Nacido almeriense, Juan López se trasladó de niño a Barcelona, donde declaró sentirse siempre andaluz. Encontró trabajo en las oficinas de unos grandes almacenes y fundó una familia, pero en su fuero interno quería ser dibujante, así que dejó su trabajo y se dedicó por entero a esa labor.
Comenzó a dibujar algunas historietas cortas en tebeos de Bruguera y Buigas, pero desarrolló el grueso de su obra, durante casi tres décadas de dedicación, a través de Selecciones Ilustradas, llegando a dibujar en un número de Creepy (el número 33, de junio de 1979, editado por Warren).
Donde halló mejor acomodo fue en los cómics de Alemania, sobre todo en las publicaciones del sello Kauka, de hecho se desplazó a las inmediaciones de Munich para trabajar directamente sobre el terreno durante más de un año, tras lo cual regresó a su domicilio tarraconense, en Calafell, desde donde siguió colaborando por correo con los alemanes. Para ese sello abordó la serie paródica del Oeste Tom Berry, serie en la que participaron otros españoles. López dibujó en bastantes más series producidas en Alemania como Tom und Biber, Hops und Stops, Fix und Foxi, Remi o Pauli, entre otras, como la popular serie Wickie. También dibujó para el sello Condor (por ejemplo Winnetou und Old Shatterhand) o para el editor neerlandés De Vrijbuiter. De su obra, en español pudimos conocer su paso por Vickie el vikingo, aquí traducido así (él realizó los títulos “La cítara mágica“, "Pescadores de perlas“ y otros). También desarrolló dibujos para los estudios europeos de Walt Disney y Warner, dibujando a personajes como Mickey, Bugs Bunny o Porky.
En su última etapa, durante años, se dedicó a trabajar como ilustrador infantil para la madrileña editorial Susaeta, ocupándose de gran cantidad de libros de cuentos, adivinanzas, chistes y un largo etcétera. También trabajó en la industria de la animación. Fue un dibujante incansable, tenaz y muy versátil; desde que tomó la decisión, siempre se ganó la vida con el dibujo, lo cual siempre resultó admirable para su familia.