O TICO-TICO HACE CIEN AÑOS.
Memorias de la primera revista brasileña de historietas
Si hubiese continuado publicándose ininterrumpidamente, O Tico-Tico hubiese cumplido 100 años de vida el 1 de octubre de 2005, pero por desgracia no llegó a tanto, clausurando su carrera de innegables éxitos después de 56 años de publicación. Portada del no. 1901.
No es que eso sea poco. Todavía hoy, diciembre del 2005, la revista O Tico-Tico representa un hito en la industria editorial brasileña, al convertirse en la más longeva publicación periódica dirigida a la infancia hasta ahora en el país. Más que eso: fue no solamente la publicación de mayor longevidad en brindar regularmente historietas en sus páginas, sino que también la primera en dedicarse a esa tarea.
Todo ello en una época en que el lenguaje gráfico secuencial comenzaba apenas a dar sus primeros pasos, enfrentando presiones generadas por el desconocimiento de sus características intrínsecas, desconfianza en sus beneficios sociales y prejuicios en su calidad artística y méritos educacionales. A todo eso la revista brasileña respondió con una postura siempre firme en sus objetivos didáctico-pedagógicos, manteniéndose incondicional de inicio a fin a la misión de entretener, informar y formar de manera saludable a los niños brasileños, misión que desempeñó con gallardía durante más de medio siglo.
Este artículo, realizado como homenaje a tan importante publicación, recorre sus varias décadas de historietas y entretenimientos buscando evaluar su contribución en el desarrollo de una industria de la historieta genuinamente brasileña.
El inicio…
Ideada por el periodista y caricaturista Renato de Castro, junto con el poeta Cardoso Júnior y el profesor y también periodista Manoel Bonfim, la propuesta de la revista O Tico-Tico fue presentada a Luís Bartolomeu de Souza e Silva, dueño de la Sociedad O Malho, que en aquel entonces tenía como su publicación de mayor destaque el semanario satírico O Malho. El director no solo aceptó la idea de forma entusiasta, también ayudó a modelar con el tiempo el formato de otras publicaciones de época, principalmente la revista francesa La Semaine de Suzette, publicada de febrero de 1905 a junio de 1940, y de mayo de 1946 a agosto de 1960.
El acierto de la nueva publicación infantil quedó ampliamente demostrada por la recepción del público, que la adquiría con rapidez, obligando a la editora a imprimir con urgencia una segunda edición con el doble de la tirada inicial, que fue de 10 000 ejemplares, vendidos al precio de 200 reis el número (este precio, por cierto, se mantuvo inalterado en esa cantidad por casi quince años, un valor relativamente bajo y que posibilitaba la compra de la revista por amplias capas de la población).
Desde su inicio la revista se destacó por interesantes secciones, con materiales para todos los tipos de gustos y géneros. Fue la variedad, tal vez, su mayor característica, en busca de informar sobre los diversos aspectos de la vida social que consideraba necesarios al desarrollo de los niños. Elaborada en un tono cariñoso, con un lenguaje coloquial pero en extremo cuidadoso, perseguía la idea de que el avance del país dependía de un compromiso serio con la educación de sus futuras generaciones, ampliando el acceso de toda la población a los beneficios de la cultura. Alrededor de ese objetivo organizó su proyecto editorial fielmente mantenido durante sus años de publicación.
Varias generaciones tuvieron acceso a las materias de la revista O Tico-Tico, siempre el mismo nivel de entretenimiento e información. Ella dejó marcas profundas en todos sus lectores, que guardaron siempre los mejores recuerdos. Sus editores tuvieron además la preocupación de cultivar una constante y estrecha relación con su público, haciendo que se sintiese como participante de la propuesta editorial de la revista. A cada cambio, normalmente realizado en función de urgencias económicas, la dirección de la revista publicaba un texto explicativo con el objetivo de romper el impacto negativo que esa modificación podía generar en sus lectores (Rosa, 2002).
Sobre todo se puede decir que la publicación estuvo marcada por una aguda sensibilidad del mercado. Sus organizadores se anticiparon en algunos años a las propuestas de marketing defendidas solo unas décadas después por autores como Philip Kotler y Peter Drucker.
Las historietas en la revista O Tico-Tico
Acerca de las historietas, la revista O Tico-Tico, como dijimos, destaca por haber sido la primera en publicar regularmente series producidas por los aficionados al noveno arte,al principio buscando abastecer a su público en las fuentes de las producciones norteamericanas y europeas. De la producción norteamericana, inclusive, surgió su personaje principal, bautizado en Brasil como Chiquinho, pero que en los periódicos yanquis era conocido como Buster Brown. Portada del Almanaque d´O Tico Tico 1948.
Creado por Richard Felton Outcault, el travieso muchacho, originalmente de clase alta, descendió aquí un poco socialmente y adquirió las maneras de un muchacho del pueblo, viviendo divertidas aventuras al lado de un típico niño de nuestra realidad social más popular: el Benjamín, un muchacho de origen africano creado por uno de los autores brasileños que continuaron la saga de Outcault cuando el material original ya no llegaba al país. El autor, Luis Gomes Loureiro, fue el primero de varios artistas nacionales que trabajaron el personaje, haciendo que adquiriese características propias de la cultura brasileña. En su conjunto hicieron que el universo de las aventuras de estos personajes –a los que se debe agregar necesariamente el cachorro Jagunço, originalmente llamado como Tige– representasen un pintoresco panorama de la sociedad brasileña de la primera mitad del siglo XX. En ese sentido, Augusto Rocha, Alfredo Storni, Paulo Afonso, Oswaldo Storni y Miguel Hochmann, los autores brasileños que se dedicaron al personaje Chiquinho, hicieron un enorme servicio al país, al transformar un personaje sin mucha gracia y con una propuesta hacia un público extremadamente elitistaen una figura palpitante, dinámica, que agradaba mucho a sus lectores y lograba que estos se identificasen plenamente con él. No sorprende, entonces, que durante varios años los lectores de Chiquinho imaginasen que este gran personaje de historietas fuera originalmente producido en Brasil. Y no estaban tan engañados, pues en una cierta forma fue lo mismo (Cotrim, 1974; Cirne,1990).
Mas no solo de Benjamín, Jagunço y Chiquinho se nutrían las historietas de la época en que las ciudades brasileñas eran iluminadas por farolas de gas. Otros varios personajes fueron publicados regularmente en la revista O Tico-Tico, tanto extranjeros como aquellos creados en tierra brasileña. Entre los primeros se destaca Mickey Mouse, en historias creadas por Ub Iwerks y después por Floyd Gottfredson, inicialmente llamado el Ratinho Curioso; Krazy Kat de George Herriman, llamado el Gato Maluco; Popeye de Elsie Chrisler Segar que se conoció como Brocoió; Gato Félix de Pat Sullivan; Mutt y Jeff de Bud Fisher, Little Nemo in Slumberland de Winsor McCay, entre otras (Moya, 2003). Entre los brasileños, figuras como Lamparina del gran J. Carlos, Kaximbown de Max Yantok, Bolinha e Bolonha de Nino Borges, Zé Macaco y Faustina de Alfredo Storni, Pirolito de Fritz (Anísio Oscar Mota), Tinoco, o caçador de feras, de Théo, João Charuto de Edmundo Rodrigues y Réco-Réco, Bolão y Azeitona, del inigualable Luis Sá, para solamente mencionar algunos de los personajes que tuvieron sus orígenes en las manos de artistas radicados aquí (O Tico-Tico, 2003-2004). «Legionarios da sorte» en el número de octubre de 1941. Abajo: «Pandareco, Parachoque e Viralata» en el número de junio de 1944.
Además de las series con personajes fijos, O Tico-Tico también se nutrió de historietas dedicadas a finalidades instructivas o de información, generalmente relacionadas con la narración de episodios de la historia brasileña, de nuestra cultura o biografías de personajes ilustres de la escena política y económica nacional. En especial, merece recordarse de «O descubrimento do Brasil», «Historia ilustrada - Páginas relembradas» y «Figuras magníficas», todos por la mano artística de Leónidas Freire; «A vida de Floriano Peixoto», con textos de A. Plessen y las ilustraciones de Cícero Valladares, e «Historias do tempo da escravidão», por Angelo Agostini (O Tico-Tico, 1955).
Las páginas literarias
Gran parte de las páginas de la revista O Tico-Tico eran ocupadas por producciones literarias, normalmente constituidas por pequeños cuentos o historias dirigidas al público infantil, pero también incluía novelas de folletín, poesías, crónicas, reflexiones sobre la realidad brasileña y consejos para los jóvenes lectores. Muchas de esas historias eran traducciones o adaptaciones de publicaciones extranjeras, llevando a los lectores brasileños, publicadas en capítulos, las obras de grandes autores de la literatura mundial, como Mark Twain («Las aventuras de Tom Sawyer»), Robert Louis Stevenson («La isla del tesoro»), Julio Verne («Cinco semanas en globo»), Cervantes («Don Quijote»),Shakespeare («Hamlet»), Jonathan Switf («Viajes de Gulliver»), Daniel Defoe («Robinson Crusoe»), entre otras. Los cuentos de hadas y muchas leyendas brasileñas también aparecieron en las páginas de la revista para encantar al público infantil con sus narrativas fantásticas y mágicas.
O Tico-Tico tenía sus redactores regulares, un grupo constituido por profesores, periodistas y escritores que trabajaban para la Sociedade Anônima O Malho, con la mayor parte de sus esfuerzos dedicados a la publicación infantilde la editora. Entre ellos se destacan dos nombres: Carlos Manhães y Eustórgio Wanderley. El primero fue redactor-jefe de la revista desde 1926 hasta 1939, trajo nuevos diseñadores para el equipo y buscó compatibilizar las materias insertadas en la publicación con el currículo escolar vigente entonces. En la empresaejerció funciones diversas y fue el responsable de la introducción de una dinámica propia en la publicación, donde introdujo además dos personajes de historietas de gran popularidad en el cine de animación como Mickey y El Gato Félix. Ahora Eustórgio Wanderley hizo un poco de todo. Utilizando diversos seudónimos –Maurício Maia, Trancoso, Malazarte y Wenceslao Semifusa– para susproducciones literarias, colaboró en la revista con poemas, cuentos, crónicas, consejos a los lectores, etc. Permaneció en la revista prácticamente hasta su final, respondiendo por diversas secciones fijas, entre las cuales se destaca la «Correspondencia do Dr. Sabetudo» (O Tico-Tico, 1955). "Aventuras de Chiquinho".
Muchos escritores brasileños de renombre participaron de la sección literaria de la revista, produciendo ocasionalmente, material específico, como Josué Montello, Leonor Posada, Osvaldo Orico, José Luis do Rego, Bastos Tigre, Olavo Bilas, Cardoso Júnior, Coelho Neto, Murilo Araujo, Catulo da Paixäo Cearense, Malba Tahan, Humberto de Campos, Arnaldo Niskur y Gustavo Barroso entre otros. Algunos autores consagrados colaboraron antes de su consagración como creadores, como ocurrió con Sérgio Buarque de Holanda, que a los nueve años tuvo un vals de su autoría publicado en las páginas de O Tico-Tico (O Tico-Tico, 2003, 2004).
La preocupación por la divulgación de la creación literaria generó también una colección de libros infantiles denominada Biblioteca Infantil d’O Tico-Tico, realizada en un formato grande y ricamente ilustrada. Entre los títulos de esa colección están «Contos da Mãe Preta»,de Osvaldo Orico; «Minha Babá», de J. Carlos; «Papae», de Juracy Camargo; «Pinga-Fogo, o detetive errado»,de Luis Sá; «O circo dos animais», de GasparCoelho y «Un menino de Coragem», de Leão Padilha. Página humorística en el número de abril de 1944.
Además de la preocupación por la divulgación de obras de indiscutible calidad literaria, los editores de la revista O Tico-Tico también incentivaron la creación en sus lectores. Promovieron así varios concursos de cuentos que publicaron en sus páginas. Muchos jóvenes sintieron despertar su vocación literaria con las colaboraciones que enviaban espontáneamente a los concursos de la revista, aunque no hubiesen alcanzado premio por ellas.
El didactismo y la información
Una de las más importantes características de la revista O Tico-Tico fue sin duda su aspecto educacional. De hecho la proposición creativa de la publicación ya la coloca en términos de una decidida intervención en el proceso educacional, al ayudar a formar los ciudadanos que las necesidades del desarrollo económico y social exigían, bajo la égida de una visión de construcción ciudadana basada en las valores de la clase media del país.
Es por ello que quizás la revista fuera más cultivada y permaneciera en el recuerdo de varias generaciones de lectores que la utilizaron como material didáctico o que recibieron enseñanzas cívicas y morales, básicas para su formación intelectual.
La revista reflejaba el momento histórico en que fue creada. El inicio del siglo XX fue un tiempo marcado por preocupaciones relacionadas con el desarrollo intelectual de la infancia, que debían transformarse en hombres íntegros, temerosos de Dios y respetuosos de los preceptos morales aceptados en la época. Así, una revista dirigida a la infancia tenía necesariamente que pasar por el tamiz del país y de los profesores, muy celosos de lo que sus hijos recibían por medio de la prensa. Conscientes de ello, los responsables de la Sociedad O Malho tuvieron el cuidado de privilegiar la perspectiva educativa y moral de la publicación, de manera que fuese compatible con la luz del espíritu didáctico y moralista entonces dominante. Fue en ese ambiente, reflejo de los valores deseados por las capas dominantes de la sociedad, que surgió, creció y floreció la revista O Tico-Tico, baluarte de la moral tradicional y del espíritu positivista que marcaba a la llamada República Vieja. Es ahí, probablemente, donde estaba la mayor razón de su éxito, o sea, en sus proposiciones moralistas y educativas en las cuales se mezclaban elementos de civismo y preceptos católicos, dominantes en el país, y que aparecían en varias secciones de la revista, reflejados en los cuentos infantiles, los poemas patrióticos y las narrativas históricas, estas últimas con lecciones sobre el respeto a los mayores, el culto a la solidaridad y la dedicación a las buenas obras. Página informativa en el número de junio de 1944.
Es importante destacar que la revista O Tico-Tico fue bastante eficiente en su objetivo de brindar entretenimiento y placer a la infancia de su tiempo. Por otro lado, es también importante remarcar que ella no lo hizo de manera inocente: en realidad ella cultivaba el objetivo de formar un determinado tipo de ciudadano y alabar un patrón de comportamiento específico, aquel de ayudar a construir la sociedad ideal imaginada por los directores de la revista y por las clases sociales que ellos representaban. En este sentido dice Zita de Paula Rosa (2005):
«Se construyó en torno de O Tico-Tico una imagen que correspondía a un conjunto de representaciones proyectadas por las clases privilegiadas y asimiladas por sectores de la clase media: la organización de una sociedad moldeada, dirigida por los más aptos, competentes y creativos y ayudada en sus miserias y diferencias. Se procuraba, de ese modo, transformar la misión embarazosa de un Brasil atrasado, subdesarrollado, enfermo y repleto de analfabetos» (Rosa, 2002: 15).
O Tico-Tico se enfrascó también en una campaña por la implantación de la exploración en el país, entendiendo que ese movimiento defendía valores éticos semejantes a los que ella preconizaba. Se esmeró también en la biografía de figuras ilustres de la historia brasileña y mundial, mostrándolos como ejemplos para ser imitados por los pequeños lectores. Tuvo un cuidado especial en la sección de los pasatiempos y concursos que tanto entusiasmaban a los aficionados de la publicación, y hasta la forma en cómo eran dirigidos los mensajes publicitarios en que era siempre destacado un desarrollo saludable y libre de males que pudiese perjudicar la formación de los futuros brasileños. En todas esas áreas los directores de la revista buscaban infundir proposiciones moralistas, y reforzando la línea pedagógico-moral de la publicación. Página de pasatiempos en el número de abril de 1944.
Por lo tanto, esas proposiciones aparecían con un mayor destaque en aquellas secciones de la revista dedicadas a establecer un diálogo permanente con sus lectores que representaron, en más de medio siglo de existencia de la revista, una verdadera escuela de disciplina establecida por la dirección y los colaboradores de la revista O Tico-Tico. Entre esas secciones las más conocidas fueron «Lições de Vovô», la «Correspondência do Dr. Sabetudo» y la «Gaiola d’O Tico-Tico».
La dimensión moral y educativa estuvieron en las ciernes de creación de la revista O Tico-Tico, constituyendo esto su razón de ser. Estos aspectos fueron plenamente asimilados por los adultos que vieron en la revista una valiosa aliada para complementar sus esfuerzos en la formación de los jóvenes brasileños, y le dieron su apoyo casi incondicional. Atenta a ello, desde el inicio la dirección del semanario buscó también enfatizar ese aspecto del elemento para complementar la educación formal, alentando entre los lectores la necesidad de guardar y preservar los ejemplares de la revista, pues estos podrían ser utilizados en el futuro por sus hermanos menores.
La declinación y desaparición de O Tico-Tico
El constante reforzamiento de los objetivos primordiales de la publicación, expresado en los almanaques y ediciones especiales, los testimonios de antiguos lectores en ocasión de fechas conmemorativas, así como los consejos exaltados por el Vovô, ayudó a crear el mito de los beneficios de un modelo pedagógico basado en el respeto a las leyes y la defensa intransigente de la moral y de las buenas costumbres. Al mismo tiempo, esas actividades de refuerzo mantuvieron la coherencia de la revista O Tico-Tico durante más de cinco décadas de publicación (Merlo, 2003).
No obstante, al mismo tiempo en que, por un buen período, garantizó la longevidad de la publicación, esa coherencia representó también la mayor razón de su desaparición, debido al desgaste y a la pérdida del soporte que esa visión tradicionalista del desarrollo infantil había granjeado en la sociedad brasileña, principalmente junto a las nuevas generaciones de educadores.
En 1934 el lanzamiento del Suplemento Infantil (después Juvenil) en Río de Janeiro, por Adolfo Aizen, inauguró una nueva fase de divulgación de las historietas en Brasil. Con el Suplemento se introdujo en el país el modelo norteamericano de historietas en las que se destacaban aventuras portentosas y personajes de intensa penetración social. La nueva publicación traería uno de los mejores momentos ya vividos por la historieta en Norteamérica con los autores más influyentes del área, como Alex Raymond, Al Capp, Hal Foster, Lee Falk, entre otros, en sus geniales creaciones para el noveno arte (Vergueiro, 2004).
El éxito del Suplemento abrió el camino para otras publicaciones del mismo estilo, como O Globo Juvenil de la Organización Globo. Algunos años después vinieron las revistas de historietas lideradas por el título Gibi, que terminó convirtiéndose en el sinónimo para este tipo de producción. La popularidad de las nuevas publicaciones afectó el predominio de O Tico-Tico entre los lectores, dando un final a su reinado absoluto de más de treinta años. De repente, los personajes ingenuos y bien intencionados de la revista fueron sustituidos en el gusto popular por intrépidos pacificadores de nuevos mundos, hombres enmascarados o seres superpoderosos.
Los editores de la revista intentaron una reacción a la concurrencia incorporando al título algunas series de aventuras. Entre esos personajes estaba «Babe Bunting», originalmente creada por Fanny Cory, una de las muchas imitaciones de «Little Orphan Annie» producidas en el mercado norteamericano. Autores brasileños también fueron llamados a trabajar en esa línea de historietas con aventuras, en la que se destacó Carlos Thiré, con «Os legionários da sorte».
Los cambios en la revista, sin embargo, no perduraron. Al inicio de la década de 1940 los editores prefirieron retomar sus propósitos originales, manteniendo el intento de publicación sin alteración. Así, con la eventual inserción de una u otra serie de historietas de los Syndicates norteamericanos, la revista O Tico-Tico continuó unida al modelo de publicación infantil didáctico-pedagógica que la había hecho conocida, negándose a realizar modificaciones que de hecho pudiesen llevarla al encuentro de los intereses de una nueva generación de lectores, y al mismo tiempo hacer frente a un nuevo modelo de publicación dirigido al público infanto-juvenil que se establecía en el país. Con ello se dirigió, caminó inexorablemente a su cancelación.
En las dos últimas décadas de existencia de la revista O Tico-Tico aumentó el porcentaje de páginas dedicadas exclusivamente al entretenimiento. Estas secciones, sin embargo, dejaban un poco a un lado la exploración del desarrollo de actividades motoras o el desafio a la curiosidad intelectual de los pequeños lectores, como ocurría en años anteriores. En esa última fase es importante destacar la presencia de chistes, anécdotas e historias cambiantes puramente humorísticas. Muchas veces ellos se constituían en secciones fijas, como «Cinco minutos de riso» o «Fique triste se puder». Portada del almanaque para 1953.
En 1955 los editores de la revista lideraron una serie de conmemoraciones por su cincuentenario. Un número especial conmemorativo de la efeméride fue publicado. En él se compilaba una serie de declaraciones de personalidades de la vida política y cultural brasileña, y en la que realizaban una evaluación emotiva del transcurso de la revista hasta aquel momento (O Tico-Tico, 1955). Aun así, a pesar de las manifestaciones de aprecio y de consideración que recibió la revista durante los meses siguientes a la celebración de su medio siglo de existencia, no se podía ocultar el hecho de que O Tico-Tico ya constituía una publicación atrasada, desgastada por el tiempo, y que se mantenía viva apenas por lo recuerdos de aquellos que habían convivido con ella en su infancia y que ya no conseguía hablar el mismo lenguaje de los lectores de entonces.
La llegada de la televisión al país en 1950 también puede haber influido para que la administración diera el golpe de gracia a la revista O Tico-Tico. De esta forma, sin condiciones para competir con el nuevo medio y sin disposición para poderse modernizar y buscar una nueva forma de diálogo con el público infantil, la revista se fue menguando y se desvaneció en sí misma al inicio de la década de 1960, dejando tristeza en todos aquellos que la admiraban. A ellos solo les quedó el consuelo que ninguna otra revista infantil conseguiría tener el mismo impacto que ella tuvo en la infancia.
Después de la interrupción de la revista, la Editora O Malho, ya entonces con una nueva denominación comercial, todavía publicaría varias colecciones de libros dirigidos a diversos segmentos de lectores. En general, representaban el reaprovechamiento de textos publicados en O Tico-Tico apenas actualizados para el nuevo público. Esto perduró hasta 1977, cuando cesaron esas actividades editoriales.
La herencia de la revista O Tico-Tico Portada del lujoso libro sobre esta publicación y su legado, de autoría colectiva pero coordinado por Sergio Augusto en 2007.
La oportunidad de la celebración de los cien años del inicio de la publicación de la revista O Tico-Tico, en octubre de 2005, posibilitó a los estudiosos y aficionados brasileños una reflexión sobre el impacto de la publicación en la vida del país. Más que un desfile de panegíricos a ese título —muchos de ellos, además, bastante merecidos—, se buscó trazar también un análisis crítico sobre el potencial de las publicaciones de ese tipo para la vida cultural de un país. Los distintos artículos con respecto al título y los dos títulos monográficos lanzados en conmemoración del evento (Azevedo, 2005; Vergueiro, Santos, 2005) evidenciaron la importancia de la revista, y registraron, para el lector actual cuán fuerte puede ser el impacto que una publicación de historietas puede tener sobre su público lector. Más que un recuerdo, la revista O Tico-Tico se convirtió en una leyenda entre los títulos de historietas en Brasil, logrando ayuda a romper, con su postura pedagógica y moralista, algunas barreras que existían en relación con las producciones de historietas en el país.