Dibujante español de la historieta policíaca por antonomasia, muy meticuloso, dotado para la composición de atmósferas opresivas y para narrar con dinamismo entre sombras, que intentó trabajar directamente para editores del extranjero pero que se retiró de la profesión veinte años después de iniciarla.
Hijo de molineros, sus padres emigraron a Cataluña cuando era un muchacho, afincándose primero en Sitges y luego en Badalona. Se sintió atraído muy tempranamente por el dibujo y creció alternando sus estudios (fue brillante) con el dibujo, incesante, a todas las horas del día. Seguía con deleite las publicaciones Aventurero y Chicos, atraído enormemente por los grandes Alex Raymond y Jesús Blasco, de los que más aprendió.
Tras los primeros años de hambre y pobreza de la posguerra, Eugenio Giner se decidió a buscar trabajo como dibujante y debutó en el sello Bruguera, el que se adivinaba ya poderoso en los primeros años cuarenta, en la colección Aventuras y viajes. Más tarde abordó la serie que le haría uno de los más famosos de entre los clásicos: la policíaca El Inspector Dan, de la Patrulla Volante, que fue publicando a razón de una página por semana en la revista Pulgarcito de Editorial Bruguera. Esto transcurrió en el período comprendido entre 1947 a 1952; el personaje también aparecería en la revista El Campeón, de la misma editorial catalana, y en una serie propia de cuadernillos ya simplemente titulados Inspector Dan a partir de 1951, de los que él realizó doce de un total de 71. En esta serie demostró Giner su maestría, acompañando a los guionistas (González y González Ledesma) en una escenificación de un Londres plagado de sombras y criminales que durante aquellos años se convirtió, para los niños españoles, en la fuente de todos los miedos.
Para la misma editorial hizo otros trabajos, siendo digna de recuerdo la serie “Robert King” que realizó para El Campeón, una gran revista que a pesar de su gran calidad desapareció tras un año de vida. Trabajó también como ilustrador, cuyos trabajo firmaba por lo común con su nombre completo, "Eugenio Giner", hasta que en 1958, junto a otros dibujantes de la editorial (Peñarroya, Conti, Escobar y Cifré) emprendieron la aventura de la edición fuera del control férreo de Bruguera y se unió a ellos para crear la revista cómica Tío Vivo. A esta nueva publicación destinó una serie de viñetas humorísticas, pero la cabecera fue al poco tiempo adquirida por la Editorial Bruguera debido a la mala gestión económica.
El autor, descontento con el trato que recibía por parte de la editorial y enterado de que sus trabajos de agencia eran vendidos por un valor muy superior al que él recibía como pago, decidió ofrecer su trabajo directamente al editor extranjero, Así, en 1959 se afincó en Londres para trabajar en la revista Tiger, de la empresa Amalgamated Press, dibujando con modelos y especializándose en historietas románticas. Transcurridos dos años de su residencia londinense, aproximadamente, regresó a España para seguir trabajando con Selecciones Ilustradas, en la revista Sissi y otras, hasta que en 1964 decidió dar un giro a su carrera profesional para dedicarse a la construcción. Realizó como constructor gran parte de la edificación de Vedat de Torrente, en Valencia, eminentemente viviendas unifamiliares destinadas a fomentar el turismo extranjero, si bien la fuerte competencia no tradujo aquel esfuerzo en una compensación económica suficiente. Diez años después, en la navidad de 1974, sufrió una trombosis cerebral que le dejó impedido de la parte derecha del cuerpo. Se recuperó lentamente y pudo regresar para volver a dibujar al inspector Dan en la publicación Comicguía, en la recuperacion de la serie que hizo Ediciones B (dos cuadernos) y una historieta para la revista TOTEM el Comix.
Su estilo en principio estuvo muy influenciado por los grandes clásicos americanos (Alex Raymond sobre todo, de quien tomaría lo mejor para su trazo), pero se nutrió fundamentalmente del cine (del expresionismo alemán, del cine negro americano, de los seriales cinematográficos). El autor mejoró sobre la base de la obcecación por buscar el enfoque más preciso, la composición más adecuada, ralentizando por ello sus entregas pero consiguiendo, a cambio, una obrá única, sin maestros y con todos los discípulos. En sus páginas, que realizaba al tamaño de publicación, establecía un orden y un concierto de acción que le convertirían durante su época en Bruguera en uno de los dibujantes mejor pagados pese a ser de los que menos se prodigaban. Es por ello que la crítica especializada española le considera uno de los puntales de nuestra historieta.
Biografía completada sobre la base de la escrita por Francisco Tadeo Juan para el núm. 15 de la revista Círculo andaluz de Tebeos, en 1993.