THE FLASH – 1 AÑO DESPUÉS. Los conjurados del anillo
Tras los sucesos narrados en CRISIS INFINITA (Infinite Crisis, 2005-2006), BART ALLEN hereda el anillo del velocista más famoso y fabuloso del cómic, ocupando el lugar de tan destacado icono. Surge un problema: él no quiere perpetuar el mito. Acabará matándole.
AQUELLOS EXCELENTES MUCHACHOS.-
Según parece, KURT BUSIEK consideró que aún quedaban cosas que contar, flecos que cortar, procedentes de la mítica CRISIS EN LAS TIERRAS INFINITAS y se monta el show de las Crisis Infinitas por mor de mantener la maquinaria económica de DC COMICS en marcha y así pagar los salarios adeudados. Cierto es que, tras tantos años, cada vez resulta más difícil complacer al aficionado, entumecido por el desfile de tantas maravillas, donde algún que otro bache permite realzar la calidad de los buenos episodios, dándoles glamour y nostalgia, recordando que ¡aquellos sí que eran buenos años! Pero una cosa es quebrarse la mollera enfocado en tan complicado proyecto y otra ser incapaz, por deficitario, de conseguirlo, como es el caso que nos ocupa.
Durante casi dos décadas, se ha estimado que los guionistas de esta saga, DANNY BILSON y PAUL DEMEO, fueron víctimas de la cicatería de los ejecutivos de WARNER BROS., reticentes a invertir en la fabulosa serie de televisión THE FLASH, EL RELÁMPAGO HUMANO, que tan querido recuerdo logró estampar. De aquella serie (que contaba también con guiones de HOWARD CHAYKIN, autor de luenga leyenda) se filmó una temporada, donde se recrearon los rasgos principales del protagonista, BARRY ALLEN, encarnado por JOHN WESLEY SHIPP (nos atrevemos a decir que en su mejor papel), aunque ajustados y retocados quizás en exceso para el formato televisivo (o sea: pequeños destellos épicos). En la serie, JAY GARRICK, el Flash original, pasaba a ser JAY ALLEN, el hermano mayor, triunfador policía motorizado de una CENTRAL CITY “inspirada” en la retro atmósfera 1950 del BATMAN de TIM BURTON. Hasta la BSO pertenecía a DANNY ELFMAN. The Flash sucumbió, según la teoría A, debido a su elevado coste: un millón de dólares por episodio. (Consideremos: un capítulo de MIAMI VICE costaba un millón doscientos mil dólares.) No compensaba la inversión.
La teoría B establece que The Flash, un notable éxito, no podía competir con el fútbol (americano), mermando su audiencia. Además, su horario de emisión no era el más adecuado. ¡Ironías de la vida! Barry Allen, el hombre más rápido del mundo, superhéroe del primer panteón, ¡no podía competir con unos atletas incapaces de desarrollar una fracción de su velocidad! Así, sucumbió.
Nuestras simpatías se volcaron, automáticamente, con Bilson y DeMeo, quienes tenían que afrontar un número de dificultades dignas del superhéroe que guionizaban… o tenían nuestras simpatías hasta la lectura de este volumen, que deslustra esa brillante armadura, comprobando que no todo lo que atentaba contra la serie The Flash procedía de afuera. En casa también jugaban en su contra.
BART QUIERE SER TENDERO, NO SUPERHÉROE.-
Para comprender perfectamente la magnitud de la cuestión, tenemos que evocar la labor de GEOFF JOHNS en los tres volúmenes, editados por PLANETA DEAGOSTINI, titulados FUEGO CRUZADO, IRON HEIGHTS y GUERRA RELÁMPAGO. En ellos hallamos la madurez y capacidad plena del VELOCISTA ESCARLATA, por lo cual los tomaremos como marco de referencia al tratar el material reseñado.
Bilson y DeMeo no son notables guionistas. Competentes, quizás. Buenos, apenas. Su trabajo roza lo mediocre (si no cae directamente), repuntando en ocasiones, y no muchas. Estos guiones, aparentes despojos de los que no lograron filmar, no aportan ninguna grandeza al personaje ni su carrera. La leyenda de ambos autores queda comprometida advirtiendo que los límites a los cuales el Flash televisivo estaba sometido ya salían de sus máquinas de escribir, más que del tacaño departamento de producción de Warner. (Podemos suponer, no obstante, que padecen un síndrome del recorte presupuestario y no han logrado superarlo, obligándoles a la mediocridad.)
En esta saga, el asombroso nieto de Barry Allen (engendrado en el futuro, traído al pasado, donde se empadrona como el hiperactivo IMPULSO) se encuentra, de pronto, heredero del título de SUPERHÉROE OBRERO cuyo feudo, KEYSTONE CITY, aún recibe la protección del veterano Garrick. Pero la edad ya le pasa factura, lo hace más lento. Y WALLY WEST ha desaparecido. El sobrino de Barry, que desempeñó muy notablemente su labor, situándose a la altura de su mentor y tío, se lleva con él, en apariencia, la misteriosa FUERZA DE LA VELOCIDAD (o la CINÉTICA) que otorgaba facultades y ventajas añadidas a los velocistas tocados por el rayo y la química. (Una explicación sobre tal fuerza, que si no andamos muy errados, delineó MARK WAID, se encuentra en el capítulo 4 de Guerra Relámpago.) Entre tales ventajas está la supresión de los efectos secundarios que tiene, por ejemplo, la repentina aceleración de cero a 800 kmsph en un instante.
Bart ha perdido su facultad para imprimir hipervelocidad a sus motores cual HALCÓN MILENARIO saboteado en BESPIN. Más aún: ha envejecido cuatro años de golpe, y el trauma de los acontecimientos de Crisis lo acosa con terribles pesadillas. Trabaja en KEYSTONE MOTORS, inmersa en una salvaje reconversión laboral. Comparte piso con el narcisista GRIFFIN, un viva la vida díscolo total. Debido a un sabotaje terrorista, cometido por un resentido veterano en huelga, Griffin recibe superpoderes (lo de siempre: electricidad y vertidos químicos; exacto: como una corrupción del proceso que transformó a tres Flash), designándose EL GRIFO (la criatura mítica, no el del lavabo), disputando con Garrick la protección de Keystone. El Grifo posee un frágil e inmenso ego hambriento de masivas dosis de adoración popular, ansia que terminará matándolo. (Observación: cuando se habló de un nuevo Flash, se eludió concretar su identidad. Una triquiñuela comercial insinuó que Barry Allen regresaría. Con Griffin se trataba de despistar al personal, aunque el quinto episodio de la cuarta temporada de SMALLVILLE traicionaba tales intenciones.)
Mientras, DeMeo y Bilson reducen a los secundarios habituales, como CHYRE y MORILLO, a notas al pie de página. Reconstruyen una nueva relación de Flash con LABORATORIOS S.T.A.R. (en la persona de VALERIE PÉREZ), pero en base a la petición de perder sus poderes (esto es de la teleserie). Bart teme a la muerte asociada y colofón que supone la carrera del hombre más rápido vivo. Mientras le someten a análisis, descubren que Bart es la Fuerza de la Velocidad; ésta no ha desaparecido. Pero lo lastra el miedo, cohibiéndolo. Se torna un personaje tipo MARVEL, preso de esa etapa gris del conflicto personal, considerando su vida barrenada por sus poderes. No comprendemos por qué alguien con semejantes talentos podría querer repudiarlos. Conllevan enorme responsabilidad, cierto, pero inmerso en el mundo de violenta turbulencia donde se desarrollan sus peripecias, puede ser su única posibilidad de supervivencia. Hay trampa en todo eso, claro está. Con frecuencia, al menos en la época clásica, los superhéroes Marvel luchan en un solar o edificio desocupado, donde las víctimas colaterales son nulas. En el UNIVERSO DC, al menos respecto a The Flash, la muerte es un constante y cierto riesgo, como las acciones de EL CAPITÁN FRÍO constatan. Para un superhéroe Marvel resulta fácil querer desprenderse del pesado manto del poder. Nunca lo congelarán para reventarle la cabeza de un culatazo.
Esta mieditis resulta irritante, y más en alguien como Bart, nada virgen en estos menesteres. Era Impulso: nunca frenaba ante nadie (dicen). DeMeo y Bilson justifican su temor apelando a su amarga madurez sobrevenida, que contrasta con el proceder de El Grifo, un moderno héroe oscuro, cínico, pues Griffin, ensoberbecido, se desboca, convirtiéndose en lo que pretendía combatir. (Aunque es falso: buscaba titulares y portadas.) Bart acaba asumiendo su legado, pero lo hace reluctante, engañándonos con una medio sonrisa de confianza.
NO HEREDA BOTAS DE SIETE LEGUAS, SINO UN ANILLO.-
Donde Barry Allen guardaba su uniforme escarlata hipercomprimido y objeto de codicia de la figura de la gran portada del tomo que comentamos, hogar de dos sagas: la que desarrolla el arranque de Bart como cuarto Flash y la manoseada amenaza de El Grifo (que evidencia, con crudeza, las carencias de Bilson y DeMeo, quizás grandes aficionados de Flash, pero incapaces de explotar todas sus posibilidades), y la del afianzamiento de Bart como nuevo Flash.
Con estas sagas, DC rompe con las series anteriores, entregando un mundo nuevo al nuevo Flash; pero no es tabla rasa completa. Algunos de esos elementos logran traspasar la capilaridad mimetizándose con el paisaje. Ejemplo: el matrimonio West era interracial. Bart se echa una novia hispana, si atendemos a su apellido. (Ahora, alguien aducirá que no es así; es en homenaje a GEORGE PEREZ.)
Como símbolo de esta fractura tenemos el último episodio de UN RAYO EN UNA BOTELLA, título general de las desventuras con El Grifo: éste destruye el puente que une Central City con Keystone City, edificado por Wally West en treinta segundos (ver Fuego cruzado, sexto episodio). Se corta el nexo con aquél glorioso pasado, dejándonos las titubeantes incertidumbres del nuevo velocista escarlata. (Bart, plena Fuerza de la Velocidad, no reedifica el puente, como hiciera Wally, que aún tuvo tiempo de rescatar a cuantos estaban en peligro en él.)
GO WEST.-
Y aunque Bart no sea un buen pontífice, DeMeo y Bilson aprovechan esas páginas para asentar la trama de la siguiente saga, recayendo el peligro (un tanto como a trompicones) sobre el ex ATOM SMASHER, permutado a forma eléctrica de vida. Intenta paliar esta condición robando el ADN de Valerie, a la sazón su hija. Para conseguir su macabro plan se alía a INERCIA (o THAD THAWNE, ¿pariente de EOBARD THAWNE, el mortífero PROFESOR ZOOM?, preguntamos), cuya finalidad en esta tramoya no nos parece clara. ¿Pretende ser el único velocista vivo, o tiene otro plan? ¿Esta es la finalidad, mediocre, de alguien con tal poder?
El secuestro de Valerie empuja a Bart, víctima de un flechazo amoroso, hasta California (más fractura con la leyenda), donde se topa con el peligroso mago del futuro ABRAKADABRA (desde el futuro le llegan numerosas amenazas a Flash, nos percatamos), convertido en un vulgar perista con apariencia de menda de MELROSE PLACE. (¡Vaya ralea de supervillanos! Al menos, DR. DOOM quiere ser el dictator del mundo. Un poco de clase, hombre.) Bart lo derrota, y casi como porque él es Flash, el bueno. Bart/Flash decide empadronarse en Hollywood, fascinado con las lentejuelas de TINSELTOWN, desvinculándose así aún más de su heredad.
No podemos decir que Un rayo en una botella (el título ya delata el problema) sea malo; entretiene, pero no está a la altura de lo que nos tenían acostumbrados Johns o Waid, ni de lo que se esperaba de tan marcado hito. Incluso FRANK MILLER, que aparentemente no es afecto a este tipo de héroes, entendió mejor lo que implicaba ser Flash (como denota en DK2). DC no ha acertado, consideramos, con la elección del equipo creativo ni con el gráfico. El dibujante principal, LASHEY, hace un trabajo nominal, más que meritorio. Sin duda los barandas de DC tienen en nómina equipos mucho más capacitados / sintonizados con el personaje y el hito que el acontecimiento supone. El reclamo que constituyen Bilson y DeMeo, inicialmente, es un valor de interés, a tenor de su leyenda. Pero, ya en materia, defraudan las expectativas. Para ellos, Flash es un tío rapidísimo, pero no al modo Waid o Johns: algo pletórico de facultades. El siguiente ejemplo apoya nuestro criterio: el sexto episodio de Guerra Relámpago desarrolla el duelo entre Flash y Zoom y nos regala la siguiente perla:
«Ya hemos dado la vuelta al mundo una docena de veces.
»Hemos recorrido cada centímetro del mundo. He visto a docenas de mis amigos héroes. Pero ninguno puede ayudar. Esta pelea… sólo ha durado menos de un segundo.»
Wally West peleaba usando la Fuerza de la Velocidad: Bart ES la Fuerza. En cambio, a todo llega tarde, o por los pelos (ya asumido su rol como Flash). Un reto como el que le plantea Inercia es irrelevante, tal es su poder: los acontecimientos quizás se deberían haber terminado ANTES incluso de iniciarse si nuestras breves nociones de Física no nos fallan. Y esto lleva a preguntarnos: cuando Flash esprinta a tope, ¿no se tropieza con su versión más lenta? Quizás esto lo impida un efecto colateral de la Fuerza de la Velocidad.
Lashey se ve notablemente desdibujado por la labor del considerable equipo de entintadores que le arropa. Pocas veces antes habíamos visto tal preponderancia del entintador sobre el lápiz del dibujante (cuyo arte nos recuerda a JOE BENNET y a DOUG BRAITHWAITE), mereciendo un gran reconocimiento el dibujo (la tinta, más bien) del que creemos es episodio dos, o quizás el tres, porque es algo confuso dónde empiezan o acaban los capítulos de este recopilatorio.
Antonio Santos
De su Serie Gramática Parda, entrega 13
Ficha técnica.-
TÍTULO: THE FLASH – 1 AÑO DESPUÉS
GUIÓN: DANNY BILSON y PAUL DEMEO
DIBUJO: KEN LASHEY, KARL KERSH, SAL VELLUTO, RON ADRIAN, ANDY SMITH, ART THIBERT
TINTA: KWL STUDIO, NORM RAPMUND, MARLO ALQUIZA, JAY LEISTEN, WALDEN WONG, SERGE LAPOINTE, ALEX LEI, ROB LEA, ART THIBERT
COLOR: CARRIE STRACHAM, STEPHANE PERU, RICHARD Y TANYA HORIE
EDITA EN ORIGEN: DC COMICS, año 2006
EDITA (ESPAÑA): PLANETA-DEAGOSTINI, año 2007
TRADUCE: DIEGO ÁLVAREZ
CORRIGE: GUILLERMO RUÍZ
ROTULA: DAVID VALENCIA
PRÓLOGO: TONI BOIX
REALIZACIÓN TÉCNICA EDITORIAL: 9 LETRAS
FORMATO: ÁLBUMES REOCPILATORIOS, OCHO ENTREGAS. 196 PÁGINAS C/U. COLOR.
ISBN: 978-84-674-4272-4
IMPORTE: 13,95 EUROS.