tomando en consideración una o escasas muestras de una longeva colección, etc. En la catalogación de libros siempre se ha partido de la obra contenida para catalogar un volumen de edición, pero en la catalogación de tebeos raramente fue considerada la obra, se atendió al soporte, al formato o a una etiqueta.
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Catálogo editado mediante tarjetas que se distribuyeron en sobres durante quince años.
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Una ficha normalizada que sirve para catalogar convenientemente una novela o una obra teatral no es útil para incorporar los contenidos de un tebeo. El problema viene de antiguo, debido a la escurridiza presencia de las obras de historieta en la prensa satírica, de modas o de espectáculos, luego en los diarios o revistas de información, más tarde en muy distintos soportes propios de distinto formato (folletos o suplementos, álbumes o libros, revistas seriadas sin numerar o numeradas, y cuadernos sueltos, agrupados, seriados o numerados), sin olvidar que también aparecía complementando otras publicaciones (folletos publicitarios, novelas o cuentos, cuadernos o libros didácticos, calendarios, discos musicales o películas, etc.).
Al problema de la foliación escasa o al de la consideración nula fue unido siempre el aspecto autorial: el tebeo fue casi siempre un producto anónimo o de un colectivo de autores indefinido, lo cual difícilmente podía ajustarse al canon clásico de “obra de autor”. Este problema, que lo han sufrido tanto en los Estados Unidos como aquí, fue superado en Francia con una filosofía editorial que se ajustó a la política del libro. De hecho, allí los catálogos se hacen sobre séries o albums, ya que desde los años cincuenta se estandarizó el paso al formato de libro de casi todas las series que ofrecía una revista periódica, salvo que no gozasen del aplauso del público lector. En España estas políticas culturales no cuajaron, en parte debido al largo periodo autárquico propiciado por la dictadura militar, pero sobre todo por causa del escaso aprecio del tebeo como un producto cultural. En otras latitudes el proceso ha sido distinto por razones diferentes: en Japón, el manga ha tenido una consideración aparte del ámbito del libro, estando muy ligada su difusión a la seriación por entregas, pero desde los años ochenta se convirtió en un producto comercial que generaba enormes divisas y su consideración cultural creció en consonancia. El mercado de los cómics en los Estados Unidos estuvo ligado a un formato eminentemente, el de cuaderno, y no fue hasta la implantación del ISBN cuando los editores quisieron entrar a formar parte de los circuitos de distribución de libros, comenzándose a partir de mediados de los años setenta con políticas de edición con este formato, potenciadas actualmente gracias al fenómeno de las graphic novels.
Como quiera que en diferentes países existen diferentes industrias y derivas culturales de la historieta, no hay unas normas homogéneas de catalogación, de modo que los catálogos generales de cómics con los que contamos ahora mismo difieren notablemente. La Overstreet Comic Price Guide americana, o su homóloga británica, vienen a ser guías orientadas al coleccionismo que aportan un listado de comic books descritos con escaso número de campos. Las guías francesas se hallan divididas: las BDM reúnen los álbumes, como ocurre en la Bedethèque, muy detalladamente catalogados, pero luego hay guías de petits formats y de magazines con sus series. El catálogo de los fumetti unifica todo tipo de cómics (salvo los de prensa), pero con muy escaso número de campos y graves vacíos en algunas décadas. Los catálogos de los países del norte de Europa presentan amplias lagunas y también constan de escasos campos descriptivos. Los catálogos españoles… eran hasta recientes fechas terriblemente deficitarios en datos, faltando un porcentaje altísimo de títulos por datar.
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Con este curioso título se catalogaron, principalmente, los tebeos del la primera mitad del siglo XX. |
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La catalogación de tebeos en España la han hecho generalmente coleccionistas en régimen de autoedición, o en sellos menores, y siguiendo una sistemática muy básica que se fundamentaba muy a menudo en apuntes de mercado pero no en la búsqueda sistemática de materiales, acudiendo a fuentes diversas o cruzando referentes. Todo trabajo desarrollado hasta la fecha, incluso el que se está haciendo actualmente, demuestra que lo que sabemos de nuestra historieta es poco frente a lo que nos queda por saber. Es la herencia de una tradición crítica escasamente cohesionada, que nunca sumó esfuerzos para estudiar seriamente los tebeos, y que se quebró definitivamente cuando el mercado fomentó el nacimiento de nuevos divulgadores apegados a sus gustos, que olvidaron que hubo tebeos antes que los manga, o que hubo cómics antes que la novela gráfica. La falla se hizo más ancha porque los coleccionistas de antaño nada querían saber de los superhéroes, los manga o los tebeos contemporáneos, de modo que la posibilidad de sumar esfuerzos para recuperar la memoria tebeográfica española se ha convertido en una aventura.
Los catálogos de tebeos en España
En nuestro país han existido hasta hoy cinco catálogos generales y otros tantos parciales, hasta llegar al inventario que en 2012 hizo la Asociación Cultural Tebeosfera de su Gran Catálogo de la Historieta en línea, materializado en el Catálogo de los tebeos. 1880-2012. Los trabajos pioneros fueron iniciativa de coleccionistas que resultaron útiles como guías de coleccionistas aficionados y completistas, pero no para el público en general debido a su limitada oferta de datos. Los más recientes han sido esfuerzos más enfocados a un público general, imbricando los tebeos en la cultura en general, pero sobre industrias ligadas a regiones o incluso a sellos concretos:
1. Catálogo del tebeo en España. 1915-1965. Libro, firmado por Josep M. Delhom y Joan Navarro, con aportaciones documentales de Francisco Baena, Luis Esquiró, Xavier Fontecha y Jesús García, y prologado por Antonio Martín. Editado por el Colectivo 9º Arte en 1980, en Barcelona. Para cada colección desglosaba siete campos expuestos en tablas: título, editorial, año de arranque de la colección, dibujante, guionista, total de números publicados, dimensiones. Entre las tablas se intercalaron 92 imágenes en color de reducido tamaño. El libro consideró como primer tebeo español Dominguín. Como características singulares: equiparaba “colección” a “serie”; cuando había más de un autor en una serie o colección se indicaba “varios”; los datos que se desconocían quedaron en blanco.
2. Catálogo del tebeo en España. 1865/1980. Libro firmado por Josep M. Delhom (en el que desautorizaba la autoría de J. Navarro en el anterior), con prólogo de Luis Conde. Editado por Círculo del Cómic S. A. / Cuto Edicions en 1989, en Barcelona. Ampliaba y enmendaba el anterior catálogo, con el añadido de un campo más: título, editorial, año de arranque, dibujante, guionista, total de números, dimensiones, y precio estimado en el mercado del coleccionismo. Se publicó con 336 imágenes en color a pequeño tamaño. El catalogador consideró como primer tebeo español En caricatura, en realidad un almanaque de El Cascabel, que no era un tebeo. Las características singulares coincidían con las anteriores.
3. Catálogo del tebeo español mediante fichas. Fichero integrado por 1.360 tarjetas con una imagen de la cubierta de un número representativo de la colección (generalmente el núm. 1) ocupando todo el anverso y una ficha con datos varios en el reverso. Autoedición de Saturnino Beitia y Armando Illera, servido por entregas entre 1983 y 1998 en Madrid. Entre el total de fichas hubo 140 de tebeos extraordinarios, pertenecientes a colecciones con tarjeta aparte; es decir, el total de colecciones catalogadas fue de 1.220, cada una con su imagen asociada. En 1998 hubo una emisión en bloque de un grueso de las fichas, de ahí que algún especialista la haya datado en este año. Los campos llegaban a un máximo de nueve: título, editorial, año, números, guionista, dibujante, dimensiones, género, y personajes. A veces, alguna ficha llevó un comentario anejo.
4. Catálogo de los años oscuros del tebeo español. Cuaderno autoeditado en los años noventa por el coleccionista Pablo López en Madrid, bajo el sello Ediciones P. L. G., que aportaba datos sobre los tebeos publicados en el período 1865-1950, partiendo de catálogos anteriores y sistematizando cinco campos: título, editorial, arranque, números y dimensiones. Alcanzó a documentar 672 colecciones diferentes, sin imágenes. Las características singulares coincidían con las de los dos primeros catálogos, con una añadida: fue el primer inventario de tebeos españoles que mostró sus entradas ordenadas cronológicamente, lo que daba otra visión diferente de la edición de tebeos en nuestro país.
5. Guía del tebeo español. 1965-1989. Catálogo parcial con formato de cuaderno de Jaume Palañá y Carlos González (con la colaboración de otros, entre ellos J. A. Ortega Anguiano). Publicado en 1991 por Ediciones El Boletín, en Barcelona. Construido sobre la base de los fondos de sus colecciones y de los datos extraídos de los catálogos de Delhom, ampliaba el total de colecciones editadas hasta los ochenta. En sus entradas aparecían los campos: título, editorial, año de arranque, números, dimensiones, páginas y PVP. Se publicó salpicado con algunas imágenes en blanco y negro. Los autores contabilizaron 3.440 series de personajes y colecciones de tebeos en total. Siguieron figurando datos en blanco, muchos interrogantes y el constante “varios”.
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Cubiertas del catálogo de José Antonio Ortega Anguiano. |
6. Catálogo general del cómic español. 1865-1993. Libro de José Antonio Ortega Anguiano (con alguna ayuda de Francisco Ramón Aranda y Rafael J. Granados). Publicado por Ediciones El Boletín en 1994, en Barcelona. Construido sobre la base de los fondos de su colección, de los datos extraídos de los catálogos de Delhom y de consultas a otros coleccionistas (como Jaume Miralles, Carlos González o Diego Callejón). En sus entradas se completaban hasta trece campos: título, editorial, arranque y fin de la colección, dibujante y guionista principales, números publicados, periodicidad, dimensiones, páginas, PVP, género descollante y una etiqueta distintiva (muchas veces coincidente con el sello editorial o con las dimensiones). Se publicó con algunas imágenes en las secciones de presentación y separadores, curiosamente ninguna representando tebeos. El autor alcanzó a inventariar 4.900 colecciones, separando series de colecciones y detallando, aparte, los tebeos unitarios editados en su mayoría a modo de álbumes, confiriéndoles así otra categoría. Citó tangencialmente algunos tebeos extranjeros, tebeos de carácter publicitario o promocional, distinguió los tebeos editados por instituciones públicas y dejó abiertos depósitos para “ediciones varias”, “documentación”, “sin identificar” y una “lista de búsqueda” que dejaban claro el noble ánimo abierto a la revisión y corrección por parte de otros estudiosos. Siguieron figurando datos en blanco, bastantes interrogantes y el constante “varios”.
7. Antologia del Còmic Espanyol 1915/1965. Libro de Joan Pieras, coeditado por la Societat Andorrana de Ciències y el Banc Internacional/Banca Mora, en Andorra, en 1995. Libro antológico sobre los tebeos con algunas miradas panorámicas a la historieta clásica española. El grueso del libro consistía en un catálogo no exhaustivo con fichas (en catalán) de los tebeos más importantes del periodo indicado, todos ellos con una imagen asociada. Separaba por su formato los tebeos en “apaisados” (216 fichas), “verticales” (128 fichas), o por otras categorías: “novel·la gráfica” (18 fichas), “revista infantil i juvenil” (18 fichas). Cada ficha tenía nueve campos: título, editorial, año, números, guionistas, dibujantes, dimensiones, géneros y personajes. Esta obra no aportaba apenas datos nuevos a los catálogos precedentes, aunque sí incorporó más imágenes en blanco y negro y de tamaño respetable.
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Página web de acceso al Gran Catálogo de la Historieta con el resumen de registros actualizado a 12-IV-2013. |
8. Gran Catálogo de la Historieta. Catálogo en línea, emplazado en el sitio web Tebeosfera.com desde junio de 2008, fundado por Manuel Barrero sobre la base de un catálogo de partida de José Manuel Rodríguez Humanes elaborado con el programa Word de Office. El catálogo original partía de catálogos anteriores, pero incrementaba sus campos y mejoraba las fichas con contrastes efectuados sobre los propios tebeos (enmendando muchos vacíos y errores cometidos por Ortega Anguiano) y con el aliciente de adjuntar una imagen en color con cada ficha, casi 5.000, pues ése era el número de fichas. Barrero incorporó esta base de datos a una construida en MySQL, con 22 campos de partida más casillas para comentarios que sirviesen para explicar la historia o evolución editorial de cada colección o los contenidos de cada tebeo, puesto que el catálogo de Tebeosfera.com no sólo catalogaba colecciones, también sus números, las series contenidas, cada historieta o viñeta, los personajes, los autores de las obras y cualquier aspecto ligado a las obras, cada uno de ellos en una tabla diferente interconectada con las demás dentro de la base de datos general. Colaboraron en la puesta a punto de la base de datos de partida: Javier Alcázar, José María Baena, Jaume Bosch, Juan Manuel Bosque, Félix Cepriá y Antonio Martín. Se partió de un catálogo con 5.700 colecciones, que llevaron asociados más de 5.000 números ordinarios, que un semestre después ascendían a 12.000. El catálogo de Tebeosfera arropaba por vez primera no sólo los tebeos de superhéroes o los manga que tan poco atrajeron a los catalogadores del tebeo tradicional, también las publicaciones humorísticas, las antologías satíricas y todo tipo de producto que hubiese contenido historietas, aunque no fuese ésa su oferta principal. Este tesauro documental e iconográfico también distinguió las agrupaciones de colecciones (líneas y colecciones superiores), las subcolecciones y los números variantes ligados a otras colecciones y otros casos particulares que permitían ordenar mejor los tebeos españoles. Los campos más importantes de las fichas de colección fueron casi cuarenta: signatura, título facial, antetítulos y subtítulos, arranque, cese, sello editor, ciudad, país de origen, pertenencia a línea o colección superior, tipo de publicación, tipo de edición, tipo de colección, formato, encuadernación, traducción, dimensiones, PVP, números ordinarios, extraordinarios, variantes, ISBN, DL, EAN y otros registros, subsello, calificación editorial, carácter, temáticas, géneros, subgéneros, autores (divididos por dedicación), series, portada, muestras, comentarios, descripción, vínculos a otras páginas web.
Catálogos parciales:
1. Banda deseñada. Catálogo de tebeos en línea, publicados en gallego dentro del sitio web culturagalega.org/bd, sostenido por el Consello da Cultura Galega desde octubre del año 2000. Catálogo dirigido por Kike Benlloch fundamentalmente, que partía de la primera publicación aparecida en esta lengua en 1975 (2 viaxes), catalogando desde entonces y hasta la actualidad todo fanzine, revista o libro con historietas y tebeos genuinos que contenía obras publicadas en gallego (y tebeos editados por gallegos o tebeos con obra de autores gallegos). En abril de 2013 existían 455 registros. Cada entrada ofrecía 18 campos (incluyendo “tiraxe”), aportaba una imagen de cada producto, un comentario breve escrito en gallego, y vinculaciones con la ficha del autor y otros documentos relacionados. Además, se elaboraron estudios estadísticos de la producción de historieta dentro de la comunidad autónoma algunos años.
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Arriba, una lujosa edición para catalogar los tebeos editados en Madrid. Abajo, el más reciente Catàleg de Còmic en Català.
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2. De Madrid a los tebeos. Catálogo a modo de anexo del libro teórico así titulado, producido por el colectivo Lápiz de Tinta, que se sirvió dividido por periodos al final de los capítulos del libro bajo el epígrafe Tebeografía. Esta parte fue supervisada directamente por Jesús Cuadrado, y el libro, publicado por el Ayuntamiento de Madrid en 2004. Consistía en la catalogación parcial de los tebeos españoles que habían sido editados en la Comunidad de Madrid, partiendo de las publicaciones con viñetas o historietas del siglo XIX madrileñas y llegando hasta el año 2004. El catálogo se acompañaba de gran cantidad de imágenes, reproducidas a todo color, con diseño exquisito, en una edición impecable. Los asientos de catalogación se ordenaban en bloques por años incluyendo escasos campos descriptivos: título, tipo de obra, editora, números, fecha de arranque y de fin en muchos casos. El catálogo aún arrastraba errores de catálogos previos o los mantuvo; no obstante, ya era posible en ese momento solventarlos consultando bases de datos como la de la Biblioteca Nacional, el ISBN o tiendas de coleccionismo como todocoleccion.net.
3. Catàleg de Còmic en Català. Catálogo en línea, emplazado en el sitio web http://www.grupelsisards.cat/comic/, obra de Jordi Riera Pujal. Catálogo en línea dirigido específicamente a registrar las publicaciones con historietas en lengua catalana. En el primer semestre de 2008 había referenciado más de 800 álbumes de historietas, reproduciendo cerca de 400 portadas de tebeos catalanes. El catálogo se organizaba en tres cuerpos: Manga, Àlbums y Revistes (contemplando revistas satíricas también). Para cada ficha se acompañaba un juego de cubiertas de muestra —en algunos casos todas— y hasta trece campos con datos en algunas fichas: título, colección, autor, adaptador, guión, dibujo, director de colección, editorial, arranque, periodicidad, dimensiones, foliación y, en ocasiones, relación de títulos publicados. También ofrecía algún vínculo anecdótico (“Cosa Curiosa”) y una página con enlaces a otros sitios web de interés.
4. El tebeo femenino. Catálogo de los tebeos dirigidos al público infantil o juvenil femenino desde los años treinta hasta la actualidad, obra de Marisa Mediavilla Herreros, a la venta en febrero de 2011. El libro era un volcado, en 176 páginas, del trabajo desarrollado previamente por su autora para el Instituto de la Mujer, dentro del proyecto Biblioteca de Mujeres. El catálogo se basaba en los registros de este tipo procedentes de catálogos anteriores, en los apuntes de la autora sobre los fondos existentes en los depósitos de la Biblioteca Nacional y en consultas efectuadas en el Gran Catálogo de la Historieta de Tebeosfera.com. El catálogo adolecía de graves lagunas porque este tipo de tebeos habían sido incluso menospreciados por los coleccionistas de tebeos clásicos, lagunas que todavía están por rellenar.
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Dos catálogos ligados a sendas exposiciones. |
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5. El còmic en catalá. Catáleg d'albums i publicacions (1939-2011). Libro de Jordi Riera Pujal, editado por Glénat en diciembre de 2011, que recogía gran parte de su esfuerzo ya volcado en el sitio web grupelsisards.cat/comic, pero concienzudamente ampliado y que aquí se ofrecía en un libro de dimensiones estándar, bien editado e ilustrado con abundantes imágenes en color. Catálogo en esencia de los tebeos con formato de libro publicados en los Països Catalans, pero que registró también cuadernos y revistas, incluidas algunas satíricas. El conjunto se repartía en 782 asientos (529 colecciones de libros, 40 con formato de cuaderno o revista, 130 antologías de humor, 49 fanzines y 34 webcomics) que daban fe de 3.683 tebeos en catalán. Un trabajo muy importante pese a prescindir de catalogar los primeros cincuenta años de historieta española, en la que hubo muchos ejemplos en catalán, que además incorporaba estudios finales sobre la presencia del cómic en Cataluña, estadísticas sobre lo publicado en 2010, listados de editores, festivales, bibliografías y otros catálogos, todo ello de gran utilidad para conocer un poco mejor el cómic en catalán y lo que se hace en Cataluña por el cómic.
Naturalmente, se han publicado más catálogos de alcance limitado: ligados a muestras u otras actividades, promocionales de las editoriales, de venta de tebeos de segunda mano o dirigidos al mercado del coleccionismo, ninguno de ellos con carácter general y en la mayoría de los casos desprovistos de espíritu científico, al no incluir siguiera la fecha de arranque de las colecciones. Ejemplos de catálogos ligados a exposiciones podrían ser el pionero impulsado por Francisco Vázquez (editado por el Ayuntamiento de La Coruña en 1986) con el título Los tebeos en España, 1915-1980, o el reciente coordinado por Luis Conde Los tebeos de posguerra, cuya muestra comenzó a itinerar en enero de 2011 en el Palacio Episcopal de Salamanca, con edición del Centro Documental de la Memoria Histórica del Ministerio de Cultura. Ejemplos destacados de catálogos parciales ligados al ámbito de la afición los encontramos en los lanzados en 2010 bajo el sello Cineman (tras el que se halla el coleccionista y vendedor Lluís Stac) para clientes del Mercat de Sant Antoni y del sitio www.todocoleccion.net: Catálogo de almanaques de tebeos (reproducción de 1.115 portadas en color de este tipo de números especiales, a razón de doce por página, con título, fecha y año bajo la imagen, sin ningún texto anexo), Catálogo tebeos extras y especiales (1.500 portadas en color de números especiales, doce por página, con título, fecha y año, sin textos), o el Gran Catálogo del Tebeo Español (igual planteamiento que los anteriores, ofreciendo portadas de colecciones por orden alfabético, servidos en bloques por letras, pero que dejó de editarse en la letra C). Eran ediciones artesanales, consistentes en impresiones en color con impresora láser y encuadernación en gusanillo y, dentro de su sistemática, no distinguían en ocasiones los tebeos de la prensa satírica o de otro tipo, sirviendo solamente como guía visual.
Dentro de los esfuerzos parciales deberíamos contemplar los libros que funcionan a modo de catálogos del fondo editorial de algunos sellos, libros editados con muy buen gusto y que suponen buenas herramientas para conocer una parte de nuestra tebeografía, como por ejemplo los editados por Glénat España: La magia de Maga. Desde la nostalgia, de Paco Baena (2002), o Guía visual de la Editorial Bruguera (1940-1986), de Tino Regueira (2005). Mención aparte merecerían los manuales de uso bibliotecario, cuyo objetivo no era la catalogación tebeográfica propiamente dicha, como la Brújula para tebeos que editó desde 2009 la Biblioteca Regional de Murcia, útiles guías de lectura para quienes desearan acceder a grupos selectos de tebeos contemporáneos.
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Dos catálogos más dirigidos a los coleccionistas.
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Más allá del papel, en las pantallas de los ordenadores siguen apareciendo catálogos específicos, algunos impresionantes, pero todos dedicados a ediciones en España de historietas producidas en otros países, como:
Como casos particulares hay que mencionar estos dos sitios:
- semanarioshumoristicos.blogspot.com.es, un recorrido bellamente ilustrado por las publicaciones de humor y de historieta de la primera mitad del siglo XX, que ha ido incrementando sus contenidos día tras día.
- tebeosclasicos.com, un emplazamiento clave para el coleccionismo, ligado a un conjunto de galerías en la plataforma Picasa (que coordina Mario Martínez) que constituye un gran catálogo visual del tebeo clásico español.
EL CATÁLOGO DE TEBEOSFERA
El colectivo de colaboradores de Tebeosfera ha trabajado sin pausa en su catálogo desde que se planteó este reto en 2007, alimentándose del resto de catálogos citados según fueron viendo la luz. En Tebeosfera nos declaramos deudores de todos ellos y de muchos otros colaboradores circunstanciales y puntos de referencia (el más relevante: todocoleccion.net, sobre todo desde que abrió la posibilidad de practicar consultas sobre lotes ya vendidos, pues las posibilidades de contraste se incrementaron).
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Ilustración de Max para la portada de este nuevo catálogo.
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Tras cinco años de trabajo y cientos de personas implicadas, la base de datos de Tebeosfera.com ha comenzado a mostrar una imagen aproximada de lo que ha significado la historieta en nuestra cultura, un retrato algo borroso aún de la industria española de los tebeos hasta hoy. Todo ello mediante fichas claramente distinguidas, casi todas ellas acompañadas con imágenes, con el triple de campos numéricos, alfanuméricos o textuales que cualquier otro catálogo anterior, y con un entrelazado de fichas que da fe de las vinculaciones entre autores, entidades, publicaciones, series, adaptaciones y otros aspectos de la historieta.
Cuando lanzamos el Gran Catálogo de la Historieta en 2008 estimábamos que “un catálogo general de los tebeos españoles, número a número, superaría con creces las 100.000 fichas.” Hoy casi hemos duplicado esa estimación. El gran incremento de tebeos fichados se explica por la enorme inflación editorial experimentada por la industria española desde los años noventa, sobre la base de la traducción de gran cantidad de títulos procedentes de Oriente y, sobre todo, de Estados Unidos. Inflación de traducciones que apenas se ha mitigado actualmente.
Por supuesto, queda mucho por mejorar en los sistemas de búsqueda y en la agilidad completa de nuestra base de datos MySQL, que ha debido adecuarse por dos veces a las constantes mejoras de los sistemas en red de los hipermedia (y pensamos remodelar una vez más), pero lo importante es que el proyecto está en pie, el equipo de trabajo sigue laborando y la energía y el interés no han decaído.
Es más, además del esfuerzo colectivo, constante y continuo de trabajar en línea sobre los tebeos españoles, en 2012 nos planteamos lanzar una línea de publicaciones impresas que diese fe de nuestro esfuerzo, un conjunto de “inventarios” de nuestro trabajo que al menos recogiesen de forma impresa volcados diferentes de la base de datos (tebeos, fanzines, prensa satírica, series, personajes, adaptaciones, artículos, etcétera). Y el primer lanzamiento ha llegado en abril de 2013 con el título Gran Catálogo de la Historieta. Inventario 2012: Catálogo de los tebeos. 1880-2012.
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Este nuevo catálogo panorámico de los tebeos españoles impreso es, por lo tanto, el noveno que se publica en nuestro país y es el más ambicioso de todos. Porque triplica el total de volúmenes de edición (colecciones o lanzamientos monográficos) catalogados hasta la fecha. Porque dobla el número de campos por asiento de cualquier otro catálogo. Porque acompaña anexos con catálogos complementarios, uno ordenado por años, otro ordenado por sellos. Y, finalmente, porque hace el primer estudio estadístico descriptivo de un siglo de tebeos en España. El libro, de 816 páginas, con 650 portadas ilustrándolas, recoge 15.164 asientos que agrupan 208.903 tebeos distribuidos entre 1880 y 2012 en España (incluyendo algunos editados en el extranjero para su distribución en España y algunos editados aquí para su distribución en otros países). Amén de la distribución de contenidos, la más vasta jamás alcanzada en el conocimiento de nuestros tebeos, el Catálogo de los tebeos. 1880-2012 identifica a los 1.694 editores que entraron en juego durante todos esos años, detallando el país de procedencia de casi todos los títulos catalogados, el carácter y temática predominante en la mayoría, los géneros y subgéneros, los autores que intervinieron —sólo dibujantes y guionistas— y añadiendo algunas especificaciones en los casos que lo exigían (números secuestrados, obras galardonadas, traducciones a otras lenguas, colecciones pertenecientes a un cuerpo superior o bien contenedoras de otros títulos, y algunos casos más).
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El trabajo de investigación y corrección efectuado para esta primera edición impresa ha sido realmente escrupuloso. Sin embargo, queda mucho aún por hacer. |
De tal guisa, este noveno catálogo supone un esfuerzo mayúsculo en el conocimiento de los tebeos y de la industria española, pero también se declara como el catálogo más fallido de todos, el que acumula más errores. Eso es así por dos razones: la afanosa búsqueda de confirmación de fechas y número de ejemplares de muchos tebeos nos ha conducido a la conclusión de que seguimos sin conocer bien un gran porcentaje de los títulos publicados en los primeros cincuenta años de industria editorial de los tebeos. La carencia de registros recogidos en su momento, o de una labor de documentación contrastada, lo impide hoy, y va a resultar muy difícil lograr arrojar más luz sobre este apartado si los coleccionistas que aún conservan muestras de esas colecciones no facilitan esa información. La segunda razón es obvia: un catálogo con el triple de asientos y el triple de campos es un cuerpo documental susceptible de acumular nueve veces más errores que todos los existentes.
Ya hemos atisbado algunos en las primeras copias impresas, algunos menores (portadas que no se corresponden con las finalmente publicadas, imágenes identificadas en un año incorrecto, alguna colección de seis números que fue de siete, caso de El Temible Pirata de la línea Colorines de Grafidea, y como éste hay varios títulos revisados a esta altura) y otros más graves (por un error de programación, el fanzine cordobés Androito Ke-Ke no fue recogido —pese a que en sus páginas se fogueó con sus primeros artículos e ilustraciones el director de este libro, curiosamente—, ni tampoco dos publicaciones verdaderamente importantes como Barsowia e Idiota y diminuto. Pedimos disculpas, desde aquí, a sus editores).
La labor de Tebeosfera es singular, pero no es perfecta ni debería ser única. Los componentes de este equipo de documentalistas de la viñeta solamente podemos jactarnos de una cosa tras manejar decenas de miles de tebeos, cruzar datos, suponer teorías, establecer criterios, acercarnos a tipologías o aventurar posibilidades: la tebeografía española sigue siendo un campo de estudio lleno de lagunas. Queda mucho por hacer y el único modo de hacerlo es seguir trabajando sistemáticamente, en equipo y con más voluntad que finanzas, pues si la industria ha entrado en crisis, el estudio de nuestros tebeos nunca dejó de estarlo.