Tebeosfera:
¿Cómo
se elige el tema, o el personaje del que se realiza el chiste?
Ricardo:
Lo primero es
informarte bien de todo lo que está pasando, después yo acudo a la
reunión de los temas que se hace en el periódico a mediodía y ya
decido qué es lo que quiero comentar. Intento ir siempre en la línea
del periódico, para que el lector no se pierda. Hay que leer la
prensa, escuchar la radio, ver la TV... estar puesto en todo para
hacer una viñeta responsable y saber de qué hablas (...) A veces se
tarda horas, otras lo ves enseguida. Hasta que sale la tira
definitiva, se hacen un montón de bocetos, se trata de plasmar una
idea y de quitar todo aquello que sobra.
T:
¿Por qué los
chistes de Ricardo llevan a menudo un texto generoso?
R:
Yo tengo mi
espacio cuadradito, y ahí puedo hacer lo que me dé la gana, en un
solo dibujo o muchos, lo importante es que tenga interés y haga
sonreír y pensar al lector. ¿Por qué chistes con palabras? Si no
utilizas esta cantidad de texto, que a mucha gente puede resultar
excesiva el mensaje puede resultar muy ambiguo, y no dejar claro lo
que deseas expresar. Es el caso, por ejemplo, de la viñeta sobre el
día de la independencia de Estados Unidos; para ofrecer la sensación
de histeria en que ahora puede encontrarse sumergido ese país
necesitaba esa cantidad de palabras para que lo que quería decir
fuera quedara en todo momento claro.
T:
Una pregunta se
nos antoja obligatoria: ¿A qué se debió el abandono de Nacho, del
que eres compañero inseparable desde que ambos empezasteis en El
Mundo?
R:
Se debe, ante
todo, a la presión que puede conllevar realizar un chiste diario,
estar todo el día con el ajetreo de la redacción, todo el día en el
periódico; antes de abandonar definitivamente este chiste político
este chiste diario, él decidió dejar la redacción del periódico y
enviar los guiones, las ideas desde su casa, pero después decidió
abandonar del todo.[i]
T:
Donde si sigues
trabajando con Nacho es en Goomer. ¿ Podrías decirnos cuál
son las diferencias entre hacer Goomer y hacer un chiste
diario de carácter político?
R:
En primer lugar,
diría que se trata de la participación que cada uno de nosotros
tenía en ambos casos; cuando éramos Nacho y yo los que hacíamos el
chiste político en muchas ocasiones, la participación podía ser de
un 50 % por parte de cada uno; por el contrario, en Goomer la
participación corresponde en un 90 % a Nacho, que se ocupa de los
guiones, y un 10 % a mí. Ahora que soy yo el que realizo el chiste
político, diario, solo, podíamos decir aunque a menudo me asaltan
las dudas y no creo que el chiste sea gracioso o conecte con mucha
gente, cuando creo que el chiste es bueno, es gracioso, y expresa
claramente la idea que yo quería transmitir, resultar enormemente
satisfactorio.
T:
Háblanos de la
gente que más influencia haya tenido en tu trabajo.
R:
Si hablamos de
humoristas españoles, debo mencionar en primer lugar a Mingote, pero
tampoco puedo olvidar a Forges, sobre todo por la “inocencia” con
que retrata el mundo y por su perfecta comprensión del ser humano.
También, ahora que trabajo muy de cerca con ellos (son ahora
compañeros en el mismo periódico), Gallego y Rey, del que Rey es el
guionista y los chistes parecen partos dolorosos en ocasiones hasta
encontrar con la imagen y el texto adecuados. Pero si hablamos de
alguien que me haya influenciado, tenemos que hablar de Don Wright,
un
humorista americano, que siempre me ha parecido extraordinario por
la elegancia de su dibujo, y por las ideas
que puede expresar en sus viñetas.
T:
¿Cómo
decide alguien hacerse humorista gráfico en España?
R:
En realidad lo de
humorista gráfico es sólo una casualidad, cosas que pasan, ya que en
realidad lo único que yo quería era ser un ilustrador, e intentarlo
en los Estados Unidos, porque este mercado de ninguna de las formas
puede resultar rentable en España. Así que me fui a los Estados
Unidos, pero sobre todo me fui, porque no quería hacer el servicio
militar, por lo tanto, en realidad yo iba a ser un prófugo, pero al
final me libré porque acabé como excedente de cupo. Allí estuve como
ilustrador durante ocho años.[ii]
Durante un año, intentamos sindicar a Goomer, pero por unas
cosas o por otras resultó imposible. Al volver, en 1990, Pedro J.
Ramírez quería para el periódico como humoristas a Gallego y Rey, y
aunque en un principio dijeron que sí, luego decidieron aceptar la
oferta de Diario 16, lo que provocó un gran disgusto a Pedro
Jota, a quien le propusimos que por qué no nos hacíamos nosotros
cargo del humor gráfico, ya que muchas veces Nacho y yo habíamos
comentado que podíamos hacer este tipo de humor si nos lo
proponíamos. En principio nos estuvimos riendo bastante con todos
los chistes que estábamos haciendo pero después, al pensar en ellos,
no nos resultaban en absoluto tan graciosos como nos parecían antes,
por lo que no sabíamos cuál sería la respuesta del director del
periódico, pero fue una muy buen respuesta: poner nuestro chiste en
portada, tal vez como “advertencia” a Gallego y Rey.
T:
Volviendo al tema
de Nacho, si él acabó cansado de la presión diaria que supone
realizar ese chiste político, no pensaste tú también en abandonar en
el momento en que él abandona
R:
Cuando Nacho
había abandonado el chiste político, yo hablé con Don Wright, y le
comente qué también yo iba a dejar este tipo de humor, porque, entre
otras cosas, no me gustaba la política ni, obviamente, los
políticos, nada de lo que me pueda encontrar en ese mundo, que
estaba cansado de soportar la misma mentira siempre. Él me dijo que
este era un buen inicio, ya que si los políticos me gustaran no iba
a reírme de ellos jamás, y si a mí no me gustaban los políticos, el
mundo en que se mueven, sería más fácil hacer que mis posibles
lectores rieran y pensaran con lo que yo mostrara en cada viñeta.
Sería como una voz más, porque nunca he querido tampoco convertir
las tiras en doctrinas, una voz que muestra mi visión del mundo, y
que en ningún momento pretende convencer a nadie, sólo hacer reír y
pensar.
T:
Así
que, por ejemplo, políticos como Pinochet son presentados en tus
tiras y viñetas como lo que realmente son...
R:
Sí, de
todas formas es un caso curioso, ya que yo soy chileno. Me fui de
allí antes de que Pinochet se hiciera con el poder, antes siquiera
de que Allende alcanzara el poder. Lo curioso es que algunos
miembros de mi familia son pinochetistas, personas a los que,
paradójicamente, le resultaron muy graciosos los chistes que
realizamos sobre él.
T:
Supongo, de todas
formas, hay cosas de las que sigue siendo muy difícil reírse.
R:
Pues sí, por
ejemplo, sigue siendo bastante difícil reírse de ETA, lo que pude
llevarnos a cualquier nacionalismo, o extremismo nacionalista, o
religioso. Por ejemplo tú puedes mostrar bastante respeto ante el
extremismo islámico, pero cuando oyes de algunos personajes
islámicos que pretenden instalar la sharia en todos los
rincones del mundo la verdad es que mucho de este respeto se pierde
razonadamente.
Parece
claro, por lo que se deduce de esta entrevista que para Ricardo,
como para Wright, Watterson u otros humoristas, estas viñetas no son
únicamente una forma de entretenimiento sino pequeñas historias que
exponen la naturaleza humana y nos ayudan a reírnos de nuestra
propia estupidez e hipocresía. Estas viñetas actúan como espejos
deformantes que distorsionan la realidad a través de la exageración,
del absurdo, para mostrarnos una realidad mucho más certera, por
personal, por cercana: la de saber que nunca, y mucho menos en temas
sociales, políticos, hay una sola verdad, permitiendo a cada uno de
nosotros el maravilloso ejercicio de pensar.
[i]
Tal
vez, como comenta Gabriel Albiac en un artículo muy emotivo, en
el que ensalza el trabajo de dos de los mejores humoristas
gráficos de este país, porque Nacho empezó a estar muy cansado
del mundo de la política y también del ser humano en general.
[ii]
De su calidad como ilustrador hablan perfectamente las
impresionantes imágenes que realiza los domingos en El Mundo,
acompañando a la “Carta del director”. Se le preguntó como las
hacía y declaró que usa un papel con una ligera superficie
escayolada, a modo de papel estucado, procedente de Inglaterra.
Hace el boceto en papel vegetal transparente, lo coloca sobre un
papel de calco y éste sobre el papel estucado, sobre el que
finalmente queda la silueta. Colorea esa silueta de negro y
luego obtiene los trazos blancos con un cutter.
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