Al igual que otros artistas argentinos de su misma generación fueron los superhéroes estadounidenses los que nutrieron su vocación temprana de llegar a emplearse profesionalmente como dibujante de historietas. De formación autodidacta, como tantos otros de los ilustradores que debutaron en el mercado argentino a través de las revistas de historietas en los años setenta y ochenta del siglo XX, Rubén Meriggi recaló dentro de la editorial Columba antes incluso de llegar a cumplir la mayoría de edad. Fue a través de la serie Argón, el justiciero con un guión de Hector G. Oesterheld, y la guía de los hermanos Villagrán, en una historia que acabaría llevando por título Los desertores y aparecería publicada en la revista El Tony. Estos primeros lapices entintados por Enrique Villagrán (entonces bajo el seudónimo de Gómez Sierra) dieron paso a nuevas colaboraciones junto al también joven pero más experimentado dibujante Lito Fernández en series distantes del tipo de ambientaciones y temas fantásticos más del gusto de este autor. Pero fue con la salida de Jorge Zaffino de la serie Wolf que se le brindó la oportunidad de encarar a este personaje precisamente en uno de los episodios más crudos vividos por el héroe sajón gracias a una historia escrita por Armando Fernández (como Gonzalo Bravo), con quien ya había colaborado brevemente en otra serie de parecida temática titulada Rodwin de Britannia, que permitió a Meriggi ir liberándose hasta donde era posible en aquel momento de la estrecha vigilancia que sobre el estilo de sus dibujantes imponía la editorial. Así lo señaló el propio Meriggi en alguna ocasión al hablar de la adaptación que junto al guionista Armando Fernández llevó a cabo de la película de ciencia ficción y fantasía Krull.
Todavía en Columba creó junto al guionista Manuel Morini (conocido igualmente como Gustavo Amézaga) un personaje que sería reconocido como uno de los últimos clásicos surgidos de esta editorial a mediados de los años ochenta: Crazy Jack. Una serie de ciencia ficción que se acogía al dominio del cyberpunk sin dejar de resultar una lectura fácilmente asumible incluso por los lectores más veteranos de la editorial. Aun cuando el trazo del dibujante se fuese alejando cada vez más de lo que nunca antes se hubiera podido ver en una de las publicaciones de Columba. Y en una forma que llegaría a su máxima expresión en los trabajos realizados para la editorial italiana Eura, que a su vez eran publicados en argentina por la revista Skorpio de Ediciones Record, con títulos destacados como: Almanzor, El imperio y los harapos o Duendes, realizadas en colaboración con otros autores argentinos en el rol de guionistas como Eduardo Mazzitelli y Walter Slavich, o junto a Alfredo Grassi en otros títulos. Además de la serie derivada del personaje Nippur Hiras junto al escritor paraguayo Robin Wood también destinada al país italiano.
No menor en calidad fue la incursión de Rubén Meriggi en las páginas de Sword of Conan dibujadas para el mercado estadounidense y en la edición italiana de las aventuras del cimmerio. Tanto por el aspecto dramático y la atmósfera espeluznante que imprimió en esas historias como por el físico masivo de sus personajes y el valor absoluto otorgado en ellas al dinamismo y la acción.
Ya en el siglo XXI Rubén Meriggi actuó como director artístico en Thalos editorial y llevó a cabo trabajos de coordinación de diversas publicaciones y colecciones que recuperaron para el mercado argentino la obra de autores como Enrique Alcatena y Horacio Lalia, además de algunos de sus propios trabajos. Redoblando esta labor de difusión de la historieta nacional al colaborar en el área de artistas para el festival Animate mientras continuaba la realización de diseño de personajes e ilustración para agencias como SQP Inc.