T:
Otra colaboración tuya que me llama la atención fue la
que destinó a El Caso
E:
Era un periódico de sucesos y decidí mandarles chistes a
finales de los años cuarenta, si no recuerdo mal, y ellos me los
publicaban, pero no me pagaron jamás. Eran dibujos muy malos, y no
colaboré de forma continuada. De manera continuada sólo he trabajado en
SUR, La Tarde, La Hoja del Lunes, en ABC en la época del
suplemento El Loro, que la dirigía Mingote. Uno de mis libros, el
de Vete a hacer viñetas, está prologado por él. El de La
transición en bragas lo prologó Vizcaíno Casas.
T:
¿Y ese libro que te editaron bilingüe, en inglés y
español, en 1958?
E:
Me editaron un libro en inglés, sí, sin yo saber inglés.
Fue cosa de un canadiense que vino a verme a la oficina estando yo en
SUR. Me dijo que le gustaban mis chistes y que le gustaría editar un
libro mío, que si le podía facilitar los dibujos o los clichés (entonces
hacían clichés de zinc) y lo publicó. Pero no lo publicó en Canadá sino
en Málaga. Imagino que para disfrute de la comunidad británica que ya
por entonces pululaba por la costa malagueña. El libro que publiqué
luego, Men sana, in corpore insepulto, era un libro de dibujos y
frases cortas humorísticas a modo de sentencias que apareció totalmente
en español.
T:
Durante la posguerra, también hubo otras publicaciones
vinculadas al Movimiento donde colaboraste, como Afición. Me
recuerda a un título sevillano coetáneo, Penalty, también
humorístico, y a Más, de variedades pero con humor gráfico. ¿Afición
era del mismo estilo?
E:
No, no.
Afición
era una revista
que creó un director de la única empresa publicitaria que entonces había
en Málaga, que se llamaba Antonio Bueno y que entonces decidió crear una
revista sobre el fútbol, a la que llamó
Afición.
Yo allí
publicaba esos cuentos cortitos míos de humor, hacía crucigramas,
pasatiempos, las secciones de entretenimiento, pero pocos dibujos. Tuvo
el director esa revista, y otra que se llamaba
Aplausos,
la cual se
distribuyó en Sevilla en efecto. También colaboré en
Noche y día,
una revista
efímera de Madrid con formato tabloide, con muy pocas hojas, que era de
variedades, no humorística, y allí también hice relatos cortos,
jeroglíficos...
T:
Aparecieron chistes tuyos también en el diario de Badajoz
Hoy,
en
el diario
Pueblo
durante la etapa
dirigida por Antonio Romero, y paralelamente algo tuyo hubo en
Humorismo
Mundial
¿qué hiciste en esas publicaciones?
E:
Recuerdo lo de
Hoy
porque eran
colaboraciones que me pagaban. Los mismos chistes que se publicaban en
Málaga, un amigo mío que tenía imprenta me reproducía los clichés (que
yo sí que tenía en mi poder) y se los mandaba al
Hoy.
Me los pagaban,
poco, pero algo, y fue durante tan sólo uno o dos años, no más. También
publiqué así en
Arriba,
de Madrid, durante muy
poco tiempo. En
Pueblo
sería algo esporádico,
porque ya no me acuerdo. En
Humorismo Mundial
tampoco recuerdo haber colaborado, a no ser que se trate de una
recopilación de artículos humorísticos sin permiso. Seguramente tomarían
cosas mías de otro sitio.
T:
Otra cabecera en la que tenía noticia de que había
participado fue en
Don José,
suplemento del
periódico
España
que dirigía
Mingote,
y
que en cierto modo trataba de competir con
La Codorniz
en su
momento.
E:
Yo en
Don José
no
colaboré. Cuando Mingote lo dejó, tras el número 107, lo estuvo
dirigiendo un periodista que era de Máalga y yo, al saberlo, le mandé un
chiste y me lo publicó. Uno sólo. Yo en realidad nunca colaboré como
dibujante en la publicación. Al parecer, según me enteré luego, el
director publicó posteriormente mensajes en el suplemento solicitando mi
colaboración, del tipo: «¡Elgar, mándanos dibujos tuyos!». Él era un
admirador mío, cosa que no entiendo porque yo estaba en mis principios
aún y como dibujante era un desastre. Ahora, después de 50 años soy un
poco mejor.
T:
¿Fueron entonces tus experiencias en el humorismo
dibujado, y no tus cualidades como humorista gráfico, lo que te abrió
las puertas de
La Codorniz?
E:
En
La Codorniz
estuve durante la
penúltima época de la revista, en los finales setenta, no en las
primeras que eran en huecograbado, o sea que con Delaiglesia no
colaboré. Creo que el director era Manuel Summers, y entonces la revista
era un tabloide. Después de esa hubo otra tipo sábana que dirigieron
Cándido y un tal Vílchez y de esa me echaron; nos echaron a Fernando
Vizcaíno Casas y a mí en 1978 porque no éramos comunistas. Yo sigo
siendo un humorista afín al Régimen. Muy pocos humoristas hoy, por
ejemplo, simpatizan con este Gobierno [el de Aznar].
T:
Vaya, pero también participaste en su día con chistes en
Hermano Lobo,
que era una publicación aún menos conservadora que
La Codorniz.
E:
Sí, colaboré en
Hermano Lobo,
por mi
proximidad a Chumy Chúmez durante la última etapa de
La Codorniz
en la que
él también estaba, y fue porque lo dirigía Chumy, que era un hombre
estupendo, le admiraba muchísimo. Le envié cosas y él rápidamente aceptó
los dibujos mío y durante un tiempo nos carteamos. Yo en
La Codorniz
hacía
solamente dibujos, al igual que lo publicado en
Hermano Lobo.
Luego, en
ABC
lo
que publiqué era humorismo escrito, como tú dices, una sección de textos
breves que se titulaba “Men sana, in corpore insepulto”. Yo no sé si
finalmente interpretó bien el académico lo del título mío, porque yo
quería decir “Mente sana en cuerpo ya muerto”. Vamos, que no hay mentes
sanas en las personas vivas. Él lo interpretó de otra manera en aquel
artículo suyo de los dardos.
T:
Me llama poderosamente la atención que en Málaga hubiera
festivales sobre humor gráfico en los años cuarenta, en los que tú y tu
hermano participasteis.
E:
Sí, eran producto de
los esfuerzos de Gallardo, que se empeñó en montar el Salón de
Humoristas de Málaga. Ocurría en el año 1946. Le dieron el primer
premio a mi hermano, y a mí una mención honorífica (yo tenía un dibujo
zarrapastroso entonces). Antonio, pese a la carestía, era un buen
periodista y como Paco Gallardo, hermano suyo (que fue periodista de
La Vanguardia) estaba aquí y estaban muy interesados por las
cosas culturales, se les ocurrió organizar el salón que o volvería a
celebrarse nunca otra vez. A Sánchez Vázquez recuerdo que le dieron el
segundo premio y se disgustó también por eso. Mi hermano, después de
aquello, marchó a Madrid, pues no veía en Málaga porvenir ninguno, y
marcó a la capital a hacer la mili y allí encontró trabajo en una
empresa publicitaria como dibujante. Allí se metió y luego se convirtió
en fotógrafo publicitario y dejó el dibujo. Luego hubo una exposición
navideña organizada por el Club de Prensa, que era también una muestra
de la obra de humoristas malagueños. También he participado en las
exposiciones recientes sobre la inmigración y sobre la magia, por
insistencia de Idígoras.
Ah,
y también llegué a exponer individuamente en el Colegio Oficial de
Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Málaga, que fue casi cuando me
jubilé, hace cosa de trece años.
T:
Y de todos modos has
seguido dibujando a diario. ¿Eres conciente de que junto con Olmo y
Mingote eres uno de los decanos del humor gráfico español?
E:
Hombre, yo siempre he
sido un humorista modesto, y jamás he pensado que de mi obra se iban a
recoger cosas. No soy una persona conocida. Popular, sí. Hombre, el
periódico SUR, con 67 años de vida, pues lo lee el Gobernador, el
obispo, el Alcalde, todo el mundo lógicamente me conoce. Además he
estado de una forma continuada en él, debo llevar cincuenta años
haciendo el chiste diario y nunca, nunca, ni un día, he faltado yo al
chiste, ni aunque me hayan operado, ni aunque hayan muerto mis padres,
nada de nada, nunca ha faltado un chiste mío. Mi tesón se debe a que me
gusta esta actividad. Y nunca me ha costado trabajo ninguno sacar el
chiste diario. Yo, desde chico, empecé a leer y leí mucho humor escrito,
y aunque no soy gracioso he desarrollado dentro esa actitud de humorista
y no me cuesta trabajo hacerlo, ¡y eso que yo no quería ser dibujante en
principio, ni mucho menos! Y hoy me gusta muchísimo esta profesión, y la
estoy haciendo no debiendo hacerla: con un ojo no veo y en el otro tengo
catarata.
T:
¿Y cómo logra dibujar tus viñetas?
E:
Me pongo unas gafas
gruesas y una lupa. Yo debería dejarlo porque no tengo necesidad
económica, pero le he tomado tal cariño que me encanta. Me resisto a
dejarlo, pues me sale con facilidad; por ejemplo, el chiste de mañana ya
lo tengo [me lo muestra ufano]. Bah, yo siempre me he considerado un
dibujante provinciano, por más que me hayan dedicado una calle entre
Fuengirola y Mijas [en la Urbanización Puebla Tranquila] y por más que
aparezco en todas las enciclopedias del mundo, aunque ahí siempre se
equivocan y ponen: «Célebre compositor inglés». Es lo que yo digo. |