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Una oportunidad única, comentario por Fernando Ariel García |
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“Vuelve la historieta”. Así, con estas tres palabras titulando un suplemento especial, el gran diario argentino anunció el lanzamiento de su ambiciosa Biblioteca Clarín de la Historieta, el domingo 7 de diciembre de 2003.
En el mundillo especializado, la noticia (que ya se conocía
extraoficialmente) corrió como un reguero de pólvora. No era para menos,
que el diario más influyente de la Argentina y el medio gráfico de habla
hispana más vendido del continente decidiera apostar por el noveno arte,
en un momento en que el mismo atraviesa una seria crisis a nivel local,
abre una enorme posibilidad de recuperación industrial y creativa para
los trabajadores y artesanos de la historieta argentina, necesitados de
un empujón multimediático como éste para reposicionar el medio de
comunicación, diversos géneros y cientos de personajes en un hábito de
lectura realmente masivo de la población. Y es a esta masa crítica de lectores cotidianos de Clarín que la colección dirigida por Jorge Ezequiel Sánchez y Alejandro Prosdocimi (asesorados editorialmente por Pablo Muñoz) apunta sus cañones. Clásicos para todas las edades, para todos los gustos y para todas las generaciones, para los consumidores de historietas pero, principalmente, para aquellos lectores circunstanciales que compartieron horas de su infancia y adolescencia con Mafalda, Batman, El Eternauta, Patoruzú o el Corto Maltés, el primer café de la mañana con El Loco Chávez, el chocolate de la tarde con El Zorro, largos viajes en tren con Nippur de Lagash y acompañaron el renacer democrático desde las páginas de Fierro. La única generación de lectores que ha quedado marginada de la Biblioteca Clarín de la Historieta es la que posibilitó el boom del fenómeno manga, arropada en las publicaciones de Editorial Ivrea y nucleada alrededor de la revista Lazer. En este sentido, el material seleccionado para los veinte volúmenes de la colección es el adecuado, más allá de los gustos e ideologías que contenga cada recorte, cada mirada que se haga sobre algo (¿Por qué no una Biblioteca de la Historieta Argentina? ¿Por qué no se incluyeron personajes de la Marvel, cuando los mismos son citados como hitos históricos en el artículo que acompaña el separable de presentación? ¿Por qué faltan Caloi, Landrú, Ferro, Divito, ...? ¿Y Tintin y Astérix? ¿Por qué no figura la factoría Disney? ¿Por qué nada del resto de América Latina? Etcétera, etcétera). Los títulos escogidos son éstos (ver recuadro) y el deber de todo amante del noveno arte es acompañar la iniciativa, comprar los libros aunque ya tengamos las mismas aventuras en otras ediciones y tomar a esta Biblioteca como lo que realmente es: Una oportunidad histórica para recuperar una industria cultural autóctona que se deshizo (como tantas otras) en el marasmo de la globalización neoliberal representada, en estas tierras, por la cultura menemista en la década del latrocinio. Ahora bien, con las bases sentadas y tomada posición: ¿Es perfecta la Biblioteca? Desde ya que no. ¿Puede mejorarse? Mucho. ¿Está buena? Sí. |
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[ © 2004 Fernando Ariel García, para Tebeosfera 040306 ] |
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