Información de la editorial:
Una declaración de amor al uniforme laboral
“¡Ni un trabajador sin uniforme!”. Con este lema, Blanca Lacasa y Cristóbal Fortúnez apelan a una revolución laboral textil donde el uniforme deja de ser rancio y cobra virtudes de lo más dispares: se acabaron los privilegios de los bomberos, barrenderos y enfermeros. Todas las profesiones deberían tener derecho a lucir un atuendo específico y exclusivo: ¡que entren en vigor a partir de ya la batamanta para los críticos de cine, el chándal para los opositores, la túnica mística para los teleadivinadores y el albornoz para los actores porno!