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La máscara de El Fantasma (parte 2)

 [ leer la parte primera del ensayo ]

Las últimas recopilaciones de las tiras de Phantom

[ Una de las recopilaciones de tiras que está llevando a cabo Pacific. Las imágenes de cubierta son de Ray Moore © Pacific Comics Club, 1999 ]


Artículo por Nino Ortea


El hombre tras la máscara.

El guionista Lee Falk (1911-1999), aparcada su etapa de creador publicitario y dibujante de historietas, le ofreció en 1934 al King Features Syndicate, empresa controlada por William Randolph Hearst, un proyecto protagonizado por un mago refinado, exquisitamente vestido y dotado con habilidades sobrenaturales. King Features Syndicate, que el 7 de enero de 1934 había lanzado el Flash Gordon de Alex Raymond, continuaba su pugna con otras empresas distribuidoras, principalmente el United Feature Syndicate de la familia Pulitzer, con el que mantenía una disputa abierta desde que, el 24 de mayo de 1914, King había decidido seguir publicando la tira diaria The Katzenjammer Kids (pese a que su creador, Rudolph Dirks, se había pasado con sus personajes a la United donde aparecieron publicados como The Captain and the Kids). A esta competición creativa entre syndicates hay que unir al Chicago Tribune – New York Daily News entre cuyas tiras, coordinadas por Joseph Patterson, figuraban algunas de las más exitosas, como Little Orphan Annie o Dick Tracy.

Entonces, King Features Syndicate da el visto bueno al proyecto de un Falk al que aun le quedaban dos años de permanencia en la universidad. Mandrake the Magician, considerado el primer mago protagonista de un cómic, comienza su espectáculo diario el 11 de junio de 1934; uniéndosele una función dominical a partir del 3 de febrero de 1935. El maestro de ceremonias gráfico de las representaciones diarias y dominicales es Phil Davis, proveniente al igual que Falk del campo de la publicidad. Davis, en muchos casos asistido por su esposa Martha, firmaría el dibujo de la serie hasta su muerte el 16 de diciembre de 1964.

Como resultado del éxito alcanzado por su anterior tira diaria, Lee Falk recibe el encargo de crear un nuevo personaje para King Features. El 17 de febrero de 1936 aparece un paladín llamado a convertirse en icono de los héroes disfrazados, The Phantom (un año antes de que Harold Foster presentase, en el mismo grupo editorial, su impresionante Prince Valiant, el 13 de febrero de 1937). En The Phantom se nos cuentan las aventuras de Kit Walker, vigésimo primer miembro de una saga de combatientes contra la piratería, la crueldad y la injusticia. A la tira diaria se unirá, a partir del 28 de mayo de 1939, una entrega dominical que presentará una trama argumental independiente. Tanto las entregas diarias como las dominicales aparecen firmadas por Ray Moore, quien había colaborado episódicamente en Mandrake.Una de las primeras tiras de la serie. Clic para ampliar.

El personaje sería conocido en España bajo múltiples nombres, entre los que destacan El Hombre Enmascarado y El Fantasma.

El éxito de la serie fue inmediato, destacando el hecho de que fue adaptada al formato tebeo en muchos países antes de hacerlo en los Estados Unidos en 1938, en ediciones que contaron con el trabajo de ilustres artistas, como Joe Simon cocreador de El Capitán América. Falk firmó la totalidad de los guiones de las tiras de prensa hasta su muerte, y Moore ostentó la titularidad del trabajo gráfico hasta el serial La reina Asta (iniciado el 22 de julio de 1946), a  la altura del cual McCoy pasó a desarrollar el dibujo en solitario, aunque no sería acreditado oficialmente hasta el 28 de febrero de 1949 en las tiras diarias y hasta el 3 de abril en las dominicales. Tras la muerte de McCoy en 1961, Sy Barry desarrolló el dibujo hasta su retirada en 1994, año en que fue sustituido por el ilustrador actual, George Olesen.

La dificultad para juzgar el trabajo de Lee Falk al frente de la serie se debe no sólo a lo dilatado de su trayectoria de casi 63 años escribiendo la colección. A mi desconocimiento de la mayor parte de sus historias, se une la forma en que estas han sido editadas, normalmente en publicaciones de más de 32 páginas que agrupaban en un solo número el trabajo de meses (como ocurría con los fascículos semanales publicados por el sello vasco Buru Lan) o en versiones anárquicas en las que los saltos en la cronología eran constantes (tal era el caso de Ediciones Vértice, en cuya revista quincenal centrada en el personaje era habitual la publicación de los seriales independientemente de su autoría gráfica, fecha de producción o cualquier tipo de subtrama que pudiera explicar su selección)

La condición de serie río llevaba a Falk a dedicar pasajes a los seguidores que llegaban tarde a la serie, recapitulando la trama del episodio en curso o retomando historias ya contadas, pero desconocidas para un nuevo aficionado o semiolvidadas por el lector habitual del diario donde aparecían las tiras. Lo que es innegable es la magia que Falk sabía impregnar a su relato secuenciado, dotándolo de unas dosis de intriga, humor, acción, romanticismo y costumbrismo que se adecuaban a los gustos de la época, y que en conjunto, y revisadas en algunos casos setenta años después de su concepción, mantienen una fuerza narrativa innegable. Algo que no ocurre con otras obras de continuará que, al ser leídas en la actualidad, ven reducido su atractivo a su valor histórico o al afán completista del aficionado.

Esto no quiere decir que, centrándonos en la primera etapa del personaje, no encontremos confusiones. Melville Horton pasa de capitán médico de un destacamento británico en La leyenda de Krakatán, a militar multiusos en posteriores entregas. David Palmer, presentado como bonachón tío alopécico de Diana en Red de espionaje, aparece, con cabello cerrado, como mayor del Servicio Secreto Norteamericano en Feroz invasión. Del primer Gurán, un supersticioso que piensa que quemando al Fantasma logrará sanarlo en La leyenda de Krakatán, pasaremos a un equilibrado jefe de tribu. Falk, consciente de los desajustes existentes en su relato serializado, desarrolló una serie de episodios dibujados por Wilson McCoy en los que puso en orden la relación de Kit Walker con los diferentes personajes; destacando La leyenda de El Hombre Enmascarado, donde sabremos de su feliz infancia en la jungla (de cuando data su amistad con Gurán) y de su estancia en en casa de su tía Lucy en los Estados Unidos, donde a la edad de 10 años conoce a Diana Palmer. También Moore presenta escenas imposibles, increíblemente atractivas: Diana vistiendo traje de noche para cenar en un cuartelucho; asiáticos que parecen sacados del profundo Senegal, ataviados con taparrabos y turbante en pleno Nueva York; o un Hombre enmascarado que gusta de vestir batín en la intimidad de su cueva.

Falk demuestra su inteligencia al adaptar el entorno fantástico que envuelve a los personajes al real que rodea al lector. El guionista es consecuente con cada momento que le toca vivir, adecuando su estilo a la sensibilidad de la época. En un mundo cambiante en el que las colonias se independizaban de sus metrópolis no podía mantener el anacronismo de la figura del hombre blanco que acumula todas las virtudes frente a unos nativos “inferiores”. The Phantom se ubica entre bengalíesEsta actualización, muy acentuada en la extensa etapa de Sy Barry, lo lleva a una innovación no sólo en los personajes, sino que también en la ambientación y escenarios. En los divertidos episodios centrados en la lectura de algunos de los anales que componen “Las crónicas de El Fantasma”, que pueblan las estanterías de La Cueva de la Calavera (hogar del enmascarado en Los bosques Profundos) descubriremos que entre sus ancestros figuran William Shakespeare o Cristóbal Colón.

De la primera ubicación realista que situaba el hábitat natural de El Fantasma en la zona asiática del Golfo de Bengala, se pasa a la imaginariamente africana Bangalla, capital Mawitaan. Kit Walker pierde su origen británico, como descendiente del aristocrático Christopher Landish, para nacionalizarse norteamericano. A su vez nuestro personaje mantiene una cambiante relación con La patrulla de la selva, de la que sabemos que fue creada por uno de sus antecesores; en un principio lo considera un ser irreal, luego lo persigue, el enmascarado acaba por comandarla, delegando el mando en el negro coronel Worobu. Posteriormente sabemos que  La Patrulla fue creada por uno de los ancestros de Kit. Y es que el propio Falk, defensor eterno de la valía del cómic al mismo nivel que cualquier otro arte, era consciente del efecto que podían tener sus historias. El creador comentó al respecto durante su visita a Asturias en 1989, invitado por la organización del Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias, que la dictadura argentina había censurado una de sus historias en la que el antagonista del héroe era el fatuo general africano Bababu.

El interés artístico de este gran autor no se redujo a su encomiable obra como guionista. Su otra gran pasión fue el teatro, como escritor y productor. Lee Falk, propietario de varios teatros, produjo más de 300 obras (100 de las cuales también dirigió) contando con variados elencos entre los que figuran actores tan diferentes como Chico Marx, Charlton Heston o Marlon Brando. Entre su producción restante destacaron dos musicales, uno titulado Mandrake the Magician and the Enchantress, y más de 10 novelas, entre las que se encuentra La historia de El Hombre Enmascarado (Editorial Pala, 1973), donde profundiza en el mito que había creado.

Para los que llegan tarde.

Desde la tira de prensa inicial, en la que vemos a una aguerrida Diana Palmer tumbar de un puñetazo a un oponente pugilístico, queda clara la voluntad de Falk de dotar a la serie de un halo de misterio en lo que se refería al personaje titular de la tira, no presentado hasta una semana después, y su intención de conceder protagonismo a otros personajes, que no serán meras comparsas del héroe y mostrarán gran iniciativa. Esta aura enigmática que rodea a The Phantom cuenta con un innegable refuerzo en el intrigante diseño con el que Ray Moore definió al personaje, dibujado sin pupilas; diseño apenas variado en sus 67 años de existencia, en los que nunca le hemos visto el rostro. Apenas se nos da información sobre él; y la que recibimos es en forma de escenas protagonizadas por sus antepasados, o como relatos míticos que nos hablan de un titán inmortal. No será hasta llegado octubre de 1936 que Falk y Moore, en las tiras iniciales de la tercera aventura del personaje La banda del cielo (28 de septiembre de 1936 al 16 de enero de 1937) nos cuenten de una forma muy inteligente, por propia voz de El Fantasma, la forja de esta estirpe de héroes, aprovechando los creadores para introducir sutilmente la primera declaración matrimonial de The Phantom, pues su historia sólo puede ser oída por su sucesor o su futura esposa. Esta mezcla de información y declaración amorosa sirve a la vez para humanizar a un personaje que no pude evitar emocionarse al recordar a su padre asesinado hace nueve años y medio.

La humanización del defensor del bien facilita una identificación con un héroe que no posee ningún poder especial, ni atesora un arsenal de artilugios que faciliten su misión. Es más, aunque es considerado un inmortal al que se atribuyen capacidades tan increíbles como la de convertirse en humo, nunca se recurre a lo fantáClic para ampliar.stico para explicar sus logros, siempre se nos da una explicación lógica a sus milagros: usa electricidad para inmovilizar a sus atacantes en un barco, recurre a un soplete acuático para abordar submarinos,...

Curiosamente en esta serie, al contrario que en Mandrake, Lee Falk no presenta ingeniosas invenciones científicas, ni enfrenta a su personaje con rocambolescos doctores chiflados. Es más, The Phantom aprovecha toda la aureola mágica que lo rodea y la necesidad que tenemos los simples mortales de que nos engañen, para utilizarlos prácticamente a la hora de cumplir sus fines. Monta aparatosas puestas en escena en las que actúa, independientemente de la condición de su heterogéneo público, como una suerte de mago ante una audiencia crédula. Desde villanos que no sólo raptan personas sino que ocupan países, a sisones que roban tanto a individuos como a naciones, todos participan del engaño colectivo al que El Fantasma somete a sus enemigos pues, como buen mago, no duda en recurrir al efectismo de escalofriantes apariciones en gigantescas calaveras para impresionar a la concurrencia (medida utilizada para poner paz entre Osiweys y Llongos en Fusiles en la jungla, del 18 de enero al 8 de mayo de 1937) y en caso de enfrentarse a un público terco a la hora de aceptar su inmortalidad, les deja participar en la función permitiéndoles asesinarlo cuantas veces sea necesario hasta que participan de la verdad de la leyenda: es un espíritu que camina.

Los pocos conocedores de la verdad, hechiceros de algunas tribus y miembros del fiel pueblo bandar (con los que su estirpe está vinculada desde que en 1550 apareció el primer Fantasma, tal y como se nos cuenta en las páginas dominicales publicadas del 1 de junio al 10 de agosto de 1975) ocultan su secreto cual empresarios temerosos de que al revelar la verdad soterrada tras el encantamiento pierdan sus beneficios, como confiesa el hechicero Mobo al principio de las tiras relacionadas con el pequeño Tommy (del 30 de octubre al 18 de diciembre de 1937)

Además, Falk se ocupa de alejar todo aspecto sombrío al presentárnoslo como alguien rodeado de un entorno afectivo, madre política incluida, que utiliza de forma mesurada la fuerza expeditiva. Así mismo es capaz de poner en peligro su vida por el bienestar de sus mascotas (primero el cánido Devil, más tarde su caballo Hero). Y aparece preocupado por el obscuro origen de un niño abandonado, Rex (posteriormente revelado como heredero al trono de Baronkhan en la aventura Rex, el rey), hacia el cual mostrará un cariño paternal. Este intento por mostrar al personaje como una persona normal, con las mismas motivaciones que cualquiera de sus lectores, alcanza su punto álgido en la época de Sy Barry como dibujante de las tiras. En su etapa asistimos a la definitiva declaración matrimonial de Kit a Diana en la paradisíaca Isla de Edén (21-3-77), a la ceremonia matrimonial (tiras del 8 y 9, y dominical del 11 de diciembre de 1977) y al nacimiento de los gemelos en las dominicales del 29 de abril (el niño) y del 6 de mayo (la niña) de 1979. En las historias actuales, su hijo Kit se está preparando para ocupar el lugar de su padre; y en la serie de dibujos animados para televisión The Phantom 2040 nos encontraremos con el vigésimo cuarto Fantasma.

Todos estos cambios han acercado a la serie a un esquema en muchas veces parecido al de una comedia de situación, con aventuras desenfadadas coprotagonizadas por el nutrido elenco que a estas alturas rodea a El Hombre Enmascarado, quien ha acumulado tal número de mascotas que ha convertidCubierta de López Espí para la edición española de Vértice, 1974.o La Isla del Edén en un Zoo. Este concepto de serie río, viva y en evolución, fue utilizado hábilmente por Falk desde un principio, apareciendo personajes que enlazan diferentes seriales (como Sala, aguerrida fémina presente en la colección del 8 de junio de 1936 al 16 de enero de 1937) o que se convertirán en secundarios duraderos (como Melville Horton).

Sin lugar a dudas, el suyo no era el primer héroe embozado de la naciente cultura popular, La Sombra o El Zorro le precedieron; y su ambientación en tierras remotas y selváticas contaba con excelentes precedentes en King Features Syndicate, como Jungle Jim, creado el 7 de enero de 1934, o Tarzan, iniciado por la United el 7 de enero de 1929. Pero el presentar su lucha contra el crimen como un legado familiar, y no como el resultado de un sufrimiento personal, dotó a The Phantom de unos rasgos distintivos respecto a otros paladines disfrazados. De hecho, podemos considerar a El Hombre Enmascarado como un claro precursor de los innumerables quijotes, vestidos en pijama y atesoradores de una identidad secreta, que inundan los comic books. Y aunque a diferencia de la mayor parte de éstos, The Phantom no tiene mayor problema con ocultar su vertiente heroica, sí que comparte con ellos las dificultades que la labor justiciera ocasiona a su vida social. Ya al final de Los piratas Singh, el héroe debe alejarse de su amada para continuar su combate contra la injusticia, aunque lo que él teme que sea un adiós, ella está segura de que es un hasta luego.

 [ leer parte tercera del ensayo ]


[ © 2003 Nino Ortea, para Tebeosfera 030430 ]