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COSECHA ROSA

Cosecha Rosa

Under Cómic / Certamen de cómic e ilustración Injuve, Madrid, 2001 

Depósito Legal: M-34.165-2001   |    ISBN: 84-931493-3-0

24 × 17,5 cm.   |   48 pp. -tomo fresado, en rústica- b/n   |   PVP: 995 pts.

Prologada por Bernardo Vergara

 

 

[ obra galardonada con el premio a la "Mejor Obra 2001" durante la celebración del Saló Internacional del Còmic de Barcelona, cuya celebración y fallo tuvo lugar en mayo de 2002, en Barcelona ]

[ Portada © 2001 J.L. Ágreda ]


COMENTARIO, por Manuel Barrero

Con ayuda, muy bienvenida, del Injuve, el sevillano José Luis Ágreda ha podido realizar la que posiblemente sea su obra como historietista más sobresaliente y, acaso, el epítome de los cómics de la posmodernidad.
No trato, con lo anterior, de imponer nuevas etiquetas, se trata de más bien de alejarse de las que resultan ya rancias (“nuevo underground”), falsas (“cómic independiente”) o ligeramente peyorativas (“tebeo alternativo”), y de incorporar la historieta en el tejido social. Podríamos identificar a los cómics posmodernos como los creados en este imperio efímero de la neomanía que ya Töffler definía en 1990, en este lapso de tiempo de poco más de una década caracterizado por el desfondamiento de las nacionalidades, por la pérdida general de fe en el proceso histórico, por el rabioso pragmatismo, por el desencanto indiferente, por la pluralidad diversa, por la crítica al etnocentrismo y por la primacía de la estética frente a la ética. De ahí que la sociedad posmoderna, y sus hijos, y las creaciones de sus hijos, acusen cierto eclecticismo moral (resulta vano hablar de ética en los cómics de hoy), muestren una ideología social utilitarista y de conceptos livianos (la oresteada en los cómics actuales es una jornada de viernes noche), promocionen el individualismo (ya cansan tantas reflexiones en viñetas sobre uno mismo y sus dudas adolescentes), alienten la desconfianza ante los avances tecnológicos (interesa menos la ciencia ficción que el biopic urbanita), abracen el conformismo social en las democracias teledirigidas (las nuevas generaciones apenas hacen historieta con discurso social, o ya con mensaje), se obsesionen por la eficiencia en la que el fin justifica los medios (aquí cabría el caso del Universo Fanhunter), eludan la concepción histórica de la realidad (pocos tebeos de los jóvenes creadores se localizan en escenarios históricos concretos), busquen una ética hedonista (la mitificación del placer y de la juventud en los cómics es proverbial, sobre todo en el porno y en los cómics yanquis) y, en fin, se alisten a la emergencia y consolidación de movimientos sociales alternativos a la oficialidad, teñidos de –a veces interesado–feminismo o –a veces absurdo– ecologismo.
En este grupo de cómics arrojados al cajón de sastre de lo alternativo, lo underground o lo prozinista veo yo las obras de Tomine, Seth, Córdoba y las primeras de Ágreda, entre otros. Mas, el sevillano ha abandonado esa titubeante ruta de indefinición con Cosecha Rosa, una obra confusa por ambiciosa, pues los personajes son muchos y confusos para el lector dado lo escaso de sus rasgos, y la habilidad sintética de José Luis no llega, en ocasiones, a superar el rompecabezas que propone con su estructura narrativa multilineal (al uso de la del granadino Sergio García). Ese es su mayor defecto: mil viñetas de obra coral, con un trasfondo pretendidamente social (que la acercaría a la obra casi homófona de Hammett, en lo referido al episodio huelguista), en la que las historias se hilvanan y deshilvanan torpemente en ciertos momentos. Con todo, Ágreda supera el abigarramiento y el tedio, porque borda delicadamente una intrincada red de breves historias de satisfacciones e insatisfacciones, llenas de humor amargo y de amor tímido, e incluso algunas ribeteadas con un leve toque de realismo mágico. El autor esquiva la posibilidad de ser acusado de rutinario o de críptico por fin, pues con este trabajo de aspecto aparentemente simplista, se demuestra capaz de usar una mecánica narrativa compleja pero eficaz.
Ágreda es un buen dibujante que todavía no se ha sacudido de encima la poderosa influencia de Hempel y de Ware, empero, aparte de su innegable capacidad de síntesis gráfica, es un envidiable retratista de sensaciones, sobre todo de efímeros momentos de felicidad y de angustia. El autor utiliza algunos rinconcitos de esta obra para dar albergue a esos vínculos con la excitación ilusionada de la infancia, la que producía aquel primer juguete, el diminuto kiosco de chucherías donde pasamos del campeche al tebeo, la nostalgia a veces enfermiza por un pasado que nos impide enfrentarnos al presente... En lo referente a la angustia, Ágreda lo plasma en el despotismo del alcalde, en la figura de los huelguistas más recalcitrantes, en las mujeres hastiadas del mal amor, en el amante acobardado o en el tímido solitario...
Siempre insistiré en que Ágreda es sobre todo un hábil buscador de la viñeta más tierna posible, de ahí que en Cosecha Rosa baraje historias de amor limpio, fresco, ajado, turbio, imposible o inalcanzable. Todo a la vez, en una obra de humor amargo y de amor tímido en una localidad casi feérica en la que unos personajes debaten precisamente algunas de las peculiaridades de la posmodernidad (la búsqueda de la individualización, el debilitamiento de la autoridad) mientras otros hurgan en el sentimiento del amor buscándose a sí mismos, buscando su identidad, buscando su voluntad, buscando su libertad, buscando el amor, buscando...

Ágreda ya encontró lo que buscaba, cosechó su reconocimiento definitivo como autor completo, si es que alguien dudaba aún que lo fuera.

VÍNCULOS

Ficha de José Luis Ágreda

Entrevista con J.L. Ágreda


[ Ficha: M. Barrero. Publicada en Tebeosfera 020430 ]