T: ¿Cuáles crees que son tus puntos fuertes y débiles como guionista?
MW: Esa es una
buena pregunta. Creo que mi principal punto débil son los personajes
secundarios, a veces no profundizo en ellos sino que me centro mucho en
el personaje principal. Tampoco creo que escriba los personajes
femeninos especialmente bien, creo que hay un tipo de mujer en
particular que escribo bien pero lo repito una y otra vez; Sharon en
Capitán América era Linda en Flash que a su vez era otras
anteriores. Creo que esos son los puntos débiles más obvios.
Como puntos
fuertes, creo que se me da bien meterme dentro de los personajes y hacer
creíbles sus relaciones, los problemas que tienen y lo que les hace
especiales. Consigo que el lector se preocupe por los personajes, que le
caiga bien alguien a quien no conocía antes. Y también creo que soy muy
claro en la narración. Para mí es muy importante que el lector nunca
esté confuso o se pierda, lo que no significa que no pueda haber intriga
o misterio ni tampoco que las historias tengan que ser simples. Procuro
no perder de vista la delgada línea que separa el misterio de la
confusión. Tengo una especie de contrato con los lectores que se gastan
tres dólares
en un cómic y no puedo tratarlos como a tontos ni tampoco hacer que no
entiendan lo que está pasando.
T: Ya que hablamos sobre personajes, estoy comprando tu etapa de Los
4 Fantásticos, que está publicándose en España...
MW: Gracias.
T: ... y lo cierto es que había leído muy pocas historias anteriores de
esta colección porque los personajes nunca me han parecido interesantes.
MW: Ni a mí, para
serte sincero. Cuando me ofrecieron la colección no era seguidor de
Los 4 Fantásticos. A un nivel racional apreciaba lo que habían hecho
Stan Lee y Jack Kirby y comprendía por qué en su tiempo fue tan
importante, pero hasta que me puse a pensar realmente en los personajes
y en cómo escribirlos no me sentía motivado.
T: El último número que hemos podido leer aquí es el prólogo de la
historia “Impensable”...
MW: Ah, el número
del Doctor Muerte... ¿te gustó? ¿he logrado sorprenderte?
T: Sí.
MW: ¡Bien! (risas)
T: Teniendo en cuenta que no he leído aún tus siguientes capítulos, ya
publicados en Estados Unidos, he de decirte que no sé qué vas a hacer
para conseguir que me preocupe por un personaje como Ben Grimm, La Cosa,
porque siempre he pensado que es imposible hacer nada interesante con
ese personaje.
MW: Interesante,
eso es interesante porque eres la única persona que haya conocido en
toda mi vida que me haya dicho eso. La Cosa es el personaje favorito de
todo el mundo. “Impensable” tiene cuatro capítulos más y después hay una
especie de epílogo, una historia en dos partes que está esencialmente
centrada en Ben y Franklin. Creo que quizás después de leerla cambies de
idea.
T: De acuerdo. Hablemos ahora un poco de tu método de trabajo al
escribir los guiones y tu relación con los dibujantes con los que
colaboras. ¿Te resulta un problema que cada número deba ser justo de
veintidós páginas?
MW: Sí, es
tremendamente problemático. Devin Grayson suele decir que es como
escribir Hiaku, una forma de poesía japonesa que consiste en tres
versos, el primero de cinco sílabas, el segundo de siete y el tercero de
cinco. Escribir cómics también te obliga a ser muy estructurado. Muchas
veces, por ejemplo con los dos últimos números de Superman: Legado,
el problema no era dar con una idea ni tampoco escribir cuarenta y
cuatro páginas con esa idea, sino dividirla en dos segmentos de
veintidós páginas cada uno. Envidio a los guionistas de cine y
televisión porque ellos tienen un poco más de flexibilidad en cuanto a
la extensión.
T: Pero en televisión también tienen una duración fija para cada
capítulo.
MW: Es cierto pero
eso no se aplica al número real de páginas del guión, la duración es más
una preocupación del director que tiene que coger el guión y adaptarlo a
ese tiempo. Yo tengo que solucionar ese problema por mí mismo, tengo que
escribir exactamente veintidós páginas. Es difícil pero en definitiva es
parte del oficio, después de un tiempo te acabas acostumbrando.
T: ¿Cómo son tus guiones?
MW: Muy completos.
Prefiero escribir el guión detallado, con descripciones de viñetas muy
precisas y todo el diálogo pero con la opción, en especial con los dos
dibujantes con los que más colaboro, Barry Kitson y Mike Wieringo, de
que en cualquier momento me llamen por teléfono y me comenten algo que
crean que no funciona bien o que les gustaría hacer de otra manera.
Cualquier dibujante con el que trabajo puede hacerlo. Prefiero los
guiones completos porque me concentro mejor así, si hiciera sólo el
argumento y después del dibujo tuviera que escribir los diálogos, para
entonces mi atención estaría ya en otra cosa. Pero es una relación muy
fuerte, en particular con Wieringo que ha trabajado conmigo más que con
cualquier otro guionista y somos ya como un viejo matrimonio, sabemos lo
que piensa el otro. Por ejemplo hace poco le llamé simplemente para
charlar y le dije que ese día había estado escribiendo algo para otro
dibujante, estuve una hora escribiendo una página completa y cuando
acabé miré lo que había escrito y lo tiré, porque ese dibujante no iba a
saber dibujar exactamente lo que yo quería, y le dije: “Eso no me pasa
contigo, tengo la suerte de que tú puedes dibujar cualquier cosa, nunca
tengo que preocuparme por eso”. Con otros dibujantes a veces tengo que
tener eso en cuenta, lo cual no significa que las historias sean
peores, que tenga que simplificarlas sino que tengo que pensar otra
manera de transmitirle la información visual al dibujante porque de la
forma en que las escribo en primera instancia sé que no van a comprender
lo que les estoy pidiendo.
T: ¿Sueles pedir cambios en los dibujos una vez están finalizados?
MW: Soy muy
consciente de que a mí me lleva cuatro o cinco días escribir un guión y
a un dibujante le puede llevar un mes entero dibujarlo, así que si veo
algo que me gustaría dejar más claro y puedo hacerlo modificando algunos
diálogos casi siempre escojo esta opción. La última vez que pedí cambios
en el dibujo fue precisamente en el último número que has leído de
Los 4 Fantásticos. Hacia el final hay una escena en la que una mujer
es víctima de una maldición y su piel se le separa del cuerpo a tiras.
En el dibujo original de Wieringo no quedaba visualmente claro así que
le pedimos que volviera a dibujarlo. Y lo hizo sin ningún tipo de queja,
él sabe que si pudiese arreglarlo con los diálogos lo haría y también
intenta ser lo más claro posible en la narración.
T: ¿Incluyes información sobre colores o iluminación en tus guiones?
MW: A veces lo
hago, si es fundamental para la historia. Generalmente no, por ejemplo
en Superman: Legado el color de Dave McCaig es tan increíblemente
bueno que dejo que haga lo que él quiera. Dave como colorista es un
narrador en sí mismo. Pero creo que es bueno para cualquier guionista
interesarse en el color. Yo paso mucho tiempo practicando con el Adobe
Photoshop, que es el programa que se suele utilizar para colorear los
cómics y creo que eso me ayuda como escritor, cuanto más sepa del
trabajo de los coloristas más imaginativo puedo ser en el mío en cuanto
a lo que puedo pedirles.
T: ¿Qué piensas de los cambios frecuentes de dibujante, como ocurrió en
tu etapa en la JLA?
MW: Nunca es bueno.
Es frustrante porque a veces lleva a situaciones en las que el aspecto
visual de los personajes no es consistente a lo largo de varios números
y lo que es peor, impide llegar a tener un ritmo con el dibujante en el
que ya conoces cuáles son sus puntos fuertes y débiles. En la JLA hubo
varias ocasiones en las que ni siquiera sabía quién iba a dibujar lo que
estaba escribiendo. Todo el mundo lo hizo lo mejor que pudo pero es una
situación que nunca es deseable.
T: ¿Qué tal se te da dibujar? ¿Eres bueno?
MW: No, soy
horrible. Nunca me atrajo el dibujo cuando era pequeño. Claro que
tampoco pensé que fuera a ser guionista, pensaba en ser editor y lo fui
durante unos años. Lo de escribir surgió como una manera de ganarme la
vida después de dejar las labores de editor.
T: ¿Qué prefieres ser, guionista o editor?
MW: Editor, de
lejos. La razón por la que trabajo en los cómics no es que tenga un
profundo deseo de contar historias, no tengo esa necesidad interior como
escritor, sino que amo a estos personajes, me aterraría que
desaparecieran y me satisface mucho estar colaborando a que sigan siendo
lo que son. Creo que puedo contribuir igual siendo editor o guionista y
además, después de casi veinte años trabajando en los cómics he
descubierto que aunque me gusta mucho escribir disfruto aún más
enseñando a jóvenes guionistas, explicándoles lo que sé sobre
estructura, ritmo y argumento. Por eso me gusta tanto ser editor.
T: Como guionista, pudiendo crear historias con tus propios personajes,
hacerles evolucionar hacia donde quieras, hacerles morir... ¿por qué te
interesa escribir por un tiempo algo que no es tuyo y en lo que no
tienes la última palabra en cuanto a qué puedes hacer y qué no?
MW: Justo por lo
que acabo de comentarte, disfruto escribiendo esos personajes de la
manera en que a mí siempre me ha gustado leerlos. He escrito cómics como
Empire, con Barry Kitson, en el que los derechos son nuestros
pero, aún habiendo disfrutado al escribirlo de la libertad que me da,
para mí no es tan estimulante como escribir la JLA o Los 4
Fantásticos. Además he descubierto que no hay ningún tipo de
historia que no pueda contar con esos personajes. Así que eso es lo que
me motiva.
T: Hablemos entonces de las dos grandes editoriales, Marvel y DC. ¿Crees
que hay personas con cargos importantes dentro de las editoriales que
saben mucho sobre dinero y negocios pero nada acerca de historias y
personajes, de cómics en definitiva?
MW: Ocurre a veces
pero creo que cada vez menos. Va por ciclos, en los noventa la Marvel
estaba dirigida por gente que no sabía lo que era una historia en un
cómic. Joe Quesada, que la dirige ahora, sí sabe lo que es. Dan Didio y
Paul Levitz en DC también. Lo cierto es que los cómics siempre han sido
y siempre serán un negocio pero aparte de eso, el hecho de que ciertos
personajes como Superman, Batman y Spiderman se hayan convertido en
parte de la cultura americana da a las compañías la responsabilidad de
respetarlos y no sólo hacer dinero con ellos. Claro que para mí es muy
fácil decirlo, no dirijo ninguna compañía, pero respeto la labor de los
que sí lo hacen. Esto siempre ha sido un negocio, estoy seguro de que
Charles Dickens o William Shakespeare también se enfrentaban con la
misma situación. Cuanto más sepas del negocio en el que estás más fuerza
creativa podrás tener porque sabrás lo que puede hacerse y lo que no.
T: ¿No crees que tener cuatro guionistas simultáneos para un personaje
es una mala idea?
MW: Sí, a veces lo
es. Creo que en general tener tres o cuatro colecciones simultáneas de
un personaje, como ocurre con Superman o Batman, es una mala idea. Pero
también puedo entender que si publicas varias colecciones y todas van
razonablemente bien lo sigas haciendo. Creo que aún así sería
interesante que hubiera un solo guionista para todas las series del
personaje, claro que entonces si eliges a la persona equivocada tendrías
un enorme fracaso en todas ellas. Pero desde luego como guionista sería
muy interesante escribir todas las colecciones de Superman o Batman.
T: ¿Alguna vez has editado algún personaje con más de un guionista?
MW: Déjame
pensar... no, me parece que no. Pero si lo hiciera simplemente me
preocuparía de que todos fuéramos coherentes con lo que es realmente el
personaje. Es más fácil con personajes que son ya iconos, como los dos
que mencioné antes. Con otros algo menos explorados como los X-Men
podría ser algo más problemático porque hay más espacio para la
interpretación que cada uno haga, pero Superman es Superman.
T: Estuviste trabajando un tiempo en exclusiva para la editorial
Crossgen. ¿Cuál es el atractivo de firmar un contrato en exclusiva con
una editorial?
MW: No tengo la
menor idea. Sólo he trabajado en exclusiva en el caso que comentas, un
año trabajando para Crossgen y fue el año más largo de mi vida. No me
gustan esos contratos. Tanto en Marvel como en DC me los han ofrecido
más de una vez pero siempre me he negado. Supongo que parte del
atractivo es que durante ese tiempo dispones de seguro médico por
trabajar para esa compañía y tienes garantía de que te va a llegar
trabajo pero lo cierto es que nunca he tenido que buscar nuevos
proyectos, de hecho durante ese año me llegaron algunos proyectos
interesantes que no pude aceptar porque tenía el contrato en exclusiva.
Estoy seguro de que hay gente a la que le puede convenir pero yo
prefiero tener libertad. En el momento en el que firmas una exclusiva
las altas esferas te pueden decir: “Bueno, ahora trabajas para nosotros
y queremos que hagas estos cambios en tu trabajo” y tienes que hacer lo
que ellos dicen. Soy muy protector con mi trabajo porque nunca sabes qué
es lo que te van a ofrecer en el futuro y como guionista lo único que
tienes para convencerles de que eres bueno es tu obra, todo lo que lleve
tu nombre. Por eso creo que debes tener la libertad de irte cuando creas
que se están tomando decisiones editoriales equivocadas.
T: Como dices, nunca te ha faltado trabajo. Supongamos que soy un
completo desconocido que quiere ser dibujante de cómics, en ese caso
puedo enviar muestras de mis dibujos a las editoriales. Pero ahora
supongamos que soy un completo desconocido que quiere ser guionista.
¿Qué debería hacer para que me dieran mi primer trabajo?
MW: Eso es
difícil, es duro empezar en los cómics si quieres ser guionista porque
no hay una manera fácil de enseñar tu material. La mejor forma y con la
que puedes tener más éxito es encontrar un dibujante y colaborar con él.
Aunque hagáis historias cortas que publiquéis vosotros mismos,
imprimiéndolas o fotocopiándolas, al menos tendrás algo que puedas
mostrar. Así es como Brian Michael Bendis se abrió camino en la
industria, con cómics auto publicados. Creo que en estos momentos es la
mejor manera de hacerlo porque los editores no encuentran energías al
final del día para ponerse a leer un voluminoso guión para un cómic,
simplemente no tienen tiempo.
T: ¿Tienes la impresión de que los premios suelen ir al guionista o
dibujante “de moda” y no a los que año tras año están haciendo un
trabajo excelente?
MW: Puede ser pero
no me preocupa. No le doy mucha importancia al tema de las nominaciones
y los premios porque en realidad lo que me interesa es escribir buenos
guiones mes tras mes y que los lectores disfruten. Además hay que tener
en cuenta quién está organizando esos premios. Por ejemplo no me
interesa en absoluto si estoy o no nominado para los premios de la
revista Wizard, que es El Diablo, y por favor ponlo muy claro: la
revista Wizard es El Diablo para la industria de los cómics. Por
otra parte la atención de los premios americanos siempre se ha dirigido
a lo que es nuevo y atractivo, es una lástima pero no suelen premiar a
los profesionales que están mes tras mes, año tras año trabajando dentro
de su campo. Es algo contra lo que no se puede hacer nada, sólo sentarte
cada mes e intentar escribir lo mejor que puedas. En realidad ni
siquiera basta con ser el nuevo chico de moda, en Estados Unidos los
premios Eisner suelen ser para los creadores independientes y los Harvey
suelen ser para Fantagraphics (risas) y hay más casos así. Los premios
Wizard siempre son para los X-men, de una forma u otra. Guionista
favorito: el que esté escribiendo X-Men, dibujante favorito: el
que esté dibujando X-men, personaje favorito: alguno que salga en
X-Men. Así que todo eso de los premios está bien pero realmente
no significa mucho.
T: Para ir finalizando la entrevista me gustaría que nos hablaras sobre
ciertos temas relacionados con los superhéroes que siempre son muy
comentados por los aficionados.
MW: Por supuesto.
T: La continuidad...
MW: Es El Mal, es
un invento diabólico.
T: Bueno, iba a preguntarte si te gustaba o no y por qué, pero ya veo
que tienes una opinión muy clara.
MW: Verás, la
coherencia es buena. Es bueno que los personajes tengan ciertas
características coherentes que los identifiquen. ¿Tú ves Los Simpsons?
Viven en una casa, Ned Flanders es su vecino, Moe tiene un bar... para
mí eso es la continuidad. No se preocupan de algo que pasó hace tres o
cuatro años, simplemente es un entretenimiento y funciona, y nunca
cambian las características básicas de la serie. ¿Te imaginas qué mala
sería la serie si de pronto Bart fuese al instituto y Lisa se fuera a
estudiar una carrera? No serían Los Simpsons. Pienso que ocurre
lo mismo con Superman o Spiderman, sin cambiar ninguna de sus
características básicas puedes contar cualquier tipo de historia que
quieras siempre que sea coherente. Y para mí eso es mucho más importante
que lo que hoy llamamos continuidad, que es que algo que le ocurrió al
personaje en 1968 no te deja contar hoy una historia genial. Reutilizar
hechos pasados puede ser bueno, no lo niego, pero estar atado por ellos
es haber convertido la continuidad en un invento diabólico.
T: Hace unos años Grant Morrison y tú inventasteis un concepto cuyo fin,
según algunos, es librarse de la continuidad. Existen muchas opiniones e
incluso cierta confusión sobre ese concepto. ¿Puedes explicarnos qué es
el “Hipertiempo”?
MW: Sí, es tan
simple como esto: todas las historias existen. Todo lo que ha ocurrido
es cierto. Cojamos un papel. Supongamos que tenemos un punto que
representa el nacimiento de Superman. Supongamos que trazamos una línea
recta desde ese punto, que representa la línea temporal del Superman de
John Byrne. Podemos tener otra línea temporal que comienza en el mismo
punto, sigue a la de Byrne durante un tramo y después cambia de
dirección, creando una nueva línea temporal. Esta nueva línea puede
continuar separada de la primera o puede cruzarse con ella en algún
punto para después volver a separarse. También puede surgir de ella una
tercera línea. El papel en el que estamos dibujando es el Hipertiempo y
todo lo que dibujemos en él existe. Todas las historias son ciertas.
Tienen vida por sí mismas, son casi como un ser viviente. Y no estoy
hablando sólo de cómics, hablo de cualquier medio. Si yo creo en algo
como lector y significa algo para mí, es estúpido que venga alguien y me
diga “todo eso no ocurrió, así es como pasó realmente”. Todo lo que ha
ocurrido, ha ocurrido. Eso es el Hipertiempo.
T: O sea que el Superman de John Byrne ocurrió y Superman: Legado
también. No sólo eso, sino también las películas de Christopher Reeve y
la serie Smallville.
MW: Sí. He oído
razonamientos que dicen que el Superman de Christopher Reeve no es el
auténtico porque es de una película y no de un cómic. Vale, pero hay más
gente que conoce ese Superman que gente que haya leído un cómic de
Superman en toda su vida, así que ¿por qué es uno más correcto que el
otro?
T: Ya, ¿porque una persona lo dice?
MW: Exacto, todas
las versiones son válidas, son interpretaciones válidas. Recuerda al Rey
Arturo o a Robin Hood. Cada mito tiene un gran número de
interpretaciones y lo importante es el espíritu del personaje.
T: ¿Crees que Superman puede convertirse en uno de esos personajes que,
quizás en algún momento del futuro, todo el mundo conocerá pero casi
nadie sabrá cuándo o quién lo creó, o en qué medio apareció por primera
vez?
MW: Es posible,
podrás irte a libros de historia y descubrirlo si quieres, pero cada
persona tendrá su propia versión favorita. Y creo que eso está bien, si
un personaje es lo suficientemente fuerte, sobrevivirá.
T: ¿La idea básica del Hipertiempo fue tuya?
MW: De Grant
Morrison y mía. Creo que fui yo quien le dio ese nombre después de que
ambos hubiésemos estado dándole vueltas al concepto, fue una
colaboración. Grant es uno de los tíos más inteligentes del medio.
T: Se suelen
distinguir varias etapas en la historia de los superhéroes: la Edad de
Oro, la Edad de Plata, la Edad Oscura...
ahora estamos en un momento en el que muchos dicen que estamos
redescubriendo el “sentido de la maravilla”, la capacidad de
maravillarnos con los superhéroes. ¿Qué opinas de esta nueva Era? ¿Qué
nombre le pondrías?
MW: Espero que sí,
que estemos recuperando esa capacidad de sorprendernos. Respecto al
nombre afortunadamente todos se eligen con posterioridad, nadie la
llamaba la Edad de Plata en aquellos años. No sé como se llamará esta
pero para mí lo importante es que esté definida por, no ya el sentido de
la maravilla, sino el sentido de la fidelidad hacia todos estos
personajes. No hay sentido de la maravilla en un personaje como Lobezno,
es un personaje genial pero está definido más
por su oscuridad que por otra cosa. Pero mientras los guionistas y los
editores nos muestren quién es realmente ese personaje, esa es la Edad
en la que estoy interesado.
T: Sabes que somos muchos los que pensamos que esta nueva Era comenzó
con tu etapa en Flash, ¿no?
MW: Bueno, eso es
muy amable, estoy muy agradecido a los que opinan eso. Si ese acaba
siendo mi epitafio por mí está bien. Y sería curioso, porque Flash fue
el que inició
la Edad
de Plata. Supongo que corre tan rápido que es normal que siempre llegue
el primero (risas). Gracias, es un comentario realmente amable.
T: Hace algunos años Grant Morrison, Mark Millar, Tom Peyer y tú
hicisteis una propuesta conjunta para encargaros de escribir las
colecciones de Superman, pero nunca llegó a ver la luz. ¿Veremos vuestro
Superman algún día?
MW: No, eso ya
pertenece al pasado y es una lástima. Era una buena propuesta, era una
muy buena propuesta pero creo que su momento pasó. A veces me preguntan
si el Superman de Legado se parece al que íbamos a hacer y lo
cierto es que no. La situación social y cultural ha cambiado mucho en mi
país en los últimos cinco años. Sin querer sonar demasiado sentimental,
los acontecimientos del once de septiembre realmente nos han afectado
mucho a todos, mi nación se ha convertido en un lugar en el que ya no
pensamos que un héroe tenga que llevar una capa o una máscara, sino que
los hay entre nosotros, son los bomberos, los servicios sanitarios, la
gente normal que se preocupa por los demás. El Superman que nosotros
planteamos en aquel momento era muy interesante y por supuesto mostraba
esa lucha contra el mal que identificamos con el personaje pero no tenía
esa conexión tan profunda con la gente de a pie, se sentía como un
alienígena. El Superman de Legado es muy, muy humano. Creo que
tras los acontecimientos de los últimos años a los lectores les interesa
más que nada que nos centremos en por qué Superman hace lo que hace, que
es algo que no tocábamos mucho en aquella versión, pero que se ha
convertido en la idea base de Legado.
T: ¿El cambio ha sido causado por cómo piensas que han cambiado los
lectores o por cómo ha cambiado tu propia visión del personaje?
MW: Ambas cosas.
Los lectores han cambiado y como respuesta mi visión también. Como
guionista lo más fácil para mí sería mirar los tres últimos años de
cómics, lo que los nuevos guionistas están aportando y los lectores
disfrutan y decir: “no tienen ni idea de lo que están haciendo, el
antiguo Superman era mejor”. Esa es la filosofía de algunos creadores
que se convierten en dinosaurios, de pronto se dan cuenta de que están
dando vueltas y no encuentran nuevos trabajos porque sus cómics ya no
interesan a los lectores. Por eso para mí es muy importante intentar
saber, me equivoque o no, qué va a interesar a los lectores. No
necesariamente qué es lo que quieren, ya que yo creo en ser fiel a los
personajes primero y preocuparse por los lectores después. No tengo ni
una pista de lo que la audiencia de mis cómics quiere porque si pudiera
saber lo que quieren no serían una audiencia. Pero aún así, debo
intentar ser consciente de qué es los que esperan.
Con Superman en
particular tenía la sensación de que el personaje estaba perdiendo
popularidad y creo que es porque los lectores lo ven como una
representación de
la América
clásica, con barrios residenciales, vallas de color blanco, familias
unidas... y esa no es la realidad, al menos hoy en día esa no es la vida
de la mayoría de las personas. Para ellos, según he aprendido después de
un montón de conversaciones con Devin Grayson, que está mucho más en
contacto con la juventud actual que yo, una imagen como esa simboliza el
poder establecido, el que intenta controlar su estilo de vida. Vivimos
en un país en el que las estrellas deportivas son adictas a las drogas,
los políticos mienten y las vallas de color blanco no siempre simbolizan
algo bueno. Los niños son más listos ahora, saben que el poder
establecido no es algo a lo que obligatoriamente haya que idealizar. El
personaje de Superman en sus primeros años tenía mucho de activista
social, de agente del cambio, y ese aspecto se había ido perdiendo con
los años después de la II Guerra Mundial, en la que se fue convirtiendo
en un símbolo del poder. Así que al plantearme Legado tuve que
ser honesto conmigo mismo y pensar que lo que podría interesar de este
personaje a los jóvenes de hoy quizás no fuera lo mismo que me
interesaba a mí cuando tenía su edad. Esa es la razón por la que el
Superman de Legado es distinto del que nosotros planteamos hace
unos años y es también la razón por la que aquel Superman nunca llegará
a hacerse.
T: Para acabar, dime un personaje que ahora mismo no estés escribiendo y
que te gustaría escribir.
MW: Shazam,
el Capitán Marvel de la DC. Es la personificación del sueño de un
niño hecho realidad: tener todo ese poder, esa sabiduría y esa libertad
y aún así seguir siendo un niño. No hay nada planeado ni hablado en
firme pero me veo fácilmente escribiendo Shazam durante una larga
temporada. Ese es el personaje que me encantaría escribir.
T: Esperamos poder leerlo. Gracias por contestar a nuestras preguntas.
MW:
Ha sido un placer. |