POLITIK. EL REVÉS DE LA POLÍTICA |
Con la política pasa otro tanto. Conscientes los organizadores de campañas del poder de la publicidad, de la televisión y de la falsedad bien vestida, los políticos han pasado a ser actores de una comedia frívola en la que se promete pero no se cumple y en la que el respetable sale de la función medio satisfecho tras echar unas risas, pero consciente de que le han engañado en el precio de la entrada. Más o menos todos sabemos esto, y ya es cosa común comparar a un político con un mentiroso que busca tan sólo el tintinear del dinero en sus bolsillos, que es donde anidan hoy los ideales. Pero ¿cómo explicas eso a los niños?
Eso se propusieron las autoras de POLITIK (el título lleva la ka al revés), un libro editado por Rocaeditorial en 2010 que ha gozado de cierto predicamento en los medios ajenos a la historieta por ser una suerte de cómic escrito por la periodista Emma Reverter, experta en derecho internacional. El libro se subtitula “El manifiesto gráfico”, pomposamente, porque de manifiesto nada tiene, siendo más un libro pedagógico que una llamada a la incitación. En el arranque se plantea la situación jocosa de una abuelita explicando a su nieta el meollo de la política, con constantes intromisiones de un abuelito un poco tarambana pero muy acertado, que es quien coloca cada cosa en su sitio: en el término medio. La narradora, es decir, el personaje de la abuelita cuyo cascarón habita Reverter, deviene una suerte de oráculo de un niño llamado Apolo (en la mitología también dios de la política) instruyéndole sobre la labor de los periodistas y del librepensamiento.
Las explicaciones de la abuelita se ven interrumpidas por las intromisiones del abuelito, que se revela como un verdadero Cronos sabedor de toda realidad. | |
La narradora de esta obra, que se sitúa a caballo entre el cuento pedagógico y la antología humorística, parte de la equívoca idea de que la política es “la vida de los políticos”, cuando realmente es la vida de todos, regulada y bien organizada, y se posiciona en la afirmación, tristemente cierta, de que los políticos venden ideas antes que hechos probados. Para reforzar estas ideas se le explica al niño la profesión de periodista, que adquiere gran importancia en el discurso de la autora, pero que realmente no es tan relevante en una didáctica de la política. Con todo, esta fábula ética a modo de historieta sí que aporta algunas claves de la política en la actualidad, como son que los políticos están al servicio de los financieros y que los periodistas están en gran medida al servicio de las compañías y empresas que dominan a los políticos. No deja de ser paradójico que el niño anuncie a cierta altura: “Yo quiero ser periodista, como Supermán”, cuando precisamente Supermán es heroico solamente cuando se desviste de periodista para actuar.
Apolo repasa la poco alentadora situación mundial. |
Quien pone los puntos sobre las íes de Apolo y su oráculo es el abuelo, acaso símbolo del implacable dios Cronos, que nos revela que hemos admitido la corrupción como algo natural, que los idealismos se han desdibujado con la lealtad gremialista y que la vocación propende a la usura. Pese a la atractiva terna de personajes, el discurso flojea hacia la mitad del libro, cuando se mezclan las lecciones sobre la administración pública con las de historia, entreverando el relato con reflexiones como “las horas pasan lentamente cuando todo duele”, que no por ser más cierto es más oportuno. Resulta atractiva la alegoría / homenaje de Apolo sobre un planeta pequeñito que mira con desconsuelo hacia niños de Darfur o de Corea del Norte, que recuerda a la poesía de Saint-Exupéry, pero resulta poco convincente el repaso apocalíptico a la situación mundial de las páginas 103-112 y el final en el que propone la fusión de los extremos y advierte sobre la corrupción y la hipocresía, evitando adoptar un color político. Es buen consejo, sin duda, pero esto no parece construido para que lo entienda un niño, sino para convencer a un lector adulto.
Lo mejor de este libro es sin duda la labor de la joven Màriam Ben-Arab, catalana pese a su apellido, representante evidente de una generación nueva que nace de la mezcla y que ha trabajado hasta hoy en la ilustración infantil. Ben-Arab viene avalada por un premio, el Cavall Fort de 2009, y aporta al libro un atractivo muy especial. Su dibujo es delicioso, muy bien compuesto, con masas de blanco intencionadamente colocadas para servir de contrapunto a negros muy intensos. Es delicada y sencilla, pero consigue imágenes de gran impacto y persistencia, a lo que ayuda la buena impresión (excelente) y encuadernación del libro. Es en este ejercicio de composición equilibrada y en el diseño elegante y sencillo de los personajes donde reside el interés de este libro, llamado a constituirse en una rareza de la tebeografía española, como muchas hay, y que sin duda gozará de éxito entre periodistas y políticos, o sus hijos, pues al público en general le resultará levemente árido, salvo por lo que se refiere a su cuidada apariencia. Apolo se percata de las enormes diferencias existentes entre los niños del mundo.
Ben-Arab tiene mucho más que contar. Esperamos.