Realizar un estudio de los caricaturistas, ilustradores y
grabadores en el siglo XIX valenciano es una tarea en todo caso de
aproximación, ya que un estudio profundo de los mismos se convierte en
una empresa imposible de realizar habida cuenta de los grandes problemas
que esto comporta; en primer lugar el del anonimato: la cuestión de la
censura con sus penas de cárcel o de multas era algo relativamente
corriente y desde luego un peligro a evitar, con lo que el caricaturista
opta por el total anonimato no firmando sus obras y negando que sobre él
se pudiera hacer cualquier tipo de referencia en la misma publicación en
donde ilustraba con su obra. Es más, esta dificultad se dio también en
la época de sus contemporáneos, ya que ninguno de ellos podía
identificar las obras con un determinado autor, tal y como pone de
manifiesto Luis Tramoyeres Blasco.
También existe otra razón para el anonimato que la estrictamente legal:
el artista de esos momentos no se considera en muchos casos tal, sino
que es más otro tipo de colaborador de la publicación como lo puede ser
el linotipista o el tipógrafo de la imprenta, de ahí que no considere
necesario la inclusión de su nombre al finalizar la obra.
De todos estos ilustradores no podemos obtener
ningún tipo de dato hoy por hoy, tan sólo dejar constancia de su
presencia en unas ilustraciones que han formado parte de la vida diaria
de unas gentes del pueblo hoy por hoy también anónimas.
También existe un problema de identificación
cuando la obra es firmada con un pseudónimo, por ejemplo “Padre Mosca”
en la revista El Fraile Mostén, del que no ha quedado
ningún tipo de constancia sobre su verdadero nombre.
Frente a esta situación, en algunos casos en los
que la obra no era crítica y no habría de dar problemas con la censura,
y conforme pasaban los años y el papel del ilustrador cobraba mayor
importancia, empezaban a aparecer obras firmadas. No obstante, es una
firma ambigua e indeterminada, bien utilizando sólo las iniciales o bien
con nombres propios o apellidos aislados difíciles de identificar con un
determinado artista. En otros casos, si bien aparece el nombre de éste
no hemos podido encontrar ningún tipo de información en toda la
bibliografía consultada por lo que es de suponer que sería un individuo
no profesional que en un momento de su vida se ve en la necesidad de
colaborar por medio de dibujos. En este sentido, sólo cabe hacer un
breve seguimiento de sus obras firmadas, pero sin ningún otro tipo de
referencia.
Por último hay un tipo de caricaturistas, a los
que podríamos llamar profesionales, que firman sus obras y de los que
incluso se puede llegar a rastrear algún tipo de referencia en la
publicación, obtener más datos y poder aproximarnos con mayor rigor a un
estudio de los mismos. En este mismo grupo se podrían encuadrar los
pintores o grabadores del momento, que en algunas ocasiones son
contratados por las revistas para realizar alguna obra en cuestión.
Estos personajes, de los que en algún caso muy aislado podemos encontrar
algún tipo de referencia bibliográfica, dado el desempeño de un trabajo
“serio” como modo de vida, suelen ver ignorado su trabajo como
caricaturistas en la prensa. En este sentido, confiamos en que nuestra
aportación sobre esta faceta oculta de algunos pintores de renombre
pueda ser útil.
Tramoyeres Blasco, Luis,
Catálogo de los periódicos de Valencia, edición facsímile,
París-Valencia, Valencia, 1991.
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