El Globo fue
un magazín de gran formato (270 por 210 milímetros) cuyo número 1
apareció, con el subtítulo “Revista mensual del cómic”, el 01-III-1973,
y duró hasta el # 21 fechado el 01-XI-1974. La revista fue editada por
la editorial donostiarra Buru Lan, uno de los sellos artífice del
boom de la historieta a principios de la década de los años setenta
con sus famosas reediciones de clásicos del cómic americano, que dispuso
su difusión y venta incluso por diversos países hispanoamericanos, pues
así figuraba en la cabecera de la revista. La publicación estaba
coordinada por Miguel Ruiz Márquez y en ella llegaron a colaborar los
redactores y estudiosos: Esteban Bartolomé López, Miguel Berzosa, Luis
Echeburúa, José Ignacio Fontés, Román Gubern, Francisco López Mora,
Félix Rodríguez, Pedro Tabernero, Francisco Hidalgo, Terenci Moix,
Enrique Martínez Peñaranda, Juan González Yuste, Carlo Frabetti, Piero
Zanotto y Claudio Bertieri.
En aquel año de 1973, todo aficionado a los tebeos que se acercara a
cualquiera de los quioscos que salpicaban la geografía española se daría
cuenta que en cuestión de tebeos había mucho donde elegir, pero la mayor
parte de ellos eran de poca o nula calidad. Recuerdo Trinca como
la mejor revista de historietas publicada en muchos años, y acabó su
vida precisamente en julio de aquel año. Menos mal que en el mes de
marzo había aparecido El Globo, y en el quiosco también se podían
encontrar los productos de la editorial Buru Lan, sus fascículos
coleccionables de clásicos del cómic, las publicaciones de Euredit,
Casper, o Cascarón, de la madrileña Rollán, material inglés
de muy baja calidad, como Galaxus, Casey, Texas Jack, Zip
Nolan. También estaban a nuestro alcance las reediciones
remontadas de las Aventuras del FBI de Luis Bermejo, las
de Mendoza Colt, Rock Vanguard y Doc Savage, historieta primeriza
del gran Antonio Hernández Palacios; los tebeos de editorial Bruguera,
los conocidos súper y no súper Mortadelo, DDT, Din Dan,
Pulgarcito, Joyas Literarias Juveniles, la colección Olé, etc.
Editorial Vértice inundaba ya el quiosco con sus superhéroes de Marvel e
historietas de terror. Editorial Valenciana daba los últimos coletazos
tratando de mantenerse a flote con sus famosos Pumby y Jaimito
y reediciones de material de los años cincuenta y sesenta, tratando
de sacar beneficio del boom del coleccionismo de tebeos.
Editorial Ursus hacía lo propio con la reedición de material de la
desaparecida Toray. Ibero Mundial de Ediciones, de modo similar,
editando en castellano las versiones hispanas de las revistas de terror
de la Warren americana: Vampus, Rufus y Dossier Negro.
Con interés en sacar provecho del auge del terror en medio mundo y
siguiendo la estela de las anteriores hubo infinidad de revistas de
terror con mayor o menor éxito, todas ellas de nula calidad, véase
Terror Gráfico, Pánico, Espectros, Escorpión, Horror, Macabro, etc.,
la mayoría surtidas con material de agencia. También había revistas de
humor para adultos como Mata Ratos, Hermano Lobo y El Papus, y
algunos títulos más, aproximadamente setenta u ochenta títulos
mensuales.
Mención aparte merecen las colecciones Noveno Arte, Años de oro,
Lucca, etc., de la editorial Pala (perteneciente al grupo
Planeta), también radicada en San Sebastián, como Buru Lan. Estos tomos
editados exquisitamente bajo la dirección de Luis Gasca deberían ser un
ejemplo a seguir por todos los editores, incluso los actuales.
Con la edición de El Globo, Buru Lan quiso iniciar una etapa más
adulta en su línea de publicaciones, pero sin llegar a abandonar la
edición de clásicos. Siguiendo las pautas marcadas por las revistas que
triunfaban en Italia, Linus, Eureka y Sorry o la francesa
Charlie, El Globo pretendió ser en España una revista del
cómic “adulto”, editando material similar a aquellas. Si lo pudo lograr,
no lo sabemos, ya que veintiún meses después dejó de existir, en parte
por la llamada crisis del papel y el encarecimiento del mismo, ocurrida
a mediados de 1974 a remolque de la iniciada el año anterior en EE UU,
lo cual provocó una subida del cincuenta por ciento en el precio de la
revista. Es de suponer que éste encarecimiento contribuyó a la retirada
de muchos de los compradores de la revista. Su despedida de los lectores
en el número veintiuno era presentida, pues poco antes lo había hecho su
compañera de editorial Zeppelín, si bien El Globo finalizó
las historietas en curso, al contrario que la primera en morir, quizás
por que la mayor parte de las historietas en curso eran episodios auto
conclusivos.
El Globo
fue una revista en blanco y negro, con grapas, compuesta de sesenta y
cuatro páginas mas portadillas, estas de cartulina, siendo las páginas
de un gramaje superior al estándar de las publicaciones del momento. Una
publicación de este tipo vino a ser en aquel momento como una bocanada
de aire fresco en el pequeño y cerrado mundo de la edición de
historietas en España, a pesar de algunas críticas de los que se tenían
por “entendidos en la materia”. Según ellos, el material publicado
tendría que haber sido más seleccionado, cuestión más que debatible ya
que ésta revista puso al alcance del aficionado español historietas como
El Eternauta de Breccia y Oesterheld, Li’l Abner y
Fearless Fosdick de Al Capp, El Mago de Id y B. C. de
Jonny Hart, Spirit de Will Eisner, Dick Tracy de Chester
Gould, Corto Maltés de Hugo Pratt, Kerry Drake de Alfred
Andriola, Tiffany Jones de Pat Tourret y Jenny Butterworth, La
Astronave pirata de Guido Crepax, Pogo de Walter Kelly,
varios cuentos fantásticos de la mano de Dino Battaglia, Jeff Hawke
de Sydney Jordan, Peanuts de Charles M. Schulz, Mafalda de
Quino y diversas páginas de humor de los argentinos Mordillo y Oski.
Todo ello acompañado de artículos sobre el mundo de la historieta,
biografías de autores, entrevistas a autores del medio, galería de
héroes del cómic y artículos diversos sobre la relación entre el cine y
el cómic, etc.; y todo ello aderezado con diferentes imágenes o
ilustraciones relativas al tema tratado.
La reproducción del material respetaba el formato de las obras
originales, mas no el orden de algunas historietas, ya que al ser
episodios auto conclusivos, se intercalaban episodios modernos entre
otros más antiguos (en los casos de Spirit y Li’l Abner
por ejemplo)
Estamos de acuerdo que varias de éstas historietas ya se habían
publicado anteriormente (Spirit o Dick Tracy lo habían
sido tiempo atrás) o se estaban publicando en ese momento (véase
Mafalda, que estaba siendo editada por Lumen en tomos apaisados, o
El Mago de Id y B.C. editados por la propia editorial en
libritos), pero en general podemos decir que la nota media de la revista
fue alta ya que publicó historietas que de otra forma el aficionado
medio no llegaría a conocer salvo por referencias. De hecho Li’l
Abner o Pogo no se han vuelto a editar en España. Con todo,
el público respondió favorablemente, y debido al inmediato éxito de
El Globo, seis meses después de su aparición y siguiendo la misma
línea, Buru Lan lanzó al mercado la revista Zeppelín,
diferenciándose de aquella en el formato (tamaño tabloide) pero no en la
intención, pues ser publicaron en ella historietas de humor “más o menos
adulto”, historietas serias y artículos en torno al cómic.
[ para más
información véase el repaso a Zeppelín de Martínez-Pinna en
Tebeosfera undécima edición. Clic aquí ]
Únicamente podríamos argüir en contra de El Globo que pecaba de
pretenciosa en sus planteamientos, que trataba de ser una revista de
cómic para gente que había superado la juventud y no se avergonzara de
leer historietas. Dada su corta vida no sabemos el alcance que tuvo en
sus pretensiones, pero podríamos decir que en conjunto El Globo
estaba muy por encima del resto de publicaciones de la época, y si algo
hubiera que reprocharle, sería la nula producción de historietas
propias, españolas. De todos modos, fue ésta una práctica habitual en la
efímera vida de Buru Lan, con la excepción del primer tomo del
coleccionable Drácula (II-1971 – VII-1971), en el cual la
editorial si publicó material original español realizado expresamente
para el sello. |