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Marcos es uno de los pocos dibujantes peruanos conocidos
internacionalmente, junto con el también historietista Gonzalo
Mayo y Boris Vallejo (ilustrador de las cubiertas de The
Savage Sword of Conan, y autor junto a su esposa Julie Bell
de numerosos libros de ilustración, calendarios, pósteres,
carteles, etcétera).
Marcos, se interesó por aprender dibujo y tuvo la gran fortuna
que en la escuela artística en la que se matriculó conoció a
Juan Rivera Saavedra, hombre que fomentó su interés por las
viñetas. Le puso en contacto con otros artistas peruanos del
momento y le prestó cómics como Misterix, Flash Gordon,
Prince Valiant, Alley Oop... Los autores que más atrajeron a
Pablo fueron Alberto Breccia, Mario Uggeri, Arturo del Castillo
y Burne Hogarth. En su tierra natal circulaban pocos cómics
entonces y los que había, de Hernan Bartra, Juan Osorio o Javier
Flores del Águila, eran de estilo más bien pobre. La única
revista que publicaba historietas regularmente en Lima era
Tacu-tacu, que también acogía humor gráfico, y el resto de
la producción nacional era muy escasa. De ahí que Marcos optó
por la caricatura y dirigió sus propuestas a los periódicos.
Fue contratado como caricaturista político por un diario y un
par de años después comenzó a darse a conocer como ilustrador en
revistas de contenido social y político, como Rochabus y
Zomba Conuto y, desde 1960, en el diario
Expreso. En el suplemento vespertino de este periódico,
Extrcl, Pablo comenzó a elaborar historietas por fin: la
tira periódica “Benito Puma”, a la que le siguió un pastiche de
“James Bond” en viñetas. Pero la experiencia fue corta y volvió
a la ilustración política y de actualidad en el suplemento
Estampa.
Siguió trabajando en su país hasta 1967, año en que decidió
emigrar hacia horizontes profesionales más prometedores. Se
dirigió a México de la mano del limeño Marino Sagastegul para
llamar a la puerta de la Editorial Novaro. Le ofrecieron trabajo
y resolvió trasladarse allí para trabajar en colecciones como
Joyas de la Mitología o Leyendas de América; con el
tiempo, llegó a crear un personaje para una serie propia:
Hata Yoga, en la cual medró como artista hasta noviembre de
1970.
Aquel mismo año Marcos decidió acudir a solicitar trabajo a los
Estados Unidos. Comenzó con ilustraciones para libros y
revistas, y también vendió alguna historieta pues demostró a los
editores americanos que una obra que ocuparía un mes de esfuerzo
a cualquier otro dibujante, él la resolvía en una semana. Su
untuoso estilo, detallista y abigarrado, hizo las delicias de
los aficionados a los magacines de horror de Jim Warren, que fue
el primer editor en publicarle:
la historieta
“Water World” en el número 39 de Creepy, a la venta en
1971. Pablo prosiguió elaborando historietas de terror
esporádicamente para Warren durante años siguientes (sobre todo
a partir de 1979, cuando la mano de obra española habitual en
estas revistas fue menguando), pero sobre todo para el sello
editorial llamado Skywald.
Sold Brodsky
e Israel Waldman juntaron sus apellidos y capitales para crear
Skywald Publications en 1971 y lanzar varias revistas en blanco
y negro: Psycho, Nightmare y Scream, más
explícitas a la hora de mostrar elementos horrendos que su
competidora Warren. Skywald no llegó a consolidarse en el
mercado, aunque no estaban exentos sus tebeos de calidad (con
ellos trabajaron los guionistas Gardner Fox, Marv Wolfman y los
dibujantes Ralph Reese, Pat Boyette y Tom Sutton), pero a la
muerte de Waldman, y debido a la mala calidad del papel
utilizado y a la agresiva línea de magacines terroríficos que
Marvel Comics lanzó en 1973, la compañía dejó de editar revistas
de horror. Pablo Marcos trabajó mucho para Skywald, con cuyos
editores tuvo una excelente relación debido a que uno de ellos,
Waldman, hablaba español.
Paralelamente, Marcos había puesto un pie en el mercado de la
cuatricromía, a partir de 1972, siendo también de género
terrorífico los comic books primeros en los que participó:
Witching Hour y Ghosts, series de DC, donde actuó
como rotulista. Continuó instalado en el horror, confundiéndose
con las filas de dibujantes procedentes de las Islas Filipinas
que entintaron muchísimos comic books durante los años setenta.
Tras decantar tinta en el número 27 de Captain Marvel, se
le vio en las revistas Vampires Tales, Legion of
Monsters, Dracula Lives! y Savage Tales. En el
número 2 de la última publicación, que fue donde primero
aparecieron publicadas historietas en blanco y negro
protagonizadas por el héroe de Robert E. Howard llamado Conan,
Pablo terminó ciertas viñetas que Barry Smith no había podido
concluir a la tinta: las de su famosísima epopeya gráfica “Red
Nails”. En el núm. 4 de la misma publicación, Marcos albergó un
pin-up poderoso, ayudó a entintar una historieta a su
admirado Neal Adams y suya fue la ilustración de cubierta.
Su siguiente tarea fue inaugurar
la nueva
revista The
Savage Sword of Conan en 1974 (con un núm. 1 de
staff internacional: lo realizaron varios estadounidenses,
dos peruanos, dos filipinos, un británico, un español y un
letón). Allí Pablo entintó a
John Buscema en una
historieta de 18 páginas
protagonizada
por la heroína conocida como Red Sonja, la cual entintó
en solamente tres días. Proseguiría trabajando en esta cabecera,
y tras las historietas de los números 3, “At the Mountain of the
Moon-God”, y 9, “The Curse of the Cat-Goddess”, parte del
público manifestó que su estilo no convenía a Conan por ser su
bárbaro demasiado “físico”, demasiado brutal. Desde la
perspectiva que hoy nos da el paso del tiempo, resulta
paradójico que aquella exudación de poder crudo fuera lo que
pedirían los mismos lectores del personaje años después.
Marcos
prosiguió afanosamente en la serie en color Conan the
Barbarian (ilustraciones para las cubiertas, tintas
diversas, o alguna historieta, como la del número 56), para el
magacín en blanco y negro Kull and the Barbarians
(entintó una aventura del personaje Solomon Kane), para el comic
book Kull the Conqueror (exclusivamente cubiertas) y para
otras series de fantasía heroica. Con todo, su mayor esfuerzo lo
destinó a The Savage Sword, algunas historietas
(inolvidable “The Curse of the Monolith”) hasta los años
noventa, e impactantes ilustraciones sueltas y para portafolios,
algunas de las cuales entintó sobre el lápiz de su hija Judith,
que había decidido seguir sus pasos desde 1981.
Pero por lo
que más se conoce a Marcos no es por sus bárbaros sino por sus
zombis. El peruano también hizo historietas de horror en blanco
y negro para Marvel, sobre todo para la línea de magacines
potenciada durante 1973 y 1974 conducidas por personajes fijos,
como Dracula Lives! (con aventuras de la vida de Drácula
en otras épocas), Tales of the Zombie (con historias del
muerto en vida Simon Garth), Monsters Unleashed (con
variedad de monstruosidades, entre ellas el de Frankenstein y
Man-Thing), y Vampire Tales (con Morbius y Satana).
Garth fue uno de los personajes más interesantes, al ser creado
por el guionista Steve Gerber, que aportó un tratamiento moderno
del zombi, y Marcos, que estimulaba con su dibujo el componente
sensual del personaje, por su exudación de vulnerabilidad y
sensualidad macabra, haciendo así corpóreo el horror.
Pablo también
laboró para muchas otras publicaciones de Marvel Comics, sobre
todo entintando:
una etapa de The Hands of Shang-Chi Master of Kung-Fu
(del número 45 al 50 de esta serie de artes marciales, mejorando
las tintas anteriores de Tom Sutton y Jack Abel), Skull the
Slayer (en 1975, sobre un aventurero con indumento de cuero
que tanto se movía por ambientes selváticos como por los
urbanos), Captain Britain (el héroe británico por
antonomasia en los cómics de Marvel, sobre lápices de Ron
Wilson, en 1977). También entintó a George Perez en The
Avengers, a Don Perlin y a Tom Sutton en la serie Ghost
Rider (en 1978), y a otros autores en Marvel Team-Up,
Fantastic Four, Defenders, Marvel Two-in-One,
Thor, Marvel Feature o Captain America.
Durante los años finales de la década de los setenta, trabajó
para otras empresas. En Atlas-Seaboard se ocupó de la fantasía
troglodítica The Brute y de la serie de fantasía heroica
Ironjaw (los primeros guiones de fantasía heroica que
escribió el guionista Michael Fleisher). En estos trabajos,
Marcos demostró gran capacidad para las texturas, las penumbras
y el erotismo; la sensualidad parecía siempre presente en sus
rostros de pómulos marcados, en las caderas generosas que
dibujaba, en los tórax recios... Llegados los años ochenta, tras
cumplir algunos encargos circunstanciales: Deadspawn (Concept
Design, 1975), Devilina (Seaboard Periodicals, 1976), el
libro para colorear Power Lords, the Extra-Terrestrial
Warriors (Playmore, 1983), ofreció sus servicios casi en
exclusiva a la editorial DC, con la cual venía colaborando
puntualmente desde 1976 en las series Kobra, World’s
Finest Comics, Detective Comics o Freedom Fighters...
En DC destacó entintando todo tipo de comic books, con
bastante presencia en los populares Green Lantern, New
Teen Titans, Justice League of America, Warlord,
Batman, Action Comics y Detective Comics, la
miniserie Super Powers, media docena de números de la
space opera de espada y brujería Warlord, también en
Electric Warrior, Star Trek, Hex,
Manhunter...
Otros mercados fueron visitados por el peruano por entonces,
como el italiano (LancioStory, 1980; Ejea, 1982),
y otros géneros (la historia de samuráis Suko the Eternal
Samurai, que no logró vender a ningún editor). Pero siguió
trabajando eminentemente en los superhéroes, en series como
Doom Patrol, Cops y Peacemaker y, más tarde,
en proyectos como Star Trek: Next Generation (sobre
guiones de Peter David), Scarlett o Azrael (ya en
1996). Con todo, a mediados de los años noventa todavía coleaba
su tinta por Marvel, entintando los peligrosos rasgos de Tigra
sobre lápices de John Czop en Marvel Comics Presents, o
por la pequeña editora Impact Comics, en las series Jaguar
y Fly. Recientemente, apareció alguna historieta
fantástica suya en la revista
Frank
Frazetta Fantasy Illustrated,
para cuyo número 7 (de 1999) brindó Marcos la obra titulada “OM”.
En el año 2000, se mudó de nuevo a México y fundó allí una
librería especializada, “Dynamic Comics”. Al tiempo que sigue
trabajando para Marvel, DC, ha creado sus propios personajes
para editarlos en México, como “K-Chon-Da”, y es uno de los
dibujantes de mayor repercusión de las prestigiosas revistas
deportivas Soccer Jr. y Sport Illustrated.
Marcos ha influido sobre otros profesionales. Es el caso de
Félix Ortega, autor que ha destacado adaptando al cómic un
relato de Robert E. Howard, “Lord of the Dead” (editado en un
raro tebeo del sello Conquest Press). |
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