Como precedentes y por lo que respecta a este trabajo, estamos
entendiendo únicamente la ilustración en la prensa valenciana
anterior al año 1800; creemos que esta acotación es necesaria
puesto que una generalización a toda la caricatura o a todo el
grabado escaparía con mucho al objeto de nuestra investigación.
Con respecto a la caricatura, puesto que existiendo ésta en el
Arte Valenciano desde sus comienzos, su investigación, dada la
total escasez de estudios anteriores, es motivo de otro trabajo
por su extensión y complejidad. Con respecto al grabado (sobre el
que existen muchos mayores estudios con referencia al anterior
concepto) porque su materia, variedad y extensión escapan con
mucho a poder encerrarse en un capítulo sobre precedentes
propuesto para un catálogo.
Puestas así las cosas nos hemos de centrar en todas aquellas hojas
volantes o panfletos impresos en Valencia y que necesariamente
hubieron de tener un mínimo de difusión, características estas dos
que encierra cualquier definición de periódico o prensa al uso.
Teniendo presente esta premisa nos hemos de referir a la estampa
popular valenciana del siglo XVIII, tema que ya fue abordado por
Amela i Vives, F. y por Gayano LLuch, R.,
aunque si bien de manera un tanto marginal dado el objetivo de sus
investigaciones.
En Valencia como en el resto de España se da una evolución de la
imagen popular durante todo el siglo, por un lado a nivel técnico
(progresivo desarrollo de los métodos de estampación) y por otra a
nivel temático (creación y desarrollo de nuevos géneros)
Por un lado tenemos las aucas, del latín “Au” (juego, cosa...) y
también del valenciano “Au” (ave), esto es, el juego de la oca,
representado con varias escenas encerradas en pequeños rectángulos
que abarcan todo un cartón xilografiado, de ahí que por extensión
se terminará llamando Auca en el siglo XVIII a toda reproducción
de pequeñas viñetas ordenadas conforme a un planteamiento
cronológico.
La auca como tal, esto es, como juego se conocía ya desde la
antigüedad, tanto es así que Gallano Lluch lo remonta a los
egipcios con sus relieves de Menfis, o a los Hititas (relieve
Senajirli), o a algunas de las metopas de Fidias, o a los
sepulcros romanos
y en el caso de Valencia lo remonta a los mosaicos romanos de
Liria (siglo I d.c.), aunque será a través de los azulejos cuando
se generalice y consolide la auca en Valencia tomando carta de
naturaleza propia,
consolidación que será definitiva con el nacimiento de la imprenta
en Valencia cuando ésta llegue en forma de grabado (Sportino,
Libro del juego de las suertes, 1515) A partir de este momento
y en la medida en que los medios de difusión del grabado se
generalizan también se generalizará este tipo de juego de tal
forma que intentando hacer una pequeña cronología tendríamos:
a) Consolidación de la Auca,
1578-1749
b) Transición de la Auca, 1750-1857
c) Esplendor de la Auca, 1858-1897
d) Decadencia de la Auca, 1898- 1936
De
cualquier forma lo cierto es que a la altura de mediados del siglo
XVIII el término se va a generalizar y por auca se va a entender
cualquier serie de viñetas cronológicas (Fig.1), generalización no
sólo en la tipología sino también por lo que respecta a grabadores
y dibujantes que sobre todo en el siglo XIX va a realizar aucas
como por ejemplo, J. Struch, F. Torres, Estornell, Castelló,
Pascual Abad, Miranda, Blasco Soler, A. Martí, Alegre Gorriz, F.
Olaria, Navarrete y Fas, Salustiano Asenjo, Franch y Mirá, Vicente
Llopis, Badía, Velasco y un largo etcétera y siendo casi todas las
imprentas de Valencia de ese momento las que se dedican a
imprimirlos (Momptie, Laborda, Piles, Bellver Tomás, Rius y Benet,
Ignacio Boix, Simeón Durá, Emilio Pascual, Pascual Villalba, Juan
Ibarra, Martí Casanova, Juan Martí...)
Por lo que se refiere a grabado popular no seriado, el que se está
dando en estos momentos (finales del siglo XVIII) en toda España
al igual que en Valencia, éste va ampliando sus bases conforme (y
esto se verá mejor a lo largo del siglo XIX) se va asentando una
burguesía. Esto es: si para toda la historia del grabado era un
hecho básico la diferenciación entre una estampa culta y una
popular, en primer lugar por el precio entre ambas que hacía que
la primera no pudiese llegar a clases sociales más bajas al ser
más caro por la calidad de los grabados tanto en la técnica
utilizada como en el acabado de los mismos, en segundo lugar el
tema culto (no comprendido en muchas ocasiones por aquellas clases
que no tenían instrucción), frente a una estampa popular mucho más
barata ya que la reproducción era más tosca por un lado y por otro
un tema descriptivo y más o menos jocoso sin ningún tipo de
trascendencia que era comprendido por todo el mundo.
Es ahora, a finales del siglo XVIII cuando surge un determinado
tipo de estampa que no se ajusta a la anterior clasificación y que
hace que a partir de esta fecha se vaya pasando a otro modelo: Por
un lado se abaratan mucho más los procedimientos técnicos con lo
que las estampas pueden llegar a todo el mundo y en segundo lugar
van apareciendo clases medias sólidas de la pequeña burguesía que
tienen un mínimo de instrucción y pueden acceder por dinero y
formación a un determinado tipo de estampa que hasta ahora sólo
había estado en manos de las clases más poderosas.
Dentro de esta línea encontramos la xilografía de Baltasar
Talamantes citada por Valeriano
Bozal
en la que se puede ver sobre unas escalas ascendentes y
descendentes la vida de una mujer, o mejor dicho de la mujer desde
su nacimiento hasta su decrepitud en la vejez y su muerte (Fig. 2)
Otra forma de grabado que circula en estos momentos son las
xilografías en las que aparecen los romances, estos eran una serie
de hojas volantes que se repartían o vendían y en donde estaban
escritos unos versos o letrillas alusivas a la relación de una
pareja y que servían de explicación a la imagen que se adjuntaba.
Finalmente otra forma de grabado va a ser el grotesco,
caracterizado por la aparición de personajes esperpénticos y en
situaciones más esperpénticas aún (Fig.3) realizadas la mayoría de
las veces con el fin de originar un ánimo jocoso en el
contemplador, suelen ir sin texto por lo que el dibujo habla por
sí sólo y se realizan a veces en forma de auca.
Finalmente por lo que se refiere a los periódicos
ilustrados, el primero de todos ellos será la cabecera de El
Diario de Valencia (Fig.4). Tema
ya estudiado por Laguna Platero
y Ricard Blasco
entre otros.
Ver al respecto las obras de: Amela y Vives, F., La popular
imprenta de Laborda, Valencia, CSIC, 1965; Gayano Lluch,
R., Aucología Valenciana, Valencia, Biblioteca
valenciana de divulgación histórica, 1942
Bozal, Valeriano; “El Grabado popular tradicional” en
Summa Artis t. XXI, p. 663
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