Información de la editorial:
“En la República Popular Democrática de Corea del Norte, hay dos personas más importantes que nuestro padre y nuestra madre, nuestro querido general Kim Il-sung y su hijo Kim Jong-il. Como los queremos mucho, colgamos sus fotos en todas partes... En las calles, las fábricas y las casas. Incluso hemos levantado estatuas gigantescas donde depositamos flores por su cumpleaños. Me llamo Jun Sang, tengo 8 años y soy un joven de la Corea liberada. La vida es importante para mí, la esperanza en un futuro radiante, también. Sin embargo, mi vida, mi esperanza, mi felicidad valen menos que la patria”. Así describe Jun Sang, un niño normal y corriente de Corea del Norte, los pilares que rigen su vida diaria.
Su padre trabaja en la mina y su madre en una fábrica de confección, tejiendo uniformes. En la escuela le han enseñado que sus enemigos son los americanos y los surcoreanos, y que la única persona que los puede proteger de todos los males es Kim Jong-il, también llamado “dirigente mundial del siglo XXI” o “padre bienamado”, el sucesor del difunto Kim Il-sung, que los guiará hacia la realización del milagro socialista. En sus ratos libres ve series que glorifican al líder en el canal único de televisión, y con sus amigos lee tebeos que narran la pésima vida de los surcoreanos. De vez en cuando asisten a una ejecución pública y recogen los casquillos de las balas, que traen suerte. Es un niño feliz, con una fe ciega hacia el régimen. Pero la hambruna los asola, no queda comida en la ciudad, tampoco en el campo. Cuesta conseguir el cuenco de arroz diario, y a veces toca cazar ratas. A la familia de Jun Sang no le queda más remedio que huir hacia China para intentar llegar a Corea del Sur, pero no será tan fácil escapar del país...
El reportero Aurélien Ducoudray se ha documentado e inspirado en los testimonios de los pocos norcoreanos que consiguieron huir de su país y pudieron contar su infancia allí. Junto con Mélanie Allag, firma un intenso relato sobre el paraíso comunista del dictador Kim Jong-il, visto a través de la mirada de un niño que va descubriendo la otra cara del régimen mientras se van resquebrajando todas sus creencias.