ROBERTO ALFREDO FONTANARROSA (EL NEGRO)
NORBERTO RODRÍGUEZ VAN ROUSSELT

Resumen / Abstract:
Roberto Fontanarrosa, el gran dibujante y escritor argentino, tuvo una trayectoria ininterrumpida en los medios gráficos argentinos y logró trascendencia internacional a través de uno de sus personajes, Boogie el aceitoso, parodia de espías y agentes secretos agregando a ello sus chistes (gag-panels) que recorrieron el mundo. Una vida prolífica signada por el afecto de lectores y colegas que llegó a su fin el 19 de julio de 2007. / Roberto Fontanarrosa, the great Argentine writer and cartoonist, had an unbroken record in the Argentine print media and succeeded international concern through one of his characters, Boogie el aceitoso, parody of spies and secret agents by adding to it his jokes (gag -panels), which toured the world. A prolific life marked by the affection of readers and colleagues who came to its end on July 19, 2007.
Notas:
Texto publicado originalmente en el número 32 de la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta, en diciembre de 2008.

ROBERTO ALFREDO FONTANARROSA (EL NEGRO)

 

Después de una niñez apacible y tranquila, sin nada sobresaliente que la hiciese distinta a la de cualquier otro niño de una ciudad de provincias, entró en la adolescencia. Había nacido el 26 de septiembre de 1944 en Rosario, la ciudad más importante de la provincia de Santa Fe, en Argentina. Una ciudad de gran influencia italiana, tanto en su arquitectura como en la guía de teléfonos, según sus palabras. Ese fue un momento crucial para él. Su padre quería que fuera al colegio industrial mientras que la madre, que habitualmente veía que dibujaba y seguía haciéndolo, dijo resignada: «Que haga lo que quiera».

Copiaba cotidianamente los dibujos de sus revistas preferidas: Rayo Rojo, Misterix, Puño Fuerte y El Tony, sobre todo a su admirado Hugo Pratt. Fue al industrial. «Allí saldrás técnico en algo y siempre tendrás un trabajo esperándote»: tal la sentencia paterna. A su vez inicia un curso de dibujo por correspondencia, el de los «12 famosos artistas» (Pratt era uno de ellos) en la Escuela Panamericana de Arte, cuna de muchísimos dibujantes argentinos todavía en actividad.

Su profundo desinterés por la matemática, la historia y otras materias provoca que deba repetir el tercer año secundario. Abandona la escuela. De esta época escolar, aclaró que solo tenía un recuerdo feliz: la salida al mediodía los miércoles en que corría al kiosco y compraba Hora Cero Semanal, la famosa revista dirigida por Héctor G. Oesterheld.

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Figura 1: Evolución de un personaje: Inodoro Pereira de 1974 hasta 1995.

En 1962, contando con dieciocho años, viaja a Buenos Aires para visitar la Editorial Columba. Allí, luego de una larga charla, le prometen el envío de un guión. Vuelve a Rosario, esperanzado. Vana espera para un trabajo que nunca llegó. Después del desengaño entra a trabajar en la Agencia de Publicidad Roberto Reyna en su ciudad, donde realiza un trabajo convincente dentro de la empresa. Corre el año 1963. Siente que no es lo suyo.

El año del mayo francés y asesinato de Martin Luther King, 1968, es para Argentina el año de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, un iluminado que quebró la inteligencia del país empezando por las universidades, especialmente la UBA, en ese momento faro de la investigación y la cultura en América Latina. El dibujante publica su primer chiste gráfico: en ello muestra a un policía que observa su bastón manchado de rojo sangre y exclama: «No hay ninguna duda. Eran comunistas».

De esa época y refiriéndose a la noche de los bastones largos, Mafalda opina: «Es el palito de abollar ideologías». En ese mismo año el Negro ilustra la cubierta de la revista rosarina Boom e inicia allí una página de humor. Rosario Central, equipo de fútbol de sus amores, sale campeón por primera vez en 1971 y escribe un cuento homenaje: «19 de septiembre de 1971» que luego es incluido en el libro «Nada del otro mundo», publicado por De la Flor en 1988.

En pleno auge de la era James Bond crea una parodia, antecedente de «Boogie el aceitoso», en setenta y cinco páginas, editada en otra revista rosarina, Tinta, que sale a cargo de Pergament y Sergio Kern. Con estilógrafo, aparece también «Tadea y sus hijos», otro grotesco a la italiana sobre una familia terrible, llena de gritos y peleas.

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Figura 2: Evolución de un personaje: Boogie el aceitoso de 1974 hasta 1995.

Alberto Cognigni, famoso bon vivant del Cerro de las Rosas, aristocrático barrio de Córdoba, ciudad capital de la misma provincia, lanza al mercado Hortensia, que pronto edita 100 000 ejemplares, y como principales colaboradores la integran Crist, Brócoli, Lolo Amengual, Ian y Fontanarrosa, copiando descaramente a... Hugo Pratt enclave de humor.

Allí se inauguran «Inodoro Pereira» y «Boogie». Es el año 1972 y a fines del mismo se pone en venta la rupturista Satiricón, donde publica historias basadas en cuentos de Borges, películas y best sellers. Es su momento de acceso a la fama, tiene veintiocho años y De la Flor edita «¿Quién es Fontanarrosa?», un álbum de recopilaciones.

Al año siguiente Clarín «el gran diario argentino» (eslogan que siempre lo acompaña) inaugura la página que lo distingue en el mercado y que acostumbró a leer la publicación desde atrás. Allí colaboran Viuti, Crist, Tabaré, Altuna, Trillo, Guinsburg, Abrevaya, Ian, Dobal y Fontanarrosa.

Esta página se hizo famosa rápidamente y con accidentales y pocos cambios hasta el día de hoy se mantiene como sello editorial. El periódico tiene un suplemento semanal los días miércoles. Ahí mismo se alternan semana por medio «El negro blanco» (C. Trillo y E. García Seijas ) e «Inodoro Pereira, el renegao» años más tarde.

Mengano es una publicación semanal que aparece en 1974 y donde el Negro colabora incorporando a «Inodoro», después de la salida de Hortensia y ya con su estructura definitiva. Dos publicaciones circunstanciales salen: Chaupinela y La Cebra a Lunares, donde es convocado. Es un tiempo arduo, está en cuatro medios a la vez y alcanza con su humor a todos los sectores.

Mientras sigue desplegando casi en silencio la faceta literaria. Ediciones De la Flor publica ese año la primera recopilación de sus personajes: «Inodoro y Boogie». Sigue con sus chistes diarios en Clarín. Años más tarde confesó que en algún momento pensó en irse del país y decidió no hacerlo por cuestiones idiosincráticas del humor y el tiempo que llevaría comprenderlo en el destino que eligiese. La antigua revista dominical de Clarín es rediseñada y sale con el nombre Viva. Lo incorporan a la misma. Una página humorística una semana e «Inodoro» en la otra.

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Figuras 3 y 4: Una tira del primer (arriba) y del último (abajo) episodio de «Boogie el aceitoso»

Volviendo a la cronología, «Boogie» ingresa a Humo®, quincenal en ese momento de 1979. Es un personaje que no produce víctimas pero provoca temor. Se publica también en el semanario La Maga y lo introduce en México y Colombia. Manifiesta en un reportaje que ha recibido muchas críticas en contra pero que le asusta que lo feliciten los que aprueban que el personaje castigue a negros y mujeres. Por lo visto, la ironía no es el fuerte de tales lectores.

Cuando al año siguiente Les Luthiers, el famoso y humorístico grupo musical, presenta su espectáculo «Mastropiero que nunca» en Rosario, se conocen con el dibujante y este comienza a trabajar en los guiones. La primera novela, «Best seller», se la publica Editorial Pomaire en 1981 y prosigue la relación el siguiente año con la secuela «El área 18».

Aquí el escritor se vuelve imparable. Ediciones De la Flor sale en 1982 con su primer libro de cuentos: «El mundo ha vivido equivocado», al que siguen «No sé si he sido claro», «Nada del otro mundo», «Uno nunca sabe», «El mayor de mis defectos» y «La Mesa de los Galanes», libros que como reza el refrán popular «se venden como el pan».

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Figura 5: Sperman.  
Cuando en 1984 sale Fierro al mercado, algo cambia en la historieta. La empresa tenía un antecedente: El Péndulo. Pero el nuevo título va más allá. Si Ediciones de la Urraca, con su revista insignia Humo® y Superhumo® llega a la desfachatez y la burla contra la dictadura militar, Fierro ya está fuera de ese período y se adhiere al destape y la aventura.

Fontanarrosa cumple el sueño de la historieta deportiva hilarante: «Semblanzas deportivas» y llega al sexo con un superhéroe casi escatológico: Sperman, un dador de semen acompañado por una mascota que simplemente es un espermatozoide gigante que dialoga con él. «Best seller» es un verdadero best seller con éxito en las ventas y es reeditado por De La Flor junto con «El área 18» en 1985. Ese año y con el mismo sello aparece otra novela: «La gansada».

Viene otro año mundialista: el 1994. Clarín lo contrata como comentarista de la «Selección nacional» y lo envía a Estados Unidos. El comentarista es la Hermana Rosa, mentalista que predice los resultados. Le es entregado el Premio Konex, prestigioso premio a distintas actividades de relevancia. «La mesa de los Galanes», una serie de cuentos desopilantes que sale en 1995, lo hace cuando el ya mítico café El Cairo había sido cerrado y el grupo de amigos se había instalado en otro, La Sede. El Cairo se hallaba en la esquina de Santa Fe y Sarmiento de Rosario. Era casi el equivalente de la Confitería La Paz de Buenos Aires. Bohemios, artistas, intelectuales, plásticos y actores poblaban las mesas. La de los Galanes rompía el molde. Eran cerca de veinte habituales que hablaban de la nada y la intrascendencia con mucho humor. Se mudó al otro café en la década del noventa.

Los momentos de gloria terminan en el 2003. Le diagnostican ELA (esclerosis lateral amiotrófica) enfermedad horrible y terminal. No se entrega tampoco. Sigue trabajando como puede y dando ejemplo de ganas de vivir. Queda recluido en una silla de ruedas y el 20 de noviembre de 2004 participa del III Congreso de la Lengua Española, donde dio su famosa charla «Sobre las malas palabras», festejada en el mundo hispanohablante.

Comienzan los homenajes. El 26 de abril de 2006 el Senado de la Nación le hace entrega de la Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento que reconoce su vasta trayectoria y aportes a la cultura argentina. Anuncia (18 de enero de 2007) que deja de dibujar debido a su mal pero aclara que continuará escribiendo los guiones para los dibujantes que lo suplanten. A los 62 años, el 19 de julio de 2007, víctima de un paro cardiorespiratorio, fallece. Una hora antes había ingresado en un hospital.

Estuvo casado treinta años, tuvo un hijo, Franco, del que decía que era su mejor obra, una buena persona y estéticamente competente. Vivía con una nueva pareja que lo cuidó hasta los últimos instantes. La ciudad se volcó a la calle para seguir el cortejo fúnebre. La risa había terminado, cosa que tal vez no le hubiese gustado.

 

El arte del Negro

Definir la labor de Fontanarrosa resulta accesible si se divide en gráfica y narrativa, aunque al hacerlo se halla la dificultad de que las dos vertientes se cruzan constantemente. Muy poco, casi inexistente, es su humor mudo. Siempre algún texto acompaña la escena representada. La imagen ilustra dicho texto. Es un escritor que dibuja sus reflexiones.

Comenzó dibujando y, como él mismo confesó, copiando historietas. Y de ellas prefirió las de Pratt. Pese al pulido de la línea y aún con el transcurso del tiempo puede notarse en los personajes (sobre todo en Boogie) esa mirada cejijunta característica del dibujante italiano. Dos son las historietas base de su fama: el citado «Boogie» e «Inodoro Pereira, el renegao», una desopilante parodia del gaucho en que un elenco heterogéneo acompaña al personaje: el Mendieta, perro filósofo; la Eulogia, su mujer; una tribu de indios, los loros y gallinas habituales más una vaca coqueta y un chancho en esporádicas apariciones.

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Este carácter, caricatura del gaucho haragán y conversador, que justifica con peregrinas excusas su ocio, perturbado a veces por problemas a los que halla la solución de la inacción, comenzó a publicarse en Hortensia, con un dibujo muy trabajado y humor todavía titubeante. Poco a poco va adquiriendo coherencia y tras pasar por otras publicaciones recala en la página de un suplemento semanal del diario Clarín y es incluído de manera quincenal en el relanzamiento de la revista dominical de dicho medio: Viva. Allí se asienta definitivamente.

En 2004 ilustró el «Martín Fierro», cuyos dibujos sirvieron para una película de animación. Inodoro y Boogie, más que exponentes del autor son representantes del humor argentino,  socarrón, agresivo y a veces feroz. En los últimos años el dibujo y la línea que lo contiene, se estilizan y depuran al máximo, también los rasgos caricaturescos. En la faz narrativa, con una producción abundante que ha servido para varios espectáculos teatrales, el humor es más melancólico sin perder esencia. Varios son los libros con su prosa. Los personajes, sólidos a través de los diálogos, tienen carnadura reconocible. Humilde, exclamará alguna vez: «de mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto».

Creación de la ficha (2015): Norberto Rodríguez Van Rousselt. Edición de Félix López. · El presente texto se recupera tal cual fue publicado originalmente, sin aplicar corrección de localismos ni revisión de estilo. Tebeosfera no comparte necesariamente la metodología ni las conclusiones de los autores de los textos publicados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Norberto Rodríguez Van Rousselt (2015): "Roberto Alfredo Fontanarrosa (El Negro)", en REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, 32 (31-III-2015). Asociación Cultural Tebeosfera, Ciudad de la Habana. Disponible en línea el 18/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/roberto_alfredo_fontanarrosa_el_negro.html