Comenzó a publicar en 1946 (firmando Fred W. Seymour, nombre que seguiría utilizando durante muchos años, junto con otra treintena de seudónimos); se trataba de una novela policial breve, el primer capítulo de la novela Quedaron tres tumbas en Venus, que por la desaparición prematura de la editorial no pudo aparecer en forma completa hasta casi veinte años más tarde.
Desde 1952 colaboró en la revista Bucaneros, y luego en las editoriales Columba y Récord, de las que todos recordamos Yo, Ciborg; Ronar;Galaxia Cero; Hor; Henga (después de Ray Collins); Los Vikingos; Press; Tagh; Los Voortrekkers; Hombres de la Legión; Legión Extranjera... y decenas de historietas cortas y adaptaciones de novelas y películas, con guiones para dibujantes como Lucho Olivera, Alberto Salinas, Carlos Vogt, Gianni Dalfiume, Rubén Meriggi, Eduardo Barreto o Juan Zanotto. Fue autor de la tira futbolística Dick, el artillero, dibujada por José Luis Salinas (y posteriormente por Lucho Olivera y Carlos Pedrazzini) para el King Features Syndicate, y de medio centenar de novelas policiales y de ciencia ficción. Ha escrito dos libros de ensayos: ¿Qué es la historieta? y ¿Qué es la Argentina?
Durante los años cincuenta trabajó en la editorial Acme, donde publicó numerosas novelas policiales en la colección Rastros, tradujo libros de la colección juvenil Robin Hood y dirigió la revista Pistas del Espacio (1957-1959), sucesora de la célebre Más Allá (1953-1957).
También editó la revista Centuria, que incluyó mucho material de ciencia ficción, principalmente de su autoría, con su nombre y con seudónimo. Buena parte de sus relatos de ciencia ficción están reunidos en Y las estrellas caerán (Buenos Aires, M. E. S. A., 1967) y En la isla y otros relatos de fantasía (Buenos Aires, Junco, 1970), además de aparecer en varias antologías. También cultivó la novela de cowboys.
Grassi también tuvo una extensa carrera política como militante de la Unión Cívica Radical. Durante el gobierno de Arturo Illia fue presidente del Instituto de Cine de la República Argentina (actualmente Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), y durante la presidencia de Raúl Alfonsín fue subgerente de la televisora estatal Argentina Televisora Color (ATC, actualmente Canal 7). Dictó clases de cine en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), que él fundara en 1965 cuando era interventor en el INCAA.
Dentro de su casi inabarcable bibliografía legó para la posteridad una autobiografía titulada Una vida entre cuadritos y celuloide, donde podemos encontrar algunos de su seudónimos, como Andrew Flandres, Andrew Fuller, Brian Forster, Clodomyr Fouche, Ernest W. Grassby, Fred W. Seymour, Gian-Galeazzo Bruno, Kenneth Sharp, Leslie Sharp, Mario Leocata, Percival W. Litton, Roderico Schnell, Sir William Woolrich, W. Leaf, W. Buggs, Martin Ablescayne, Brad Callum, Frank Forder, Raymond Carrados, Christopher W. Sartoris, Horacio San Marco o Gunter Schnell.
Vivía en la ciudad de Buenos Aires y continuó escribiendo hasta sus últimos días. Una de sus últimas obras fue el relato breve "Los confines", cuya orientación sigue la de su cuento "Las zonas", de la antología Los universos vislumbrados, una de sus historias predilectas.