[ viene de página anterior ]
MB: Estos
diferentes heteronóminos Ops, el Roto, Jonás... representan también
diferentes grados de subversión a lo largo de su carrera, ¿o no
necesariamente?
R:
Yo no me
considero un dibujante subversivo. Me considero un dibujante, todo
lo más, esclarecedor. Quiero decir que mi pensamiento es
conservador, aunque pueda pensarse de otra manera. Yo soy
conservador en el sentido más originario de la palabra, que es
mantener lo válido e ir en la dirección que la vida me indica al
margen de mis propios egoísmos o intereses aparentes. En ese
ejercicio creo que podríamos encontrar lo que realmente he intentado
hacer.
AR:
¿Conservador entendiéndolo como estrictamente moral no? En el buen
sentido.
R:
Vamos a ver,
primero ¿qué entendemos por conservador? Yo creo que esto que
llamamos sociedad conservadora, o política conservadora, no es
precisamente conservadora. Si te fijas en los efectos que tienen, te
das cuenta de que es una política profundamente destructiva. ¿Y como
podemos llamar conservador a lo que destruye? Conservador es otra
palabra que nos han usurpado. La reivindicación de las palabras es
la primera forma de lucha. Que no nos roben las palabras, por que si
ellos nos las roban, no tendremos con qué entendernos.
MS: La derecha
también se ha anexionado la idea de progreso, son los más
progresistas. Porque creen en el progreso que va hacia delante y
arrasa todo.
R:
De nuevo la
palabra progreso es otra que han usurpado. ¿Qué es el progreso? ¿Y
en qué dirección se produce el progreso? Yo creo que la primera
reflexión es: ¿qué es la realidad? Y a partir de ahí podemos
construir algo. Esa es una pregunta que no tiene un respuesta fácil
y, además, cada uno de nosotros debemos de analizar, sin aceptar lo
que viene dado, preguntarnos qué es la realidad en cada momento.
Seguramente sea uno de los pocos ejercicios que merece la pena
hacer. Es lo que intento.
MB: Considero
que Ops contenía cierta dosis de surrealismo ¿Qué queda de
surrealismo en El Roto?
R:
Bueno, de
nuevo, vamos a ver. ¿Qué es el surrealismo? En su momento el
surrealismo fue una liberación frente al dogma, frente a un
mecanismo de pensamiento que estaba esclerotizado, estaba ya
fosilizado. Y el surrealismo liberó, lo que Freud ya había liberado,
el terreno de lo inconsciente. Bien es verdad que dentro de ese
territorio cuando te pones a indagar un poquillo te das cuenta que
hay de todo. La limpieza de esos fondos creo que es uno de los
primeros ejercicios que hay que hacer. Establecerte en un
territorio, abrir un claro en ese bosque (conectando con María
Zambrano). Es necesario para que ese bosque no te impida ver lo que
hay en él. Sin embargo, entiendo que ese trabajo de introspección,
de averiguación, de liberación del inconsciente es un trabajo que
todos debemos hacer, por que si no ese inconsciente estará
perturbando, modificando y enturbiando cada una de nuestras
reflexiones, o cada una de nuestras actitudes posteriores. Es por
eso que creo que es básico el conocer ese terreno. Y efectivamente,
el surrealismo, lo automático, la indagación libre de lo que ahí hay
es un ejercicio de juventud muy necesario. Pero es un ejercicio de
juventud, no de madurez, porque es un ejercicio que simplemente
sirve para limpiar el terreno. A partir de ahí hay que empezar a
sembrar, o hay que empezar a ir un poco más a fondo. Es por eso que
el surrealismo que es útil, deja de serlo cuando se convierte en un
fin en sí mismo. En una segunda etapa, el surrealismo o el
pensamiento automático te permite huir en cualquier dirección pero
sabiendo que estás buscando obtener unas presas concretas. Es decir,
es como lanzar un halcón a que consiga algo, pero te puede traer las
presas equivocadas. Después hay que seleccionar la caza, seleccionar
aquello que has obtenido. Y hay cosas que pueden ser útiles y muchas
otras que pueden ser inútiles.
AR: ¿Le ha
resultado difícil a lo largo de su carrera en diarios y revistas
decir lo que muchos no quieren oír? Sobre todo desde medios tan
expuesto a los intereses políticos y económicos como son los
periódicos.
R:
No me ha
resultado nunca nada difícil decir lo que he querido decir. En ese
nivel mi experiencia es enormemente positiva. Siempre he dicho lo
que he querido decir, de la manera que lo he querido hacer y
eligiendo los temas. Y siempre se me ha respetado. Porque también he
estado dispuesto a que si eso no era así: o bien irme o bien que me
echasen. Entiendo que la decisión que debes tomar debe ser una
decisión sin miedo de que pueda ocurrir algo que aparentemente te
pueda perjudicar. Pero eso no tiene la más mínima importancia porque
de algún modo sabes que tu camino está trazado y tienes simplemente
que seguirlo. Incluso si se da la circunstancia de que por alguna
razón tienes que dejar estar en algún medio, no tiene ninguna
importancia, simplemente te vas a otro o haces lo que en ese momento
toca.
MB: Usted se
exige una disciplina o una coherencia que no todos tienen. Por
ejemplo, cuando dejó El Jueves, lo dejó por ser un medio
que no le interesaba, si creo estar en lo cierto. También dejó otra
publicación, allá por los 70, a sabiendas de que iba a ganar menos
que al otro medio donde se iba.
R:
No, no vamos a
enfocar el tema desde el punto de vista de heroicidades ni de
dineros. Ese no es el tema.
MB: En
cualquier caso, esa coherencia no se observa en todo el mundo.
R:
Tampoco vamos
a verlo así. Creo que simplemente lo que hay que tener es una cierta
dosis de seguridad en lo que haces. Saber que lo que haces es lo que
quieres hacer y no otra cosa. Esto evidentemente lo podemos llamar
seguridad o de otra manera. Pero yo creo que el ejercicio de la
libertad es el de la exclusión de los miedos. Y el conocimiento de
uno mismo es lo que te permite dejar de tener miedo. Por eso insisto
en que el trabajo previo es el autoconocimiento. Y a partir de ahí
se puede hacer algo. Si no es imposible, estás sometido a los
vaivenes de lo externo.
AR : Miedo hay
en esta sociedad en la que casi nunca podemos oír cosas como lo que
leemos sus viñetas, por ejemplo: “Cuanto mas reducen la jornada
laboral más horas trabajamos”. Es como si fuera una realidad que
está ahí, todo el mundo la conoce pero... ¿ es que sólo El Roto se
atreve a decirlo? Hasta los sindicatos lo niegan u ocultan.
R:
Cuando
utilizas el término “atreverse a...” estás introduciendo en nuestra
conversación el termino de miedo. Rechazo toda implicación que lleve
a movernos en términos de miedo. No es por ahí por donde podemos ir.
Yo estoy convencido que eso no sólo lo puedo decir yo, sino que lo
puede decir cualquier persona que se dé cuenta de que eso es así o
que tenga interés en decir eso sin más. No le va a pasar nada por
decirlo.
AR: Pero esta
realidad es así, esta sociedad es así. Si una realidad no se
establece con todas sus palabras, si no se nombra es como si no
existiera.
R:
Es verdad que
somos animales simbólicos. Y por lo tanto lo que no ha sido nombrado
no existe. El génesis empieza por la palabra. Por eso la obligación
es de utilizar la palabra correctamente y de elaborar bien, saber
bien que estamos diciendo en cada momento. La utilidad que puede
tener justamente la sátira en ese aspecto es ayudar a establecer
esas palabras que no se dicen lo suficiente o que no se dicen de una
manera tan concreta como lo hace la sátira. Y por lo tanto de nuevo
insisto que es la partera de eso que está ahí. El ayudar a que nazca
eso que está ahí y que todo el mundo piensa y que todo el mundo va
verificando en su propia vida. Pero que, sin embargo, esa
contradicción no estaba tan evidente hasta que lo ve reflejado en
una frase o un dibujo. Pero eso estaba ahí.
Por otro lado
el lenguaje es múltiple y también las formas de intereses de lo que
se dice son variados. No toda la expresión va a ser la satírica, o
todas las formas de comunicación van a tener ese contenido. Hay
muchas maneras de decir las cosas y cada uno lo dice a su manera.
También la poesía ayuda enormemente a liberarnos y a ser más
nosotros mismos. Todo aquello que encierra verdad nos ayuda, y lo
que encierra mentira nos coarta. Es un poco ver qué hay de verdad en
cada cosa.
MB: Dibujante
satírico, humorista, ilustrador editorial... ¿qué consideración
tienen los de su profesión, llámense humoristas gráficos o de la
forma que sea, dentro de la redacción de un periódico? ¿Se les
consideran como un periodista más, como simples dibujantes o de qué
modo?
R:
Dentro de la
profesión somos cada uno de nuestra madre y nuestro padre. Hay gente
solvente y gente incompetente. Hay gente que tiene una posición
progresista y gente que la tiene reaccionaria. Hay buenos dibujantes
y dibujantes nefastos. Entonces no me gusta la mezcolanza, no somos
un gremio. Cada uno hace un trabajo y luego los redactores deciden
qué les interesa o qué no les interesa, qué les parecer mejor o qué
les parece peor.
Después, en
nuestra relación con el periódico cada uno adopta una posición
propia. Hay dibujantes que están mas involucrados en la línea
editorial del periódico, hay dibujantes que dibujan al dictado de
los directores y otros que hacen su trabajo con libertad. Eso
también depende del medio y de la fuerza que cada uno tenga para
ejercitar esa libertad. Por lo tanto, no hay fórmulas para explicar
qué es lo que cada uno de nosotros hacemos de forma general, sino
que hay especificidades dentro del trabajo de cada uno.
MB: Pero la
consideración que de ustedes mismos tienen como profesionales, en
virtud de organizar asociaciones, sindicatos...
R:
Que yo sepa
no, además la opinión que puedan tener tampoco tiene mucho de
interesante. Yo no sé quiénes son los humoristas, yo tengo tres o
cuatro amigos que son humoristas y otros que no lo son. No me
considero formando parte de ningún gremio. Yo soy un comunicador, y
estoy en esto, pero mañana puedo no estarlo. Es decir, no es una
profesión. Cuando el dibujo se convierte en una profesión y no en un
vehículo, en un medio más que utilizas para comunicarte con los
otros, en ese momento estás perdiendo una parte muy importante de tu
libertad. La profesionalización es de alguna manera una
mercantilización de unos territorios que deben ser conservados con
mucha más pureza. Y una vez que esos terrenos han sido de algún modo
prostituidos es muy difícil recuperar ese lenguaje para un uso más
elevado.
AR: Ya pocos
campos quedan por prostituir, incluso ese campo que usted comenta.
R:
No, yo soy
enormemente optimista. Cada uno de nosotros somos un mundo virgen y
debemos procurar mantener esa virginidad. En cada uno de nosotros
existe la potencialidad de lo no creado aún y debemos esforzarnos en
mantener dicha potencialidad y llevarla hasta dónde seamos capaces.
Que requiere esfuerzo, sí. Pero, ¿hay algo más hermoso y fascinante
que ese esfuerzo que tenemos que realizar?
Javier Mora:
En cierta manera no dejarnos cohibir por los imperativos sociales.
R:
Hemos hablado
reiteradamente del miedo. El miedo es el núcleo esencial del sistema
del pensamiento del ego. Es el territorio que hay que expurgar, en
el que realmente se dirimen las grandes batallas. La lucha contra el
ego y todo lo que ello conlleva, sus miedos y miserias, es el
verdadero territorio de la lucha de cada uno de nosotros.
JM: La
verdadera batalla: tratar de recuperar nuestras propias reflexiones,
de alguna manera.
R:
Eso
lo definieron los antiguos muy bien: el autoconocimiento es la
clave. Y no hay otra. |