TEBEOSFERA: Formaste parte de una generación de
dibujantes españoles de marcado talento gráfico, aunque tu
pertenecías al sector más joven. ¿Qué recuerdos tienes de aquella
época efervescente, marcada
por la Transición?
SAURI:
Yo era de los jóvenes que íbamos detrás de los maestros. Recuerdo
que
nuestro día a día significaba estar totalmente metidos en el mundo
de la historieta,
vivíamos para ella, no hablábamos de otra cosa, siempre intentando
estar a la última de lo que se publicaba fuera de nuestro país,
siempre había alguno que tenía acceso a ello y ¡oh, oh, cielos!, de
culo para poder echar una ojeada, siempre haciendo planes y soñando
con llegar a poder publicar en tal o cual revista en que el
omnipresente Toutain se dignara un buen día a echar una ojeada a tus
dibujos...
T: ¿Qué comics
leías de niño y qué autores te impactaron?
S: Capitán Trueno y evidentemente, Ambrós. Después, ya un
poco mayorcito, H. Foster y A. Breccia (éstos son la cola de un
largo etcétera).
T: Luego
entraste en contacto con Selecciones Ilustradas...
S: Tuve conocimiento de SI a través de Fernando Fernández
(algún día te contaré esta larga historia).
T: Cuéntanos
cuál fue tu primera historieta profesional.
S: Una del Oeste dibujada en papel vegetal para ahorrarse el
fotolito para Ursus
Ediciones (profesional porque me
pagaron algo por ella). Esto sería allá por 1969-70.
T: Al principio, eras un admirador de Esteban Maroto
y F. Fernández, ¿qué es lo que más te llamaba
la atención de ambos autores?
S:
Pues de Esteban estaba loco por su concepto de página, sus mujeres,
su trazo, a pincel o a plumilla, su elegancia en la composición, su
atrevimiento en aplicar soluciones nuevas, el tamaño de sus
originales y el amor y sabiduría que tenía por los ilustradores
ingleses y yanquis del 1800 y de principio del siglo XX y la
cantidad de cultura gráfica que adquirí como consecuencia de largas
charradas (conversaciones, en catalán, ¡ojo! que no chorradas). De
Fernando, que aparte de ser mi padre espiritual y mejor amigo y
confesor, me gustaba mucho, mejor muchísimo, su concepto del
b/n y la valentía que tenía manchando...
T: Te hicieron un reportaje que salió publicado en
Blue Jeans (famosa foto tuya a lo Sandokan incluida) ¿Qué
significó para ti; influyó en tu trayectoria?
S:
El editor de Ursus que fue el que publicó mi primera historieta era
amigo de Rocca, el editor de Nueva Frontera. Le habló de mí y al
verme se enamoró de un servidor (todo es coña).
Total, que se
interesó por mi trabajo, quedamos en un bar, creo recordar en el
Paseo de Gracia (no estoy seguro),
me hizo la entrevista y evidentemente exageró con lo de Sandokan,
pero a mí me hizo ilusión, para qué negarlo, era la primera para mí.
Aparte de eso, sí, supongo que me conoció más gente. De todas
formas, nadie me envió ninguna carta alabando mi físico y menos para
darme trabajo de historietista, lo que si me sirvió fue para
publicar la misma historia en la revista italiana Vampirella,
que para mí fue mucho más de lo esperado.
T: Dinos
cuándo y cómo surgió la idea de hacer Odiseo
Corría el mes de noviembre de 1979, ¡qué lejos y qué viejo! (por
aquel entonces trabajaba dibujando 36 páginas cada mes de las de
seis, siete u ocho viñetas para Italia: editorial Universo; llevaba
así desde 1976 y tenía contrato para largo). Aquel mes fui de viaje
a Londres (iba bastante a menudo) y en la gloriosa librería Golden
Dark Eyes Shadow y ya no sé qué más, una gozada de lugar en un
sótano enorme lleno todo a reventar de material norteamericano,
nunca visto por aquel entonces por aquí y ¡ohhhhhhhhhhhhhhh, cielos!
recién salido de la imprenta, allí estaba... The Studio
[libro de ilustración del sello Papel Tiger, con obras de B.
Wrightson, M.W. Kaluta, J. Jones y B.Windsor-Smith]. Supongo que
sobran las palabras. Fue tal la impresión que me causó, que al
volver a Barcelona cancelé el contrato con los italianos y convencí
al Pérez Navarro que la cosa mentalmente iba en serio (ya teníamos
hablado hacía tiempo hacer algo grande). En principio pensamos en
La Ilíada, pero al fin nos decantamos por La Odisea...
T: O sea que
te lanzaste a un trabajo de documentación gráfica de la antigua
Grecia: armas, naves...
S:
Bueno, el que se
leyó varias veces el libro fue el Pérez, yo sólo una ¿para qué más?
Nos reuníamos siempre en algún bar de la ciudad, me comentaba un
capítulo abocetado de guión, llenábamos y acabábamos con todas las
servilletas del lugar, con apuntes, ideas... y salíamos la mar de
contentos (del alcohol, claro) y ¡hala!, a trabajar y así
sucesivamente durante tres largos años, durante los cuales un
servidor vivía y comía por si os lo preguntáis de ir un día a la
semana a la redacción del Grupo Z pues yo dibujaba en la revista
Interviú por entonces.
T:
Imagino que elegisteis
La Odisea porque, aunque no es tan épica como La Ilíada,
da más juego por la fantasía que contiene: el cíclope, Circe, Escila
y Caribdis... ¿Fue esa la razón?
S:
Sí, sí, Odiseo era muy atractivo por toda la aventura
fantástica que conllevaba, todo dependía de tu imaginación en cuanto
a crear las situaciones, fondos... corrías el riesgo de idealizarlo
a lo mejor demasiado como seguramente sucedió en algunas parte, pero
en fin....
T: ¿Conocías
por entonces algún otro comic importante ambientado en la Hélade?
¿Quizá Heros the Spartan de Frank Bellamy?
S:
Huy, a este Sr. Bellamy ya lo conocía de mucho antes, desde
aproximadamente 1972, de mi primer viaje a Londres, en el que ya
descubrí aquella librería que menciono al principio donde compraba
ejemplares de la revista Eagle, en cuyas páginas aparecía el
maestro Frank, dibujando de todo... religioso, “Frazier
de Africa” y “Eros de Sparta”... ¡vaya gozada de dobles páginas y
pensar que a ningún editor que yo sepa se le ha ocurrido reeditar
con todo lujo el mencionado Heros... lástima, lástima, lástima.
T: Respecto al
grafismo, en Odiseo, muestras ya (al menos para el gran
público) un estilo personal, abandonando la influencia de Maroto y
demás. ¿Te costó mucho esfuerzo o tiempo?
S:
El grafismo... con lo difícil que es dibujar como para encima
preocuparte del grafismo y de la unidad del estilo... La verdad es
que empecé por el cuarto capítulo para romper el hielo, había
errores, búsquedas y balbuceos, pero al acabar el mismo tenía claro
por dónde iban a ir los tiros, intenté seguir a mis maestros
conceptuales (The Studio), me sumergí de lleno en el
prerrafaelismo y los ilustradores ingleses de principios del siglo
pasado, de alguna cosa más y entre todo ello salió lo que salió...
T:
Dices que el cuarto
episodio fue importante a nivel de estilo. ¿Empezaste por ahí o fue
en ese episodio donde comenzaste a plasmar gráficamente lo que
tenías en mente?
S:
No, no, qué va, cuando empecé por el cuarto capítulo iba totalmente,
si no recuerdo mal, perdido, tenía claro por dónde no quería ir,
pero ni puta idea del camino correcto. Al final del capítulo el
sufrimiento había sido atroz , pero había servido para al menos
ver ya con claridad un atisbo de luz que se confirmó al continuar
por el primer capítulo.
T:
¿En qué otros países se
publicó Odiseo, qué formatos y qué edición te dejó más
satisfecho?
S:
Bueno, su publicación fue toda una "Odisea". Primero, evidentemente,
se ofreció por estas tierras tan nuestras cuando llevábamos dos
capítulos, recibiendo sendas negativas (comentarios
aparte), por parte de los editores de la época (los mejores, claro).
Fue tal el chasco que con el Pérez (en un bar, naturalmente)
decidimos presentarlo a la mejor revista del momento (para nosotros,
evidentemente) y ésta era el Heavy Metal americano. Dicho y
hecho: cogimos un vuelo para Nueva York y nos plantamos allí (hay un
escrito muy cachondo y entrañable que a lo mejor conoces que data
del primer Salón de Barcelona y que apareció en una revista que se
editó por el certamen). Bueno, resumiendo: les interesó, firmamos un
contrato y allí se estrenó un año y medio después, apareciendo por
capítulos. Después se publicó en España en la revista Comix
Internacional, en Alemania en Comic Spiegel, en
Yugoslavia, en Italia en la revista Intrepido y de nuevo en
España de la mano de Planeta [De-Agostini] y que yo sepa nadie más.
T:
Creo que la obra fue bien
recibida en Estados Unidos...
S: Sí, efectivamente, hubo buenos e interesantes comentarios
que nos explicaba cada vez hablábamos con la editora de Heavy
Metal, por aquel entonces, Julie Simmons-Lynch, y que después
nos hizo uno de los prólogos o comentarios en la edición de Planeta.
Hubo gente a la que le chocó al principio el tema, decían que no
estaba en línea con la revista, pero acabaron por disfrutar con el
aporte... digamos de un clásico, además de felicitarnos por el trabajo de ambientación y recreación
hecho con tanto respeto y cariño.
[ continua en siguiente página ]
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