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RICARDO (Y NACHO)

[ Viñeta de Ricardo, publicada en el diario El Mundo © 2002 Ricardo / El Mundo ]


Artículo por José Manuel Hinojosa


«Tampoco hay demasiados personajes descarados y alegres en V de Vendetta; y es para gente que no desconecta de las noticias.»

David Lloyd. 14 de enero de 1.990 (de V de Vendetta, Norma Editorial, 2002)

Vivimos en el mejor de los mundos posibles. Para todos aquellos que no lo crean, para todo aquellos que entiendan que vivimos en un mundo mejorable y del que formamos parte, para todos aquellos que no desconectan de las noticias, y día tras día ojean las noticias de los periódicos, es útil saber que, afortunadamente, algunas personas, “pepitos grillos” de nuestra conciencia (al decir de Umbral), nos recuerdan que nosotros somos parte de un mundo que dista mucho de ser ese paraíso con el que se nos ha hecho soñar. Despertar no es muy difícil; nos sirven de recordatorio editoriales de periódico, columnas, y también humoristas de breves y precisas descripciones, que, ayudados por una imagen, y escasas palabras, nos presentan el reflejo distorsionado del mundo en el que vivimos, de ese espejo convexo del que tanto habló Valle-Inclán que nos devuelve brutalmente una verdad aterradora: la del mundo real, y las personas que ayudan, desgraciadamente, a hacer de todo tipo de noticias el pan nuestro de cada día.

Muchos son los periódicos y muchos los humoristas gráficos a destacar en nuestro país, nombres como Mingote, el Roto, Forges, dignos herederos de revistas de humor gráfico como La Codorniz. En este caso nos centraremos únicamente en un humorista: Ricardo, que empezó a desarrollar su carrera humorística en El Mundo, periódico en el que aparecen acompañado de humoristas de la calidad de Gallego y Rey, Idígoras y Pachi, Ángel y Guillermo y ... Ricardo y Nacho, pues no podemos olvidar a la otra parte de la pareja que acabaría abandonando a finales del año 2001.

Se nos antoja difícil entender muchas de las situaciones políticas, sociales, que se han producido en España y en el resto del mundo en estos últimos años sin la mirada ácida y sarcástica de Ricardo y Nacho: cuadros políticos que comprenden desde los ataques de megalomanía de Jesús Gil, Felipe González, Aznar, personajes que fácilmente pueden encontrar su doble globalizado en personajes tan sombríos como Bush, Pinochet, Fujimori, presentados en muchas ocasiones, bajo el tapiz de la humor, como lo que realmente son: asesinos, gentes sin escrúpulos, que no saben vivir más allá del mundo que han construido a su medida, personajes dignos exclusivamente de una sonrisa macabra. Este es uno de los grandes méritos de estos humoristas, presentar la realidad bajo un prisma, tal vez distorsionado, pero cuyo reflejo acaba por mostrarnos «las paradojas del Poder, sus lapsus, como grietas que se abren en la superficie del aparente orden social y que permiten atisbar lo que realmente se esconde en sus profundidades» (frase de Javier Ortiz).

Esta España nuestra. Desgraciadamente no hay que irse demasiado lejos para encontrar noticias que empujan a reírse de lo ridículos que son (somos) los especimenes humanos, y muy en particular los poderosos, maestros en incoherencias y en poses involuntariamente tragicómicas, objeto de caldo, en manos de autores como Ricardo, para chistes tan poco compasivos como geniales. «Hay que leer la prensa, escuchar la radio, ver la TV... estar puesto en todo para hacer una viñeta responsable y saber de qué hablas», dice Ricardo. Porque de todo hay en la viña del señor: pequeños megalómanos que obtienen el poder con el que durante tanto tiempo han soñado, personajes destinados a vivir en el mundo de fantasía en el que ellos, ya sea Aznar, ya sea Felipe González, y, lo que es más triste todos nosotros habitamos, personajes convertidos en algún momento en simples anacronismos.

Copyright Ricardo / El MundoMucho más preocupante, por real, resulta la observación detallada y precisa que se hace de la sociedad española, esa España negra que puede resultar aterradora a muchas de las personas que cada día lean las noticias. Para la presentación de esta España negra, Ricardo y Nacho sólo necesitan apelar al sentimiento esperpéntico propio de autores como Goya, de Quevedo, de Valle-Inclán. Como ellos, Ricardo y Nacho recurren en sus viñetas a la inversión hiperbólica de los roles que víctimas y culpables presentan; así, mujeres vilipendiadas física y moralmente son presentadas en ocasiones como culpables en una absoluta sinrazón jurídica, , casos estos que pueden alcanzar desde la indefensión de las mujeres en su hogar debido a la brutalidad doméstica, hasta la indefensión, política y social, de muchos habitantes del País Vasco, presentando la crueldad del ser humano que cree estar en posesión de la verdad (la suya, la de aquel que sólo puede ser llamado iluminado). Ricardo, y Nacho nos presentan una galería siniestra en su imaginería del País Vasco, ya que los etarras hacen de su verdad una verdad universal, y nada hay más peligroso que creer que se tiene razón. En esta viñeta, que presenta uno de los muchos aspectos del problema del País Vasco, también se nos presenta de forma magistral, unida a la capacidad de destrucción, de absoluta maldad del ser humano, la también asombrosa capacidad de creación del ser humano, lo que hace que el contraste sea aún más doloroso. Una viñeta que levanta en nosotros una sonrisa amarga, y una reflexión profunda. Una imagen y unas palabras que nos hacen pensar. ¿Se puede pedir más?

Copyright Ricardo / El MundoEste mundo nuestro en que vivimos. Mala hierba nunca muere, y además crece en todos partes. Y la exclusiva de personajes grotescos no es algo que pertenezca solamente a España. Son seres que pululan por todo el mundo, que dominan los destinos de numerosas personas, personajes que son pintados en las viñetas de Ricardo como, por ejemplo, asesinos, porque él, y Nacho, Gallego y Rey, y tantos otros, están convencidos de que, sencillamente, son unos asesinos, seres patéticos que dependen por completo de sentimientos tan ruines como el bolsillo, la guerra, la sensación ficticia o real de poder. Seres caricaturescos como George Bush, amalgama de mezquindades, cuya descripción esperpéntica nos dibuja a alguien tremendamente real y sombrío, aterradoramente sombrío, descripciones milimétricas que necesitan, ya lo hemos dicho, que no nos sintamos apartados de las noticias que nos llegan cada día, para comprender por ejemplo, la inversión de términos que suponen viñetas como la siguiente, antítesis de los terribles hechos acaecidos el 11 de septiembre de 2001, que, en la imaginación de Ricardo, sólo han traído más destrucción pero nunca una solución que no sea la de acabar con todo aquello que no es del agrado del poder, representado en esta ocasión por Bush.

Copyright Ricardo / El MundoSin embargo, la reflexión de Ricardo a menudo va más allá, y así, puede presentarnos el odio no como algo que pertenezca sólo a una parte del mundo, o unos cuantos canallas, sino como algo consustancial al ser humano, a seres humanos como Arafat y Ariel Sharon, o a seres comunes educados desde su más tierna infancia en este sentimiento, vehículos de un odio que recorre generación tras generación toda las capas de la sociedad. Algo que nos muestra con absoluta maestría el Adolf de Osamu Tezuka, obra de obligada lectura para enseñarnos aCopyright Ricardo / El Mundo comprender a todos nosotros que el odio entre palestinos y judíos, como también demuestra la siguiente viñeta de Ricardo, es un sentimiento arraigado hasta límites insospechados, en una situación que se repite día tras día, mes tras mes, año tras año.

Para todos aquellos que día tras día siguen las noticias, también la situación económica, la diferencia terrible entre el primer y el tercer mundo es un aviso a navegantes en la voz, sin palabras, pero abrumadora, de Ricardo, y Nacho, voz que nos muestra muy a menudo la estupidez del ser humano, incapaz de ver más allá de su propia casa. Uno de los métodos más usados por Ricardo para provocar la risa, y la reflexión, en el lector es el de mostrar un contraste entre las palabras y las imágenes que se desarrollan en una viñeta (recordemos que según Watterson, «con su potente combinación de palabras y dibujos, la tiras de prensa pueden representar todo lo que un autor es capaz de imaginar»): pobres que hablan de la posibilidad de la elección en bolsa, una elección muy diferente a la bursátil, inmigrantes que sólo pueden expresar una serie de deseos imposibles, y realidades de todavía más difícil realización, cuadros sombríos del comportamiento de una sociedad que se debate en juegos estúpidos, como el de hacer dinero a toda costa olvidando siempre que otros, mucho más cercas de lo que creemos, no tienen nada que llevarse a la boca, y no tienen, Ricardo nos lo recuerda, más elección que la de escoger, por ejemplo, cual de las bolsas que otros dejan le van a servir para resguardarse de la lluvia.

Copyright Ricardo / El MundoNo nos dejemos engañar; la risa que produce la primera lectura de cualquier viñeta de Ricardo, y Nacho, nos lleva luego a una reflexión profunda, amarga sobre el absurdo e incomprensible devenir de un mundo, el nuestro, que dista mucho de ser el mejor de los mundos posibles. Porque ocurre a veces, dice Javier Ortiz, -bastante a menudo en el caso de Ricardo y Nacho y Gallego y Rey- que sus chistes encierran una intención de gran fuerza moral, intención dinamitera que los propios sobreentendidos del humor devalúan y trivializan. Una intención de gran fuerza moral que en ningún momento debe olvidar toda aquella persona que no desconecta ningún día de las noticias, una intención moral a la que se debe aferrar toda aquella persona a la que este tipo de humor, extraordinariamente inteligente y certero, hace reír, y pensar.


VÍNCULOS:
Entrevista a Ricardo, por J.M. Hinojosa

[ © 2002 J.M. Hinojosa Torres, para Tebeosfera 021127 ]