THE ROOK – TORRE. EL ÚLTIMO HÉROE PULP
RESTIN DANE, prolífico inventor aventurero, construye una MÁQUINA DEL TIEMPO con forma de TORRE DE AJEDREZ impulsado por el obsesivo deseo de salvar a un antepasado suyo caído en la BATALLA DE EL ÁLAMO de 1836. Con ayuda de fieles robots, traduce a hechos su obsesión fracasando en su objetivo, al menos como lo tenía originalmente concebido. Salva a su bisabuelo, BISHOP, quien se convertirá en un activo compañero de aventuras a través del tiempo.
En una de estas, Torre habrá de encontrar un insólito ¿fin?, ¿muerte?
Las características que adornan a Restin Dane son eminentemente las que consagraron a otros iconos de los grupos genéricos de los pulps, como DOC SAVAGE, al cual tomaremos de referente y del cual Torre parece tan tributario: es él también un hombre del renacimiento, genial inventor, dueño de una portentosa inteligencia que escurre al máximo, espoleado por una inagotable ansia de aventuras (de gran aventura, además), que contrasta enérgicamente con su actividad como científico, menos dinámica, más cerebral, fría e intelectual, ralentizando sus vigorosas acciones debido a la reflexión especulativa.
Luego, las circunstancias de sus mismas hazañas (bastante poco ceñidas a la lógica o la coherencia) son un puro pero inventivo disparate destinado al mayor grado de esparcimiento y que, de algún modo, funciona con una lógica interna bastante bien sincronizada, que aunque rechine ocasionalmente tras analizarlas, quedan relativizadas por sus otras y muchas cualidades.
También Restin Dane es un héroe bueno a la vieja usanza, a saber: blanco, honesto, valiente, protector del débil y el desamparado, enemigo de la hipocresía y conductas anejas (esta lista de virtudes merece analizarse con atención). Torre traslada sus acciones a un punto bastante remoto de su origen, al igual que Savage, el aventurero de las tres mil millas (cosa que imita otro grande del pulp, INDIANA JONES, como verificamos en sus andanzas del celuloide). En este caso, mientras que para el joven Savage o el inquieto Indy el mapamundi se desliza, para Torre son las agujas del reloj, las fechas y los acontecimientos históricos.
Otra característica que nos hace identificarle con los consagrados de los pulps es el formato en que se sirvió, por entregas, así como su soporte, económico aunque eficaz, como un jeep, además de la consabida camisa rasgada, síntoma de la gran actividad desplegada, al estilo de las impactantes portadas hiperrealistas de JAMES BAMA realizadas para las reimpresiones de Doc Savage.
UN HOMBRE FUERA DE TIEMPO.
Dentro del pintoresco Universo de los Héroes, dominados por enmascarados con vertiginosos superpoderes y vistosos disfraces, Torre constituye una gratificante variedad; además de los aludidos géneros e iconos que lo prefiguran, Restin Dane es heredero también de las aventuras STEAMPUNK de JIM WEST, muestra un uniforme característico (remarcado por esas campanolas sententeras totales) y, aunque héroe grande, sangra y sus motivaciones para ensalzarse en una pelea épica y que deje huella no son de un altruismo tan sublime y desinteresado semejante al que engalana, por ejemplo, a los componentes de esa TABLA REDONDA de Superhéroes (de cualquier Editorial) que pueblan nuestras colecciones, dotados de una segunda visión o una supermoral, o superconsciencia ética, que les obliga a entregarse sin mesura a la salvación de una Humanidad indolente que, con frecuencia, les desprecia y vitupera, considerándoles estúpidos por su generosidad sin parangón.
Debemos llamar la atención del lector a este respecto con una somera digresión: tan retorcida se ha vuelto nuestra lógica que la ingenuidad bienintencionada del héroe es malentendida con malicia de psicólogos y pedagogos encumbrados por cierta demagogia que hace notables esfuerzos por tornarse imperante. HANCOCK aporta un excelente ejemplo del grado de vileza que rezuma nuestra sociedad al respecto. Un rescate, ¿puede ser tomado por un intento de violación? ¿A este grado de perturbación hemos llegado?
Y al igual que TONY STARK, Restin Dane no tiene más superpoder que su inteligencia y astucia, y entre tanto superdotado quasidivino, esto lo hace el tío con el cual ir de copas, ahora que tan de moda se ha puesto esta comparación.
EL NOSTÁLGICO INCURABLE RECURRE AL WESTERN.
La época (y la editorial) en que Torre vio la luz estaba fuertemente impregnada por la narrativa sobre la concepción romántica del Viejo Oeste, pues no fue ésta la única aventura que Warren publicó y que atañía a tal período histórico. Warren, que recogía el testigo de GAINES y FELDSTEIN, trataba de ajustar, reajustar, reactivar, reactualizar, los criterios de WEIRD SCIENCE, por ejemplo, a la conflictiva actualidad de los 1970, de ROLLERBALL (la buena) y las cintas de supervivientes postnucleares, dominadas por el incisivo mentón de CHARLTON HESTON. A todo este cacao le suma sudor y polvo del WESTERN SPAGUETTI a lo SERGIO LEONE o el crepuscular SAM PECKIMPAH, así como los robots y alienígenas hieráticos que hicieran falta.
Por eso, como añagaza fundamental para nutrir la saga y justificarla para la publicación, DuBay asegura que el presente de 1977 abruma a Torre y por eso se siente un hombre fuera de tiempo. Así que, so pretexto de rescatar al antepasado, deserta de nuestro ahora, iniciando un cúmulo de aventuras asombrosas. ¡Cuántos héroes pretextan algo similar para meterse en faena!
Por lo tanto, para entrar en calor y atrapar al lector desde el primer momento, Restin Dane retrocede al acontecimiento histórico de El Álamo (cuya épica es tan discutible como la de los famosos 300, esté o no FRANK MILLER al mando), desplegando una acción más radical, más propia, de los autores citados, que de otros más estilistas, quienes cuidaban la imagen estética y moral de sus héroes impecables recubriéndolos de teflón. Tan intenso es el sabor a western-spaghetti de The Rook que sólo falta la oportuna partitura de ENNIO MORRICONE rubricando la entrega del cuchillo del famoso JIM BOWIE al abrumado muchacho que será su bisabuelo, cosa que Torre ignora entonces.
Pero no será tampoco la única persona y objeto que rescate de la batalla. Obcecado por la idea del fracaso, de regreso a los 1970, Torre vuelve a o hace un involuntario alto en la época de WILD BILL HICKOCK, provocado el desperfecto por el pernicioso desertor de El Álamo, GAT HAWKINS, la otra persona que se trae de El Álamo y que tan dañino será para la estirpe Dane (y que será quien bautice a Restin con el apodo de Torre). Restin ignora totalmente la existencia de este singular polizón hasta que ya es tarde.
Pero no todo serán quebrantos en 1874: de allí se trae novia para él (JANNUARY BOONE -¿por DANIEL BOONE?-) y su bisabuelo, la exuberante KATE MCCALL (¿por JACK MCCALL?). Ambas beldades encontrarán 1977 más cómodo y fascinante que 1874, al contrario de lo que le sucede al cascarrabias de Bishop. Por cierto, ¿tan mal está la cosa actualmente en materia de novias que uno debe viajar al pasado para conseguirlas?
EL PELIAGUDO TEMA DE LAS PARADOJAS Y LOS ANACRONISMOS.
Dichos asuntos son los que afean las aventuras que tratan sobre las aventuras y los aventureros en el tiempo: las paradojas que producen sus acciones y los anacronismos que sostienen la estructura concebida para que encaje con los elementos históricos que sirven de telón de fondo al relato. De este modo, la segunda aventura de Torre, escrita por Lewis (otro soporte de Warren, como DuBay, del cual resaltaremos la introducción de autores independientes españoles en la editorial estadounidense) siembra las líneas argumentales que conducirán a Restin Dane a su fin (al menos, en España; The Rook gozó de una dilatada existencia foránea.)
Pero ya este segundo capítulo acusa algo de lo que la saga adolecerá: de anacronismos, incoherencias y lo más peligroso: paradojas. En este apartado, no podemos más que asombrarnos con el hecho de que, al parecer, la comunicación entre ambos guionistas o fue nula o deficiente pues, en primer lugar, ni ellos mismos se ponen de acuerdo con las fechas en las cuales desarrollan las aventuras. Como ejemplo tomemos este crucial caso: tras fracasar en lo de El Álamo (Lewis esboza el espinoso asunto de las paradojas espaciotemporales, pero siendo lo suficientemente sabio como para salir huyendo enseguida de tan engorroso zarzal), Restin Dane aterriza en un fragmento de tiempo (!) de horas de duración (!!) y así, de forma accidentada, descubre una mina que, en el futuro, proporcionará los cimientos de su mansión/torreón. Dicha mina contiene los restos de una avanzadilla extraterrestre de exploradores. Torre se la adueña. Esto ocurre en el agitado 1874.
En PERDIDOS EN EL PAÍS INTEMPORAL, de DuBay, Torre retrocede hasta 1857 decidido a explorar tal base. El robot centinela incrustado en el portón lo reconoce como legítimo propietario de la base, como el robot custodio del instrumental alienígena. Podemos teorizar fantasiosamente lo que queramos al respecto, pero es un detalle bastante burdo.
Este es uno de los tantos ejemplos de los cuales The Rook, aliado incluso de la exótica VAMPIRELLA, hará sello. Y lo más asombroso: pese a todo, ¡funciona!
ANTES DE CARLOS.
Sin negar ninguno de los muchos elogios que merece la ingente labor de nuestros compatriotas actualmente, que dan lustre a las editoriales americanas, de los cuales CARLOS PACHECO es ejemplo representativo, debemos señalar que fue un español el dibujante (que procedió con maestría) de estas estupendas aventuras. Porque entonces nombres como el de Luis Bermejo, ESTEBAN MAROTO, JOSÉ MARÍA BEÁ, MARTÍN SALVADOR, RAFAEL AURALEÓN, JOSÉ GONZÁLEZ, JOSÉ ORTIZ o SANJULIÁN cosechaban respeto y reconocimiento internacional. Pero, una vez más, la patria y su conducta amnésica, cainita y desmemoriada se ha mostrado ingrata con ellos, sepultándolos en un aparente e incómodo manto de olvido y desdén, y lo que parece aún peor, no haber ánimo de recuperar este fantástico trabajo, disperso en las salas de Warren, que equivale a decir que está tan atomizado en el viento como el propio Torre. Hemos soportado la caprichosa compilación de héroes como DR. EXTRAÑO, NAMOR o LOS GUARDIANES DE LA GALAXIA (de reducido –o nulo- interés general) pero, sin embargo, todo son peros y reparos a la hora de rescatar este material al cual aludimos. No faltan peticiones al respecto, pero algo retiene la voluntad del Editor a la hora de rescatarlo. Sumemos nuestra súplica, desde aquí, para recuperarlo. Lo merece.
El estilo dinámico de Bermejo atrapa e interesa, concita respeto. Recreando Torre fomenta una especie de alternativa a BLUEBERRY de JEAN MOEBIUS GIRAUD, por citar uno, pero en una clave más fantástica y quizás disparatada, aunque no por eso despreciable.
Los dibujantes pueden aprender mucho del análisis del arte de Bermejo en una obra que, volvemos a resaltar, permanece en el limbo cuántico, olvidada y ceñida al recuerdo de unos pocos nostálgicos.
RESTIN DANE A LA TORRE OSCURA LLEGÓ.
Con el mismo espíritu anacrónico de la serie, diremos que, aunque parezca un despropósito, no podemos cerrar esta reseña sin aludir al Opus Magna de STEPHEN KING, pues nos ha parecido hallar ciertas concordancias con The Rook. Aunque es evidente que ambos personajes discurren por ámbitos disímiles, algunos elementos los unen: el Oeste, en una concepción recreada, la forma de la máquina del tiempo (una torre), el HOMBRE DE NEGRO (Gat Hawkin), el cuervo que guía a Torre a la cueva/base, el apodo mismo de Restin (Torre), que, significativamente, la trama gira en torno a una torre… Un vistazo a una de las primeras pinturas de MICHAEL WHELAN sobre el pistolero de King guarda cierto parecido al que Bermejo dio a Torre. Tomemos como otro detalle curioso el que la génesis de La Torre Oscura (el primer cuento, El pistolero), viene a ser de la misma época en que Warren editaba estas aventuras de Torre. ¿Estamos ante una simbiosis accidental? King no tiene complejo al admitir que es lector de cómic, al contrario que otros ilustres literatos; ¿es probable que, de algún modo, guionistas y escritor compartieran ideas, de un modo sutil e inadvertido?
RECAPITULANDO.
Personaje entrañable, sencillo y directo, estimamos Torre por pertenecer a una época menos compleja, enrevesada y cínica que la presente y ser digno exponente de su década y una forma de crear y concebir que nos obnubilaría hoy día, agotados por el esfuerzo constante del más difícil todavía que abrume al lector/espectador.
Consideramos que urge recuperar este material y a este tipo de héroes. En su momento, cometimos el error de desecharlos, ensombrecidos por la innegable pero oscura gloria de los cavernosos héroes traumatizados. Nos negamos a aceptar que estos opuestos podían convivir sin problemas, pues eran opciones óptimas para el gusto del lector, dentro del rico y muy bien surtido bufé de la historieta.
Al margen de su concepto o desarrollo, es el dibujo de Bermejo lo que hacen memorables, y también inolvidables, estas aventuras. Su divertido (y maligno) Gat Hawkin, mezcla de LEE VAN CLEEF y PIERRE NODOYUNA, el sufrido robot MANNERS, cuyo lápiz le donó de vida y expresividad, y el despreocupado Restin Dane, sonriente y optimista, el hombre fuera de tiempo, nos aguardan en un polvoriento rincón del no Oeste, allá donde, como aclaró Manners a uno de sus roboayudantes, las leyendas nunca mueren y, por lo tanto, pese a estar hundido en el olvido, aún podría aparecer la fantástica máquina del tiempo con forma de torre.
Por Antonio Santos
De su serie Gramática Parda, entrega quinta.