Nacido en 1971, en Algeciras (Cádiz), Juanjo RyP es un dibujante de estilo barroco y reacio a
someterse a entrevistas o a asistir a actos colectivos de
profesionales del cómic, pero también uno de los dibujantes de
cómic más virtuosos de España y, actualmente, el único español que
puede jactarse de haber dibujado guiones de Alan Moore, Frank
Miller y Warren Ellis, entre otros guionistas americanos, y de
haber trabajado para Vivid Entertainment. Obviar una labor tan
importante en los medios informativos sobre cómics en España nos
ha parecido un grave error, y más por cuanto se trata de uno de
esos representantes de la creatividad arrinconada en el cono sur
español, lugar mágico donde se concentran un puñado de autores que
triunfan en EE UU con sus viñetas en mayor o menor medida
(Pacheco, Merino, Guerrero, Rojo, Barony). Con ocasión de una cena
de hermandad convocada por el Ayuntamiento de Algeciras, le
entrevistamos el día 13 de diciembre de 2003 casi a traición.
Al firmante Juanjo RyP se le advierte rápidamente
la pasión por la historieta, las muchas lecturas de tebeos y las
evidentes influencias estilísticas.
«Leo tebeos de todo tipo desde crío, soy un
apasionado de los cómics y del dibujo. Bueno, mis influencias
están bastante claras. Manara, Saudelli, Schuiten, todo lo que
rodea la “Escuela Moebius”; y, de los americanos, Geoff Darrow.
Para mí, siempre, la Biblia en la que me fijé, el maestro
de maestros, fue y es Moebius. Tanto lo que hacía como Giraud, en
El Teniente Blueberry como lo demás, Arzak y sus
otras obras. Desde que yo lo empecé a conocer, lo que más me
atrajo de Moebius era su capacidad para representar la realidad:
cuando él dibuja a alguien entrando en una habitación, es
realmente alguien entrando en una habitación, y sin necesidad de
utilizar ángulos raros ni alharacas estilísticas, es algo natural.
En el caso de Darrow, lo que me atrae de él es que riza el rizo, y
me apasiona eso: esa capacidad de captar y dibujar hasta el más
mínimo detalle, y crear con ello de esta manera casi un mundo
nuevo...»
De hecho, su presencia se aprecia mucho en el mundo
del último Matrix, por ejemplo...
«Sí, es una lástima el que le hayamos perdido para
el cómic, aunque le hayamos ganado para el cine. Como él, yo
siempre he recargado los detalles en mi dibujo, desde siempre, ya
desde los primeros tiempos en Mega [Multimedia]. Ya habían
aparecido imágenes mías muy recargadas en el fanzine de Antonio
Garrido DATA, pero sobre todo comencé a acentuar eso a
partir de la obra Ignominia, para Wet Comix. Todo
ello es debido a la influencia de Darrow, al que entonces leía y
leía hasta aprenderme de memoria cada detalle de cada viñeta que
dibujó, y como Ignominia se desarrolla en un ambiente
similar...»
En efecto, Juanjo en sus comienzos exhibía un
estilo barroco muy cercano a las mayores florituras del primer
Manara, que aplicaba no sólo a las historietas que dibujaba por
placer y algún que otro encargo de ilustración publicitaria o de
diseño, hasta que comenzó a participar en los fanzines de
Algeciras, de importante presencia durante la segunda mitad de los
años ochenta. Fue uno de los cofundadores del Club de Amigos del
Cómic y la Ilustración, impulsores de un fuerte movimiento
fanzinista en Algeciras a partir de 1987, cuando nacieron
Humor
sátiro y Cristal / Kristal, publicaciones ambas
sobre cómics y cultura alternativa.
En Humor sátiro hizo Juan José (que así
firmaba) sus primera cubiertas. La publicación, un fanzine
fotocopiado, sobrevivía sobre la base de los esfuerzos de Diego
Guerrero Cruces y pretendía entroncar con los movimientos obreros
y estudiantiles de repulsa a la política del Gobierno. Todo el
equipo creativo se esforzaron por convertir la publicación en
profesional, arriesgando dineros propios en el proceso, y
siguieron generando polémica con sus cubiertas (Juan José) y con
las aportaciones de los que fueron llegando luego: Samo, Barony,
Jesús Blanco, Sáez y Fermín Pinteño. El número 8 fue el último
publicado. A este fanzine le sucedió Kristal en noviembre
de 1987, que todavía hoy dirige Antonio Garrido (lo ha hecho
durante diecisiete años sin interrupción) y por cuyas páginas han
desfilado casi todos los autores de Algeciras, más otros de
Córdoba, Cádiz, Madrid, Barcelona... Por supuesto contó con Juan
José, que realizó algunas de sus cubiertas e ilustraciones
interiores.
En abril de 1988 apareció Caballete, fanzine
que trataba de competir con las dos anteriores y que dirigió Pepe
Marín con encono, contando con la participación de un bisoño
Carlos Pacheco y autores muy jóvenes como Jesús Barony y nuestro
Juan José. Los responsables de esta publicación montaron los dos
primeros festivales sobre historieta en Algeciras. También Juan
José Rodríguez Prieto dibujó en su continuadora, La Historieta,
que viera la luz en Algeciras en 1992, ahora bajo la dirección
de Antonio Garrido "Garry" y que duró 10 números (hasta 1995). Por
sus páginas pasaron autores de la talla de Forges, Rioja, Ozeluí,
Pacheco, Escobar, Mingote, Gallego y Rey, y los locales Garry,
Villanueva, Sebas, Txutxe...
«Cuando yo comencé a relacionarme con todos estos
autores y faneditores tenía quince años, allá por 1985. Éramos
Eugenio Santos Pires, Antonio Garrido García, Pepe Marín (que
ahora es corresponsal de Telecinco) y varios más. Comenzamos a
hacer cosas y recuerdo que cinco dibujantes sacamos Humor
Sátiro y lo presentamos en un bar de Algeciras con cierta
repercusión en prensa: Eugenio, Antonio Garry, Diego J. Guerrero
Cruces, Jesús Mescua, Sebastián González Amaya y yo. El fanzine no
es que respondiera a su nombre, es decir, no era necesariamente de
humor; era un poco cajón de sastre. Bueno, básicamente era de
humor. Luego también hicimos Cristal (primero con C, luego
con K), que ahora lo saca todavía Garry, y La Historieta,
que la hacía Pepe Marín. Todas las publicaciones fueron efímeras,
pero teniendo en cuenta que eran fanzines y para el tiempo en que
estaban hechos... bueno, no estuvieron mal: de Humor sátiro
salieron hasta ocho números y conseguimos que saliesen
mensualmente. Luego vinieron Caballete y más, y
también participé en varias exposiciones que hicimos, siempre en
plan colectivo. Por entonces había mucha esperanza depositada en
el cómic y en nuestras posibilidades. Había mucha movida cultural,
si lo quieres entender así, floreciendo todo: el cómic, la música,
el diseño. Yo tocaba la guitarra y dibujaba cómics.
Todo el mundo
hacía un poco de todo y a mí lo que mejor se me daba era el cómic
y la guitarra, era como un Johnny Rotten al uso.»
El objetivo, ser un profesional, pasaba entonces
por participar en
los concursos de cómics que convocaba el editor Toutain en
Barcelona.
«Participé en varios concursos, y quedé un par de
veces finalista. Me presenté a los de TÓTEM [el Comix]
y Zona [84]. En el de Zona [Zona 84 /
TOTEM el Comix Especial Concurso de
1989] me publicaron una historieta, “Sets”, y en el otro quedé
solamente finalista y no aparecieron mis páginas en el álbum
recopilatorio. Fue curioso aquello, porque en el de Zona en
el que salí, otra gente que publicaba allí luego terminaron siendo
profesionales de esto del cómic, como por ejemplo Jesús Merino,
Luis Munuera y Abel Ippólito. Otros de los autores que
salían, José Gimeno, Manuel Mota, Xevi
Domínguez o Xavier Roig, también
hicieron algo posteriormente. Es muy
curioso, porque repasando te das cuenta de que sus estilos eran
muy diferentes a lo que son ahora, y todos salimos de allí. Luego
de todo aquello... y otros autores, que luego seguirían
publicando.»
Las pocas posibilidades profesionales le empujan a
olvidarse de la historieta durante los primeros noventa y a buscar
otro tipo de trabajo.
«Luego pasó que lo dejé, sí. Quise buscar algo
sólido, seguro. Me hacían falta pelas. El cómic lo tenía siempre
ahí, como una esperanza. Porque yo seguía dibujando, haciendo
cosillas, pero nada en firme para publicar. Por aquella época
hacía dos páginas y ya me aburría, y se acabó. Con el tiempo es
cómo me he dado cuenta de que para ser profesional hay que ser muy
constante, no dejar, ser muy fiel a los plazos de entrega y
trabajar mucho.»
Resultó casual su incorporación a las filas de
autores de la malhadada editorial malagueña Mega Multimedia en los
noventa.
«Fue casual. Jesús Barony, amigo a quien le
gustaban mucho mis dibujos, me metió de nuevo en esto. Se llevó
unas cuantas páginas mías a Barna, a un Salón del Cómic, y se las
enseñó a la gente de Mega Multimedia. A partir de ahí volvía a
trabajar. Ellos estaban buscando a alguien que dibujase chicas
para sacar el Wet [Comix] y a mí se me daban bien.
De hecho, el hecho de que mis dos primeros álbumes, Lesbiación
e Ignominia sean protagonizados por chicas lesbianas
fue un tema impuesto, no lo propuse yo. Las palabras exactas de El
Torres [Juan Antonio Torres] fueron: «Quiero alguien que me haga
algo de ‘rollo bollo’». Yo el erotismo y, sobre todo, el porno,
nunca lo había tocado, y de hecho los primeros capítulos que
dibujé lo pasé fatal. Bueno, en realidad esto debe aplicarse a
Lesbiación y las cubiertas de Wet Comix, ahí si
fue impuesto lo del “rollo bollo”. En Ignominia fue de
motu propio el que la temática fuese lésbica. En realidad,
Ignominia lo tenía “escrito” desde hacía años, no era una
serie porno, sino más bien una con pinceladas de erotismo, y la
historia primitiva ya se desenvolvía en un mundo only for girls.
Para meterla en Wet quité las partes más “pesadas” y
potencié, y creé, nuevas situaciones hot... Después surgió la idea de Barbarian,
la revista de fantasía heroica, y me dieron el “Bribones”, un poco
por rellenar, de hecho era la única que aparecería en blanco
y negro. Después, como fui el primero que entregó las páginas y el
colorista (Castillo) estaba “esperando” trabajo, pues... bueno, el
resto ya lo sabes. Luego se convirtió en la serie
señera de Barbarian.»
Barbarian,
junto con otras
publicaciones de Mega Multimedia, aparecieron en un momento en el
que la industria trataba de agotar géneros, a los que la compañía
malagueña acudió en busca de público: el de fantasía heroica para
Barbarian y luego The Realm, el humor y la sátira en
Mala Impresión, el erotismo y la pornografía en Wet
Comix y Hentai, junto con otras publicaciones dedicadas
a la internet, el cine de explotación, los ordenadores... Lo mejor
de la empresa posiblemente fueran las historias de fantasía, y
quizá la obra que le
dio a conocer fuera “Bribones”, sobre guiones de Torres,
ante todo su parte segunda.
«Curiosamente, todo el mundo que ha hablado de mi
trabajo o que ha escrito sobre él se ha detenido sobre todo en
“Bribones”, que es una obra con la que no estoy para nada
contento. Yo creo que gran parte del mérito de aquello lo tiene en
realidad el colorista, Miguel Ángel Castillo, pues es un colorista brutal.
Una página mediocre la convertía en una pasada; ¡es que me
gustaban hasta a mí las páginas después de colorearlas él! [risas]
Gran parte de la culpa del éxito de Bribones, pues, la
tiene el colorista. Actualmente me
colorea Nimbus, que lo hacen bastante bien; se lo montan bastante
bien, pero en algunas portadas que he hecho los colores resultan
muy fríos, muy “americanos”. Sin embargo, Castillo es
extraordinario, y en la actualidad trabaja en Naüja una
serie para la editorial francesa Paquet, sobre dibujos (a lápiz)
de Elías y con el guión de Termens; por cierto, una obra
IMPRESIONANTE.»
Por entonces se reaviva el afán creativo, pues hay
un salto de gigante en la depuración del estilo, que se aprecia en
las imágenes que vas destinando a fanzines durante el período de
entre siglos, como el ferrolense Sword, el algecireño
Cimmeria o el cordobés Androito Ke-Ke Comics, que cristaliza en la saga Ignominia para Wet Comix,
en “Rimas y Acero” para The Realm, y sobre todo en “Nancy
in Hell”, para Trece. Pero entonces todo se desmoronó...
«Trece, que era una revista con pretensiones
de abrir brecha en el mercado, y que se iba a distribuir por
España y por México simultáneamente, tenía montado hasta el número
6 ó 7, creo recordar. Pero se fue al garete porque coincidió con
la época en la que se hundió el grupo editorial Mega Multimedia.
Fue cuando se marchó El Torres, y salieron Pepe, Nájera, Pallarés...
Y quien llevaba el tema “cómic” con algo de seriedad, vigilando
los formatos, atento a la dirección de la revista y pendiente del
público lector era Torres. Entonces, al desaparecer él, todos los
proyectos se cerraron. Trece con ellos. De hecho, “Nancy in
Hell” era una obra casi conclusa, hay 48 páginas dibujadas y se va
a publicar en breve en EE UU. Yo estoy muy contento de Nancy; es
una historia muy maja que forma parte de una trilogía, que
consiste en Nancy in Hell, Nancy on Hearth y Nancy in
Heaven. Es una pena que no llegara a publicarse porque era una
idea muy bonita. A ver si ahora podemos hacerlo, después de que
termina la miniserie que voy a hacer con Warren Ellis...»
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