Entró en el mundo de la historieta en 1965; debutó en Kolossi y creó el personaje Scheletrino (esqueleto), protagonista de historias grotescas. Escribió y dibujó para Diabolik, una de las revistas italianas más populares en aquellos años.
En 1966, cuando no había cumplido veinte años, fundó Comics Club 104, un fanzine de producción propia y primer experimento de este tipo en Italia.
En los años siguientes trabajó para diversas publicaciones, entre ellas Tiramolla y Topolino (Mondadori). Alfredo Castelli, no sólo ha trabajado en los cómics, también escribió para la televisión e hizo varias series para la RAI. Colaboró en algunas revistas de importancia histórica para el fumetto Italiano: Tilt y Horror (en cuyas páginas nació el personaje Zio Boris).
En los años setenta trabaja en Italia en Corriere dei Ragazzi e Il Giornalino y escribe historias para la revista alemana Zack y las francesas Bazaar, Pif y Scoop . Para estas publicaciones creó algunos de sus personajes más famosos como L'omino bufo (una tira comico-demencial), L'Ombra, Otto Kruntz, Gli Aristocratici y Gli Astrostoppisti .
En 1978 escribió guiones para las historias de Zagor y Mister No (más de 60 números), creado para la revista Supergulp, y el cómic Allan Quatermain, que proporcionó la base para el futuro Martin Mystère, que propondrá a Sergio Bonelli en 1980.
La natural inclinación de Bonelli por el misterio se hizo realidad con la publicación de su creación más importante, el arqueólogo Martin Mystère en 1982.
Refundó en 1983, junto con Guido Silvestri, el padre de Lupo Alberto, la prestigiosa revista Eureka. También en los años ochenta Castelli volvió a trabajar en Topolino.
En los años noventa lanzó Zona X, un "spin-off" de Martin Mystère que no duró mucho tiempo.