Tebeosfera: Mark, gracias por compartir este tiempo con nosotros.
Mark Waid: Es un
placer.
T: Empecemos con un clásico. ¿Cuáles son tus principales influencias
como guionista?
MW: De fuera del
mundo de los cómics William Goldman, guionista de cine, que escribió un
libro titulado Aventuras de un guionista en Hollywood,
probablemente el mejor libro que yo haya leído acerca de escribir y que
suelo releer aproximadamente cada dos años para refrescarme las ideas.
Otro es Aaron Sorkin, creador de El Ala Oeste de
la Casa Blanca y autor del guión de Algunos hombres buenos. Y
probablemente Harlan Ellison, al que leo desde pequeño y que me enseñó
la importancia de traer tus propias emociones a tus historias.
En cuanto a
escritores de cómics, Alan Moore es una gran influencia para
prácticamente todo el mundo. Elliot S. Maggin, que escribió muchas
historias de Superman. Y Robert Loren Fleming, que me enseñó que tenía
que comprender y escribir los personajes desde dentro de sus cabezas, no
viéndolos desde fuera.
T: A comienzos de este año nos hemos quedado sin una de las figuras más
importantes en el mundo de los cómics y en tu propia carrera. ¿Qué
puedes decirnos acerca de Julius Schwartz?
MW: Julius era un
hombre fantástico. Él era parte de la industria americana del cómic. Sin
Julius, a quien se debe el relanzamiento de los superhéroes en los
cincuenta, puede que nuestra industria actual no existiera y desde luego
no sería la misma. Él me dio mi primer trabajo en los cómics, se lo dio
a mucha gente. Su inteligencia era afilada como un cuchillo, hablábamos
sobre argumentos y siempre te hacía pensar en formas de sorprender a los
lectores, para él era muy importante que los lectores nunca pudieran
estar seguros de lo que iba a ocurrir a continuación. Aprendí muchísimo
con él.
T: La mayoría de los cómics que has escrito son de superhéroes. ¿Crees
que este tipo de historias pertenece al género de la ciencia ficción?
MW: No, yo no diría
eso. No fui un gran aficionado a la ciencia ficción de niño ni en mi
adolescencia. Supongo que técnicamente se podría decir que las historias
de superhéroes pertenecen a la ciencia ficción pero yo siempre las he
visto más como aventuras de acción, con un grado mayor o menor de
fantasía.
T: Sin embargo con bastante frecuencia introduces un componente
científico en tus argumentos. ¿Por qué es esto?
MW: Porque si bien es
cierto que no soy aficionado a la ciencia ficción, soy un gran admirador
de la ciencia. Estudié Física en la universidad y con frecuencia suelo
leer sobre ciencia como hobby. Para mí es una fuente inagotable de
conocimientos e información, y al igual que mucha gente encuentra su fe
en el Cristianismo o en la religión en general, yo suelo encontrarla en
la ciencia. Por eso recurro a ella tan a menudo.
T: O sea que para ti es más fácil escribir una colección con una cierta
inclinación hacia lo científico, como Los 4 Fantásticos o
Flash, que otra que no la tenga.
MW: Sí, en alguna
ocasión me han pedido que escriba alguna colección cien por cien de
fantasía, algo del género de “espada y brujería” o relacionado con la
magia o la mitología pero no he acabado de sentirme cómodo, siempre he
preferido hacer superhéroes.
T: ¿Es impresión mía o te encantan las historias de viajes en el tiempo?
MW: Me encantan los
viajes en el tiempo, es una buena observación. Es probablemente mi tema
favorito de ficción, leo todo lo que puedo sobre ellos. Una de mis
grandes fantasías es volver atrás en el tiempo y hacer que salga bien lo
que salió mal, cambiar el pasado. No sé si hay algún momento realmente
fundamental en mi vida que cambiaría, simplemente me encanta la fantasía
de poder hacerlo. En 1985 fui al cine a ver Regreso al Futuro. No
tenía ni idea de cómo iba a estar o de qué iba, sólo sabía que era una
película protagonizada por Michael J. Fox y nada más y fue la
experiencia más increíble que he tenido nunca viendo una película, es
una de mis películas favoritas. En literatura, Por sus propios medios
de Robert Heinlein es una de las historias seminales de viajes en el
tiempo. Podría citarte otras muchas historias que me gustan: la película
Frequency, que no trata exactamente de viajes en el tiempo sino
de una comunicación a través de él y que es interesante porque no se
centra en el tiempo en sí sino en los seres humanos a los que afecta, la
relación de un padre y su hijo, el amor perdido...
T: Utiliza un concepto científico para hablar en realidad de personas.
MW: Desde luego,
porque es un error pensar que la ciencia existe sin la fe o ésta sin la
ciencia, ambas forman parte del espíritu de los seres humanos.
T: Volvamos a los cómics. Cuando empiezas a escribir una colección
sueles permanecer mucho tiempo en ella. ¿No te gusta la idea de escribir
una historia concreta y luego dejarla?
MW: Es más divertido
para mí quedarme durante un tiempo si puedo, porque el ritmo de la
historia cuando escribo algo durante un tiempo indefinido es diferente
al de cuando escribo una cantidad prefijada de números. Por ejemplo en
Superman: Legado, que son doce números, mientras iba avanzando
fui incluyendo detalles nuevos, especialmente de caracterización de
personajes, y en los últimos números me di cuenta de que me estaba
quedando sin espacio para añadir nada más. Si hubiese sido una serie
regular lo que hice en doce números probablemente se habría extendido a
catorce o quince y no habría tenido que dejar nada fuera. Hay muchos
guionistas que planifican doce o veinticuatro números antes siquiera de
empezar a escribir pero a mí no me gusta esa idea, me gusta ir
adaptándome conforme avanzo. Cuando Bryan Augustin como editor y yo como
guionista estábamos haciendo Flash y después Impulso
improvisábamos sobre la marcha. Con Flash, el hecho de que tantas
cosas en números posteriores enlazaran de algún modo con lo que habíamos
hecho al principio... bueno, siempre fue por pura suerte (risas). En
realidad nunca estuvo planeado de antemano.
T: ¿No teníais ningún tipo de mapa, por así decirlo, ni siquiera muy
general?
MW: No, en absoluto.
Hay historias secundarias en Flash que duraron tres años y que
dan la impresión de haber sido escritas sabiendo hacia dónde iban pero
en realidad nunca teníamos pensado hacia dónde llevarlas después. Además
Bryan y yo colocábamos muchas veces al protagonista en una situación
límite, a la que llamábamos “dirigirse hacia el precipicio”, sin tener
ni la más remota idea de cómo lo íbamos a resolver al mes siguiente. En
el número cuatro de Impulso decidimos convertir la broma en
realidad y lanzamos a Bart y a otro personaje en un coche por un
precipicio sin saber cómo iban a salir de allí. Pero para mí eso es
parte de la diversión, creo que si yo no sé cómo va a continuar la
historia, el lector tampoco puede saberlo y ambos nos llevamos una
sorpresa.
T: ¿Y cuando dejas una colección, has pensado alguna vez que tus
sucesores no la están llevando en la dirección correcta?
MW: A veces. Es
difícil leer una colección cuando la has dejado, se parece mucho a ver a
tu ex mujer con otro (risas). Me ocurrió con Impulso, por
ejemplo, pero no fue tanto culpa del guionista como de decisiones
editoriales. Convirtieron en un título de acción lo que yo había creado
como una comedia de situación. Un tiempo después la serie terminó
cerrando y eso me entristeció mucho. Ahora la gente me pregunta qué
opino de los cambios que Geoff Johns, el actual guionista de Flash,
está haciendo con Impulso y mi respuesta es que cuando la colección
cerró el personaje ya no se parecía en nada al que yo había escrito, así
que no me siento traicionado por esos cambios ya que no es mi personaje,
lo que es una lástima.
T: ¿Qué colecciones que hayas dejado sigues leyendo?
MW: Prácticamente
ninguna. Dejé de leer
La Legión de
Superhéroes
durante un tiempo, no he vuelto a leer Capitán América,
Impulso lo dejé después de unos números... sí leo Flash,
porque me gusta lo que escribe Geoff.
Mark como guionista. Leer siguiente página > |