No obstante Foster comienza pronto a
usar viñetas panorámicas empezando a romper el esquema de cuatro filas
y tres columnas, uniendo dos viñetas horizontales, nunca dos
verticales (fig.6). Resulta curioso observar las dudas de Foster en
dar un paso, seguro que importante para él, en cuanto a posibilidades
de composición, y que desde nuestra óptica actual se nos antoja tan
sencillo. Foster une las dos primeras viñetas creando una viñeta
rectangular y repite este recurso en las dos siguientes planchas, sin
embargo en la tercera (fig. 7), parece dudar y divide en dos viñetas
lo que en un principio debía ser sólo una. Foster abandona este tipo
de viñetas durante diez semanas y comienza a utilizarlas de nuevo de
un modo muy pausado. No hace un uso exhaustivo de este tipo de viñeta
siendo muy respetuoso con la configuración de la página.
La mayor libertad formal en la
configuración de una viñeta que se toma Foster está una vez mas
incluida en la varias veces mencionada plancha de agosto de 1932,
En el cementerio de los elefantes, donde se permite para poder
describir un gran espacio natural, concretamente un desfiladero, unir
la primera viñeta de la plancha con la cabecera. (fig. 4)
En la
extensísima saga de la civilización egipcia, Foster ya adopta
sistemáticamente el encuadre panorámico, con las ventajas que esto
supone. La viñeta panorámica anticipándose al cinemascope, permite
aumentar la profundidad de campo y con ella aumentar la descripción y
aumentar la capacidad narrativa propia de la viñeta mediante una
narratividad sincrónica.
Por lo que respecta al encuadre en
las viñetas de Tarzan, en estos momentos, no sólo en Foster
sino en general en casi todos los autores es todavía muy limpio, con
composiciones todavía dependientes de la manera pictórica, la
disposición de las figuras describe el espacio (fig. 8), la viñeta
sirve como encuadre pero sin intervenir en la definición de un posible
contracampo así no existen apenas figuras cortadas por el encuadre, ni
exageradas inclinaciones laterales en el punto de vista, no se hace un
uso expresivo del encuadre, mas propio de décadas posteriores, sino
descriptivo (existe una viñeta en Tarzan que contradice
magníficamente este enunciado, en la plancha del 7 de octubre de 1934,
fig.9).
Si usa sin embargo Foster, aunque
escasamente, las angulaciones en el punto de vista y es curioso puesto
que moviéndose Tarzán básicamente por las copas de los árboles parece
que deberían ser mas abundantes los picados[10],
pero no es así, estos son usados con sumo cuidado dentro de un
concepto clásico de la composición propio de Foster.
Pero no queremos dar a entender que
Foster en Tarzan no sea consciente de la idea del “fuera de
campo”, puesto que lo deja patente en numerosas ocasiones con las
direcciones de las miradas y en el juego de plano–contraplano, es mas,
uno de las secuencias mas interesantes a nivel narrativo con un uso
espectacular del contra-campo se da en esta serie, cuando Foster usa
un recurso tomado directamente del cine y concretamente del
expresionismo alemán[11],
usando la sombra de un personaje proyectada sobre la pared para
denotar su presencia. (fig. 10)
Foster hace uso a lo largo de toda la
serie de otros recursos narrativos propios de su época. Como ya hemos
apuntado, sustituye a Maxon por imperativos del propio Borroughs, que
impone la necesidad de un autor que atraiga al público adulto, y que
esté a la altura de su personaje. Foster parece aceptar el desafío y
comienza la plancha además de con una
situación explosiva con un “flash back”, de dos viñetas planteadas
como un montaje paralelo, con la acción principal, por pura
comparación con las referencias que tenemos de Maxon, la serie se
desplazaba a años luz en su planteamiento narrativo, introduciendo
recursos propios del lenguaje de la historieta que se han mantenido
hasta nuestros días.
La dinámica narrativa en Tarzán
es fluctuante pero una visión sosegada del total de la obra
permite observar como suavemente, con altibajos, pasos adelante y
hacia atrás, la narrativa de Foster pasa de una planificación donde se
describen detalle a detalle las acciones con, a su vez, cortas
acciones desarrolladas como secuencias, en ocasiones casi
cinematográficas, como fotograma a fotograma (fig. 11), hasta llegar a
mediados de la obra a invertir los términos con una narrativa donde la
planificación es mas historietística, mas sincopada, la secuencia no
describe una acción sino que diversas acciones componen la secuencia (fig.
12)
Es cierto que en Tarzan sobre todo en
los primeros años existen muchos errores en la narración, trucos
burdos que desde la óptica de un lector actual resultan absurdos o
cómicos.
Son muchas las incongruencias
temporales, durante el primer episodio ambientado en la ciudad egipcia
Von Harben aprende a hablar, leer y escribir egipcio en el corto
espacio de tiempo en que Tarzán es llevado y sacado de un templo.
El propio Von Harben en el
episodio de los pterodáctilos, sana de una grave herida de bala en el
tiempo que Tarzán tarda en acudir en su auxilio, mientras éste permanece
durante todo el episodio con un brazo dislocado. Evidentemente, el
guionista, fuera Foster u otro, no sopesó las ventajas e inconvenientes
del efecto dramático de un mensaje escrito con sangre. Muchos
“errores“ o licencias de este tipo salpican las páginas de Tarzan
como consecuencia de la imposición de acabar cada plancha con un
momento de alta tensión
dramática, como truco para mantener el interés del lector. Mas tarde
en Príncipe Valiente, abandonará definitivamente esta
estrategia donde el paso entre planchas es mucho mas fluido.
Hemos de insistir en que los lectores
actuales tenemos una imagen de Tarzan mucho mas compacta que un
seguidor de la serie entre 1931 y 1935, el cual necesariamente hizo
una lectura mas fragmentada, de modo que sólo podemos inferir el
impacto en ellos, de aquello que para nosotros son errores graves.
Los recursos lingüísticos y
narrativos apuntados nos parecen suficientes argumentos que rebatirían
la acusación manida de que Foster no hacía historietas, pero es cierto
que alguna de estas estrategias prácticamente las abandona en
Príncipe Valiente buscando otro tipo de narrativa alejada en
cierto modo de las corrientes principales de la industria.
Todo en Tarzan adelanta la
aparición de Principe Valiente, Foster comienza a desarrollar
su propio código iconográfico, sus intenciones temáticas e incluso sus
preferencias narrativas. La obra mas personal de Foster, supone la
aplicación sobre el papel de la difícil síntesis de los anhelos
plásticos y conceptuales de un ilustrador, que quedó atrapado por las
redes de la historieta, y de su poder evocador y transmisor.
BIBLIOGRAFÍA
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“Dibujante del absurdo”, Prólogo en
foster, harold,
Tarzan en color (1931-1932), Barcelona, Ediciones B,
1994
, “El padre adoptivo de Tarzán”, Prólogo en
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Tarzan en color (1932-1933), Barcelona, Ediciones B,
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prince of Illustrators, father of the adventures strip, Lebanon
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