MANIFEST DESTINY (2014-2023), O LA RETÓRICA DE LO GÓTICO EN LA CONQUISTA DEL OESTE AMERICANO
JOSÉ MANUEL CORREOSO RODENAS(Universidad Complutense de Madrid (UCM))

Title:
Haunting the American West and the American Frontier: Manifest Destiny (2014-2023) as a Disursive Reevaluation of a Historical Process
Resumen / Abstract:
La expedición de Lewis y Clark se ha visto tradicionalmente como uno de los pilares para la creación de la identidad norteamericana. Así, Meriwether Lewis y William Clark se convirtieron en el prototipo del pionero exitoso. El objetivo de este artículo es analizar la serie de novelas gráficas Manifest Destiny, y cómo sus autores han cuestionado la noción de la construcción de la frontera americana en el oeste. / The Lewis and Clark Expedition has always been seen as one of the pillars for the creation of American identity. Thus, Meriwether Lewis and William Clark became the prototypes of the (successful) pioneer. The aim of this article is to analyze the graphic novels’ series Manifest Destiny and how their authors have challenged this conception of the construction of the American western frontier.
Palabras clave / Keywords:
Pioneros americanos, Oeste americano, Relatos de frontera, Manifest Destiny, Cómics del American Gothic, Expedición de Lewis y Clark/ American pioneers, American Western, Frontier narratives, Manifest Destiny, American Gothic comics, Lewis and Clark Expedition
Notas:
Texto entregado el 9 de abril de 2024. Aceptado el 1 de junio.

MANIFEST DESTINY (2014-2023), O LA RETÓRICA DE LO GÓTICO EN LA CONQUISTA DEL OESTE AMERICANO[1]

 

La concepción de la división entre lo conocido y lo desconocido, entre lo que yace a cada uno de los lados de la frontera del conocimiento, tradicionalmente se ha manifestado de forma cultura (y social y política) a través de la creación de una de las instituciones más longevas de la historia humana: las fronteras. Separar a una sociedad (o a una cultura) de otra se ha entendido como algo necesario y deseable para la mayoría de las civilizaciones humanas. Estas fronteras, dependiendo del momento histórico en que nos encontremos, así como de la naturaleza de los entes separados, han experimentado un nivel más o menos altos de rigidez, que ha variado desde una total apertura a un aislamiento completo. Sin embargo, existe un caso especial que llama poderosamente la atención: cómo Estados Unidos (y los estadounidenses) han entendido sus fronteras y se han interrelacionado con ellas. Una frontera no es sólo una línea de demarcación, sino que se trata de un borde total que confronta al Yo con el Otro. Por ende, su evaluación desde la óptica de las Humanidades es necesaria para obtener una visión lo más completa posible.

La creación y la comprensión del concepto de frontera ha sido un proceso dinámico en lo que respecta a la historia de Estados Unidos[2]. Por otro lado, también ha sido un concepto crucial para entender la propia concepción y la formación del país, determinando su presencia desde la colonización más temprana hasta el siglo XXI[3]. Además, este concepto ha mostrado tradicionalmente dos caras, afectando y siendo afectado por la evolución y las perspectivas culturales que ha adoptado el país. En consecuencia, los hechos históricos y literarios más relevantes también han contribuido a añadir información y puntos de vista que, a su vez, han contribuido a definir lo que la frontera ha ido significando para las sucesivas generaciones. Entre los distintos conceptos que se han traído a colación en este debate, el de los pioneros ha sido una constante, variando desde la sublimación heroica a las revisiones más contemporáneas. Al igual que ha ocurrido con otros conceptos culturales, la frontera ha adoptado una naturaleza cuasibiológica que a sido fluida, mostrando a su vez distintos niveles de interrelación con aquellos que se han acercado a ella. Desde los miedos y las desconfianzas originales, «[…] una terrible y desolada tierra baldía, llena de bestias y hombres salvajes […]» (Bradford, 1984: 64)[4], en palabras de William Bradford (ca. 1590-1657), a las asimilaciones contemporáneas que hoy se hacen la frontera en la cultura popular, se ha recorrido un largo camino, pero la idea original permanece inalterable.

La ruta seguida por Lewis y Clark. Gráfico creado por Victor van Werkhooven.

La expedición de Lewis y Clark (1804-1806) siempre se ha visto como uno de los pilares para la creación de la identidad estadounidense[5], el primer gran paso para completar el destino manifiesto y la primera demostración empírica de la extensión y grandeza del país, y también el ejemplo perfecto del impulso pionero que se ha mencionado más arriba[6]. Así, Meriwether Lewis (1774-1809) y William Clark (1770-1838) se convirtieron en los prototipos del pionero (exitoso). El principal objetivo de este artículo es analizar cómo la serie de novelas gráficas Manifest Destiny (2014-2023) [7] y sus autores han cuestionado esta concepción tradicional de los Cuerpos de Exploración y, como resultado, la construcción cultural de la frontera occidental norteamericana. Mediante una recreación en clave gótica de la expedición, Chris Dingess (nacido en 1974) y Matthew Roberts han cuestionado las ideas fundacionales de la nación, desde la mera naturaleza al oeste del Misuri, hasta las relaciones con las naciones Nativo-americanas, pasando por la religión, etc. La frontera, tal y como la presentan los autores, no es tan sólo algo que debe ser explorado y conquistado, sino también algo que debe ser comprendido, algo que puede conquistar también al explorador[8]. Durante la creación, consolidación y evolución de la frontera, este narciso cultural ha experimentado un crecimiento progresivo y, al mismo tiempo, una constante redefinición. Desde el miedo a los nativos (recuérdese a Bradford, o a Crèvecœur y sus penalidades del pionero) al miedo a las presencias posmodernas y postapocalípticas que habitan las llanuras y los desiertos del Oeste en los modernos productos culturales[9], el Gótico de Frontera ha embrujado los sueños de los estadounidenses, al menos los de aquellos para los que la frontera se ha convertido en su modo (o medio) de vida.

Un punto crucial en todo esto, más allá del éxito de expediciones como la de Lewis y Clark, son las dificultades que los pioneros tuvieron que enfrentar (teniendo a la Expedición Donner —1846-1847— como ejemplo paradigmático)[10]. Esto ha dado como resultado la creación de un concepto literario muy interesante y muy ilustrativo, profundamente relacionado con la evolución literaria y cultural del país: el de Gótico de Frontera[11], al nos vamos a referir en los párrafos siguientes[12]. La noción de frontera, y la progresiva exploración y descubrimiento de lo que se encuentra más allá de los límites físicos de este espacio liminal, casa perfectamente con lo que Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) expresó en su ensayo “Supernatural Horror in Literature” (1927): «La emoción más fuerte y más antigua del ser humano es el miedo, y el tipo más antiguo y más fuerte de miedo es el miedo a lo desconocido» (Lovecraft, 2008: 15). En consecuencia, el miedo a lo desconocido viajará con los pioneros según se adentren en el territorio americano (y pasará a formar parte del imaginario euroamericano), como han puesto de manifiesto David Mogen, Scott P. Sanders y Joanne B. Karpinski: «Como barrera imaginaria entre lo conocido y lo desconocido, la frontera ha servido como nexo de unión con lo gótico […]» (Mogen, Sanders y Karpinski, 1993: 13). La frontera ocupará el lugar que lo sobrenatural había tenido para críticos y teóricos, como el propio Lovecraft en el ensayo mencionado más arriba. Por otro lado, como la literatura estadounidense se encargará de ejemplificar en los siglos siguientes, desde Charles Brockden Brown (1771-1810) y su Edgar Huntly (1799) a Stephen King (nacido en 1947) y su It (1986), la frontera asimismo se identificará con las representaciones de lo sobrenatural, haciendo que la asunción de Lovecraft se ajuste más si cabe a la realidad cultural de Estados Unidos. Todo esto se puede entender e interpretar como una recreación del mito de la caverna platónico[13]. Del mismo modo que los personajes de Platón abandonan la seguridad de la cueva persiguiendo el sueño de lo desconocido, los personajes (reales o ficticios) que pueblan el Gótico de Frontera también abandonan la civilización persiguiendo un impulso que los lleva a explorar lo que hay más allá.

Portada del recopilatorio americano de la serie de comic books.

 

Centrándonos ya en la serie de novelas gráficas, es interesante observar cómo los autores conciben la frontera como algo que no sólo evoluciona en términos geográficos, sino como una entidad dinámica cuyos peligros crecen conforme la distancia con la “metrópolis” se agranda[14]. Como resumen, los Cuerpos de Exploración ficticios tienen que virar desde el enfrentamiento con extrañas (aunque peligrosas) formas animales y vegetales (Vol. 1) al enfrentamiento con sus propias conciencias (Vol. 8). Así, como los pioneros exitosos que cruzaron la frontera real, los personajes de Manifest Destiny se ven obligados a fluctuar entre los peligros que amenazan el cuerpo [15] y los que amenazan el alma[16]. Este “progreso del peregrino” acentúa la noción de la concepción ideológica y cultural de la frontera, pues tiende, en un plano relativista, a cuestionar lo que puede ser considerado como un crimen no sólo en términos universales (como el asesinato o la violación), sino también las implicaciones morales que estos crímenes pueden tener para los hombres de Lewis y Clark. El Volumen 3, con la masacre de los pájaros azules, es un momento clave en este proceso, pues tanto Collins (de modo intradiegético) como Lewis (de modo extradiegético) lo reconocen, sugiriendo al final del volumen la imposibilidad de la misión para completar sus objetivos satisfactoriamente al haber traicionado su palabra y al haber destruido a las únicas criaturas pacíficas que han encontrado más allá de la frontera. De este modo, la noción de moral entra en la narración: ¿es legítimo que la misión continúe (o que alcance sus objetivos) si su avance está sustentado en la comisión de crímenes y pecados? Esta pregunta reaparecerá en el Volumen 8, cuando el bebé de Sacagawea tiene que ser sacrificado para aplacar a la entidad demoníaca que habita el Oeste. Los volúmenes 5 y 6, cuando los Cuerpos de Exploración se refugian en un fuerte abandonado, constituye un ejemplo magnífico de como esta diatriba se puede explorar tanto verbal como visualmente. En ese momento, una misteriosa niebla rodea el lugar, obligando a los pioneros a luchar contra lo que es desconocido e invisible. Los distintos miembros de la expedición serán atacados por los crímenes que han cometido, y por lo miedos que han aterrorizado sus mentes y sus almas.

Esta noción merecería una discusión más detallada (quizá un análisis per se ), pues los creadores de Manifest Destiny llegan a asimilar el éxito de la expedición con el éxito de Estados Unidos como país. En el Volumen 2 se puede ver a Lewis departiendo con Thomas Jefferson (1743-1826) antes de la partida de la expedición. En esa reunión, el presidente Jefferson le enseña a Lewis la calavera (cronológicamente, la primera de la narración) de un monstruo de un solo ojo y grandes cuernos (que en el Volumen 4[17], del que será el principal antagonista, se denominará Sasquatch[18]), que había sido llevada a Washington por un explorador previo. Este personaje anónimo también tuvo que enfrentarse a los peligros sobrenaturales y desconocidos que esconde la frontera, perdió a sus hombres y la razón, y consiguió regresar para que su historia sirviese de advertencia a futuros exploradores. En consecuencia, la ambición de Jefferson es lo que lleva a Lewis y Clark a iniciar su marcha, enlazando con un deseo que se manifiesta en el propio título de la serie: el de Destino Manifiesto[19]. Así, la construcción de la frontera se basa en un principio corrupto, y el país que promueve su exploración y conquista no merece alcanzar sus objetivos[20], como tampoco lo merecen los Cuerpos de Exploración.

Portada del segundo recopilatorio en EE UU.

Sin embargo, los creadores Manifest Destiny no sólo se centran en las representaciones morales que puedan suponer un peligro para la futura construcción del país, sino que también recrean y cuestionan cualquier elemento posible que haya tenido, históricamente, participación en la construcción del concepto de frontera (al menos en el caso estadounidense). Comenzando con las implicaciones históricas que la frontera norteamericana ha tenido para con la visión europea (y eurocéntrica) del término, Dingess, Roberts et alii se retrotraen a la génesis histórica y literaria de este concepto[21], siendo uno de los principales elementos de la serie un tal Arturo Maldonado, a quien se presenta como teniente de Pánfilo de Narváez (ca. 1470-1528) y compañero de Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1488/1490-1559)[22]. Este Maldonado se descubrirá como la entidad que habría llevado al mencionado explorador anónimo a perder la razón, y también viajará con los Cuerpos de Exploración hasta que sea destruido en el Volumen 8, convirtiéndose en una presencia clave en todas las escenas cruciales de la serie[23].

Al margen de la Historia (aunque estrechamente relacionada con ella) es posible explorar el papel que la religión juega en la serie. Incluso si los autores no se centran en la religiosidad de los distintos miembros de la expedición (algo que se puede entender como una debilidad de las novelas gráficas), dedican el Volumen 6 a analizar lo que la religión significa para la expedición[24]. Después de haberse enfrentado a la niebla que los ha asaltado en el volumen previo, los Cuerpos de Exploración siguen atrapados en el fuerte, con Maldonado en las inmediaciones. Pryor, un personaje que no había tenido relevancia hasta el momento, se alza como nuevo líder de la expedición, encabezando un “golpe de estado” contra Lewis y Clark, según sus palabras siguiendo órdenes divinas. Así, se cumple lo que Gregory H. Nobles dijo en 1989: «La religión de la frontera también se manifestó a través de un extremismo de fervor espiritual que cuestionó las descripciones denominacionalistas y, en algunos casos, desencadenó excentricidades que se aproximaron peligrosamente al ocultismo» (Nobles, 1989: 652). Esta rebelión culminará en enfrentamiento entre los propios exploradores, provocando la muerte de varios de ellos en la lucha[25]. Sin embargo, lo que, de nuevo, es realmente interesante es la utilización de la religión para la construcción ideológica de la frontera[26]. Dado que la frontera (al menos en los estadios de desarrollo en que se sitúa históricamente la expedición de Lewis y Clark) es un resultado de los postulados positivistas de la Ilustración[27], las aproximaciones que se basan en el empirismo exploratorio son perfectamente válidas. Siguiendo al mencionado Gregory H. Nobles, esto se traduce en que

La diversidad religiosa de los territorios más allá de la frontera no sólo contribuyó a diluir la autoridad de las iglesias establecidas, sino que también contribuyó a que perdieran el favor de las autoridades oficiales. En los años posteriores a la indpendencia de Estados Unidos, los grupos de secesionistas religiosos en los lugares más remotos del país contribuyeron a que la religión se afianzara de forma desorganizada por toda la república (Nobles, 1989: 652-653).

Si se obvia únicamente la mención que Nobles hace de [o a] las iglesias establecidas, lo descrito en la cita anterior encaja perfectamente con lo narrado en Manifest Destiny, puesto que la religión cuestiona la autoridad de la expedición, la autoridad de la frontera, creando un nuevo escenario en que los fines y los medios se hacen uno. Como Nobles afirma, tan sólo una tragedia es la consecuencia esperable, pues esa visión de la realidad religiosa es una condición propiciatoria para, por un lado, la creación de una entidad política y, por otro, la rebelión en contra de esa entidad.

La religión tiene gran importancia en la serie. Portada del vol. 6.

Además, la intervención de la ideología religiosa para con la conformación de la frontera americana no es algo exclusivo de la mentalidad cristiana y europea, pues Manifest Destiny también muestra cómo la espiritualidad nativo-americana es determinante para redefinir el concepto. Como se ha mencionado más arriba, el Oeste que se explora en la serie está dominado por una entidad demoníaca que demanda constantes sacrificios para permanecer calmado, y que ahora demanda el sacrificio más elevado: el bebé de Sacagawea, la criatura más inocente de la expedición. Así, el sincretismo entre cristianismo y religión nativo-americana aparece como algo crucial para entender las implicaciones espirituales que la frontera ha tenido tradicionalmente, como han puesto de manifiesto James V. Fenelon y Mary Louise Defender-Wilson (2004), o Sara A. Scott (2015), entre otros.

Hay muchos elementos narrativos en Manifest Destiny que servirían para cuestionar el concepto tradicional de frontera que se ha venido dando de la concepción de los pioneros. Lamentablemente, las limitaciones de espacio hacen imposible que se puedan debatir aquí por extenso, por lo que se remite al lector a futuras investigaciones al respecto. En conclusión, como se ha demostrado en las páginas previas, Manifest Destiny ofrece una interesante visión alternativa de la construcción de la frontera norteamericana. A través de los distintos pasajes que los autores narran en los diferentes volúmenes, el lector puede aprehender la ideología que subyace al proceso histórico que llevó a generaciones de euroamericanos a conquistar el Oeste. Las distintas criaturas y amenazas que los Cuerpos de Exploración tienen que confrontar son una representación simbólica de lo que el futuro alberga para Estados Unidos tras la compra de Luisiana. No en vano, como se ha visto, uno de los mayores peligros que aparece en la serie son las implicaciones morales que los problemas que aparecen al cruzar la frontera provocan en los miembros de la expedición. Como también se ha visto, la frontera no es un ente sólido, sino que debe ser considerado como algo cuasibiológico (como muchas de las criaturas que aparecen en Manifest Destiny ), sujeto por ende a procesos evolutivos. Así, la concepción y la aproximación que debe hacerse a las implicaciones que la frontera ha tenido (y todavía tiene) también deben estar sujetas a la posibilidad de ser modificadas y reevaluadas dependiendo de los cambios en el contexto histórico y cultural. La frontera que los Lewis y Clark históricos vieron no es la misma que narraron en los textos que se produjeron tras su expedición (ni es la misma que Jefferson concebía). Un sentido universal de la moralidad y de la justicia es la única herramienta válida para redefinir correctamente las diferentes versiones de lo que debe ser entendido como frontera. La pregunta que queda en el aire tras la conclusión de la narración es la de si es preferible tener un Oeste sujeto a presencias sobrenaturales (y libre de interferencias) o una nación poseída por esas mismas presencias. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Jefferson para extender los límites (físicos e ideológicos) de la república, y para consolidar la presencia estadounidense al oeste del Misuri?

Las criaturas que aparecen en el cómic basculan entre lo biológico y lo fantástico.

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NOTAS

[1] Este artículo forma parte de las actividades de los Grupos de Investigación “Poéticas y Textualidades Emergentes: siglos XIX-XXI” (Universidad Complutense de Madrid) y “Estudios Interdisciplinares en Literatura y Arte –LyA–” (Universidad de Castilla-La Mancha), así como de las del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones (Universidad Complutense de Madrid) y del Instituto de Humanismo y Tradición Clásica (Universidad de León).

[2] No obstante, debe tenerse en cuenta que el concepto de frontera no es exclusivo de Estados Unidos, sino que otros países que se han visto afectados por procesos colonizadores también han estado sujetos a la exploración de lo que la frontera ha significado (por ejemplo, Argentina, Australia…).

[3] No en vano, todavía a día de hoy, Alaska recibe la denominación extraoficial de “La última frontera”.

[4] Todas las traducciones son mías, a no ser que se indique explícitamente lo contrario.

[5] Sin embargo, debería mencionarse al menos que esta expedición no fue la única hacia el Oeste en fechas más o menos próximas. Unos pocos años después (1832-1834), el príncipe Maximilian de Wied-Neuwied (1782-1867) lograría un gran hito en la exploración de las Grandes Llanuras. Siguiendo la estela de Lewis y Clark, viajó siguiendo el curso del Misuri hasta lo que hoy es Montana, y narró su periplo en su obra de 1840 Reise in das Innere Nord-Amerikas (Wied, 2001).

Por otro lado, Edgar Allan Poe (1809-1849) crearía en 1840 el primer viaje ficticio que pretendía llegar a las Montañas Rocosas, narrado en su novela inconclusa The Journal of Julius Rodman, Being an Account of the First Passage across the Rocky Mountains of North America Ever Achieved by Civilized Man : «Lo que podríamos considerar un inesperado golpe de buena suerte nos ha permitido dar a conocer a nuestros lectores, bajo este título, una narración de naturaleza excepcional, y, por supuesto, de un gran interés. El Diario que sigue contiene el relato del primer intento, realizado con éxito, de cruzar las gigantescas barreras de la inmensa cadena montañosa que se despliega desde el océano Polar, en el norte, hasta el istmo de Darién, en el sur, formando -a lo largo de todo su curso- una muralla escarpada y coronada de nieve; aún más importante es que también proporciona los detalles de un viaje más allá de estas montañas, a través de un vastísimo territorio, del que, incluso a día de hoy, se cree que continúa siendo desconocido, y que aparece en todos los mapas del país como “región inexplorada”. Región que es, además, la única que queda por explorar dentro de los límites de Norteamérica. Siendo las cosas como son, nuestros amigos nos perdonarán por la reverencia con la que nos acercamos al público con este Diario. En lo que a nosotros respecta, al examinarlo, hemos considerado que su interés es mucho mayor que el de cualquier otra narración de su clase. No pensamos que dicho interés nazca exclusivamente de nuestra relación con estos escritos ni del medio que vamos a emplear para darlos a conocer. Estamos convencidos de que todos nuestros lectores coincidirán con nosotros en pensar que las aventuras que aquí se relatan son importantes en grado sumo y a la vez entretenidas. La peculiar personalidad del líder, alma, y también cronista de la expedición ha imbuido la historia de un profundo fervor romántico, que dista mucho del tono burocrático del que suelen estar dotados este tipo de escritos. El señor James E. Rodman, de quien obtuvimos el manuscrito, es bien conocido por un amplio número de lectores de esta revista; y comparte, en cierta medida, la afección que amargó la primera parte de la vida de su abuelo, el señor Julius Rodman, autor de la narración. Nos referimos a una hipocondría heredada. Fue esta enfermedad, más que ninguna otra cosa, lo que le llevó a iniciar el extraordinario viaje que a continuación se detalla. Sus proyectos de caza y trampeo, de los que habla al comienzo el Diario, no eran —para nosotros sino meras excusas para explicarse a sí mismo el motivo por el que deseaba cometer tan audaz y novedosa hazaña. Creemos (y el lector coincidirá con nosotros) que no hay duda alguna de que su único propósito era hallar, en el corazón mismo de los páramos, la paz de espíritu que era incapaz de encontrar entre los hombres. Se refugió en el desierto como si este hubiera sido su amigo. Solo si lo contemplamos bajo este punto de vista, seremos capaces de comprender muchos de los aspectos de su crónica» (Poe, 1994: 521-522; traducción de Rigal Aragón, 2011: 933-934). Como Margarita Rigal Aragón reconoce en su introducción (Rigal Aragón, 2011: 48), Poe usó directamente los diarios de Lewis y Clark como fuente primaria para la construcción del itinerario que sigue su Julius Rodman.

[6] Una idea que ya existía con anterioridad a la independencia política de Estados Unidos, como poner de manifiesto J. Hector St. John de Crèvecœur (1735-1813) en sus Letters from an American Farmer (1782): «Ahora nos aproximamos a los grandes bosques, cerca de los últimos distritos habitados. Ahí hay hombres que parece que están más allá del control de cualquier gobierno, el cual, en gran medida, los deja a su aire. A estos lugares fueron llevados por la necesidad, los varapalos del destino, el deseo de poseer tierras, las deudas, etc.; por ende, la visión de este grupo de ciudadanos no es muy placentera. Cuando hay discordia, quieren unidad y camaradería; el alcoholismo y la abulia son omnipresentes en estos distritos remotos y, en esos casos, la contención y la inactividad son la norma. A estos males no se pueden aplicar los mismos remedios que se aplicarían en una comunidad establecida en el mismo lugar durante un largo período de tiempo. Los pocos jueces que hay allí son poco mejores que el resto, y están en un permanente estado de guerra entre ellos mismos, ya sea por barruntos que les dan o por la aplicación de la ley, y también están en guerra contra los habitantes salvajes de los bosques, desde los que, de cuando en cuando, aparecen para atacar a los colonos. En estas regiones, los hombres no son mejores que animales carnívoros, sustentándose de la carne de animales salvajes cuando pueden cazarlos. Cuando no pueden, se sustentan meramente de semillas. Todo el que quiera ver América en toda su gloria y hacerse una idea de cómo fueron sus comienzos, debe visitar nuestra extensa frontera, donde los colonos más recientes viven como los primeros exploradores de las colonias, limpiando las tierras. Allí, los hombres son dejados totalmente al influjo de sus impulsos más primitivos para que completen sus industriosas misiones, las cuales muchas veces fallan, sobre todo cuando la moralidad está ausente. Allí, fuera del alcance los ejemplos de la civilización (y del alcance la vergüenza), muchas familias exhiben lo que sería un escándalo en nuestra sociedad. En esos lugares, la prosperidad pulirá a algunos, y el vicio se tragará al resto, provocando que se unan para que este efecto sea todavía más poderoso. Recibirán a más hombres industriosos, que llevarán a término las obras que han comenzado, convirtiendo la casa de troncos en un edificio respetable, y que se alegrarán de que los trabajos más duros ya se hayan hecho. En unos pocos años convertirán este país bárbaro en un distrito civilizado y fértil. Así es el progreso de América, esa es la marcha de los europeos hacia las zonas interiores de este continente. En todas las sociedades hay elementos excéntricos, y aquí esos son nuestros pioneros, a cuya clase perteneció mi propio padre. No obstante, él vino siguiendo unos principios honestos y, por ende, fue uno de los pocos que prosperó rápido guiado por su templanza, llegando a dejarme en herencia una buena fortuna, a diferencia de otros catorce que vinieron con él» (Crèvecœur, 2009: 46-47)

[7] Una serie de ocho volúmenes aglutinando los distintos números publicados entre 2014 y 2023.

Para una visión general de las novelas gráficas góticas, véase Julia Round (2014 y 2015).

Para una evaluación detallada de Manifest Destiny como una novela gráfica gótica, véase José Manuel Correoso-Rodenas (Correoso-Rodenas, 2022: 127-128).

[8] Algo que también han propuesto otros autores como Paul Schrag y Xaviant Haze (2011).

[9] Dando como resultado efectos como el “síndrome de la ciudad fantasma”, explorado y definido por Procházka (2013).

[10] Para más información sobre este evento y sus circunstancias particulares, véase, por ejemplo Charles McGlashan (1879 [1918]), Joseph King (1992), Kristin Johnson (1996), Donald Hardesty (1997), Ethan Rarick (2008), Tim McNeese (2009) y Kelly Dixon (2011).

[11] Un concepto que no debería ser considerado como exclusivo de Estados Unidos. Margaret Atwood (nacida en 1939) mencionaba en las conferencias (luego publicadas como ensayos) que llevaban por título Strange Things (1991 [1995 (2001)]), que Canadá también ha participado por extenso de esta categoría. Para una reevaluación más contemporánea, véase Cynthia Sugars (2014).

[12] Como subdivisión del Gótico Norteamericano, y también como un cuestionamiento del mito de la excepcionalidad norteamericana, como Teresa Goddu menciona en la introducción de su ensayo clásico Gothic America (Goddu, 1997: 10).

[13] Incluido en su República [Πολιτεία] (ca. 375 a.C.).

[14] Para una explicación más detallada, aunque aplicada al caso de la colonización española de América, véase Peggy Samuels (1990).

[15] La primera baja será el cabo Shaw, atacado y asesinado por un mosquito gigante.

[16] Recuérdense los casos de canibalismo de la mencionada Expedición Donner.

[17] Similar a los supuestos esqueletos de gigantes que vieron los soldados de Cortés (1485-1547), tal y como narra Bernal Díaz del Castillo (1496-1584) en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (publicada en 1632): «[…] y dijeron que les habían dicho sus antecesores que en los tiempos pasados que había allí entre ellos poblados hombres y mujeres muy altos de cuerpo y de grandes huesos, que porque eran muy malos y de malas maneras, que los mataron peleando con ellos, y otros que quedaban se murieron; e para qué tamaños e altos cuerpos tenían, trajeron un hueso o zancarrón de uno dellos, y era muy grueso, el altor como un hombre de razonable estatura; y aquel zancarrón era desde la rodilla hasta la cadera; yo me medí con él, y tenía tan gran altor como yo, puesto que soy de razonable cuerpo; y trajeron otros pedazos de huesos como el primero, mas estaban ya comidos y deshechos de la tierra; y todos nos espantamos de ver aquellos zancarrones, y tuvimos por cierto haber habido gigantes en esta tierra» (Díaz del Castillo, 2017: 213).

[18] Para una relación más pormenorizada de esta criatura mítica con el folclore norteamericano, véase John Russell Napier (1973).

[19] Es necesario recordar cómo los estadounidenses concibieron la idea de “Destino Manifiesto” en el siglo XIX. Entendido ampliamente, este concepto socio-político llevaría a la expansión del país hacia el oeste, completando la colonización del continente y uniendo el Atlántico con el Pacífico. Esto tuvo numerosas consecuencias que si hicieron especialmente visibles desde la presidencia de Andrew Jackson (1829-1837) en adelante, como la guerra contra México o la ¿relocación? [reubicación] forzosa de diferentes naciones Nativo-americanas. En términos políticos, “Destino Manifiesto” también contribuyó a dar forma al panorama que Estados Unidos tendría durante buena parte del siglo XIX, con el ascenso del Partido Demócrata: «La mayoría de los demócratas apoyaban las tesis expansionistas, y muchos whigs (especialmente en el Norte) las rechazaban. Los whigs recibieron con buenos ojos lo cambios que trajo consigo la industrialización, pero prefirieron abogar por posturas gubernamentales que promovieran la expansión dentro de las fronteras ya existentes. Temían (con razón) que la expansión traería consigo efectos indeseados, como la extensión de la esclavitud a los nuevos territorios. Por otro lado, muchos demócratas temían la industrialización que defendían los whigs… Para muchos demócratas, la respuesta a los males de la nación consistía en seguir los postulados de Thomas Jefferson de establecer y promover la agricultura en los nuevos territorios como modo de equilibrar la creciente industrialización» (Faragher, Buhle y Czitrom, 2015: 413).

[20] Una idea que se enfatiza en el volumen 8, cuando varios miembros de la expedición pueden ver el futuro del Oeste, y ser testigos de las atrocidades que Estados Unidos iba a cometer en las siguientes décadas.

[21] Como se verá más adelante, debería incluirse Naufragios (1542) en este debate.

[22] Para más información, véase José Manuel Correoso Rodenas (2021)

[23] José Manuel Correoso-Rodenas ofrece una interesante evaluación de la presencia de este personaje: «Sin embargo, su nombre puede llevar al lector a pensar más en Coronado, el cual, como se ha explicado más arriba, exploró áreas cercanas a las que se incluyen en la narración. Una posible explicación para incluir a un soldado de Narváez en el Oeste sería la expedición de Cabeza de Vaca, uno de los mejores ejemplos góticos de la exploración y conquista españolas en Norteamérica. En efecto, Naufragios ya muestra muchos de los elementos que más tarde serán incorporados al gótico estadounidense» (Correoso-Rodenas, 2022: 135).

[24] La cubierta de este volumen muestra una cruz en su centro, introduciendo la que será la mayor fuente de terror en las siguientes páginas.

[25] Una confrontación real tuvo lugar cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estableció una sociedad teocrática en la frontera norteamericana. Véase Benjamin E. Park (2020), entre otros.

[26] Algo que, de nuevo, había sido una realidad desde la llegada de los puritanos al continente en el siglo XVII.

[27] J. Hector St. John de Crèvecœur describe magistralmente esta situación cuando menciona los diferentes credos cristianos que coexistían en la Norteamérica inmediatamente anterior a la independencia: «Imaginemos que viajamos juntos. En esta casa de la derecha podemos ver que vive un católico, que le reza a Dios como le han enseñado y cree en la Transubstanciación. Trabaja y cultiva trigo, y tiene una gran familia con muchos hijos, todos sanos y fuertes. Ni sus creencias ni sus oraciones ofenden a nadie. Una milla más allá, su vecino es un buen luterano alemán, el cual se dirige al mismo Dios de la manera en la que le han educado, y cree en la Consubstanciación. Haciendo estas cosas no escandaliza a nadie. También cultiva sus campos, cuida la tierra, deseca humedales, etc. ¿Qué le importan al mundo sus principios luteranos? No persigue a nadie, ni nadie lo persigue a él; visita a sus vecinos, y sus vecinos van de visita a su casa. En la casa de al lado vive un cristiano libre, perteneciente a la más entusiasta de las sectas. Su celo religioso es acalorado y feroz pero, como se haya separado de otros que crean lo mismo que él, no tiene congregación donde pueda vivir plenamente su orgullo religioso. En todo caso, se dedica a obtener buenos cultivos, su casa está maravillosamente pintada, y su huerta es de las mejores de la vecindad. ¿Cómo pueden afectar al bienestar del país, o de la provincia, los sentimientos religiosos de este hombre, o siquiera si tiene alguno? Es un buen granjero, sobrio, pacífico y buen ciudadano. El propio William Penn estaría orgulloso. Claro que todo esto sólo afecta a su carácter visible, pues el invisible tan sólo a él concierne. Un poco más allá vive un holandés que cree en las normas que aprobó el Sínodo de Dort. No cree que un sacerdote deba ser nada más que un hombre contratado para llevar a cabo esta labor. Si lo hace bien, se le paga la suma acordada; si no, se le expulsa sin ni siquiera poder llevarse sus sermones, y la iglesia se cierra. Aparte de esta convicción, vemos que su granja es de las más coquetas del país y, de sus carros y caballos, podemos deducir que le preocupan más los asuntos de este mundo que los del venidero. Es sobrio e industrioso; en definitiva, es todo lo que un hombre debe ser para ocuparse de los asuntos terrenales (para los celestiales, suponemos que confía en el Creador). Cada uno de estos hombres educa religiosamente a sus hijos tan bien como puede, pero esta educación es muy débil si la comparamos con la que reciben incluso los niños de las clases más bajas en cualquier país de Europa. Sus hijos, por ende, crecerán con un menor celo religioso, y más indiferentes a estos asuntos que sus padres. Esa absurda vanidad (o la furia) de hacer prosélitos es algo desconocido en estas regiones. No hay tiempo, pues las estaciones pasan muy rápido. En unos pocos años, esta región mostrará una gran confusión religiosa en la que no habrá ni católicos puros y ni calvinistas puros. Incluso el más pequeño síntoma de indiferencia en la primera generación se irá agrandando. Se llegará así a la situación de que la hija del católico se casará con el hijo del cristiano libre, y se irán a vivir lejos de sus respetivas familias. ¿Qué educación religiosa les darán a sus hijos? Desde luego, una muy imperfecta. Si encuentran en la zona donde se asienten algún lugar de oración, supongamos que una casa de reuniones cuáquera, en lugar de dárselas de dignos, irán a sus ceremonias y trabarán amistad con esa comunidad. Otros permanecerán en un estado de perfecta indiferencia, y sus hijos no podrán siquiera afirmar qué principios religiosos siguen, y mucho menos sus nietos. Vivir cerca de cualquier lugar de oración hará que vayan a él, y esta participación hará que se conviertan en parte de esa comunidad. Los cuáqueros son los únicos que mantienen parte de su reverencia original por la forma en que ejercen su religión, aunque, si se les separa de su comunidad, también abandonan sus propias normas. En consecuencia, vemos que todas las sectas (como todas las naciones) están mezcladas. La indiferencia religiosa está imperceptiblemente diseminada por todo el continente, siendo a día de hoy una de las características más reconocible de los americanos. Nadie puede asegurar qué ocurrirá en el futuro (quizá otro sistema venga a sustituir a éste). Las persecuciones, el fanatismo religioso, las diatribas, son cosas que el mundo comúnmente asocia con la religión. Estos elementos son inexistentes aquí. El celo religioso ha quedado confinado en Europa, y aquí se ha evaporado en la distancia del viaje. Allí es un grano de pólvora; aquí, se ha consumido sin efecto en la vastedad del aire libre» (Crèvecœur, 2009: 49-51). Algo que cuestiona Laura M. Chmielewski en su ensayo The Spice of Popery. Converging Christianities on an Early American Frontier (2011).

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2024): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
José Manuel Correoso Rodenas (2024): "Manifest Destiny (2014-2023), o la retórica de lo gótico en la conquista del Oeste americano", en Tebeosfera, tercera época, 26 (15-VII-2024). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 16/VII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/manifest_destiny_2014-2023_o_la_retorica_de_lo_gotico_en_la_conquista_del_oeste_americano.html