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HUMOR E HISTORIETA EN LA PRENSA DEL MOVIMIENTO EN ANDALUCÍA, 1940-50. EL CASO DE ALCAIDE.

  Artículo por Manuel Barrero

[ Portadas de A los peques número 24 y núm. 26, creación de Alcaide casi en su totalidad y publicados como suplemento de Córdoba en 1944. Haga clic para ampliar, al igual que sobre el resto de imágenes de esta y siguientes páginas web ]


La desmemoria se cernió sobre esa tierra aturdida y parda en que se convirtió España al término de la guerra civil, sobre todo durante la década de los años cuarenta y la primera mitad de los cincuenta. Más tarde llegaría el desarrollismo y un nuevo amanecer, aunque aún abortado en su esplendor por la bruma del franquismo incesante, que aguantó hasta mediada la década de los 1970.

Durante aquellos años de apreturas tuvieron gran éxito los tebeos como objeto para el consumo y la evasión infantil. FET y de las JONS prosiguió en su control de ciertas publicaciones propagandísticas que había iniciado en el seno de la contienda y Flechas y Pelayos se convirtió en el tebeo enseña del Régimen, aunque no cosechó el abrazo del público que logró Chicos, tebeo de mayor calidad. Mientras la historieta humorística y el gag se encauzaron por La Ametralladora y su sucesora La Codorniz, la historieta humorística fue recuperada por las cabeceras catalanas como TBO, La Risa, Pulgarcito, Pocholo y otras publicaciones que albergaban cómics pero que no eran en esencia tebeos: los suplementos infantiles de prensa.

Este tipo de publicaciones fueron la cuna de nuestros tebeos de hecho. Publicaciones periódicas con textos, chistes gráficos, tiras e historietas dirigidas a los niños existieron en España desde época temprana; ahí tenemos los ejemplos documentados en Madrid: Los Niños (1870-77; también con edición barcelonesa, de 1883-93), La Edad Dichosa (1890), La Niñez (1880-84), El Mundo de los niños (1886-88), o en Barcelona, donde el ejemplo más destacado es En Patufet desde 1904 (Martín, 2000: 29). De entre todos los suplementos de periódicos que incluyeron historietas destacaríamos sin dudarlo Gente Menuda, ligado al grupo editor de ABC. En ciernes del fin de la guerra civil, el primer ejemplo de suplemento periódico con historietas en el que debemos fijar la memoria es en el modelo surgido en 1938, La Vanguardia de los Niños, que apareció en Barcelona y que alternaba fotografía con textos y tiras cómicas, más algunas historietas. Es un modelo híbrido, que combina mensajes propagandísticos con historietas y que obtendría repercusión en otros puntos de España, por la mayor difusión que permite la prensa diaria y por el problema suscitado tras el conflicto de escasez de papel, que retiene o detiene la producción de algunos tebeos.

LA PRENSA DEL MOVIMIENTO

Este problema también afectaba a la llamada Prensa del Movimiento, por más que contara con el respaldo del Estado. Este conjunto de periódicos así denominados, Prensa del Movimiento, nacieron con una infraestructura relativamente sólida pero sin finalidad comercial clara. Sus fines eran propagandísticos y sus unidades de explotación no buscaban otro beneficio que difundir los principios del nuevo Estado. En sus páginas se elaboró un discurso por lo común estereotipado cuyos fines consistían en la exaltación del régimen franquista independientemente de la noticia que fuera a darse. Además, los diarios del Movimiento aderezaron sus discursos periodísticos con una pátina de religiosidad católica con la que pretendía otorgar una validez intemporal a la Iglesia, y a sus favorecedores, Franco y su Estado.

Con el paso del tiempo se comprobó que, por más soflamas y arengas miríficas que se ensayasen, el público no acudía deseoso a los quioscos y esta red de periódicos tuvo que combatir en el marco de las leyes del mercado. En consecuencia, acabó necesitando cada vez más las subvenciones destinadas a la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda. Según lo definía Timoteo Álvarez, este tipo de prensa seguía:

 « (...) el modelo informativo totalitario desarrollado por los jacobinos y perfeccionado por Napoleón (...): En la cabeza de la pirámide está el Estado y sus órganos ejecutores. Informativamente hablando, actúa sobre la base con funciones generadoras, configuradoras, en un doble sentido: con medidas defensivas y con medidas ofensivas. Entre las medidas defensivas, la fundamental es la censura; entre las ofensivas, la creación de una estructura informativa estatal» (1989, 223).

El control sobre las empresas periodísticas y los cupos de papel confería el domino sobre los medios de comunicación a la Nacional de Prensa, tal que en 1944 esta «Cadena» tiraba 30 diarios matutinos, siete vespertinos, cinco “Hojas del lunes”, ocho revistas con periodicidad semanal y siete de cadencia mensual. Cifras sorprendentes para España hasta aquel momento, y ello pese a la carestía. El reparto de los cupos de papel explica a las claras la persistencia de algunas cabeceras, si nos remitimos al documento firmado por Ricardo Grau y E. Giménez-Arnau en Madrid, el 28 de febrero de 1946, sobre reparto de estos cupos (Prensa del Movimiento según Bases para la distribución, A.G.A., M.C.S.E. Tesorería. Caja núm. 73; cit. Martín de la Guardia, 1993: 157):

«Madrid: 80.000 kg para ABC, Ya, Arriba, Pueblo; 50.000 para Madrid; 40.000 para Informaciones; 34.000 para Marca, 24 para Alcázar.

Barcelona: 80.000 kg para La Vanguardia; 29.600 para Diario de Barcelona; 36.500 para La Prensa, 30.000 para El Noticiero Universal; 21.600 para El Mundo Deportivo, El correo Catalán y Solidaridad Nacional.

Valencia: 50.000 mil para Levante, 16.800 para Jornada, 21.600 para Las Provincias

Si ya se marcaba la diferencia entre Madrid y Barcelona, sobre todo en las cabeceras secundarias, y más aún entre esas dos ciudades y Valencia, mucha mayor era la diferencia con los cupos destinados a los periódicos andaluces. A esto hay que añadir que las ventas no se podían sostener si la masa compradora estaba deprimida. La prensa andaluza, casi toda ella, se caracterizó por el inmovilismo entre el final de la guerra y hasta la muerte de Franco. Lo niveles de lectura eran muy bajos en Andalucía, sobre todo durante los años cuarenta, y la censura sobre los contenidos de los periódicos particulares era más férrea aún que la que se mantenía en la prensa estatal. Y los pocos títulos que no pudieron verse beneficiados por el Estado, que privilegiaba los diarios falangistas, languidecieron y desaparecieron (fue el caso de Diario de Huelva, que murió en 1942).

La cadena de Prensa del Movimiento, pues, monopolizó la prensa andaluza durante los cuarenta años de franquismo, al menos en Córdoba, Jaén, Huelva y Almería. En Málaga lo hizo manifiestamente al menos hasta 1967 (Checa Godoy, 1991: 377). En el intervalo de esos años hay que precisar, no obstante, fluctuaciones en la explotación de los periódicos andaluces pertenecientes a la cadena. Esta explotación experimentó un enorme bajón entre los años 1945 y 1951, las pérdidas (en millones de pesetas) fueron de 4.707.837 en 1945, pero alcanzaron los 5.881.463 en 1948, y tocaron techo en 1951 con una merma de 12.358.566 de pesetas (ídem, 159). Durante la década de los años cuarenta se fueron acumulando las pérdidas, por lo tanto, observándose los mayores beneficios en Levante, de Valencia, en La Nueva España, de Oviedo, en La Voz de España, de San Sebastián, en Alerta, de Santander, en La prensa de Barcelona, en Hierro de Bilbao... De los periódicos andaluces, obtuvieron beneficios exclusivamente:

Córdoba, en el puesto décimo de las cuarenta mejores (517.419,32 pts. de beneficios)

Sur, de Málaga, en el puesto undécimo (446.474)

Odiel, de Huelva, en el puesto decimotercero  (147.374)

Jaén, de Jaén, en el puesto decimosexto (62.663)

Ayer, de Jerez de la Frontera, en el puesto vigésimo tercero  (20.173)

Pero acumulaban pérdidas irremediablemente:

Yugo, de Almería, en el puesto trigésimo de las cuarenta más boyantes de la Prensa del Movimiento (255.749 pts. de pérdidas)

Patria, de Granada, en el puesto trigésimo primero (289.871)

La Tarde, de Málaga, en el puesto trigésimo sexto (449.024)

Sevilla, de Sevilla, en el puesto trigésimo octavo y último (735.686)

La recesión de esta prensa irá acusándose más a cada año que pasaba, pero la posición de los diarios andaluces comentados se mantendrá lo largo del tiempo. En 1964 la posición de Sur y de Córdoba en esta escala llegó a mejorar incluso (alcanzaron los puestos quinto y séptimo, respectivamente, de la ordenación general por explotaciones con saldo positivo), la de Odiel y Jaén descendió a los puestos vigésimo primero y vigésimo segundo, respectivamente, y Sevilla recuperó algún puesto, aunque encabezaba la lista de los que arrostraban pérdidas. Finalmente, La Tarde se hundió por completo, situándose a la cola de los que acumulaban números rojos [véase la tabla anexa, extraída de Martín de la Guardia, 1989: 239 ]

De ahí que no sorprenda a nadie pensar que en la prensa andaluza no hubo suplementos infantiles encartados en los diarios al uso de los que sí hubo en Madrid, Barcelona, Galicia o pudo haber en Valencia o el País Vasco.1 Hasta la fecha se han citado publicaciones como A todo color y Aventuras (suplementos ambos del diario barcelonés La Prensa), Parque, suplemento de historietas del diario Solidaridad Nacional, o el Suplemento Festivo Color perteneciente a Faro de Vigo (cif. Martín, 2004: Tebeosfera, 040306). Todos ellos estuvieron sujetos a cierta uniformidad de criterios porque las pautas a seguir y ciertos materiales eran servidos desde Madrid, como corresponde a un Estado centralizado y totalitario, y ocasionalmente con autores compartidos en sus páginas. Una excepción a estos patrones, bien por no servirse de firmas madrileñas exclusivamente, bien por no compartir autores con otras publicaciones similares, fueron los suplementos de historietas andaluces A los peques / Peques, Pituso y Chaveas.

CHAVEAS.

Falta por hacer un estudio pormenorizado de la evolución de los diarios andaluces durante el franquismo para poder afirmar con rotundidad que no existieron más suplementos con historietas que los mencionados. En Sevilla no los hemos hallado en ninguno de sus deficitarios periódicos. La capital hispalense se ha caracterizado por tener una prensa generalmente desafecta a las viñetas durante el siglo XX. Puede que debido a una tradición contraria al arraigo del humor gráfico y la historieta en diarios de las dos primeras décadas del siglo, como El Noticiero Sevillano, El Liberal, La Unión, los cuales fueron repudiados por el régimen impuesto por Queipo de Llano y sus feudatarios en el cacicato local que fundó, contaminado con su singular propaganda embriagada. En Sevilla, de hecho, apenas hubo viñetas de humor en los periódicos FE, Sevilla, el ABC sevillano, Más u otras publicaciones locales tras la guerra... muy deficitarios todos ellos o alimentados con obras remitidas desde Madrid, al menos hasta los años sesenta (vid. Barrero, 2003: 201 y ss.). De Jaén pocas viñetas conocemos durante la guerra y años posteriores, salvo lo aparecido de Andrés Martínez de León en la prensa republicana Frente Sur, que evidentemente no tuvo continuidad durante los años del franquismo. Lo mismo reza para Almería, Cádiz y Granada. Tito Rojo nada menciona de algún posible suplemento de Ideal, con la colaboración o no de Miranda, lo cual no deja de ser una posibilidad a tener en cuenta. De la provincia más oriental y de la más meridional de Andalucía no tenemos datos.

Fue el historiador local de Málaga Julián Sesmero el único preocupado por rescatar la memoria de este tipo de publicaciones en su ciudad, concretamente de Chaveas. Recreo infantil de La Tarde. En su libro sobre aspectos populares de Málaga dedicó este historiador el capítulo XV a los tebeos: “«Chaveas», el primer intento serio de desarrollar el comic malagueño” (Sesmero, 1988: 395-408), en el cual detallaba que Chaveas nació como suplemento semanal del diario malagueño La Tarde en mayo de 1943.

Sesmeso hizo partícipes a sus convecinos de la existencia de Chaveas en el año 1994, en el diario SUR de Málaga, donde acertaba a señalar que consistía en una fórmula de publicación imitativa de la madrileña Chicos (“chavea” es un modo de referirse a los muchachos en el ámbito andaluz oriental). No se explayó más Sesmero entonces. Por lo que parecía, Chaveas respondía precisamente a la necesidad de llevar a término las órdenes centralizadas de generar prensa propagandística que alcanzase también a los más peques en realidad.

La Tarde fue un diario que lanzó su primer número en Málaga el 9 de febrero de 1937, en medio de una contienda que en la ciudad andaluza había concluido seis meses antes. Por entonces había dos diarios en la capital malagueña, uno matutino, Sur, y el vespertino La Tarde. El primero mantuvo su tirada y saneó convenientemente su economía durante los años cincuenta –gracias a la gestión del director Sebastián Souvirón-, sabiendo atraerse al lector turista del litoral hasta alcanzar tiradas de 20.000 ejemplares en los primeros años 1960. Por el contrario, La Tarde careció siempre de audiencia, estaba supeditado a los talleres de Sur, donde se imprimía, y pese a los esfuerzos de su director, Juan Cortés Salido, no pudo remontar una tirada media que jamás superó los 3.000 ejemplares (otros autores han llegado a cifrar ésta en 15.630 ejemplares, un dato exagerado). En parte fue un periódico agónico porque la prensa vespertina había ya entrado en crisis años antes, y luego cayó en picado.

Con gran interés en profundizar sobre la trayectoria de esta publicación ligada a un periódico como el descrito, acudimos a Málaga, a la redacción del actual diario SUR (que conserva una colección de La Tarde, puesto que no se halla en los archivos municipales) y domicilios de coleccionistas y periodistas con el fin de localizar ejemplares de esta publicación.

Descubrimos que el suplemento Chaveas apareció un lustro después de nacer La Tarde. El semanario lo dirigió desde su primer número Antonio Gallardo López, director artístico a la sazón aparentemente un enamorado del humor gráfico a tenor de que él fue el organizador del I Salón de Humoristas de Málaga en fecha tan temprana como 1946 (algo insólito para Andalucía, y también para el resto de España) y más tarde la I Exposición de Navidad del Club de Prensa (en 1956, también con muestras de humor gráfico).

Chaveas alcanzó al menos el número 54, fechado en junio de 1944, pues hasta ese número hemos podido manejar. En función de entrevistas que les hemos realizado a los dibujantes malagueños Elgar y Carlos Cruz, podríamos asegurar que es muy posible que el suplemento alcanzase a publicarse –no sabemos si de forma continuada o no– hasta al menos 1947 ó 1948.

Entre los colaboradores gráficos del suplemento infantil se contaron: Virgilio Galán Román, E.M. Osores, Eduardo Texeira, alias “Tex”, Manuel y Eduardo García Duarte, “Elgar” el primero y “Garay” el segundo (escritor y dibujante en un principio, respectivamente, luego Elgar tomaría las riendas de dibujo y guión), Peyag, Maragall, Quintero Rach, Sánchez Vázquez, Carlos Gil García, y ya más tarde Carlos Cruz. Galán Román fue luego participante del Grupo Montmartre, relacionado con Picasso, Elgar se convirtió en humorista local, como Tex, los cuales han trabajado hasta muy avanzada edad, y Cruz sigue en activo dibujando cómics para el mercado europeo. Los colaboradores literarios de la publicación, que aquí no referiremos, eran también abundantes.

En nuestra opinión y a la luz de los números de Chaveas consultados (todos los del año 1944), Gallardo congregó en torno suyo a un grupo de autores pobres en estilo e ideas, pero obtuvo un suplemento moderadamente legible y entretenido donde destacaba muy por encima de los demás en lo gráfico Osores, de quien no conocemos más datos. Poseía este autor una línea muy cuidada, muy limpia, tanto en los gags de cuatro viñetas como en las historietas que adoptaron la fórmula del serial, “El explorador Camelo y su ayudante Camilo”. A juzgar por los originales que hemos podido ver de él (una treintena, aunque dibujados por ambas caras –otra prueba de la escasez de papel–) realizaba sus historietas con muy buen pulso. Eso o manejaba estupendamente bien la mesa de luz, dado que según nos confirma el historiador Antonio Martín, las historietas que aparecieron en Chaveas firmadas por Osores podrían haber sido en su mayoría copiadas (o directamente plagiadas) de otras de Cabrero Arnal publicadas previamente en Pocholo y otras revistas coetáneas. A finales de 1944 la firma de Osores desapareció y en sustitución de él acudieron los hermanos García Duarte, despuntando poco a poco Elgar, y sobre todo Texeira, o Tex. Entre ambos se repartieron la realización de la mayor parte de chistes gráficos e historietas del semanario.

La publicación, de 25,5 X 20 cm., con ocho páginas por número, siempre en blanco y negro aunque se prometió la llegada del color, “en colorines”, en varios números de 1944, observaba la siguiente distribución: una cubierta ilustrada o con historieta, una sección escrita vehículo para el adoctrinamiento titulada “Dijo Jesús” (que firmaba el director de Chaveas bajo el seudónimo Pepe Pluma), una sección didáctica titulada “¿No sabías qué?”, un relato de aventuras a modo de folletín, con una historieta de Osores ocupando media página en las dos centrales, una sección de pasatiempos, y la historieta “Hazañas de Rosita Rabieta” de la autora Martegall servía de remate. En números posteriores, y según Osores iba perdiendo presencia en la tripa de la publicación, fueron las historietas de Tex, como las protagonizadas por Polín o “Las aventuras de Wipi y Napi” las que ganaron en importancia.

Las historietas ocupaban el 75% aproximadamente de Chaveas. En el núm. 38, Tex inauguró su serial “Vive feliz y optimista don Prudencio Buenavista”, y el director decidió que la sección de los dibujantes incorporase a sus héroes favoritos, dándose la circunstancia de que descubrimos entre ellos a un personaje nacido muy poco antes, Supermán (el calado de los productos americanos entre el público infantil español queda patente con esta imagen, que se ofrece anexa). A partir del núm. 42 también se comenzaron a publicar historietas de corte realista, como “Los “gangsters” del espacio”, que eran dibujadas con estilo muy rudimentario por C. Gil García, o “La victoria de Tom”, serial de western que realizó con algo más de virtuosismo el dotado E.M. Osores desde el 24 de marzo de 1944.

Es notable comprobar cómo en los contenidos escritos de la publicación no se cargaba las tintas con proclamas propagandísticas.  Siempre había un llamamiento católico en la página segunda, y el tono general de los textos dirigidos a los niños era muy condescendiente, cuando no cursi, pero lo cierto es que no insiste demasiado en la idea de España que Franco quería perpetuar y sí en aspectos didácticos entreverados con alguna moralina. En lo gráfico, a partir de la marcha de Osores el volumen de historietas en el total de Chaveas descendió sensiblemente, y a las firmas de Tex y Elgar se sumaron páginas de historieta y tiras de autores como Conti (desde el núm. 58) y Moro (desde el 64). La calidad de las historietas de las historietas realizadas por autores locales decayó en general y la impresión resultaba cada viernes más ilegible. Pero en refuerzo llegaron obras de autores foráneos, no sabemos si servidos desde Madrid: en el núm. 74 dibujaba una tal Chelito las historietas de “El señor Tripita”, que destacaban por su limpieza, Midel (desde el 79) o C. Soler, desde el núm. 82, también eran dibujantes de línea amable y estilemas a la Disney. Los trabajos de Elgar en solitario (desde el 79, también) nunca estuvieron a la altura del refinamiento de Osores o Soler, ni alcanzaban el desparpajo de Tex, autor éste que ya estaba trabajando como humorista gráfico a diario en otras secciones de La Tarde desde finales de 1944.

Ya hemos dicho que la presencia de Conti y, acaso, la de Soler pudo deberse a que los diarios de la cadena de Prensa del Movimiento solían beneficiarse de los servicios generales de la misma. Era norma común que desde Madrid se suministrasen noticias –por ejemplo, a través de la agencia Pyresa- a todos los diarios periféricos, y también chistes y tiras de humor gráfico para los periódicos de provincias, y no resulta disparatado pensar que se remitieran clichés u originales de los trabajos publicados a otros suplementos de la prensa soportada por el franquismo en provincias cercanas. No hemos hallado otras publicaciones donde se incluyesen los trabajos de los colaboradores de Chaveas, pero sí hemos podido comprobar que ese trasvase de obras existía entre otros dos suplementos de historietas de la prensa andaluza de los 1950, entre Pituso, de Huelva, y A los peques Peques, de Córdoba.

 

NOTAS:

1 Apenas si existe información sobre este tipo de publicaciones en la literatura de que disponemos. En otras regiones donde la prensa franquista fue boyante, como Valencia o las antiguas Vascongadas, no se han descrito este tipo de suplementos. Ni siquiera existe información suficiente sobre suplementos de mayor popularidad y posteriores, como el de historietas El Cuco, de Pueblo, o el humorístico Don José, de España (de Tánger) .

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[ © 2004 Manuel Barrero, para Tebeosfera, 040306 ]