Autor polifacético, fue caricaturista, investigador de Arte, ceramista y profesor de dibujo, además de licenciado en derecho. Se formó como artista en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Como caricaturista, fundó en 1897, junto a José Sales y Ricardo Santomá la publicación Cascarrabias, donde publicó algunas historietas. Más tarde también fundaría Arte Moderno, en 1899; Valencia Artística, en 1903 e Impresiones, en 1908. Además de dirigirlas se encargó, a veces junto a otros, de las ilustraciones contenidas en las mismas.
Como pintor ganó la tercera medalla en la exposición de caricaturas celebrada en Barcelona en 1911. Como escritor, desarrolló su labor en los periódicos El Mercantil Valenciano y Las Provincias. Como investigador trabajó en La Esfera de Madrid y en el Museo de Barcelona, además de la reconstrucción de los pisos Valencianos de las salas Borgia. Como docente fue director de la Escuela de Cerámica de Manises, profesor de dibujo de la Escuela de Comercio de Valencia y de la normal de magisterio, Académico correspondiente de la Academia de San Fernando en Madrid y Director del Centro de Cultura Valenciana.
Finalmente, como escritor se pueden citar una amplia gama de publicaciones que dan una idea de la amplitud de miras y riqueza cultural del personaje. Ejemplo de ello son los libros: Problemas del dibujo geométrico, nociones de flora, fauna humana y arquitectura ornamental; Goya en Valencia; Los pintores Llanos y Almedina del siglo XV; Pinazo, su vida y su obra; Nápoles, impresiones artisticoarqueológicas de un Valenciano; Las tarjetas de visita en Valencia; Cerámica vidriada Valenciana; Breve historia de la cerámica en el Reino de Valencia; Historia del pavimento en el Reino de Valencia hasta el Renacimiento.
Pese a ser un dibujante cuya obra caricaturesca se puede encuadrar en los principios del siglo XX, ya desde finales del siglo anterior se rastrea una producción significativa. La caricatura política la desarrolló en revistas como Arte Moderno, Capitán Veneno (1898) o Cascarrabias, donde se puede apreciar una crítica más o menos amable con los políticos de turno, así como la cuestión del caciquismo, la alternancia política en el gobierno, los “padrinos” de los candidatos, los asuntos de política internacional del momento o la cuestión cubana. Otros muchos temas los trató desde un punto de vista irónico por medio de la perspicacia y la intuición, sin llegar en ningún caso a una crítica hiriente o profunda. Podría hablarse de un humor de “guante blanco”, que busca la comicidad de algunas situaciones políticas sin que por ello se tome un determinado partido o se quiera realizar algún tipo de propaganda. En este sentido todos los políticos son objeto de comicidad cualquiera que sea su signo. No obstante el tema político no va más allá del tratamiento humorístico de unos personajes: jamás se cuestiona las instituciones como Ejército, Iglesia o monarquía como jamás hace crítica de ellas. Tanto es así que desde un planteamiento profundo se le podría adscribir a un tipo de caricatura conservadora.
Su tipo de humor era suave, algunas veces profundo y con algún significado de fondo, pero que la mayoría de las veces cae en tópicos sociales fáciles para la crítica. Un ejemplo de ello pueden ser sus ilustraciones que bajo el nombre genérico de “Gitanerías” nos relatan toda una serie de tópicos sobre los gitanos, generalmente peyorativos, que tal vez sean el reflejo claro de la sociedad clasista y racista del siglo XIX. No deja de ser significativo que este ilustrador haya sido el único que ha hecho referencia a ellos en Valencia. En el mismo sentido podemos hablar de las referencias al tema sexual, cargado de tópicos en donde el gay es considerado un ser ridículo que causa risa, a través del cual se puede llegar a encontrar un verdadero “filón” de temas humorísticos. De nuevo nos encontramos con un ilustrador que recurre a la crítica de esta minoría de la población como fuente de su “humor”. Lo mismo podríamos decir de la figura del “negro” tratada sobre todo cuando se hace referencia a Cuba. Éstos aparecen como seres claramente inferiores, casi como miembros de tribus africanas a las que la occidentalización no ha llegado, seres a los que se trata con un paternalismo sospechoso. En el mismo sentido la referencia al pueblo americano como “cerdos”, tal es como se representan, no deja de demostrar una pretendida superioridad si no racista, si del “viejo continente”. De nuevo el tema de la relación entre el cerdo y el americano no es nueva ni exclusiva de Folchi, sin embargo el hecho de que de nuevo sea este ilustrador el que con más frecuencia llegue a realizar este tipo de comparaciones nos sitúan al personaje en una posición cercana al exclusivismo social en el más amplio sentido de la palabra.
Además del dibujo humorístico y del político también realizará anuncios ilustrados en donde sí es realmente novedoso e ingenioso. Gayano Lluch destacó su faceta como dibujante de aucas y su papel en la vigorización del género, con una aportación feliz y numerosa. Finalmente, cabe destacar su producción de caricatura personal comparable a la de Cilla o cualquier otro ilustrador del momento. En este sentido, y relacionado con su vocación museística, fundó en 1961 la “Galería de Humoristas Españoles” en la que, hasta hace unos años, se pudo contemplar obra gráfica original de, entre otros, Cilla, Mecachis, Estruch, Ortego, Demócrito o Xaudaró.