Miguel
Serrano.-
Hola. En principio, buenas tardes a todos. Gracias por estar aquí y
acompañarnos hoy. Ya sabéis que esta charla versará sobre la
creación de un cómic, desde el guionista hasta que llega al
kiosco, queriendo mostrar todos los entresijos que lleva la
elaboración de un tebeo. Con nosotros está Manuel Barrero, Jesús
Merino y Rafael Marín. Creo que no hará falta presentarles, puesto
que ya les conocéis, así que podemos empezar con la charla, si os
parece. Podemos empezar con Rafael, que es el guionista y es el que empieza.
Rafael
Marín.-
¿Cómo se hace un cómic? Punto uno: con paciencia, con desesperación,
con ilusión. Se hace a tumba abierta. Yo soy de los que no se han
desprendido de la idea de que cuando hago un cómic no sé qué cómic
va a salir. También es cierto que he hecho cómic de muchas maneras
y estilos y con muchos caprichos editoriales. No es lo mismo hacer
un cómic como Tríada Vértice, donde actuábamos en plan
Juan Palomo (yo me lo guiso, yo me lo como), donde yo le daba [a
Merino] un guión muy detallado y él se encargaba de destrozarlo...
[risas]
Jesús
Merino.-
Luego hablaremos...
RM:
O
como se trabaja con Marvel, que es un sistema... completamente
gilipollas. Donde a Carlos y a mí se nos ocurre una idea, nos
peleamos miles de veces él y yo con la idea, escribes la idea, en
inglés, se la mandas al editor americano (que suele ser americano)
y entonces esas ideas hay que aguarlas, hay que volver a
redactarlas, hay que volver a mandarlas; se dibujan, a veces les
ponemos los textos nosotros, a veces es otro quien le pone los
textos. Y, luego, hay un proceso por el cual hay unos señores que
rotulan y ponen los bocadillos donde no tienen que ponerlos, y el
que habla no es el que tiene que hablar, y otros señores que pintan
de colores todos verdes los uniformes de los personajes, y cosas por
el estilo.
JM:
Y
de paso destrozan el entintado en el escaneado...
RM:
Y
todos los chistes gráficos que puede haber los ocultan bajo
mazacotes de texto y... [pausa] Pues así se hace un tebeo. [risas]
Después de todo ese tiempo de pasarlo mal, de hablar por teléfono
y decir tonterías, de pelearse porque, no sé, se dice en un sitio
“¡Cáspita!” en vez de “Jolines”, que era lo que tú querías
que dijera el personaje, al final, a los dos meses y pico, que tú
ya no te acuerdas del tebeo, te llega un sobre así, como éste [un
DIN A5], por correo, con Spiderman aquí, que parece que es de
cachondeo, y trae un cheque y tú eres feliz.
JM:
Bueno,
hasta que vas al banco y te dicen “¿Usted qué quiere, cobrar
esto?” Con un Spiderman en una esquina del talón, obviamente, no
lo vas a cobrar, así que lo tienes que ingresar y te tarda tres
meses. El tebeo tiene esas cosas. Se hace así, a tropiezos, y
cuando llega el guión te tienes que poner a dibujarlo, te tienes
que pelear con el que tienes al lado, con el que tienes encima y con
el que tienes debajo. Es decir, con el coguionista, con el
dibujante, con el editor y también con los lectores en la página
web. Al final, salvo con tu mujer, terminas peleándote con todo el
mundo.
RM:
Aunque
ella siga opinando que estamos haciendo el carajote leyendo todavía
tebeos y estando todo el día diciendo tonterías por teléfono, a
nuestra edad: “Otra vez estáis hablando de tebeos. Y cuando me
pongo a hablar con mi madre me dices que estoy hablando de tonterías”.
Y tú vas y le dices “Son cuestiones de trabajo” [risas]
JM:
Además
de verdad. Como la vida misma. A mí qué me vas a contar.
MS:
A
nivel de trabajo... como guionistas, cómo os enviáis la información,
en qué forma os coordináis para realizar un número, por ejemplo.
JM:
Es
que la palabra coordinación, en nuestro caso la hemos olvidado.
Rafa sabe mejor que yo los problemas que tiene con Carlos...
RM:
Nos
peleamos por todo, nos colgamos el teléfono, como dos novios.
Muchas discusiones, por tonterías; como ponerle a Namorita el
uniforme con el número 4 o dejarla vestida de putita. Al final soy
yo el que cede.. porque yo estoy aquí por él pero, al final, los
palos son por cosas como “¿Por qué no le habéis puesto el número
4 a Namorita?”, y cosas así... Tenemos ejemplos para dar y tomar.
JM:
Yo
creo que Carlos, lo que pasa es que tiene las cosas muy claras.
Tiene ya mucha experiencia en el mercado americano y sabe de qué va
la cosa. Las mismas pegas que ellos puedan tener con respecto al guión
las tenemos nosotros con el dibujo. Es decir, cuando Carlos me pasa
el lápiz, hay ciertas cosas que yo me tomo la libertad de cambiar,
y claro, eso se supone que no es lícito. Y cuando le paso las página
para que las vea y tal, nos tiramos noches enteras, desde las ocho
de la tarde hasta las ocho de la mañana (12 horas seguidas)
cambiando un detalle, por mínimo que sea, las alas del Hombre Halcón,
la llama de La Antorcha, que pasa por donde no debería pasar.... y
así nos tiramos noches completas, justo antes de enviar el paquete.
Y, al final, resulta un parto muy difícil. Terminar unas páginas
es una cosa complicada, porque, además, Carlos ya viene quemado de
peleas con el editor, de peleas con Rafa y, cuando ya se han enviado
las páginas, pues aquello es como descansar tres semanas en un día
y... Lo que pasa es que hay que empezar de nuevo... a discutir con
Rafa, a discutir con el editor... Por eso comprendo a todos esos
dibujantes que a los 50 años ya se han casi retirado: se dedican a
hacer portadas, cuatro cosas, lo cual no me extraña, porque este es
un trabajo en el que la jubilación anticipada te llega por fuerza.
Manuel
Barrero.-
Además hay otro problema, que desde la perspectiva de cómo
funciona la redacción editorial, y colgándome el cartel de crítico
y estudioso de los tebeos aquí, resulta que todo ese trabajo que
ellos hacen, las ideas que ellos tienen, después muchos editores
todo eso no lo ven, y desde luego, los críticos no lo ven, no lo
valoramos. A la hora de hablar de una obra, por causa de una
estupidez o un absurdo, pues le colocamos las dos estrellitas que
aparecen en esas revistas de crítica de cómics y, luego, nadie lee
la crítica si ve que no llega a las cuatro estrellas. Todo este
esfuerzo que ellos derrochan, lo hacen por amor a su trabajo, y
después el editor, quizá, no lo valora todo lo que debiera, y los
críticos desde luego que tampoco lo hacen. En parte porque la
formación del crítico, o del estudioso, en España es baja, casi
nula; los críticos que vivimos en España hemos leído poco y hemos
leído mal y después se hacen críticas muy ligeras en las que no
se valoran todos los factores. Pero, en cualquier caso, si cuentas
con la base de gente que trabaja como ellos, pues desde luego los
tebeos saldrán bien. El problema surge cuando el editor dice:
“Uy, salen siete viñetas por página, esto no puede ser”. A lo
mejor no tiene en cuenta que el guionista quiere contar algo en
siete viñetas; pero el editor necesita tres porque desea que se
vean los músculos serratos del Capitán América, por ejemplo. Y
ese es un grave problema: Cuando los autores se han esforzado tanto
y se dan cuenta de que su trabajo es valorado o rechazado por
minucias.
RM:
Nosotros
tuvimos una muy agradable experiencia creativa... o creo que la
mejor experiencia como guionista en mi vida fue cuando hicimos Triada
Vértice y cuando hicimos Iberia Inc., porque controlabas
perfectamente lo que querías contar. Todo lo que es bueno en este
tebeo es por que es bueno y todo lo que es malo es porque es malo.
De los aciertos me hago responsable y de los fracasos también. Yo
lo controlaba, debía: en esta viñeta se ve tal cosa y pasa tal
cosa. En el sistema de trabajo tan carajote que tienen los
americanos, hay que explicarles todo. Fijaos en el absurdo: yo tengo
que escribir en inglés una historia que ha sido discutida con
Carlos hasta que te quema la oreja el teléfono y, entonces, el guión,
él tiene que explicárselo a la editora, la señorita (o señora, o
bruja) Bobbie Chase, que no entendía nada. Que no entendía NADA. Yo
recuerdo un tebeo en el que Los 4 Fantásticos llegan a la
Zona Negativa. Página 22. Se encuentran a Máximus. Y dice ella “¿Quién
es Máximus?” [risas] ¡Oye, que tú eres la editora del tebeo,
que tú tienes que saber quienes son! O cosas tan absurdas como
querer poner a La Cosa fumando, porque le han ofrecido
un cigarro el
tipo de Damage Control y, “No, no, no, La Cosa NO puede fumar”.
Joder, pero si la imagen de La Cosa es un tío ridículo, de piedra,
con un puro. “No, no, no, ya no puede”. Y tienes que ponerle
–y Carlos ya de mala leche lo pone así-: “No, no, no, no puedo.
Es malo para mi salud”. ¿Malo para la salud de un tío de
piedra... pero, tío, ¿no teníais todos un factor curativo o yo
que sé? [risas] Eso te pierde. Carlos metió la puya pero que la
mitad no lo entienden. Porque lo que le está ofreciendo son cohíbas,
que es un tabaco que en EE UU está prohibido porque viene de
contrabando de Cuba y le tienen hecho el cerco a Cuba. Y eso no lo
ven. Les tienes que contar tres, cuatro, cinco veces las historias y
a veces nos obligan a cambiar detalles que fuerzan a cambiar por
completo el sentido de la historia. Cambiarla por completo. ¿Cuál
es el problema? Pues que Carlos, Jesús y yo somos responsables de cómo
sale el tebeo, y el tebeo se manipula. En la escena con el
Superskrull, en el tercero que hicimos, el Superskrull está haciéndose
pasar por un actor de cine que se llama Lon Zelig –en homenaje a
Lon Chaney y a Zelig, la peli de Woody Allen- y eso por
supuesto la editora no lo entendió, y entonces nos cambian un texto
de diálogo y parece que todos los skrulls son iguales cuando en el
original decía “El emperador tal y cual, que muchos consideran un
héroe, pero que para nosotros era un tirano”. Nos quitaron el
“para nosotros” y cambió por completo el sentido. No se entendió.
Y en el número siguiente ya hicimos el amago de irnos. Nos dijeron
que hubo un problema con la traducción y que nosotros nos
equivocamos. Mentira, nosotros mandamos el material en inglés; lo
que pasa es que ellos lo cambiaban porque no les sonaba. Y, claro,
al cambiarlo yo he sufrido doblemente el trabajo, porque lo estoy
traduciendo al español, reconduciéndolo a lo que queríamos,
recuperando frases que han desaparecido en la edición. Aquello era
una cosa absolutamente ridícula. El problema es que somos
responsables de un producto que no es el producto que nosotros hemos
querido lanzar, porque lo primero que está puesto es nuestro nombre
ahí delante.
JM:
Además
yo recuerdo que cuando apareció ese tebeo. Bueno, Carlos creo que
no se lee los tebeos una vez publicados...
RM:
Yo
me los estudio
JM:
...
pero yo y Carlos, aquella noche, nos dedicamos a leerlos. Y le dije:
“Carlos, no se entiende. ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué se
están peleando estos?” Es precisamente lo que está contando [Marín].
O sea: yo, como parte implicada, no me estaba enterando de la
historia, y me imagino que un lector que se coja ese tebeo, no sólo
un tebeo de Los 4 Fantásticos sino un tebeo, por primera vez
en su vida, y se lee eso... Bueno, no me extraña que los
tebeos no se vendan. Es cierto que en el proceso de creación de un
tebeo, no solamente meten mano las partes implicadas, meten mano las
partes no implicadas también. Entonces hay una persona que se
supone que es el corrector de estilo, tanto para el guión como para
el dibujo. Se dedica a corregir los fallos que ve. No sólo en
cuanto al idioma, sino también al significado de lo que se dice.
Por tanto, añadiendo y quitando frases. Lo mismo ocurre con el
dibujo, aunque a nosotros no nos lo han tocado demasiado, pero me
imagino lo que tiene que ser ver que al final resulta una cosa
horrenda, completamente diferente de lo que en principio se hizo..
como un hijo bastardo, vaya.
MB:
No
es que yo quiera romper una lanza por los editores, pero lo cierto
es que un editor es un señor que quiere ganar dinero ¿eh? No
necesariamente es un señor que tenga que entender una historia, o
conocer al dedillo a los personajes de la historia, cuanto menos.
Entonces, en ocasiones sí que es interesante que ocurra eso, por
ejemplo, en el seno del Departamento de Publicaciones Populares de
Planeta-DeAgostini me llegaron a comentar que al Director Comercial
le gustaban los tebeos, y eso es por fuerza bueno, podría suponer
que no tuviese tanto reparo en aprobar dineros para abrir una línea.
Pero yo creo que en EE UU, un editor que lleva un montón de series
no necesariamente tiene que estar al tanto de esos detalles... lo
que importa es que haga un producto digno.
RM:
Yo
creo que en el Universo Marvel sí, porque es una continuidad, y yo
no tengo porque haber leído los tebeos que está haciendo Kurt
Busiek en Vengadores, por ejemplo, cuando resulta que de
pronto se les ocurre a todos la misma idea. O yo decida hacer con un
personaje tal cosa y resulta que un mes antes han hecho alto por
completo diferente. El que tiene la culpa, luego, según Pedro
Angosto, soy yo. Y yo no puedo leerme todos los tebeos Marvel. Una
cosa muy curiosa que pasó... ¿alguien me alcanza el tomo de Los
Inhumanos, por favor? [Barrero se lo pasa] cuando hacemos esta
historia, Attilan está en el Himalaya y, bueno, llegan los Kree al
Himalaya. Bien, si habéis visto el tebeo, esto era la nieve blanca
del Himalaya. Entra el tebeo en prensa y Carlos se encuentra a
Quesada en un salón del cómic. Le comenta que en un número
trasladan Attilan de sitio, al Atlántico. “¿Cómo? Pero si es
que nuestro número uno, que está en prensa, empezamos con Attilan
en el Himalaya ¿Qué hacemos? ¡Qué paren las rotativas!” Y,
bueno, menos mal que la nieve y el mar son muy parecidas... [risas]
José Ladronn tuvo el detalle de recuperar las páginas, hizo tres o
cuatro cambios de rugosidad y cambió lo que era un fondo blanco por
un fondo, así, celestito y tal ¿no? [risas] Y esto que se ve aquí,
que parece un cráter en el mar, era el agujero que quedaba en el
Himalaya. Sin una coordinación, a la larga, los que hubiéramos
quedado mal somos nosotros. Y eso nos ha pasado continuamente,
continuamente. El editor debe controlar el producto para que
nosotros no metamos la pata. Otra cosa que nos pasó –que las
llagas que tengo aquí son de Los 4 Fantásticos–, en el número
50: Era una historia sin tortas, sin piñas. Era un día en a vida y
se avanzaba mucho de lo que iba a pasar en el número siguiente.
Pues, nada, nos dicen que eso no es lo que quieren los fans,
que lo que hay que hacer es una historia de peleas. Entonces, como
vimos que no entendían la historia, dado que nosotros ingenuamente
hicimos lo siguiente: habíamos hablado y cuando yo hago el plot,
acoto los diálogos y acoto los textos en off. La señora
Chase no acostumbra a leer así y dice que eso parece una obra de
teatro. Según ella, tenemos que trabajar de la siguiente manera tan
estúpida: yo hago el plot, se lo paso a Carlos, Carlos lo
dibuja y me lo pasa a mí para que yo ponga los textos ¡Una tontería
porque Carlos era parte integrante del proceso! Hubiéramos ido más
rápido con que Carlos pusiera a los tipos sabiendo lo que iban a
decir. Esa señora, entonces, nos censura ese tebeo y tenemos que
cambiarlo. Y cuando sale aquí, que aparece como número 1, resulta
que nos cuelgan el sambenito: “En el número 1 de Los 4 Fantásticos
sale Diablo,
igual que en el número 1 de Byrne, oye.” Sí, pero
es que era el número 2. “Oye, es que en las escenas de los
abogados, hablan mucho.” Punto uno: son abogados [risas] Punto 2:
la mitad de la situación estaba explicada en el número anterior, y
como nos lo cortaron, hubo que condensarla. De verdad es que llega
un momento que te das cabezazos y dices ¡pues que salga como Dios
quiera! Mejor es que te pongan un dialoguista y, sí, ¡encantado de
la vida!
MB:
Quizá
os podáis dar por satisfechos. Porque el otro día estuve
entrevistando a un amigo que estuvo en Japón trabajando [Ippólito]
y, si bien los editores norteamericanos esbozan algún tipo de
excusa para intentar salir del paso, los editores japoneses no
esbozan ninguna excusa. Simplemente te dicen que no les gusta. Y el
autor se queda esperando a saber porqué no les gusta, pero no
reaccionan... se quedan esperando a que tú te vayas... Nunca lo
hacen, porque, al parecer, un editor japonés no expresa lo que no
le gusta de tu obra para no herir tus sentimientos.. Es su forma de
entender la vida ¿no? Así pues, os podéis dar con un canto en los
dientes si un editor americano se preocupa por corregir el trabajo.
Aparte, y ya que habéis trabajado para editores de aquí, me gustaría
saber cómo se comporta un editor en España.
RM:
Mi
único contacto fue con Toni Guiral, con Santoni Guiral, que
no me cambió ni una coma. No me dijo absolutamente nada. Yo estaba
encantado con Toni.
MB:
Pero,
¿no trabajaba sobre el material como editor... “quita esto”,
“esto no me parece bien”...?
RM:
Para
nada, para nada. Lo único que ellos sí quisieron es que Iberia
Inc. fueran cuatro números, cuando nosotros queríamos doce. Y
logramos arrancar seis. A partir de ahí, ningún problema. Y con Triada
Vértice dijo que cuatro y yo, viendo que no me encajaban, le
pedí si podíamos hacer un número 4 con más páginas. Y dijo que
sin problemas. En este aspecto, con Toni, encantado, pero es que yo
creo que Toni era rara avis.
MS:
De
todos modos, vuestro sistema de trabajo es diferente del de un
equipo americano.
JM:
Completamente.
En el equipo USA tiene que haber también sus más y sus menos, pero
es que entre Carlos y yo hay quince kilómetros de distancia. Nos
vemos prácticamente todos los días, y todos los días miramos
cosas, tenemos páginas sobre la mesa, discutimos. Algo que los
autores norteamericanos dudo mucho que lo hagan, a no ser si viven
en la misma ciudad, pero, vamos, muy difícil.
MS:
Los
guiones, los soléis hacer muy detallados?
RM:
Con
Tríada e Iberia eran guiones completos. Pero,
completos. Recuerdo en Tríada que le hicimos un homenaje a
Carlos Giménez y yo le dije a Jesús: “de tal página, tal viñeta,
fusílatela.” Y este señor, con dos cojones, me hizo caso de pe a
pa.
JM:
Lo
malo es que luego tuve que enseñárselo a Giménez.
RM:
¿Y
qué te dijo? ¡Los derechos, los derechos! [risas]
JM:
No,
no, me dijo que estupendo, que no había problemas.
MS:
Tú,
Jesús, como dibujante, a la hora de que te den un guión ¿lo
prefieres detallado o tener más libertad para trabajar?
JM:
Depende
de si la forma de detallarlo es coherente o no. Ahora mismo, en el
trabajo que estamos haciendo Carlos y yo. Lo de la JLA / JSA [para
DC Cómics], me hizo gracia porque había una viñeta descrita de la
siguiente manera: “El Hombre Halcón se lanza hacia abajo en un
picado, vemos desde arriba que le espera Power Girl a punto de darle
un puñetazo. Hawkman está sangrando por la nariz.” O sea: ¿cómo
puedes dibujarlo sangrando por la nariz en un picado con él cabeza
abajo. La conclusión a la que llegas es que hay guionistas que no
visualizan lo que están escribiendo; les da igual que sangre por la
nariz que por el culo [risas] Hay guionistas que no visualizan, que
solo se dedican a escribir. Rafa lo hacía todo estupendamente, de
puta madre; no había ninguna duda, él me daba el guión con las viñetas
perfectamente descritas, y además me daba mucha libertad para
interpretarlas a mi manera, y yo creo que aquello fue como la seda.
RM:
Y
además tenía chistes incluidos, internos.
JM:
En
efecto. Pero hay guionistas que es mejor que te cuenten la historia
a ti. Yo, trabajando con Carlos, la verdad es que es muy diferente a
lo general, estamos fuera de todo sistema. Normalmente lo que hace
Carlos es, con el guión sobre la mesa, hacer un boceto pequeño. Lo
mira, lo remira, veinte mil pares de veces. Eh... hace la página.
Deja muchas cosas sin terminar. Yo entinto lo que ha terminado y se
lo devuelvo. Él lo concluye y yo lo termino de entintar. En el
proceso se cambian veinte mil cosas. Es un proceso bastante vivo.
Incluso páginas enviadas a EE UU nos las han devuelto para corregir
o rehacer.
MS:
Incluso
habrá partes de viñetas que tú dibujas al completo porque Carlos
no pueda.
JM:
Sí,
porque es una estupidez ponerse a hacer al lápiz la textura de la
piedra, por ejemplo. O los escombros. Carlos me indica: haz
escombros, haz textura de piedra. [pausa] Se está convirtiendo en
un tebeo conceptual. ¡Es más fácil explicarlo que hacerlo!
[risas] No, pero es muy poco, Carlos acaba muchísimo las páginas.
Sus trabajos a lápiz están perfectamente planificados.
MS:
Viendo
algunos bosquejos previos a las portadas se ve que tienen ya un gran
avance a nivel de diseño de personajes y...
JM:
Sí,
sí, es sólo darle detalle y tinta.
MS:
Manuel,
llevaste la colección de Kull [el Conquistador], a
nivel de diseño de colección y eso...
MB:
Bueno,
no, solamente la asesoría de contenidos, cómo estructurar algunas
secciones y tal. Es una labor más de redacción, no tiene nada de
artístico. En lo referido a cómo se diseña la maqueta de la
colección, depende de cada casa. En Planeta-DeAgostini trabajaban
(trabajaban, digo) en lo que se llama planillos, una especie de mapa
de todo el tebeo, una maqueta, una hoja con una cuadrícula donde
cada cuadro corresponde a una página. Y sobre eso se estructuraban
los contenidos: tanto de historieta, tanto de publicidad, tanto de
sección de correo... con un mínimo de estética para que al lector
le guste. Vamos, que no se encuentre el aficionado, al abrir el
tebeo, con una página en la contraportada, cosa que es horrenda, o
que termine aquí, en la tercera de cubiertas, cosa que empezó
haciendo Planeta Comic en 1983... O que el tebeo se continúe en la
contracubierta con una cuatricomía estruendosa [risas], lo cual que
también hacía Planeta Comic en 1983 y 1984. Entonces, en la
redacción se procura trabajar cuidando un equilibrio entre la
historieta que publicas, la publicidad que tienes que meter, si es
publicidad propia o de otra empresa (lo que en España no ocurre
apenas) y, aparte, si cabe, habrá textos, con fichas de autores,
textos que hablen de los personajes, o bien secciones como el correo
del lector y otras de contacto, compro-cambio-vendo, etcétera. Una
vez que el tebeo está más o menos configurado, lo confirmas todo,
lo colocas adecuadamente, lo envías a imprenta, donde te sacan una
prueba en bitono, para comprobar que el tebeo va bien encastrado,
puesto que a veces se queda una página al revés ¿no?, y tú no te
das cuenta hasta que sale a la calle, y puedes corregir ese tipo de
errores unas horas antes; y, ya, a imprimir. Y, todavía calentito,
empiezas a distribuirlo, y ese es todo el proceso. El gusto del
editor por la labor de edición del tebeo como objeto –no por la
labor del editor como director de profesionales-, tebeo como
producto, como objeto que leemos y coleccionamos... pues eso depende
no sólo de él, también de los directores artísticos de los que
se rodea. Entre estos, los hay que tienen muy buen gusto y los hay
que no tanto. Luego hay editores que eligen o colocan mal la
publicidad, hay editores que no leen todos los textos que se
publican en los tebeos, que no los revisan, hay de todo. Pero que
quede claro que lo importante de un tebeo, a la larga, no es esa
labor del editor, y ni mucho menos de los que firman los textos que
hay, es la labor de los que firman las historietas, los autores. Eso
es lo que se vende. NO se vende un tebeo por el correo del lector,
eso es una leyenda absurda.
RM:
Estoy
seguro de que algunos sí. [risas]
MS:
En
Conan el Bárbaro, cuando se empezó la segunda edición, era
importante el contenido, pero se agradeció el continente ¿no?
MB:
Ya,
ya, pero depende del punto de vista, porque las ventas no aumentaron
por esa razón y el agradecimiento se mide en ventas. Si tú tienes
un tebeo editado con mimo, con mucha atención y cuidado, pendientes
el editor y sus colaboradores de sacar el mayor partido del
contenido, podrías pensar que la gente va a comprarlo más, pero al
parecer lo compra igual (sin que esto quiera decir que hay que
despreocuparse a la hora de editar un tebeo). En realidad
depende de
la colección en ese momento, o del personaje, o de los autores del
cómic. Si tu derrochas ese mimo, por ejemplo, en una etapa nueva de
X-Men, pues a lo mejor el público responde mejor, pero es
probable que no sea debido a ese esfuerzo mayor hecho para que la
edición sea más pulcra, sino porque el atractivo del tebeo son los
X-Men.
RM:
Los
aciertos en la edición no se ven.
JM:
Se
ven los fallos.
MB:
Sí,
se ven los fallos.
RM:
Recordemos
los últimos Biblioteca Marvel, el logotipo de Thor encima de
la cara del personaje, y todos hemos puesto el grito en el cielo:
“¡Ooooh!” O cuando hay un fallo del fotolito y los personajes
salen verdes en vez de rojos. Lo que no se ve es lo otro...
MS:
[a
JM] Ahora estás realizando las portadas de El Reino Salvaje de
Conan... De dibujar ilustraciones a dibujar viñetas, ¿qué
diferencia ves? Porque hay autores que dicen que con una ilustración
cuentas una historia.
JM:
Son
dos medios completamente diferentes, dos lenguajes casi opuestos.
Uno es la multiplicidad de la imagen y el otro la unidad de la
imagen. En una sola imagen debes contar una buena historia al menos
lo que ocurra en el interior, pero con la historieta debes manejar
otros recursos. Yo, en el caso del entintado, es una cosa más mecánica,
la labor intelectual la realiza él, en cuanto a las portadas,
depende del esfuerzo que quieras dedicarle. La típica portada de
Conan dando hachazos a diestro y siniestro, casi todo el mundo que
sabe dibujar puede hacerla. Creo que lo personal en ese caso es
contar algo que ocurre dentro a tu manera.
MS:
¿Sueles
basarte en la historia para la que vas a hacer la portada?
JM:
Sí.
Lo que pasa con Conan es que se te acaban las ideas. Una portada que
puedas hacer, seguro que se ha hecho ya. Y si o se ha hecho, hay una
muy parecida. Y...
RM:
[por
lo bajo] De Conan follando no se ha hecho ninguna [risas]
MB:
En
efecto, no se ha hecho, no.
MS:
Rafa,
tú eres escritor. ¿Qué diferencia hay para ti entre escribir un
libro y escribir los guiones? No tendrá nada que ver ¿no?
RM:
No
tiene nada que ver y sí tiene que ver. Dicen que yo soy un escritor
muy visual, siempre intento que se vea lo que pasa. Yo intento que
se vea cuando leo los libros de Star Wars, que yo no veo
nada, me pongo histérico, y ya no los leo. El tebeo es una cosa
pactada, yo necesito alguien que dibuje las ideas, un entintador, un
editor y un colorista... Tú sabes que el producto tú no lo
controlas. Y con una novela y un cuento es o todo o nada. ¿Tú me
lo quieres publicar? Me lo publicas. ¿Que no? Pues no. Pero el
esfuerzo intelectual ya está realizado, que se publique o no es
secundario. Yo tengo en el cajón tres novelas y algún día saldrán,
o no, no importa. El tebeo es diferente, has de intentar que sea
visual, atractivo... A mí lo que me fastidia mucho es la limitación
de las páginas. Yo no estoy hecho para escribir historias de 22 páginas,
no sé. Yo recuerdo que mi gran ilusión cuando llegué a Los 4
Fantásticos fue: por fin voy a tener espacio para contar
historias. Yo venía de hacer Iberia Inc., que eran doce números en
seis. De hacer Tríada Vértice, que eran cuatro números en cuatro
y un poquito. De hacer Inhumanos, que queríamos que fueran nueve y
se quedó en cuatro. Y, ahora, dije yo, por fin tenemos una serie
donde podemos contar lo que queramos. Venga, la primera en la
frente: Vamos a hacer una saga en la Zona Negativa que dure doce números.
No, tienen que ser cuatro. Vamos a hacer una saga en la Zona
Negativa donde se vea que la Zona Negativa, coño, es un universo,
que siempre que entran se encuentra a Annihilus... No: TIENE que
salir Annihilus [risas]
JM:
Esperando
en la puerta, je... además de verdad.
RM:
Tanto
es esto así, que en la saga de Abraxas –que ha sido nuestra
muerte total y absoluta, la cagada más grande que hemos podido
hacer– yo recuerdo que en el guión original aparecen en diversos
mundos paralelos los fantásticos, buscando la [inaudible] (...)
aparecen cada uno de ellos en un mundo paralelo dentro de su
contrapartida ¿no? Hay un mundo paralelo al que llega Sue Storm en
el que ella es una médico que ha heredado la fortuna de su padre,
un mundo dominado por Atlantis. Jugábamos con el rollo de que
Atlantis era la Unión Soviética de los años cincuenta y que todavía
continuaba. Pues, bueno, en el primer borrador de guión hay cuatro
páginas en las que Sue iba bajando las escaleras de su casa y se
iba dando cuenta de que era un mundo diferente por el mobiliario y
por los adornitos que tenía encima el televisor... El televisor
tiene forma de pecera, tiene un pececito. Ella se asomaba a la calle
y los niños iban vestidos con cositas... A mí me encantó esa página,
y la tuvimos que romper. Resulta que queríamos dedicar un número
exclusivamente a Susan, un número exclusivamente a Reed y un número
exclusivamente a La Cosa. Nos dijeron que NO. ¿qué pasó? Pues que
tuvimos que bajarnos del carro y dedicarle TRES páginas a cada
historia. Con lo cual, así no estamos contando lo que queremos. El
número que va a salir ahora, en abril, que es cuando entran en la
Zona Negativa, eran originalmente dos números. Y llega un señor
que todos amamos porque hizo con Spiderman lo que nadie había
hecho: la Saga del Clon, y dijo que aquello no tenía valor; y lo
metimos en uno. Y todos dijeron, “Oh, qué bueno, qué bonito”.
Y, sí, oh, qué bueno, qué bonito, pero todo iba a mucha
velocidad. Yo quería hacer –y perdonadme la pedantada– yo quería
hacer el descenso al Maelstrom de Poe en un número. Todo un número
dando vueltas en un agujero que les va absorbiendo, sin manera de
escapar. Y tuve que contarlo en dos páginas, sin manera de contar,
así, la desesperación que había que tener [pausa] Pues eso.
[risas]
Que
los cómics necesitan espacio.
MS:
Por
qué creéis que han de ser así [los editores], si sois los autores
y los que planifican el espacio que necesitáis ¿no?
JM:
Lo
que decía Manuel hace un momento, lo de que el editor está ahí
para ganar dinero, es cierto. El problema no son los editores que
ponen el dinero en Marvel, el problema son los editores que manejan
los tebeos en redacción, los Publisher, que hacen su trabajo
lo mejor posible, llenos de buenas intenciones, pero... Ahí se
perdieron cosas. Hablando de las escenas en las que Susan llega al
mundo gobernado por Atlantis [a Marín] ¿qué pasó con Johnny que
le pegaron un tiro?
RM:
[se
encoge de hombros, risueño]... [risas] No, no, al que le pegaron un
tiro fue a Namor. A Namor.
JM:
Y...
¿qué pasó?
RM:
Que
ella lo cura con los campos de fuerza, hombre. Le pone un tapón en
la herida y eso. [risas] La idea era que le hecha agua, revive y
sale por la ventana. Son pequeños detalles y se nos van.
JM:
Esos
pequeños detalles que se pierden son los que conforman la historia.
[leer
la segunda parte de la charla]
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