El día 4 de
Noviembre de 1948, brillando sobre el firmamento de la historieta
argentina, surgió una estrella fugaz.
La nueva revista,
llamada Medio Litro apareció en un momento de gran furor para el
humor y la historieta argentinos y debió competir con las revistas más
grandes e importantes, no sólo de la época sino de todos los tiempos
(incluyendo cualquier género), me refiero a Rico Tipo y a
Patoruzú.
El contenido de la
publicación y la fórmula, la clave utilizada por Medio Litro,
presentan las mismas características que imperaban en el ambiente
humorístico argentino de ese momento; su propuesta resulta alegre,
correcta y medida. El nombre aplicado a la revista perseguía una
inmediata asociación, una identificación, a través de la fonética con la
célebre Rico Tipo; es una apelación al público lector, seguidor
de un estilo, pero a la vez ávido de novedades en un mercado muy
competitivo y pleno de alternativas. Podría decirse que su nombre estaba
inscrito en la categoría de “nombres familiares del habla popular” que
fueron utilizados en la Argentina y en muchos otros países para
titularizar revistas de historietas o las dirigidas a la infancia.
El plantel de
colaboradores de Medio Litro era excepcional, autores ya
consagrados en el humor y la historieta, y, sumados a ellos, jóvenes
promesas que posteriormente desarrollaron fructíferas carreras. Pese a
todo ello, Medio Litro no cuajó, no tuvo la repercusión esperada
y quedó en el camino.
Sabemos que
existen ciertas individualidades, con alma de chismosos y detectives,
llamados: Lipszyc, Massota, Wadel, Trillo, Saccomanno, Sasturain, Grassi,
Xurxo, Rivera, Steimberg, Tarruela, Ray Collins (un seudónimo), Siulnas
(otro), Landrú (¡otro más!), Garaycochea, Accorsi, Barrero, Kloster… que
descubren las personalidades ocultas de los artistas, revelan los
secretos, y lo cuentan encantados.
Son los alcahuetes, los botones, los
buchones de la historieta. Como en Medio Litro abundan también
los seudónimos, debemos recurrir a uno de aquellos especialistas,
concretamente a Siulnas (Oscar Vázquez Lucio). Él nos dice que dirigía
la revista «el abogado, historiador, poeta y ensayista LEON BENARÓS,
autor a la vez de los argumentos de la mayoría de las historietas
publicadas». Pero poco más sabemos por los documentos consultados hasta
la fecha.
Medio Litro
no se benefició de la memoria que confiera el éxito o el gusto personal
de los investigadores. La prestigiosa revista de Oscar Massotta L-D,
por ejemplo, tampoco fue un éxito, pero ella ha sido profundamente
analizada por los investigadores y todavía hoy es considerada un hito
debido a que hubo alguien que se ocupó de ella, descubrió su calidad y
difundió su contenido. Medio Litro no tuvo esa suerte, y apenas
ha sido citada, no pertenece a la historietografía o biografía oficial
de la historieta.
En la Argentina el
humorismo político surgió a fines del siglo XVIII, en unos pasquines que
criticaban un aumento de alcabalas dispuesto por el virrey Vértiz; sin
embargo los eruditos siempre han datado el inicio del humorismo
argentino en el siglo siguiente, en el XIX, lo cual dejaría de lado casi
un centenar de años olvidados y perdidos. Lo mismo sucede con la
historieta. Alguien consideró que la historieta argentina se inicia muy
tardíamente (hacia 1912) con la aparición de ciertos personajes fijos,
como si las historietas de Caras y Caretas publicadas en el año
1900 y que hoy permanecen orgullosamente expuestas en la Biblioteca
Nacional Argentina de Buenos Aires no fueran historietas: también narran
una historia en secuencias dibujadas.
Ocurre otro tanto
con P.B.T. y con otras revistas pioneras, que también publicaron
historias en viñetas, caso de La Cotorra, una “Revista de
caricaturas coloreadas” del S. XIX. Ni hablemos de las narraciones en
secuencia que publicaron las revistas El Mosquito o Don Quijote durante
el siglo XIX; también son historietas, siendo sus personajes fijos los
políticos de turno.
La comodidad del
concepto personajes fijos nos privó de conocer cincuenta años más de
historietas argentinas. ¡Menos mal que Oski dibujó “Amarroto”, su único
personaje fijo; de no haberlo hecho no pertenecería al mundo de la
historieta!
La publicación
Medio Litro apareció el día 4 de enero de 1948. En su interior
hallábamos la declaración de principios de la revista:
«“¿Por qué Medio
Litro? Porque ha de ser limpia y transparente, espumosa y refrescante.
Picantita apenas (para gusto de la gente crecida) y sin embargo inocente
y buena para que también pueda saborearla la gente menuda.»
Nada más grato,
más descansado, más familiar, que el tradicional Medio Litro porteño
para contemplar, de buena gana y con una sonrisa, la cabalgata de la
vida.
Y para eso
venimos: para su descanso, para su recreo, para su optimismo.
Para eso y por eso
Medio Litro, salud.»
Hermosas palabras
persiguiendo modestos y tranquilos objetivos. En la página 25 notamos
que un aviso publicitario complementa lo señalado. Dibujo: Una pareja de
novios paseando del brazo; ella es una joven alta, él es un muchacho de
baja estatura. Texto: «La conquistó el Medio Litro. Como
conquistan a todos desde la primera copa los incomparables vinos Crespi».
«Mesa suntuosa o modesta con vinos Crespi, de fiesta.» De modo
aproximado, ello es lo que desea el equipo de Medio Litro:
conquistar a todos y desde el principio.
¿Y cual es el
contenido de Medio Litro? Utilizando una clasificación taxonómica
sencilla diremos que es una revista de humor con diversas notas,
comentarios e historietas.
Se ofreció a 40
centavos de peso argentino en todo el país y reclamaba al lector con una
tapa de color rojo en la que saltaba a la vista la leyenda: “Con las
fantásticas aventuras del Infra-Man”.
Además, en la cubierta observamos
un dibujo de Carybe, un cuadro humorístico de pareja en baile con este
diálogo entre los danzantes: «¡Oiga ñata! Por qué no nos ponemos de
acuerdo y bailamos los dos la misma cosa».
Luego de un par de
páginas con dibujos humorísticos, abre el juego (y nunca mejor dicho) la
sección “Café y generala”, donde charla con el lector un reo porteño:
canchero, timbero y noctámbulo, mientras toma café y juega con dados a
la generala. Son los comentarios de la línea editorial y allí se adivina
la presencia del director de la publicación, un tipo piola.
Los puntos
tratados por escrito en esas primeras páginas son: “Las cosas en
grande”, “¿Que le parece la propiedad horizontal?”, “Enrolamiento”,
“Congresos en abundancia”, “Guarda hispánico”, “Ana Karenina”, “Vendimia
de amor”, “Carrera accidentada”. Luego se suceden las historietas, las
notas humorísticas, los chistes, los comentarios variopintos, las
secciones temáticas, etc. En la contratapa vemos el aviso y cupón del
Club del misterio y una lista de títulos.
El humor de
Medio Litro es costumbrista; es un poquitito machista y, como en
toda publicación humorística que se precie, con el típico toque absurdo
y surrealista. Si bien la revista cultivaba el humor puro, su director,
Benarós, se mostraba como un hombre comprometido con la época y cercano
al justicialismo. Eso pudo ser lo que “ocultase” la existencia de
Medio Litro a ojos de los investigadores. Escribía Emilio J.
Corbière en Los textos malditos:
«No ha sido fácil
reunir los textos de lectura del primer peronismo porque han sido
destruidos masivamente, no figuran en la Biblioteca Nacional ni en la
especializada Biblioteca del Maestro. Debí recurrir a colecciones
privadas y a los libros de lectura que se encuentran en la Biblioteca
Peronista de la Biblioteca del Congreso de la Nación. Son textos
malditos, odiados por los antiperonistas».
Recordemos que la
obra de León Benarós Alma de América es citado entre dichos textos.
También dice Corbière:
«El peronismo no
utilizó la historieta -que tenía mucho desarrollo entre nosotros y que
coincidía con su llamada “época de oro”-, y sólo incursionó mediante la
caricatura satírica y el humor (lo mismo sus adversarios)».
Sin embargo, las
personalidades que disponen ideológicamente sobre el panorama cultural
fueron tradicionalmente antiperonistas, «gorilas» como diría Aldo
Cammarota, colaborador de Medio Litro e inventor de ese concepto
de connotaciones políticas negativas. Al respecto -y refiriéndonos
únicamente al mundo de la historieta y el humor- siempre se reconoce
como una gran revista a Cascabel (rotundamente antiperonista) y
no se nombran otros medios como Descamisada o El laborista
o La Época; estas publicaciones no figuran en la lista oficial.
La revistas con
mayor trayectoria reflejan muchos hechos históricos en sus páginas, pero
debido a la poca duración de Medio Litro, el hecho histórico más
importante que registra resulta importantísimo: las mujeres, a
instancias de Evita, acuden a enrolarse pues tienen derecho al voto.
Esto da pie a cariñosos chistes algo machistas, como el de Gordon de 11-XI-1948:
“Niñas a enrolarse”, donde se muestran varias mujeres mayores
preguntando si se tiene que declarar su verdadera edad...
Descubrimos otro
dato interesante, que no es un tema menor: Los escritores utilizan
seudónimos. Puede advertirse que tal vez exista una actitud vergonzante:
Escribir sobre humor (un género considerado menor) siendo literatos y
poetas “es un quemo”, como diría Landrú.
A continuación se
expone un breve comentario de contenidos, de historietas y dibujantes de
Medio Litro, con los nombres de los dibujantes especificados a
continuación de los títulos y una breve explicación de la historia.
Entre corchetes se anota la ubicación en el número 1 (si no hay
corchetes pertenecen a otros números):
“Pobres gatos” (de
Landrú): Es un antecedente popular de la que luego sería su famosa
historieta “Un gato clase A”. De este autor también hallamos “Vamos al
zoológico” [p.2] - “Saludos” [p. 5]
“Salvador” (Vic.
Martin): Es un bañero chanta
“Son cosas que
pasan” (Fantasio): Historia costumbrista [p.3]
“Don Solazo” (obra
de León Benarós con dibujos de Jorge Elena): Es el sol humanizado, cuyo
comportamiento decide el estado del tiempo [p. 4]
(este
personaje mereció un artículo en el enciclopédico libro
La historieta
argentina, una historia).
“El Poderoso Infra-Man!”
(del mismo León Benarós y dibujado por Alberto del Castillo): Hércules
López, un empleado de oficina, es elegido por ser una persona honesta y
desinteresada: “Al oler este rapé mágico te has transformado en el
invencible “Infra-Man”, ¡combatirás el mal! ¡ayudarás al débil!”; el
problema es que el efecto del rapé termina a los cinco minutos... [pp.
14 y 15].
“Cuatroqui” (Demarchi):
Es un estudiante chicato [p. 16].
“Jovencitas”
(Hilda Temy): Enredos protagonizados por señoritas [p. 17].
“Nunca estamos
conformes” (Vic. Martin) [p.20] - "Propiedad horizontal": Historia
costumbrista [p. 27].
“Charabón” (Gordon):
Es un pichón de ñandú (como lo indica su nombre) y, por su corta edad e
inexperiencia, es medio chambón [p. 23]
“Vista Brava” (Daloisio):
Es un hipnotizador cuyos poderes siempre fracasan [p. 23] - Humor por
Daloisio [p.20]
“Amapola” (Jorge
Elena): Es una sirenita buena [p.26]
Otras historietas
y chistes elaborados por Franchioni, Jorge Palacio, González Fossat,
Horacio, Salazar, Vidal Dávila y otros autores: “El fauno Atilio” [p. 3,
núm 1], “El profesor Testavacua” [p. 3], “Virola” [p. 6], “Locomóbile”
[p. 8)], “Mi tío Robinato” [p. 13], “Pajuera” [p. 16], “Rin -Tin –Ton”
[p.22], “Trencitas” (por Caulino) [p. 19]. “Consulta” (humor por Kraft)
[p. 7] – humor [p. 13], “Nosotros somos así” [p. 9], “De cepa criolla” (Carybe)
[p. 11] - “Tango que me hiciste mal”: (Carybe), "No haga caso son
historias" (Toño Salazar) [p. 12], "Cosas de novios " (chistes por
Ramón) [p.24], “... Y son mujeres” (Adán), “Estamos todos ‘colmaos’”
(chistes sobre el ambiente flamenco porteño: por Montes), “Aga Pupah”
(por Malar), “Torito” (Silva), “Famulato” (Juliano), “Gilda”
(Gutiérrez), “Vidurria” (Goz)…
Las historietas de
Medio Litro son alocadas, ágiles y dinámicas, con su
correspondiente remate hilarante. Su formato también es libre: las que
tratan la aventura en clave de humor, como el “Infra-Man”, tienen el
privilegio de ocupar páginas enteras, pero también encontramos tiras
verticales y horizontales, planchitas con dos hileras de tiras o
planchas ocupando toda la hoja; hay casos extremos de cuadros
humorísticos ocupando toda la hoja y rodeados por guardas, adornos,
firuletes, todo bien barroco. Los remates de los chistes y las
historietas de Medio Litro son visuales, aunque también hay
remates hablados; todos buscan la risa a través de lo sorpresivo (¡Plop!)
y del ingenio (o no) de sus protagonistas. Las notas, artículos y las
secciones escritas fijas son , en general, más elaboradas, poseen más
contenido y profundidad que las historietas, las cuales son ingenuas y
sencillas; en ellas su humor es directo, mientras que los textos
practican un humor más procesado.
Aquí aparece
claramente como una divisoria de aguas: los textos serían para los
grandes mientras que los dibujos de humor y las historietas serían para
la gente menuda; buscándose un equilibrio finalmente se provoca un
desequilibrio debido a la marcada diferenciación entre textos y dibujos.
Las modelos y competidoras Rico Tipo y Patoruzú
tenían muy
bien resuelta ésta situación y sabían con precisión a qué segmento del
público apuntaban. He aquí una relación de las notas que aparecen en el
primer número de Medio Litro como ejemplo: “Una maquina de cortar
pasto” (Amaro Dolche) [p. 6], “Entrevista en la azotea” (Pichon) [p. 6],
“Un poquito de amnesia” (Chamico, quien es en realidad el poeta Conrado
Nalé Roxlo) [p.7], "Vida y pasión de Buenos Aires": “Corrientes calle
del infinito” (Quiros) [p. 10], “Finisterre sale a hacer guantes”
(Atilio Tomates) [p. 12], “De cómo evolucione 5 Kg. de caramelos media
hora con $ 0,20” [p. 12], “El aparato de Petros” (Esmeril) [p. 18],
“Comí con los financistas” [p. 20], “Rápido déme un cognac” [p.20], "Una
de piratas" (Pulgarcito) [p. 21], “Arsenio Tíbuli va al circo” (Pepe
Consola) [p. 22], “Cuando mi mujer y yo buscábamos casa” [p.23], “Un
caso difícil” (Amulato Zamotti) [p.25], “...y los manises” (Conde Orloff):
Sección con chistes. [ p. 26]. ). En números siguientes, desde el núm.
5, hallamos páginas especiales como: Radio: “Ondas y tablas” (Taperola),
Cine: “Contándosela en colores” (Pancho Takiya). Núm. 7: “El fútbol es
así” por Américo Barrios, quien publica un artículo profético: “¡Racing
tiene que sufrir!”. Notas, comentarios y humor. Aldo Cammarota:
“Círculo, vicioso”, etc., “Leyendas del mundo árabe”: “El califa y la
fea” (Alexander Madi), “El morocho Flores” (Alejandro Mínimo), “El vivo
vive del sonso” (humor: Solle), “La catástrofe financiera” (O.R. Pingtow),
Notas (Somellera). Secciones : “(chopp dibujado) con papas fritas”
(Conde Imperiale), “Chimichurri” (chistes) Sección: “Horror de
horrores”. Hay avisos de: Ricibril
(“¡Declaraciones mil, con Ricibril!”)
[p.23], Trineo ("La diferencia está en la menta" [p.23], R.C.A. Victor,
promocionando discos
de Antonio Tormo (“La canción del linyera”)[p. 16];
Radio El Mundo [p. 18]…
Conclusión
Según indagaciones
del estudioso argentino Héctor Peiteado hechas a instancia del director
de Tebeosfera, Medio Litro pudo haberse transformado en la
revista dirigida a los adolescentes llamada Pancho, aparecida en
1953 y de la que salieron en su formato original 5 números,
prolongándose luego por tres o cuatro números más en un formato algo
mayor y cambiando algo su estilo. Esta aseveración se hace porque en el
lomo de esta revista de escasas 26 páginas en su primer número del 23 de
junio de 1953 se lee: Medio Litro núm. 8, y en la última de este
formato original (de 25 x 18 cm.) reza la identificación Medio Litro
núm. 12.
Pero Pancho
no es necesariamente Medio Litro; este cambio de títulos era un
viejo recurso de los editores argentinos no darle de baja a un título
aunque cierre la publicación. Solían registrar un nuevo título y
adosarle como subtítulo el de una publicación anterior; o más
claramente: modificaban levemente un título registrado para así no tener
que pagar los costos que implicaría el registro de un nuevo título y la
pérdida de derechos sobre otro.
Por ejemplo:
Caras indica en su pie editorial que vio la luz hace veinte años y
todos sabemos que no llega a quince; si atendemos al subtítulo chiquito
Tal Cual, se concluye que Caras es la continuación de
Tal Cual en su numeración, pero Caras no es Tal Cual,
ambas son revistas muy distintas.
Medio Litro,
la “Revista Semanal humorística para toda la familia” que “Aparece los
jueves”, fue dirigida por León Benarós, publicada por Jacobo Muchnik, y
tuvo como editor a Enrique A. Dávalos. Esta publicación ha sido injusta
o piadosamente olvidada: injustamente, pues no se reconoce que allí
colaboró un equipo de grandes individualidades; piadosamente, porque ese
brillante equipo no garantizó el éxito.
Medio Litro
fue una estrella fugaz. Medio Litro es una revista para el
recuerdo.
[leer
parte segunda del texto, sobre los autores de
Medio Litro ]
|