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COMENTARIO, por Manuel Barrero (indización por F.J. Alcázar) |
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En 1981 nació la asociación de
aficionados y coleccionistas Círculo Andaluz de Tebeos (CAT),
cuyos miembros, en su mayoría sevillanos, eran poseedores de una
gran colección conjunta, y amantes y conocedores de la cultura popular en sus
diferentes parcelas. Al cabo de un año, crearon un boletín interno
que diese fe de sus actividades y que también incluyera secciones
de intercambio, alguna mención a otras facetas del coleccionismo
y, acaso, alguna escueta ficha sobre autores o series de aquellos
tebeos que con tanto cariño recordaban de sus años mozos. Los editores se volvieron más ambiciosos al poco con este en principio humilde boletín, CAT, porque a partir del número 5 decidieron engrosarle la tripa, ampliar sus actividades y agrandar el alcance de la publicación teórica hasta la consideración de revista teórica, la cual durante los años finales de la década de 1980 estuvo publicándose al mismo tiempo que una sección sobre tebeos semanal en la prensa local sevillana y concitándose el momentáneo asomo del círculo, luego no repetido, al Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Con todo, y gracias a otros intereses no tan relativos a la historieta de la agrupación, ésta alcanzó cerca de un millón de socios en 1985 y eso le permitió seguir editando cómodamente su boletín, ahora a modo de revista, que contó con la presencia de socios con verdadero interés por hablar de tebeos y de novela popular (sobre todo sus directores, Ángel Vela y Pablo Márquez) y a la adhesión de otros teóricos con ego, ideas, agenda y tebeoteca (Diego Cara, Tadeo Juan, entre otros). El tono general de la publicación
viró más hacia el homenaje a la memoria que hacia el estudio
riguroso, observándose siempre cierta preocupación por respetar lo
antiguo y lo clásico, y con el aliciente de que entre lo que fue
respetado se hallaba lo local, dado que en CAT entrevistó o citó las
obras de autores como Ramón Escudero, Francisco Camacho, Pepe Escalante... que difícilmente podrían haber hallado hueco en otras
publicaciones. Cuando CAT se convirtió en revista, con
subvención de la entidad bancaria El Monte y formato más aparente,
se intentó configurar una línea ideológica y editorial definida
(salvando el número 13, que fuera dirigido por Cara y que quedó
impregnado de su personal filosofía) lo cual que descansó sobre los
hombros de Pablo Márquez. Éste, mostró un gran interés
en profundizar en todos los tipos de historieta pero siendo
siempre fiel al
De maqueta poco sólida y periodicidad casi nula, puesto que se pasó de la anualidad entre algunos números, CAT alcanzó el número 23 en 2002 tras casi veinte años de existencia. Durante los noventa, intentó una leve modernización al procederse a captar miembros jóvenes en el círculo (entre ellos Barrero, que se encargó de la coordinación de un número de la publicación teórica), también se lanzó la cabecera Plastic como aglutinadora de las nuevas aportaciones andaluzas a los tebeos tras haber probado la participación de los más jóvenes con los llamados "Boletines infatiles / juveniles", y se duplicó el soporte teórico de sus boletines internos con la creación de Beltane. Este último producto estuvo coordinado por la sección más joven del Círculo Andaluz de Tebeos: Norman Nicolás Cruz y Daniel Márquez, jóvenes inteligentes y leídos que prestaron más atención, a lo largo de tres números, a la historieta contemporánea, tocando también la literatura popular pero con miras más abiertas y modernas, en actitud competitiva con otras efímeras publicaciones teóricas sevillanas coetáneas (como Manganime y Shock, coordinadas por Antonio Valentín). Una de las bazas de la publicación CAT fue la de contar con buenos colaboradores foráneos, que firmaron contenidos como las entrevistas a Jaime Juez, Macabich, Carlos Cruz, Rojas de la Cámara... En este grupo hay que incluir las excelentes aportaciones de Martínez Peñaranda y Saíz Cidoncha. También resultan memorables las secciones de Pablo Márquez sobre novelas de a duro o las de Zurita sobre historieta femenina en España, que si bien firmaba una mujer era elaborada por miembros masculinos del Círculo. Asimismo, resulta destacable el fondo de dibujos inéditos que la publicaciones brindó al aficionado, directamente extraídos de la colección del valenciano Tadeo Juan... CAT es una publicación que ha pervivido en el amor nostálgico por los tebeos, y si bien peca de rancia (y disgustará a los aficionados al manga, los supertipos y a los cómics posmodernos, que sí hallarían sosiego en Beltane) debemos tenerla presente por su valiosa aportación sobre autores y obras de nuestra historieta de carácter clásico. |
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[ © 2002 Manuel Barrero, para Tebeosfera 020831 ] |
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tebeo de antaño, intentando soslayar la presencia
del comic book y, sobre todo, de los manga que en los años noventa
devoraron el mercado español y, con él, todo un abanico de
publicaciones y afanes teóricos. En este sentido, el mayor error
de CAT consistió en adoptar una postura casi militante a
favor de lo de antes y enfrentada a lo de ahora, y algunos de los
textos (sobre todo los firmados por Tadeo Juan) resuenan
tendenciosos y desnortados en la mente del lector más joven dado que no logran
sacudir su discurso de la aversión acre a los tebeos japoneses y
norteamericanos.