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Un (corto) paseo (instructivo) a través del Tarzán de Harold Foster.

 

Foster y su creación, Tarzán, en un montaje publicado en la enciclopedia juvenil Pala.

[ Fotografía de Harold Foster, junto a su personaje selvático. La composición de estas imágenes está tomada de la enciclopedia juvenil PALA, del volumen 4, titulado El Arte del Comic. Clic para ampliar  ]


Artículo por Francisco Ruiz


Este artículo[1] aunque en ocasiones pueda parecer lo contrario no pretende menoscabar la calidad de Harold Foster como historietista, sino comentar su desarrollo y evolución dentro de la historieta en la década de los treinta y debo dejar claro que el instructivo del título se refiere no tanto al artículo que puede o no ser aceptado como tal sino a la propia obra de Foster, libro abierto del origen de un lenguaje.

Antecedentes y contemporáneos

Harold Foster ha sido descrito en multitud de ocasiones como el padre de la historieta de aventuras y si bien esto puede afirmarse como cierto, sería injusto y demasiado parcial adjudicarle este patriarcado en exclusividad sin tener en cuenta la intervención de otros autores en la conformación de este género en la historieta.

No podemos pasar por alto que Roy Crane en Wash Tubbs y después en Captain Easy (fig.1) plantea un relato y unos personajes, ya suficientemente alejados de las series de humor que habían dado nombre al lenguaje de la historieta en EEUU (comics y funnies). La obra de Crane sirve como punto de partida indispensable del género de aventuras, buena parte de sus claves ya se encuentran en esta obra, los viajes exóticos, la superación de pruebas en forma de hazañas, las amenazas, la ambientación, y sobre todo y quizás lo mas importante, la serialización, la extensión del relato superando los límites físicos de la página mediante el uso de episodios fragmento componentes de una historia que no parece tener fin. Figura 1

Cuadro de texto: Fig.1

 

 

 

 

 

 

 

 

Wash Tubbs comienza a publicarse en 1924 y tras unos comienzos mas propios de una serie doméstica, se lanza en tromba a desarrollar el género de aventuras, a su estela surgen otras series como Tim Tyler’s Luck (1928) Flying to fame (1929), Tailspin Tommy (1929), catalogables como historietas de aventuras pero orientadas todavía a un público adolescente[2]. Brick Bradford (1933), Flash Gordon (1934), Jungle Jim (1934) Ted Towers, animal master (1934), Terry and the Pirates (1934), Ace Drummond (1935), The Amazing Adventures of Johnny Round the world (1935), son destacadas series contemporáneas de Tarzan (1931) que se enmarcan en la explosión primigenia que suponen los años treinta para el género de aventuras.

El valor añadido que en 1931 Foster aporta a la historieta y que plantea inequívocamente un antes y un después es el corte naturalista de su dibujo. Introduce de lleno a la historieta en el mundo adulto, dándole un aspecto gráfico desconocido hasta el momento, ayudado no cabe duda por la propia idiosincrasia del personaje de Burroughs, y que divide desde entonces la historieta en dos grandes grupos a veces irreconciliables, la historieta de humor y la mal llamada historieta realista con sus marcados cánones gráficos. La decisión de dar las riendas del personaje a un dibujante de la categoría y características de Foster supondrá evidentemente un antes y un después en la historieta de aventuras y que justifica con todo fundamento la frase de Rafael Marín «... la palabra "comic" dejó de tener sentido», era el principio de la orientación de un género hacia un público netamente adulto.

En esta situación aparece Tarzan, un intento de continuar el éxito de las novelas de Burroughs en otro formato. Foster ya realizó en 1929 la primera adaptación a la historieta de Tarzan y, en un principio, en 1931 rechaza realizar las dominicales por no creer en la historieta como medio con la suficiente categoría, pero acaba por sustituir a Rex Maxon por deseo del propio Edgar Rice Burroughs y por motivos económicos. Sin embargo esta prosaica razón no será óbice para que Foster desarrolle en pocos años una de las más importantes e influyentes obras de la historieta mundial.

J.C. LeyendeckerFigura 2Figura 3

En un primer vistazo a las primeras planchas de esta “segunda” etapa de Tarzan se puede observar claramente algo que el mismo autor jamás ocultó, su admiración por el ilustrador J.C. Leyendecker, caracterizado en estas fechas por un dibujo de formas angulosas y rotundas, y figuras con un marcado estilo modernista (fig.2) que ya avanza los aspectos formales del movimiento Decó. Clásico ilustrador publicitario, Leyendecker, dieciocho años mayor que Foster, es uno de los mas afamados ilustradores del cambio de siglo y su trabajo orienta el estilo de buena parte de la publicidad de las primeras décadas del siglo XX en EEUU y por supuesto también influye en el trabajo del Foster publicista. Foster continua bajo su influencia en las primeras planchas de 1931, sobre todo en el modo todavía abigarrado de plantear la línea, así como en aspectos mas formales como la propia complexión de las figuras y sobre todo en los arquetipos faciales que adopta Foster (figs. 2, 3) y que se mantendrán a lo largo de toda la historieta en EE UU y por influencia de éstos en la historieta mundial.

Este estilo todavía tosco como muchos otros aspectos de la serie evolucionan hasta cristalizar a partir de agosto de 1932 ejemplificados en la plancha del día 21 titulada En el cementerio de los elefantes.(fig.4)

Los temas

Los temas que están desarrollándose en las primeras series de aventuras, se centran en dos vertientes, las aventuras exóticas, ambientadas generalmente en el Pacífico, y del lado contrario la característica mas destacada del siglo XX, el desarrollo de la tecnología y los inventos, concentrándose en dos temáticas principalmente, las aventuras de aviadores y la incipiente ciencia ficción.

Tarzan desde su mismo origen literario se coloca claramente en la primera de las temáticas, no deja de ser curioso que casi como una declaración de intenciones, en la primera plancha dominical dibujada por Foster uno de los personajes, el capitán D’Arnot, estrella el avión en que viaja de modo voluntario para salvar al hombre mono, en oposición velada al género de aviadores de moda en la década de los treinta, con títulos como Tailspin Tommy (1929), Flying to fame (1929), Ace Drummond (1935), Barney Baxter in the Air (1935) (fig.5).

No está acreditada la función de guionista de Foster en Tarzán, ya que oficialmente éstos eran de Burroughs no obstante se tienen noticias de que reescribe los mismos y aporta ideas propias para los argumentos[3]. Por tanto sólo podemos suponer la intervención de Foster en el radical cambio que trae Tarzan al catálogo de temas en la historieta de aventuras.

Tarzan abandonando los planteamientos dibujados por Maxon y centrados en la jungla, amplía sus horizontes y se dirige rápidamente hacia otros escenarios de aventura mas propios del folletín clásico y la novela del XIX de donde en cierto modo bebe la obra de Burroughs,Fig. 4. El cementerio de los elefantes. casi automáticamente el protagonista abandona la selva y se ve inmerso durante once semanas en una aventura ambientada en los escenarios del Sahara y con la Legión extranjera como compañera, inspirada en un éxito cinematográfico de Gary Cooper y Marlene Dietrich, Marruecos (Morocco, Joseph von Stenberg, 1930) tomado a su vez del folletín. A su vuelta a la jungla y tras unas pocas planchas autoconclusivas de aventura selvática (lucha con fieras, con nativos), no abandona durante un buen número de planchas temas folletinescos como la aventura de Hulvia la Suma sacerdotisa, su encuentro con Lenida la domadora de leones sin rostro e incluso continuando a éstas una extraña aventura donde a la mejor usanza de los huérfanos desgraciados, el hijo de Tarzán sufre todo tipo de males y accidentes sin que éste pueda hacer nada por evitarlo, en una historia que raya lo paródico y con fuertes dosis de humor negro.

Es también en la señalada aventura del Cementerio de los elefantes (fig.4) donde se produce el primer gran cambio temático en Tarzan, idea seguramente de Burroughs, este episodio ambientado en uno de los lugares comunes del género de jungla, se convierte sin solución de continuidad en un relato fantástico tomado directamente de El mundo perdido de Conan Doyle, donde Tarzán se enfrenta a monstruos antediluvianos en forma de dinosaurios. Esta tendencia hacia el fantástico se ve cortada de inmediato por la irrupción a bocajarro y mediante un truco de guión, del género del que Foster es el genuino fundador, la aventura histórica.

Cuadro de texto: fig.5

La aventura que comienza al final de la plancha del 13 de noviembre de 1932, lleva a Tarzán a descubrir una antigua ciudad egipcia que ha permanecido intacta a través de los siglos. Si bien no debe catalogarse este episodio en un sentido estricto dentro del género histórico sino mas bien dentro del fantástico[4], es cierto que este giro de guión habría permitido a Foster descubrir las posibilidades de la antigüedad como escenario válido para el desarrollo de relatos de aventuras. Un escenario muy acorde con el demostrado interés de Foster por la historia y la documentación exhaustiva[5], no sólo será Egipto, de nuevo sin solución de continuidad, aparece el príncipe Kamuk y la tribu de los Ibeks que ambienta la serie en una híbrida edad antigua en algunos rasgos cercana a Prince Valiant, durante casi un año (40 semanas) Foster recrea un extraño escenario donde la jungla se puebla de egipcios y de bárbaros, hasta la plancha de 24 de junio de 1934 donde la historia vuelve a cambiar de escenario con un Tarzán que vuelve a abandonar la jungla para sumergirse en una aventura ambientada de nuevo en el pasado, con tratantes de esclavos, galeras y todo un mundo sacado de las Mil y una noches. En demasiadas ocasiones Tarzan abandona la restriñida ambientación de la selva para ambientarse en épocas y entornos mas del gusto de Foster. El señor de la jungla por antonomasia no pasa apenas tiempo en el que consideramos su hogar, cuánto de culpa tiene Foster en esta orientación hacia la antigüedad del personaje, suponemos que mucha.

Quizás por reacción de Burroughs, en la plancha del 23 de septiembre de 1934 Tarzán regresa a la jungla durante un largo espacio de tiempo donde se ponen en escena la mayoría de los lugares comunes del genero selvático, exploradores malvados, colonialismo, tribus de indígenas hostiles, luchas con fieras, intrépidas exploradoras convertidas en reinas blancas, etc. Hasta que en junio de 1935 Foster parece volver a salirse con la suya, con la aparición en la serie de Thorik y una, de nuevo, perdida tribu de vikingos. Foster ya parece empezar a planear la que será su obra mas personal.[6]

Estos temas mantienen su conexión con el folletín y su directo antecedente, la novela histórica del XIX si bien no puede negarse que paralelamente entroncan con las temáticas que también está desarrollando con las mismas influencias el cine en Hollywood, con antecedentes como Intolerancia de Griffith (Intolerance, 1916), Juana de Arco (Joan the woman, 1917), Los diez Mandamientos (The Ten Commandments, 1923), Rey de Reyes (King of the Kings, 1927) las tres de Cecil B. De Mille o Ben–Hur (Ben-Hur, Fred Niblo, 1926) y con otras obras contemporáneas de la serie de Foster, Las cruzadas (The Crusades, 1935), o El signo de la Cruz (The sign of the Cross, 1932) también de De Mille, e incluso el tema de la Legión extranjera tiene su paralelismo con Marruecos (Morocco) de Joseph Steinberg fechada en 1931.Fig. 5

Sin embargo y a pesar del éxito de Tarzan y de la presencia de temas históricos en el cine, este género no tiene apenas presencia en la historieta de prensa estadounidense, si dejamos de lado la historieta del oeste, y Foster no llega a crear una escuela temática, pudiendo destacarse apenas un par de series que guarden relación, además de por supuesto Prince Valiant, encontraríamos Alley Oop (1933), serie de humor “prehistórica”, Okay Doacks (1935) serie humorística ambientada en la Edad Media, Dick’s Adventures (1947), que usa los sueños de un muchacho para contar la historia de los EE UU, la propiamente histórica Kevin the Bold (1950) una serie ambientada en el siglo XVI y ya con cierta lejanía John Carter of Mars,(1941) adaptación de otro personaje de Burroughs y que mezcla los géneros de capa y espada y la ciencia ficción.

Parece mas que evidente que el regreso al pasado será una constante en la obra de Foster, una actitud que podríamos catalogar como romántica, una idea que hace llevar a Tarzan a través de un auténtico viaje al pasado y que sin duda le lleva al planteamiento y desarrollo de la que será la obra de su vida el Principe Valiente, en los días del Rey Arturo (Prince Valiant in the days of King Arthur, 1937).

el lenguaje

Cuando Foster se hace cargo de las dominicales de Tarzán sólo hace treinta años que la historieta ha nacido como lenguaje y todavía está planteando muchas de sus bases (no podemos olvidar que existen tanto en Europa como en América diferentes autores que están experimentando las posibilidades narrativas de la ilustración seriada desde principios del siglo XIX. Cfr. Martín, Antonio, Historia del comic español: 1875-1939. Barcelona. Editorial Gustavo Gili. 1978), Foster participa de lleno en esta conformación de la narrativa gráfica, sin embargo desde la aparición de los primeros trabajos teóricos sobre historieta se ha discutido sobre si Foster era o no un dibujante de historieta.

Es posible que Foster no sea un autor de grandes hallazgos narrativos pero un somero análisis de su obra es suficiente para afirmar que investiga sobre las posibilidades del medio y en ésta su primera obra, como en la de todo autor novel aunque ya tuviese 39 años, Foster evoluciona, unas veces rápida y otras veces muy lentamente, incluso con pasos atrás desde planteamientos rudimentarios y diletantes hasta un manejo de la narrativa madura y llena de intención.

Sí es cierto que existen una serie de características en Foster que lo convierten en un dibujante con tendencias arcaizantes y que dan fundamentos para que su obra resulte discutida, esta antigua discusión sobre si su obra es o no historieta está básicamente fundamentada en su renuncia voluntaria a una de las herramientas mas características de este lenguaje, el bocadillo, utilizando por el contrario la didascalia como recurso narrativo. La didascalia es un sistema narrativo arcaico propio de los antecedentes de la historieta, que en Estados Unidos se abandona rápidamente[7] y viene directamente de la tradición de las revistas ilustradas del XIX y ciertas tipologías de cuentos ilustrados[8] La didascalia no sólo es arcaizante sino que sobre todo, su uso extensivo en cada viñeta obliga en la mayoría de ocasiones a una duplicación en la narración. En las escenas de acción, y evidentemente Tarzan tiene muchas, esta circunstancia se denota en exceso, una pelea, una pirueta, la lucha contra un león carecen de diálogos. En el cine el sonido sostiene y complementa a la acción, en una historieta, si existe la obligación  de incluir texto en cada viñeta es mas que probable que se produzca la mencionada duplicación del mensaje[9]. Pero debemos señalar que al contrario de la didascalia del XIX donde el dibujo ilustra lo que narra el texto, en el caso de Foster se produce una inversión evidente de funciones, es el texto el que subraya lo que la imagen nos narra por si sola, la función del texto en esta serie es la de enfatizar y connotar a la imagen, funciones similares a las que desarrollan los textos en los bocadillos y las onomatopeyas, del mismo modo la didascalia también se usa como éstos como transmisor de diálogos, el grave problema de la didascalia usada en todas y cada una de las viñetas como hacía Foster, es que no deja lugar al silencio. Podríamos argumentar que la inclusión de textos en cada viñeta fue una imposición de Burroughs o del sindicato, pero en Principe Valiente, una obra donde Foster tiene el control, el uso intensivo de la didascalia es evidente.

Otra de las características arcaizantes en el Tarzan de Foster es la rígida estructura en el esquema de viñetas, esta rigidez puede hacerlo parecer adocenado pero es la tendencia en la mayoría de la historieta de estos años treinta si bien es cierto que ya ciertos autores empiezan en estos mismos años a romper este esquema, haciendo que el encuadre pase a tener funciones expresivas adaptándose a las circunstancias de la narración (fig. 5) mientras que Foster se mantiene fiel a el esquema de 4 tiras y 3 columnas a lo largo de toda la extensión de Tarzan e incluso continúa con él en las diez primeras planchas de Príncipe Valiente, momento en que Foster empieza a experimentar con la composición de página.

Fig. 7


[1] Quiero agradecer a Carlos Sánchez Castelló el préstamo de sus tebeos para realizar este análisis.

[2] El propio Capitán Easy, personaje no adolescente y con características que lo alejan claramente del humor no obtiene serie propia hasta 1933 con Captain Easy, Soldier of Fortune

[3] Vid. barret, robert r.: “Artísta y aventurero: Hal Foster (1892-1982)” Prólogo en foster, harold, Tarzan en color (1933-1934), Barcelona, Ediciones B, 1994

[4] Los temas que trata el fantástico son de una diversidad abrumadora, y uno de ellos incumbe a los descubrimientos de civilizaciones perdidas baste mencionar El mundo perdido de Conan Doyle o la película de Frank Capra Horizontes Perdidos (Lost Horizon, 1937(, basada en la novela de James Hilton.

[5] Vid. barret, Op. cit.

[6] La trayectoria vital de Thorik es el antecedente de la de Valiente, hijo de un rey vikingo derrocado.

[7] En Europa sin embargo este recurso mantiene una presencia destacada hasta entrados los años cuarenta.

[8] Remontándonos a épocas mas antiguas tendríamos las aucas y los romances de ciego en Europa, como géneros que usan la didascalia.

[9] Podemos apuntar en descargo de Foster que son multitud las historietas donde el uso del bocadillo es igualmente intensivo apartando el silencio de los relatos, con historietas donde los personajes se rodean de bocadillos y todo tipo de delirantes diálogos en medio de una pelea o a mitad de una acción física y sin embargo nadie les acusa de hacer historietas en exceso literarias

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[ © 2003 Francisco Ruiz, para Tebeosfera 030430 ]