Libro de 42 pags. de historieta, encuadernado en cartoné, interiores y cubiertas en bicolor.
Financiado a través de Crowdfunding en la pag. web de Verkami.
Descripción de la obra por el autor :
Cuando era pequeño tuve mi primer acercamiento al mundo del terror, viendo películas en blanco y negro de la Hammer, que emitían los Sábados por la noche, a mediados de los 80.
Eran películas muy clásicas en las que habían 3 personajes muy icónicos: Frankenstein, Drácula y el Hombre Lobo.
Recuerdo que el que más me impresionó fue Drácula. No se presentaba como un monstruo, al principio. Sino como un Conde seductor y elegante, procedente de Rumanía. Después venían los sustos; aquel conde bebía sangre, tenía poderes y era casi inmortal.
La manera de derrotarle era clavándole una estaca de madera en el pecho.
Más adelante, leí la novela de Bram Stoker, y descubrí que aquel Conde existió. Fue un príncipe de Rumanía que combatió a la invasión de los Otomanos y reinó en el siglo XV. Le llamaban Vlad Tepes, también Vlad el Empalador. Su nombre se debía a la forma de castigo que aplicaba a enemigos o delincuentes, empalamiento en vida hasta su último aliento.
Pero, ¿fue el único vampiro? La respuesta es no.
Desde el origen del hombre se han descrito criaturas sedientas de sangre que han convivido con la humanidad.
En este álbum intento recoger la historia de estos personajes, centrándome en cuatro grandes nombres: El Sacerdote Perro, Jure Grando, Vlad Tepes y Elizabeth Bathory.
Todo ello en un solo tomo, páginas en blanco, negro y rojo, tapa dura, tamaño DIN A4.
Estos individuos pasaron a la historia por su crueldad y los extraños hechos que acontecieron entorno a ellos. Y muchos testimonios dejaron escrito las vilezas que cometieron y cuál fue su final. Para terminar, me centro en algunos nombres ilustres en el catálogo de monstruos que fueron considerados vampiros y vivieron entre el siglo XIX y el XX. Y es que pese a los tiempos modernos, los vampiros siguen en alza en nuestra cultura, pero también, a veces, salen a la luz monstruos reales, que se alejan de la visión romántica de aquel Conde elegante y refinado que veía de pequeño.