Dibujante murciano que destacó en la prensa sicalíptica madrileña de los años veinte y treinta.
Demetrio López Vargas nació el 9 de mayo de 1886 en Lorca (Murcia), donde su padre se hallaba trabajando en el trazado del ferrocarril Lorca-Águilas. Se empleó en ferrocarriles pero nunca prestó interés por este trabajo, y sin embargo mostró mucha inclinación por las artes, dedicándose intensamente a la escritura y el dibujo.
Su trayectoria creativa comenzó en 1912 en la publicación La Hoja de Parra (1911-1916), para la que realizó dibujos y textos. Posteriormente trabajó en otras publicaciones sicalípticas, satíricas y festivas, algunas de ellas promovidas por él mismo, como El Viejo Verde (1914) o Varieté (1927), y otras en la órbita del escritor y editor Artemio Precioso, como La Vida (1923) o Muchas Gracias (1924-1932), y también en Cosquillas (1926), El Duende (2ª época, 1933) y Gracia y Justicia (1931-1936). En todas ellas dio a conocer su prototipo de mujer: rotunda, grande, de largas y torneadas piernas, de formas marcadas, con fuerte personalidad y desinhibida, provocadora, sofisticada y exuberante. Uno de esos personajes, Mary Lola, creado para Muchas Gracias, le dio gran popularidad.
Era de carácter bohemio, cuentan que en Madrid raptó a una gitana con el consentimiento de ella aunque tuvieron que huir para evitar las represalias de la familia; se casaron, pero la chica murió poco después. Cuando ya fue popular y con una cierta estabilidad económica encontró una compañera, la actriz Julia Medero, de la compañía de Loreto Prado y Enrique Chicote, para la que había escrito alguna obra sin éxito.
También colaboró como ilustrador en varias colecciones de novelas populares: La Novela Exquisita, El Libro Popular (núms. 6, 13, 14, 19, 25, 31, 34, 43, 44, 51, entre 1912 y 1914), La Novela de Noche (núms. 3, 14, 27, 41, entre 1924 y 1925), o La Novela de Hoy (núms. 68, 71, 92, 113 y 151, entre 1923 y 1925), entre otras.
En la década de 1930, tras la dictadura de Primo de Rivera, comenzó a trabajar en La Libertad y derivó su campo de trabajo al de los seriales infantiles. En el semanario Crónica creó a los personajes Lolín y Bobito, que continuó en Informaciones tras la Guerra Civil. Estos personajes alcanzaron gran reconocimiento, encabezando campañas publicitarias, obras de teatro, cuentos ilustrados y seriales radiofónicos en Union Radio de Madrid.
Durante la Guerra Civil colaboró en una revista del Cuerpo de Carabineros. Eso, y una acusación falsa de pertenencia a una secta masónica, contribuyó a que fuera encarcelado, a pesar del apoyo y defensa de Juan José Pradera, director de Ya y ponente del tribunal especial de represión de la masonería y el comunismo. También fueron decisivos para su encierro el hecho de que hubiera colaborado en revistas “pornográficas” y el convivir con una mujer sin estar casado. Una argucia de Pradera permitió que López Vargas fuera liberado tras la realización de un extraño rito que incluyó exorcismo, bautismo, comunión y boda con su pareja en la propia prisión donde se encontraba preso.
Acabada la guerra, con el apoyo de Victor de la Serna se refugió en Informaciones, donde permaneció hasta su muerte dibujando series como “Ciencaras” y “Marujita”. A partir de 1954 trabajó en el suplemento del mismo diario, donde creó: “Bizcocho”, “El Profesor Oficio”, “León” y unos renovados “Lolín y Bobito”. Otros periódicos donde escribió o dibujó fueron Arriba (firmando como Asirio) y Blanco y Negro.
Falleció el 3 de noviembre de 1960 en Madrid.