TRAZOS EN LA VIDA LITERARIA DE POSY SIMMONDS
TOMÁS ORTEGA

Title:
Traces in Posy Simmonds' literary life
Resumen / Abstract:
Reseña de "El mundillo literario", de Posy Simmonds / Review of "El mundillo literario", from Posy Simmonds
Palabras clave / Keywords:
Posy Simmonds, Cómic y literatura/ Posy Simmonds, Comics and literature
  • Portada de la edición española en Salamandra. Descubra quién no lee en esta estampa playera.
  • Que levante la mano quien estuvo en alguna de estas situaciones.
  • El doctor Derek y la enfermera Tozer, sanando a un escritor de un severo fragmento erótico farragoso.
  • Las palabras de Sherlock Holmes en plan detective de la cultura.
  • Una extraordinaria viñeta cortazariana de continuidad de los parques a la Posy Simmonds.

TRAZOS EN LA VIDA LITERARIA DE POSY SIMMONDS

Escribir es la vocación de la infelicidad

Albert Camus

Esta frase de Camus es citada por un chófer en una carretera perdida de Inglaterra a una poeta recién llegada de Londres. La valerosa poeta es conducida a un festival literario para hablar en una mesa de poesía, revista trimestral incluida. El conductor, que además dice ufano ser leído y conocer la revista, aprovecha el viaje para recitarle de memoria un poemario atroz que ha compuesto; ella quiere pegarse un tiro escuchándolo. Pero el viaje continúa. A otro personaje, escritor de literatura infantil ilustrada, una escritora presuntuosa le pregunta cuándo se dedicará a la literatura seria. Y parece demostrado que la vanidad produce seres desdichados, hay altas dosis en la vida literaria. Ocurre como en otras ramas de la vida, pero quizás especialmente en el mundillo alrededor del libro: escritores, editores, agentes, libreros, parejas y amantes. De esto también se ríe Posy Simmonds en El mundillo literario, obra en la que retrata mediante textos afilados con trazos de bella factura en la línea del mejor humor inglés —quizá la mayor aportación del país al mundo, además de su universal idioma, sus numerosas batallas y la fundación del planeta fútbol— la vida literaria inglesa con mordacidad, ternura y aguda sátira. En sus páginas, la autora parodia otra de las grandes aportaciones inglesas: Sherlock Holmes, aquí mudado en detective de crímenes literarios. En una de las viñetas, Sherlock fuma su célebre pipa sugiriendo con sagacidad y sorna a su querido Watson las obligaciones del crítico: «Es el deber del crítico, Watson… separar el grano de la paja… para dar a la cultura unos referentes de excelencia… para ensalzar el mérito, denunciar la mediocridad… y fustigar lo deleznable». El mundillo literario figura entre los mejores referentes.

La autora británica, nacida en Berkshire, al sur de Inglaterra, estudió en la Sorbona de París para volver a Londres y licenciarse en Arte y Diseño. Es autora de libros infantiles, viñetas de prensa y novelas gráficas, atesorando numerosos galardones. Entre su obra de narrativa gráfica destacan Gemma Bovery (2000) y Tamara Drewe (2006), ambas adaptadas al cine por Anne Fontaine y Stephen Frears. Literary life, traducida aquí del original como El mundillo literario, es un trabajo fragmentario, al tratarse de una recopilación de páginas recogidas en el diario The Guardian en su espacio semanal de los sábados entre 2002 y 2005. En la portada de la edición española, diferente a la inglesa, observamos una playa idealizada en la que los bañistas aparecen en la más pura actitud lectora. La autora combina con solvencia viñetas de una página a color con historias en blanco y negro que oscilan en su mayoría entre nueve y quince viñetas por página, y al final de la edición historias más extensas. Combina texto y dibujo con destreza, la narrativa está principalmente articulada en torno a los textos, adaptando el dibujo a los modelos gráficos del género que trata de representar; esquemático y solvente cuando lo necesita, utilizando diferentes grosores en el trazo, manchas de tinta aguadas y sombreados para darle mayor empaque, y en ocasiones traza con gran gestualidad la caricatura para darle mayor énfasis humorístico.

En El mundillo literario, a partir de una mirada entre patética y cómica, desfilan una galería de personajes entre entrañables, esforzados y furiosos, estos últimos primordialmente masculinos, extraídos de los variados géneros, situaciones y personajes arquetípicos del mundo literario que la autora parodia con brillantez. El cambio de registro en los diferentes estilos con viveza y solidez, además de las magníficas viñetas a color a una página donde disipa los márgenes y en los que su paleta oscila entre un predominio de tonos ocres, grises, azules y rojos, son rasgos narrativos, tanto textuales como gráficos, que enfatizan la vigorosa vis cómica de la autora, y aunque dicho así pierde la gracia, parece que sabe de lo que habla por su experiencia cuando conforma un panorama áspero y risible de la tiranía de las hojas en blanco, el escritor consagrado, los endiosados, los obsesionados con su obra, los frustrados, los premios de edición, los denostados autores de literatura infantil, los pecados capitales del escritor, los clubes de lectura, los patológicos celos profesionales, las firmas de libros, las recomendaciones, la fugacidad de la vida literaria,  los porcentajes irrisorios, las conferencias de prensa,  los fornicadores de textos, los has been (aquellos veteranos que alguna vez fueron algo), la soledad de la escritura, la fama escurridiza, hasta las relaciones literarias de una memorística abuela y sus materialistas nietos o el incipiente fenómeno de Harry Potter de la época. Entre sus páginas aparecen series como las historias de Colín, librero gruñón, y su esforzada esposa, Penny, dueños de la pequeña librería Wintergreenes, quijotes valedores de estos refugios como sanatorios sociales aunque acechados por el capitalismo salvaje, que defienden confusos el purismo literario pero conscientes de las cuentas comprueban cómo su comercio se va al garete por las amenazas de las grandes cadenas libreras y sus imbatibles ofertas. También conocemos al agente especial Rick Raker, detective privado remedo de la novela negra, reputado destructor de reputaciones, que afirma que no hay nada más ingrato que el funeral de un rufián literario. Y los casos del doctor Derek Troutley y su fiel escudera, la bella enfermera Tozer, de estilo folletinesco, con ambos presentando al lector su propio sanatorio y sus casos, que curan crisis de éxito ególatras, confesiones de plagio, influencias, bloqueos, fragmentos farragosos, y diagnostican bodrios como si fueran retoños, además de otras enfermedades escriturales.

Hay considerables circunstancias y personajes que persisten en el imaginario colectivo, pero esta es una lectura con cierta lejanía, pues a estas alturas de la película han pasado unos años, ya que este panorama se vivía cuando aún reinaba Isabel II, en los primeros años del siglo XXI. Ahora cabe preguntarse qué ha cambiado en el mundo de la literatura desde entonces en distinto orden, en parte también influidos por el mundo anglosajón y el poder blando de su cultura. Quizás, entre otras cosas, hayamos asistido a la llegada de las musas de las masas con sus redes sociales; al advenimiento del fenómeno Me Too y la crucial aportación de la mujer a la literatura; a una censora cultura de la cancelación; a una pérdida del peso de la literatura como motor de cambio; a la consolidación de la historieta como valor trascendente; a una proliferación de pequeñas editoriales frente a la acumulación de activos por grandes grupos; listas y rankings por doquier; una tendencia hacía la denominada autoficción; un progresivo uso de anglicismos y términos anglófonos; prosas funcionales, y la inmediatez de las frases cortas. Sin embargo, en otros aspectos, la vida sigue igual si calculamos el peso real de la literatura y el cómic producido en España y luego traducido al extranjero: sigue bajo mínimos, a diferencia del peso del idioma castellano en el planeta. Sumando las otras lenguas estatales hablamos de una riqueza inmaterial incalculable, y si nos atenemos a los datos es el tercer idioma del mundo en número de hablantes, utilizado por alrededor de 580 millones de personas en más de veinte países. Sin embargo, representa el 3% de lo que se traduce en Francia y mucho menos en el mercado anglosajón, donde supone, por ejemplo, en EE UU un 0,7%, mientras son esos países los que, por el contrario, aglutinan y expanden sus capitales culturales al resto del mundo. Sucede otro tanto de lo mismo con la historieta.

 En todo caso, hay algo que siempre permanece: el escritor que en su soledad investiga su nombre en el “buscador supremo”, desde los de tercera división a la primera, con esas altas vallas que dividen gradas. Y aunque sospecho que muchos escritores públicos confiesan en su intimidad que el ruido alrededor del mundillo literario les resulta molesto, otros quizás anden como algún nobel mexicano buscando que le concedan otro. Todo es vanidad. Así que quizá lo más conveniente sea leer y divertirse con las terapias del doctor Derek, y las otras perlitas de El mundillo literario de Posy Simmonds, y recordar que, como dice el agente especial Rick Raker: «El ratón hace más daño que la espada». Al fin y al cabo, aparte de la bella utilidad de lo inútil de la vida literaria y el mejor humor gráfico, quizá sirva de terapia, incluso de enseñanza. Y aunque he leído que también es vanidoso poner citas de otros, aquí es costumbre, y, si esto es humor gráfico, o historieta, o literatura, ahora solo falta la filosofía, y encima de Seneca: «A algunos se les considera grandes porque también se cuenta el pedestal». La tradición a veces enseña que ni están todos los que son ni son todos los que están, ni entre los que son póstumos, ni entre los que llegan y luego se van. Es efímero, es en vano, aunque sea una bella quimera, legar una edénica vida literaria en algún lugar.

Creación de la ficha (2022): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Tomás Ortega (2022): "Trazos en la vida literaria de Posy Simmonds", en Tebeosfera, tercera época, 21 (14-XI-2022). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 18/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/trazos_en_la_vida_literaria_de_posy_simmonds.html