Francisco M. López Jiménez aprendió a leer con cuatro años para poder entender lo que ponía en aquellas viñetas que tanta atención le llamaban. Lector voraz de todo cuanto caía en sus manos, ya fuera el Quijote o el Teleprograma, aunque vivía rodeado de tebeos de la editorial Bruguera. Hasta que a los ocho años cayó en sus manos un ejemplar de Círculo Justiciero y descubrió a los superhéroes. Casi de inmediato conoció a los Vengadores y ahí empezó su relación de amor con Marvel.
Entró en el mundo laboral a los dieciséis años y su primer sueldo fue para poder comprar todo lo que anteriormente no podía con la asignación de sus padres. Ya en la vida adulta abrió el abanico de cómics y géneros a otras editoriales tanto americanas como europeas, pero su corazón pertenecería por siempre a la Casa de las Ideas. Fiel comprador seguía dejando gran parte de su sueldo como administrativo en tiendas como Antifaz o Vértice Cómics donde entabla relación con uno de sus ídolos: Raimon Fonseca.
En 2010, tras pasar una grave crisis laboral consigue hacer su primer trabajo para la editorial Panini Comics gracias a su gran amigo Francis González, la corrección de un libro de Warcraft. A partir de ahí, la cosa fue escalando y entró a formar parte de la plantilla de Forja Digital, donde ejerce en la actualidad como corrector y coordinador, aparte de ser articulista y traductor ocasional.