II.
Kevin Smith y Green Arrow.
El planteamiento artístico de Kevin Smith frente a
Green Arrow de DC se hace radicalmente opuesto al de
Daredevil de Marvel. El hecho obedece causas varias, entre las
que se pueden citar la natural tendencia del autor a los
argumentos cómicos y desmitificadores, y un planteamiento de
valores éticos, estéticos e incluso editoriales por parte de la
directiva DC menos rígidos que los de Marvel, referidos en
esencia, a un conservadurismo menos acusado. Continuando con esta
tesis, se puede llegar a conclusiones tales como el menor apego de
DC a un cronoespacio rígido, un mayor acostumbramiento a
argumentos alternativos, o simplemente una mayor tolerancia
expresada en someter a sus principales iconos a situaciones
autoparódicas. Marvel es mucho más conservadora y timorata que DC,
que también es conservadora.
La presencia de Kevin Smith en el volumen III del
comic book Green Arrow, se extiende durante los primeros 15
números, editados entre abril de 2001 y junio de 2002. La primera
y principal saga titulada “Carcaj” se plantea con dos niveles de
lectura distintos, correspondiendo al primero a la construcción de
una historia sobredimensionada de personajes y con gran
interacción entre los mismos. En un segundo nivel, próximo al
homenaje, el guionista describe de manera socarrona una buena
parte del panteón DC, tanto a sus superhéroes como a figuras del
ocultismo, la magia o la sobrenaturalidad. Tras finalizar el
mencionado arco argumental de 10 números, los autores mueven a los
personajes principales, recién (re)creados en una serie de
historias cortas tan fascinantes, evocadoras y cómicas como la
primera saga, dejando un camino raso para el trabajo argumental de
los siguientes guionistas. Kevin Smith cumple con su trabajo y
replantea desde sus cimientos toda la leyenda de Green Arrow,
personaje que surgió en la editorial en la llamada Edad de Oro.
Breve recorrido editorial de Green Arrow.
Su primera aparición se da en el genérico More
Fun Comics número 73 de noviembre de 1941, obra de Mort
Wessinger y George Papp, manteniéndose hasta 1946. De este año
hasta 1960 su historia se desarrolla en otro genérico titulado
Adventure Comics. En marzo de 1960, en el número 28 de The
Brave and the Bold, nace la Liga de la Justicia, en la
que nuestro personaje es uno de los socios fundadores. Su primera
aparición importante, estrenando nuevo aspecto, se da en el número
85 de The Brave and the Bold de septiembre de 1969, obra de
Bob Haney / Neal Adams, formando equipo con Batman (un homenaje a
ese famoso team aparece en el prestige The Poison
Tomorrow, de 1992, obra de O`Neill y Michael Netzer).
La cima estética de Green Arrow / Oliver Queen
corresponde al comic book Green Lantern entre sus
números 76 y 89 de abril de 1970 a mayo de 1971, de Dennis O`Neill
y Neal Adams, en donde su nombre comparte honores con el del dueño
de la cabecera. Con un planteamiento similar al de una road
movie narra el viaje iniciático y el desarrollo de una amistad
entre dos temperamentos opuestos. El del conservador y maniqueo
Green Lantern / Hal Jordan, de poder ilimitado frente al mayor
sentido de ética social, representado por un liberal y reflexivo
Green Arrow. La magia de los extraordinarios dibujos de
Neal Adams confiere al conjunto un valor mítico, situándolo en uno
de los puntos culminantes del cómic superheroico. Pese a conseguir
el triunfo de crítica y gozar de categoría de clásico, al
personaje le sigue vedado el éxito comercial, por lo que su
carrera continúa con back ups o historias complementarias
en las revistas Action Comics (feudo de Superman) y
Detective Comics (lo propio de Batman).
Tras cuarenta y dos años de servicios en DC, la
directiva le asciende a la titularidad de su propia cabecera,
Green Arrow Volumen I, que tan solo duró cuatro números, entre
mayo y agosto de 1983, obra fracasada, y realizada por Mike W.
Barr con dibujos del impersonal Trevor Von Eaden.
Pero Green Arrow era un valor en alza, un diamante
en bruto fácilmente tallable. Al menos eso era lo que pensaba Mike
Grell, al realizar con su cabecera una miniserie de formato
prestige, titulada El cazador acecha, entre agosto y
octubre de 1987. El personaje cambia su aspecto, sus flechas, e
incluso su dirección postal (deja de vivir en la ficticia Star
City para hacerlo en la real Seattle) pero mantiene parte de la
filosofía con que le había dotado O`Neill. También se le humaniza,
haciéndole sentir una pasión irrefrenable por otro miembro de la
Liga de la Justicia, Dinah Lance / Canario Negro, y
viviendo una relación de pecado al cohabitar con ella sin la
bendición de una boda. El éxito de la miniserie genera una serie
abierta, Green Arrow Volumen II, cuyo número uno
data de febrero de 1988, que llegó a constar de 135 números y 7
anuales, hasta 1999. El comienzo argumental era una continuación
de la temática de la miniserie anterior, con Mike Grell en
funciones de guionista, por lo que sus contenidos eran adultos y
subidos de tono, hecho infrecuente en el género. Paulatinamente, y
con los cambios de los equipos artísticos, va derivando hacia
temas más convencionales, aunque mantiene una arraigada conexión
con la violencia. En el número 101 de abril de 1996, el personaje
central se incluye en la lista de protagonistas DC que mueren, y
su manto y su arco son recogidos por su hijo Connor Hawke, un
budista Zen, manteniendo la titularidad de la serie hasta su
clausura. Para dar un carácter de irreversibilidad a la muerte de
Oliver Queen, esta acontece en una aeronave, que estalla a
consecuencia de una explosión nuclear, en presencia de un testigo
tan notarial como Superman, por lo que su cuerpo queda
atomizado, no habiendo cadáver que resucitar.
El legado de Green Arrow / Oliver Queen, que Kevin
Smith va a aprovechar para su reinstauración en el Universo DC, se
basa en la atractiva personalidad del personaje, el más humano de
su editorial, y uno de los menos aprovechados. Su mediana edad, su
ideología social y tolerante, su promiscuidad, y su apasionado
amor por Dinah Lance, constituyen unos recursos con enormes
posibilidades de desarrollo. Green Arrow alcanza categoría de
estrella a la edad de 60 años.
Primer nivel de lectura
Kevin Smith plantea una complejísima trama dividida
en subtramas concéntricas que evolucionan de manera sincronizada,
y en crecimiento hasta un espectacular desenlace final. En un
alarde de ingeniería, engrana una serie de contenidos argumentales,
que consisten, primeramente en la resurrección sin cadáver del
protagonista, de una manera lo suficientemente original para que
sirva de crítica irónica, y amable, para toda una multitud de
superhéroes que son incapaces de permanecer como finados. Además
introduce una historia vigente de contenidos adultos, una plétora
de argumentos de actualidad, propios de la sección de sucesos de
cualquier medio informativo. Desde la corrupción política, a la
prostitución de menores, pasando por los malos tratos en las
parejas (la llamada eufemísticamente violencia de género)
incluyéndose también los asesinatos sobre víctimas infantiles
aderezados de canibalismo y satanismo. Un tercer componente
estriba en la paródica y desmitificadora visión del mundo
superheroico, manifiesta en las relaciones interpersonales de
buena parte de los miembros del panteón DC, con presencia estelar
de aquellos que han sido más significativos en la vida editorial
pasada de Green Arrow, como Green Lantern, Batman, Superman y
otros miembros de La Liga de la Justicia, del que nuestro
protagonista fue miembro fundador.
El guionista es uno de los grandes conocedores del
Universo DC, tanto de sus barrios más céntricos y conocidos, como
de los suburbios más recónditos, en donde asientan los personajes
relacionados con lo sobrenatural. Haciendo gala de esa sapiencia
rescata del archivo a buena parte del ocultismo de la editorial,
representada por personajes como The Spectre, Deadman y Phantom
Stranger, ubicándolos en un particular, y prácticamente inédito
nirvana en donde moran sus ánimas. Pero si DC tiene un cielo
poblado de particulares ángeles, tiene también un averno, en la
que su figura estelar es un enloquecido Demon (Etrigan /
Jason Blood) que parlamenta en verso, y que comparte personalidad
con el ocultista Jason Blood. Ambos tienen el honor de ser
personajes muy relevantes de esta historia. Esa querencia por lo
nigromántico resulta absolutamente necesaria para dotar de un
fondo mágico a la resurrección de Green Arrow (a partir de sus
restos atomizados y esparcidos por la capa de un Superman, tan
desaseado que no lava su uniforme). En aras a la hechicería, a la
comicidad y la evocación irónica, Kevin Smith elude cualquier
explicación científica o pseudocientífica a algo tan esotérico
como una resurrección.
Siguiendo con ese sondeo de los archivos recónditos
de la longeva editorial, el autor realiza una intensa excavación
arqueológica para redimir del casi total olvido una de las
strips más curiosas de DC: Stanley y su monstruo,
particular historia que narra la amistad de un demonio con un
imaginativo preadolescente, que preludia en muchos aspectos a la
famosísima historieta Calvin & Hobbes. No solo la rescata,
sino que la actualiza y la integra en el moderno crono espacio DC.
Es una desprendida labor de salvamento en un cómic cuyas últimas
historias están realizadas en 1992, y también suponían una
reivindicación, desde sus inicios, en la década de los sesenta.
El último componente de esta intrincada trama
consiste en el vínculo de complicidad que el autor crea con el
fandom más veterano de la editorial, consistente en la
inclusión de unos cuantos homenajes más o menos trascendentes,
entre los que figuran los realizados a Flash / Barry Allen, Robin
/ Jason Todd, The Question, The Butcher, Sandman, Warlord… y
algunos más, de cuya connotación se hablará más adelante.
Una narración tan compleja en subtramas, en
homenajes cómplices, y sobre todo en rescates, más o menos
emocionales y comerciales, debe utilizar para su correcta
estructuración todo el talento fabulador del guionista, que
cementa toda esta tramoya con sus mejores técnicas. Define con su
particular visión la personalidad de los superhéroes, en especial
la de Green Arrow / Oliver Queen, con los mismos patrones que los
impuestos por Dennis O`Neill en los años setenta, o Mike Grell en
los primeros números del volumen II, a finales de los ochenta. El
guión está lleno de momentos nostálgicos, que se materializan en
la amistad entre Green Arrow y Green Lantern, así como en el
febril amor del protagonista por Dinah Lance. Toda esa fuerza
sentimental, alterna con momentos cómicos, presentes en las
relaciones personales de los héroes, y sobre todo en su
desmitificación, cumpliendo con la función de enfriar un argumento
que en muchas ocasiones está muy allegado a lo extremo. El humor
torna a la astracanada en la definición de algunas de las vacas
sagradas de DC, presentándose a ciertos superhéroes con unas
características de lo más impropias, como un Superman poco
higiénico, a Batman como un fanático devorado por la
desconfianza, a Wonder Woman como un objeto de deseo con
tintes de feminismo, a Aquaman como un rey ajeno a la
democracia, y al mismo Green Arrow como un bocazas
mujeriego. Esos mismos patrones desmitificadores configuran con la
misma acerada ironía a los personajes sobrenaturales. Kevin Smith
presenta como axioma que la autoparodia profundiza y da
credibilidad a los contenidos superheroicos, en especial cuando
hay un cierto protagonismo coral, tachando de añejas a aquellas
configuraciones coreográficas tan propias de las multisagas DC
entre las que se encuadran títulos tan míticos como Crisis on
Infinite Earths, y sus continuaciones (Millenium, War of
the Gods, Armagedon 2001, Zero Hour, y The Final Hour).
Pero el trabajo de Smith no es un final, el epílogo
de una brillante carrera. Por el contrario es un comienzo, un
abrir nuevas vías para el reciente volumen III de la serie. Ello
condiciona al autor, que deliberadamente huye de los momentos
crepusculares, como de reminiscencias a un glorioso pasado (salvo
las generosas concesiones a los antiguos aficionados). En sus
páginas están presentes buena parte de la actual nómina DC, así
como las versiones nuevas o clásicas de sus grandes estrellas.
Si el componente literario del comic book es
magnífico, su parte gráfica resulta al menos tan personal,
haciéndose depositaria de buena parte de la calidad del producto.
Phil Hester pone un estilo “tintinesco” con unos personajes
cargados de la fisicidad y expresividad necesarios para sustentar
todos los alardes técnicos de Smith. Desde los analíticos
diálogos, en composición de página regulares, con profusión de
primeros planos, a la narración en primera persona, presente en
flash backs representados por composiciones irregulares en
consonancia con la ortodoxia del comic book, para pasar finalmente
por las splash pages que retratan máximos épicos, y que por
supuesto definen un episodio. El tándem Hester / Smith, sigue, en
líneas generales, la directiva estética impuesta por el género
superheroico actual, alejándose parcialmente de él, en la asunción
de ciertas influencias franco belgas con las que Hester
personaliza su trabajo, que combina perfectamente con el vitalista
estilo de Smith.
Kevin Smith abre una ventana al humor en un género
que siempre ha demandado una renovación urgente de sus contenidos.
Rescata del olvido personajes interesantísimos
del fondo editorial DC, estrechando lazos con los veteranos
lectores, crea afición en un grupo de neófitos, atraídos por el
reclamo de un nuevo
número 1, y pone las 15 primeras entregas de la nueva colección a
la cabeza de las listas de ventas. Pocas veces una resurrección
había sido tan bendecida por la calidad. El viejo Oliver, ya
sexagenario, entra en la categoría de estrella DC.
Segundo nivel de lectura
Ha quedado patente que el disfrute máximo de una
obra cargada de homenajes, está al alcance de los lectores que más
cómics han leído de la editorial. La capacidad narrativa de Smith
se sustenta sobre abundantes flash backs, con objeto de acercar al
público nuevo, una buena parte de la mitología pasada de DC, por
lo que ha obligado al autor a una encomiable labor de buceo en
unos sobrecargados archivos. La edición en español de Norma
Editorial no se ha distinguido por su proclividad a introducir
“pies de viñeta”, para contextualizar vínculos pasados. La
ambición de este subtítulo incide en esa idea y su intención no es
otra que completar las escasas anotaciones editoriales, con el
objeto de ubicar temática y editorialmente los homenajes y guiños
cómplices.
Todos estos referentes son susceptibles de
clasificación, basándose inicialmente en la importancia que
conllevan para el descifrado de la historia. Así, las que versan
sobre Superman, Batman, y La Liga de la Justicia,
manifiestan una evidente actualidad, amparada en su aceptable
difusión y publicación en nuestro país, permitiendo prescindir de
una carta de presentación en el presente texto.
Pero la obra cuenta con otras, no tan conocidas, en
las que el autor sustenta buena parte de su obra. Los avatares de
Green Lantern / Hal Jordan, y las multisagas en las que su papel
era casi de protagonista (Zero Hour y The Final Hour),
merecen una breve aclaración. La revisión de la obra Stanley y
su monstruo (Stanley and his monster) de extremado
acierto editorial, es también acreedora de un breve texto, que se
hace extensible a personajes sobrenaturales de gran importancia en
la historia. (Demon, Deadman, Phantom Stranger y The Spectre).
El estudio se complementará con la identificación a
modo de flash back de una serie de homenajes tangenciales, que el
autor utiliza para dar cuerpo a la fina ironía que luce su trabajo
desde las primeras páginas.
Green Lantern / Hal Jordan.
Su historia
comienza en el número 22 de octubre de 1959 del comic book
genérico Showcase, obra de John Broome y Gil Kane. Si Flash
/ Barry Allen es el superhéroe que inicia la edad de plata en esa
misma publicación (Showcase #4) Green Lantern es el
segundo. El éxito genera una colección de 200 números (Número 1 de
julio de 1960 a número 200 de mayo de 1986) que finaliza con los
crosovers del serial Crisis on Infinite Earths. Su momento
culminante se presenta entre los números 76 al 89, en que la
cabecera cambia de nombre, adoptando el de Green Lantern /
Green Arrow, anteriormente citado. Tras algunos spin offs
fallidos y un serial con su nombre en la revista Action Comics
Weekly (versión semanal de la principal cabecera Superman
entre sus números 601 y 642, editados entre junio de 1988 y junio
de 1989) su estela vuelve a brillar en un volumen II, con el mismo
disfraz y personalidad. Sus números clave son: el 46 de octubre de
1993 (destrucción de Coast City, su ciudad natal, por un
alienígena llamado Mogul), y el arco argumental titulado
“Crepúsculo Esmeralda”, entre los números 48 y 50 (con guiones de
Ron Marz y dibujantes varios) en los que un enloquecido Hal Jordan,
consumido por el dolor de la masacre de su ciudad, destruye su
razón de ser, la batería central del planeta Oa, origen de su casi
ilimitado poder, y emprendiendo un genocidio en sus santificados
habitantes (llamados con el pomposo nombre de Guardianes del
Universo). En consecuencia, se convierte en una entidad cuasi
divina y manipuladora del tiempo llamada Parallax, continuándose
su historia en la multisaga superheroica Zero Hour, fechada
en julio de 1994 y obra global de Dan Jurgens, en la tradición
cosmética [renovaciones y replanteamientos del lábil cronoespacio
DC] crematística y coreográfica que motivó la aparición de las
Crisis. La directiva editorial seguiría explotando al
personaje en The Final Hour (noviembre de 1996) con la sana
intención de masacrarlo, entre otros sucesos, para que pueda gozar
de un funeral tan magno como el que se le propició a Superman tras
su supuesta muerte a manos de Doomsday.
Stanley y su monstruo.
Deliciosa strip, ajena en sus inicios al
universo DC, obra de Arnold Drake y Bob Oskner, y presentada como
back up del comic book The Fox and the Crow en su
número 95. Su primera aparición data de diciembre de 1966
manteniéndose en esa cabecera hasta el número 108 de marzo de
1968, adquiriendo serie propia en su siguiente entrega (Stanley
and his Monster # 109 de abril de 1968). Su cancelación se da
en el número 112 de octubre de 1968. Entre febrero y mayo de 1993,
el personalísimo tándem formado por Phil Foglio y Hillary Barta,
que habían revitalizado al clásico Plastic Man de manera
magistral, sacan la serie del baúl de los recuerdos, en forma de
una magnífica limitada. La miniserie había estado precedida en un
número del genérico Secret Origins (# 48 del volumen II de
abril de 1990), obra de Phil Foglio, tras lo cual su estela volvió
a difuminarse. Reaparece como estrella en la serie de Green Arrow,
por lo que su futuro puede ser prometedor. Narra la amistad entre
un niño y un demonio que vive en su armario, por lo que representa
una amable versión del “coco”, o la presencia de un amigo (nada)
imaginario.
Demon.
Personaje creado por Jack Kirby en su periplo por
DC. Su aspecto se basa en el disfraz que lucía Príncipe Valiente
en su lucha contra el ogro del monte de Sinstar en su página
dominical fechada en la navidad de 1937. Esa primera colección de
16 números apareció en agosto de 1972. Gozó de una espléndida
miniserie entre enero y abril de 1987, obra de un inspirado Matt
Wagner, que le catapultó a una nueva cabecera, cuyo número 1 es de
julio de 1990 y su autor era el entonces prestigioso Alan Grant.
Su personalidad quedaba fijada en la dualidad Jason Blood y el
demonio Etrigan, un ser cada vez más enloquecido y que hablaba en
ripios semejantes a romances. Su intensa personalidad lo ha hecho
aparecer como invitado de numerosas series. Alan Moore forjó su
personalidad en 1984, al hacerlo aparecer en el serial dedicado a
La Cosa del Pantano (#25 al 27).
Deadman.
Creación de Arnold Drake y Neal Adams (aunque la
primera historia está dibujada por Carmine Infantino) para el
genérico Strange Adventures entre sus números 207 y 216 (de
noviembre de 1967 a febrero de 1969). Narraba las aventuras del
fantasma de Boston Brand, trapecista asesinado por una mafia
oriental. Su historia se continúa en el genérico The Brave and
the Bold 86 de noviembre de 1969, obra del mismo equipo, para
posteriormente culminar en la espléndida miniserie de cuatro
números dibujada por el español José Luis García López (con trazos
que imitan el estilo de Neal Adams) y guiones de Andrew Helffer,
fechada entre marzo y junio de 1986. En 1989 protagonizó una
inquietante miniserie prestige, de fuerte componente
surreal, firmada por Mike Baron, con personales dibujos de Kelley
Jones. Es un personaje interesantísimo y de una gran profundidad
trágica.
The Phantom Stranger.
Su primera aparición se da en su propio título de 6 números, entre
1952-53, con dibujos de Carmine Infantino. Posteriormente
protagoniza una serie de 41 números entre 1969 y 1976. Su
dimensión actual es obra de Alan Moore, y otros tres guionistas,
autores del guión del número 10 de Secret Origins (enero de
1987), en donde cuatro dibujantes le confieren una dimensión
angélica, próxima al mito cristiano. Tiene un importante papel en
la miniserie Legends, obra de John Ostrander y John Byrne
(noviembre de 1986 a abril de 1987). De octubre de 1987 a enero de
1988, protagoniza una interesante miniserie, obra de Paul
Kupperberg, con dibujos del siempre eficaz Mike Mignola, y es uno
de los personajes revitalizados en el semanal Action Comics
Weekly, junto a Demon y Deadman.
The Spectre.
Es un personaje divino cuyos orígenes se pierden durante la edad
de oro. En la edad de plata debuta en un semanal específico de 10
números entre 1967-69 con algunos de sus episodios dibujados por
el genial Neal Adams. En 1987 sale revitalizado de la saga
Millenium iniciando una nueva saga escrita por el siempre
eficaz Doug Moench. En 1997 su manto y personalidad pasa a ser
ocupado por Hal Jordan, muerto durante la saga La Hora Final.
En cualquiera de sus versiones es el equivalente a Dios en el
universo DC.
Algunos guiños cómplices
Kevin Smith, consciente o inconscientemente propone
al fandom más experimentado de DC un juego de adivinanzas. Algo
así como adivinar y fijar referentes del pasado editorial usados
para la narración de una historia tan compleja. El desglose
siguiente no deja de ser un tímido intento de resolución del
desafío propuesto por el autor, y resulta tan incompleto como
parcial.
Es un hecho admitido, que la reedición en libro de
determinados cómics va acompañada de textos editoriales que
informan al lector de lo que va a leer. En el caso concreto del
arco argumental “Carcaj”, que recorre con detalle una buena parte
de la historia del Universo DC, no resultaría peregrino acompañar
la edición de notas aclaratorias a pie de página que ubicaran al
lector en el contexto, de la misma manera que se utilizan en las
ediciones de otros tipos de libros.
Pp. 1-4 del # 1, la presencia de un diálogo entre
Batman y Superman, sugiere el referente del comic book World
Finest Comics, mensual genérico cuyo número 1 arranca en
septiembre de 1941, y su final en el 323 es de diciembre de 1986.
Su razón de ser era el protagonismo del equipo compuesto por los
dos grandes personajes en casi todos sus números.
P. 22 del # 1. Fabulosa splash page en la que se
aprecia un Green Arrow en toda su majestuosidad pordiosera, con
una flecha acabada en botella que imita la famosa flecha “guante
de boxeo”, presente en otro momento de la trama. Sobre las flechas
“gadget” del protagonista, la más ocurrente es la flecha extintor
(pp.5 del # 6),
manejada en uno de los momentos más cómicos del relato y utilizada
para apagar la boca llameante de un enloquecido Etrigan.
Constituye el homenaje de Kevin Smith a toda la imaginería saetera
que ha esgrimido el personaje a lo largo de su dilatada carrera.
P. 8 del # 3. La adolescente Mia Dearden reconoce
en el rostro de Oliver Queen la personalidad de Green Arrow.
Cuando el aludido se extraña de que haya sido reconocido, la
adolescente le contesta que no es idiota del todo. La pregunta que
queda en el aire es si todos los personajes secundarios de
Superman son tontos al no reconocer en los rasgos de Clark Kent la
fisionomía de Superman y de cualquier otro superhéroe con máscara
mínima.
Pp. 1 al 9 del # 4. Presencia de Aquaman y Green
Arrow compartiendo escena y luchando contra un monstruo imposible
en una clara concesión al comic book Adventure Comics, y en
general a la Edad de Plata, en lo relativo a los equipos
superheroicos. El diálogo entre ambos recoge buena parte de la
comicidad de la obra, refiriéndose entre otras cosas a la
posibilidad de traficar y esnifar cocaína bajo el agua, a la
alusión de la camiseta naranja y hortera que lucía por aquella
épocas Aquaman y a su descalificación como un dictador ajeno a los
usos democráticos.
Pp 14 al 22 del # 4. Parodias y guiños a La Liga
de la Justicia, al cambio de los personajes que lucen las
mallas. Alusiones a su primera aparición en el número 28 de The
Brave and the Bold, de marzo de 1960, realizado por Gardner
Fox y Mike Sekowsky (en la p.16 se nombra a Starro, el primer
enemigo de la formación). En la p.17 el protagonista pregunta si
su pupilo Speedy está libre de su adicción a la heroína (Green
Lantern # 84 de diciembre de 1970, obra de O`Neill y Adams). En la
p.20 se repasa irónicamente la personalidad de los Green Lantern
clásicos como John Stewart (el negro) y Guy Gardner (el paleto).
En toda la escena narrada en esas páginas subyace un fuerte
homenaje a los guiones que realizó J. M. de Matteis en La Liga de
la Justicia durante los años ochenta.
P. 16 del # 7. En el cielo DC, Deadman confunde a
Green Arrow con Warlord. (Warlord, personaje asociado a DC, y
ajeno a su universo, tuvo una serie de 133 números de 1976 a 1987,
en donde Mike Grell realizó muchos de sus números. El aspecto
físico de Warlord era similar al de Green Arrow, y sus tramas
similares a los pulps de Edgar Rice Burroughs).
P. 19 del # 7 aparece en la lejanía Robin II (Jason
Todd), muerto en Batman # 428 de enero de 1989, por obra de Jim
Starlin y Jim Aparo. Para dilucidar su posible muerte DC montó
todo un circo mediático con dos teléfonos a los que llamarían los
fans que quisieran participar de modo interactivo en la trama de
la historia. Uno de los números significaba que moría, mientras
que las llamadas al segundo representaban su amnistía.
P. 20 del # 7. Abrazo emocionado entre las almas de
Green Arrow y Flash II (Barry Allen), víctima del serial cósmico
Crisis on Infinite Earths, de 1985-86, con guiones de Marv
Wolfman y dibujos de George Pérez. La historia del obituario de
Flash y el repaso general de su vida se repitió en el anual de
1988 del genérico Secret Origins, obra de Carmine
Infantino.
Pp 3 a 6 del # 8. Batman y Deadman juntos, clara
referencia a The Brave and the Bold # 86, anteriormente citado.
P. 15 del # 8. Recuerdos del pasado violento de
Green Arrow en su volumen II de corte realista y feroz. Aparece
dibujado Butcher, fantasmón fascista y ultraviolento, protagonista
de una limitada entre mayo y septiembre de 1990, realizada por
Mike Baron y dibujada por Shea Anton Pensa. Comparte escena con
The Question, oscuro personaje de la compañía Charlton, que sirvió
de inspiración del Roscharch de Alan Moore en Watchmen que tuvo
una cruel cabecera, ciertamente brillante, de 26 números, obra de
Dennis O`Neill y Dennis Cowan.
Pp 4 y 5 del # 9. Referencias al film La semilla
del Diablo de Roman Polansky de 1969.
P 10 del # 9. Sandman, emblema editorial de
la primera época Vértigo. 75 números entre enero de 1989 y julio
de 1995, obra total del guionista Neil Gaiman. La referencia
pertenece a su número 1, dibujado por el excelente Sam Kieth, y en
ella vincula la historia narrada por Neil Gaiman, con los inicios
de Stanley y su monstruo.
P. 22 del # 10, claro homenaje al mítico film
Casablanca (1942), con una de las frases más célebres de la
historia del cine.
Pp 1 al 7 del # 12. Hawkman, uno de los héroes más
oscuros del universo DC, originado en la Edad de Oro, y
sobreviviente en la Edad de Plata. Pese a su gran longevidad y
presencia en muchas colecciones, jamás ha tenido una historia lo
suficientemente digna.
P. 11 del # 13. El Acertijo, villano de segunda en
la cosmogonía de Batman, con todo el componente patológico que
caracteriza a los enemigos de Murciélago. Fue interpretado en el
tercer film de Batman de Joel Shumacker, por un histriónico Jim
Carrey.
Conclusiones.
Kevin Smith es un guionista con talento. De enorme
capacidad narrativa y espíritu optimista en la perspectiva de los
temas superheroicos. Pasa de largo por los puntos de vista
deconstructivos que grandes autores de décadas pasadas impusieron
en estas materias, caso de Alan Moore en trabajos como Watchmen
y Swamp Thing, y Frank Miller en sus visiones de Daredevil
y Batman. Por el contrario sus orientaciones vierten sobre
procesos constructivos, reparadores, que tienden a situar sus
creaciones en áreas de salida. Su vocación y enorme cariño hacia
el género de superhéroes le hace persona grata para las grandes
editoriales, del mismo modo que sus continuos homenajes al viejo
fandom, le asegura la complicidad de curtidos lectores. El
tratamiento del humor, desde finas y sutiles ironías hasta
astracanadas, confirman el hecho de que la visión superheroica
desde un prisma cómico supone la mejor renovación a un género tan
cerrado, proporcionándole una saludable desmitificación y
liberación de los corsés impuestos por atascados libros de estilo
que el género lleva utilizando durante varias décadas.
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